Algunas palabras sobre Las chicas del Q de Toni Castarnado

Toni Castarnado sabe. Toni escribe con fuerza, teclea la olivetti con gusto y parsimonia, pero también con electricidad y percusión si es el caso. En su nuevo libro, “Las chicas del Q”, editado por Sílex nos devuelve a la década de los noventa, la de las guitarras sucias, los suicidios y las últimas olas de los narcóticos. La foto. Una foto. No es lo importante ni ellas ni Toni. Ni nosotros, que nos alimentábamos a base de velocidad y katovit, de fanzines y casetes. Lo importante es el cielo de noche, el baile en la oscuridad, los besos escamoteados a los machos alfa.

Un disco de Tori Amos en el Pryca. En esas cubetas había maravillas, pillé el Abre de Fito Páez, le robé el cd single de Human Behavior de Björk a mi prima Sara, leí a PJ Harvey en el cuerpo de la que sería mi mujer en 2010. El Popu, el Zona de Obras, la Efe Eme, la Mondo Sonoro… estuve con Toni y sus primeras mujeres en un bar del Tubo de Zaragoza. No sé si él se acuerda de aquello. Mi mujer se acuerda de la camiseta azul celeste que llevaba el día que vio a Manta Ray en el escenario del Rincón de Goya. Yo me acuerdo de una foto del Rockdelux con Polly Jean en sujetador, minifalda y zapatos de tacón de aguja. Lo más sexy era la guitarra y los labios, negra la guitarra, negros los labios. A PJ Harvey le quedaba bien un liguero, pero le quedaba mejor los trajes de chaqueta que le pillaba a Nick Cave de su ropero. El EP del Human Behavior Björk, eso ya os lo he contado, con todas las remezclas. Fueron complicados los noventa. Solo se la bancaba a Suede y quería volver a la Bola de Cristal pero el material que me ofrecía Fangoria era de difícil digestión.

Grabar demos con guitarras eléctricas. En 1994 está ya el Super 8 de los Planetas, el desenchufado de Nirvana (¿y la canción Polly?), también la batalla entre Blur y Oasis. Yo usaba pantalones de vestir y botines como los de Raphael (y los de Bunbury), me sentí extraño hasta que llegué a Dog Man Star. Pero eso no fue en 1994, eso fue mucho más tarde. Dog Man Star me llegó cuando llegó Coming Up. Y a Brett le quedaban muy bien las camisas negras entalladas. Dog Man Star es el mejor disco conceptual de la historia. O de la década. ¿Recuerdas el recopilatorio Vértigo, con la versión de Simpatía por el Demonio de los Gun´s and Roses y con Sugar Kane de Sonic Youth? Kim, la chica de la banda, podría haber estado allí con las chicas del Q, subida sobre su bajo, distorsión con los pies descalzos y las uñas pintadas de rojo. Recuerdas cómo sonaba de áspero What´s the frecuency, Kenneth? También salía en Vértigo. Pero es que veníamos de Automatic for the people. La versión de Snake de Four-Track Demo me recuerda que el abismo está todavía cerca. Que no ha cerrado su boca. Que Polly Jean se maneja en el blues, que ella fue la que les habló a las malas semillas sobre las encrucijadas donde podían encontrarse con Robert Johnson y su legión de demonios groupies.

Yukón en Palencia, tazas de té y Vainica Doble, déjame solo en el inglés malinche de Antonio Luque. Circo Beat de Fito, otra vez Fito. El suicidio de Cobain. Las gitanas que inspiraron la hija de la lágrima de Charly García. Busco los vinilos que le he regalado a mi mujer: To bring you my love y la banda sonora de All about Eve. Con la agente Scully en la portada. Expediente-X comenzó a emitirse a finales de 1993 y su primera temporada acabó en mayo de 1994. Cada septiembre, como un curso nuevo, llegaba una nueva temporada. La agente Scully podría haber salido en la portada de la revista Q.

Recuerdo la calva de Woody, la versión de Sweet Jane de Cowboy Junkies (¿Margo Timmins también en la portada del Q?) y las canciones de Leonard Cohen. El milagro y el futuro. Hace una semana murió el batería de Urge Overkill, ¿sabes por dónde voy, verdad, Toni? Friends vs Seinfield, los mejores años de Seatle con los Supersonics de Kemp, el grunge y Frasier. El día de Frasier Cane es el 11 de septiembre. Había pocas cadenas, así que no nos perdíamos nada. Fanzines, Lucy y la teoría de los tres cuerpos como la de los tres agujeros. Buena/mala/loca. Comprábamos deuvedés en el VIPS con el nuevo siglo. Baratos o caros. Veíamos cómo morían los videoclubs. A mi mujer le gustaba Lars Von Trier y yo no había perdido la esperanza de que George Romero volviera a los muertos vivientes. No sabía entonces lo que estaba por llegar, Toni. Björk no sonríe, Björk está ciega de éxtasis y olvido, frío y vermú. Björk, lo siento, confunde el flamenco con Raimundo Amador. Nadie le dijo nada.

«Una pregunta a PJ. Harvey en una de sus últimas entrevistas: ¿Crees que podrías grabar el que tú sintieras que es tu mejor álbum hasta la fecha, enterrarlo después en algún lugar sabiendo que nade lo escuchara jamás y sintiéndote satisfecha?»

PJ. Harvey, ácido y hierba, motel y biblias, blues básico, como el de la guitarra de Hendrix. La Amos más dulce, menos intensa, el medio oeste, más allá de las colinas, donde nadie pregunta. Enamorada del pecho descubierto de Robert Plant, los pulmones, sus pulmones, el piano con el que interpreta Enjoy the silence de Depeche Mode. Björk como una duendecilla malvada, dientes de leche llenos de sangre, la oscura voz que hay tras el frío, la maldad. Volvemos a los maleficios, volvemos a Led Zeppelin en 1972. Islandia, el alcohol, el sexo escrito, el azul fosforescente, Londres. Hendrix, Page y Clapton. 3 agujeros, tres cuerpos, piano, guitarras, voces. Vino y cigarrillos. ¿Quién es peor persona, Morrissey o K.D Lang?

 

Competencia por las otras mujeres posibles en la portada. Seis. Una era siempre Joni Mitchell. Una era la mujer del Coyote. Manson, Beth Gibbons, Sharleen Spiteri, Justine Frischmann… o Lance Armstrong que iba más puesto que la Crow o Alanis, qué sé yo. Claro que lo sabes, Octavio. Hubieras llamado a Anita Lane. Cómo me conoces, Toni. (O a Sarah McCoy, pero eso es trampa).

Cuando fuimos unas brujas. La Björk como un chamán en el frío de Islandia, Tori Amos haciendo una versión de Smells like teen spirit, la misma canción que elegirá Patti Smith en su disco Twelve de 2007. Pincho la versión de Patti Smith varias veces en el sótano del Mar de Dios. Es mi favorita junto a la de Soul Kitchen de The Doors. Pero me estoy yendo, Toni. ¿Qué les lleva a elegir el mismo o tema a las dos? Mujer y Música, Toni. Aquella reseña en el Heraldo de Aragón, cuando me encargaba de la sección de libros de pop del Artes&Letras. El garito del Tubo donde nos conocimos ya está cerrado. Me detengo un segundo. He saltado de Tori y su disco de versiones, del Enjoy The Silence al Enjoy the silence de Placebo. Y su disco de versiones, el de Placebo, digo. Allí hay una revisión de Kate Bush y su Running Up That Hill. Pienso en la Bush y la chica pelirroja de Stranger Things escuchando el tema como si fuera un hechizo protector con su walkman. No sé que me voy a encontrar dentro de unas páginas con otra sorpresa.

Este libro, esta reseña, casi todo lo que estoy escribiendo hoy, ayer, mañana, es por mi mujer. Las fotos, todo lo que le he regalado, las mixtapes con Henry Lee, también que hace unas semanas intenté poner en el coche camino a Zaragoza mi cedé original de “El amor después del amor” de Fito Páez y como se aburría pasé a la canción “Dos días en la vida”, y quise llama su atención contándole que hablaba de la película “Thelma y Lousie”. Pero le digo igual. Quité el disco. Ahora leo sobre la violación de la Amos y me acuerdo de la biografía de Deborah Harry, la violencia contra las estrellas del pop. Siendo famosas y sin serlo. Pensaba que le había regalado a mi mujer el cedé de Let England Shake y resulta que era The Hope Six Demolition Project. En 2015 las cosas se nos pusieron difíciles, pero salimos adelante.

Si hablaba de Kate Bush, también hay que hablar de Nico. La primera punk. La que no tenía que saber tocar la guitarra acústica. He escrito mucho sobre Nico. Es una mezcla de las tres, pero no se parece a ninguna. Más bien entre Nick Cave, José González y Chris Isaak. Esa es la amalgama perfecta. ¿Cómo lo ves? Antes de llegar aquí había hablado de Kate Bush. Y, claro, llega. Y claro, también llega You are beautiful and you are alone. Si hacemos un estudio matemático, al final resulta que Nico es más Björk que Björk. O que Patti Smith. Mira que en Filmin está Electric Poet y la historia del Chelsea Hotel pero a mi mujer no hay manera de convencerla de que las veamos. ¿Será que Patti Smith es para rockerillos cuarentones fans de Springsteen? Es muy poco de los noventa, Patti. Pero qué dices, Octavio. Sin Patti no hay Stipe ni Cobain. Sonic Youth no hubiera podido imitar las guitarras de Tom Verlaine…

Ya te he contado que no hay mixtape de viaje en la que no caiga Henry Lee (aunque me gusta más Kylie Minogue en su intervención en 20.000 días en la tierra, es lo más cercano a un ángel que uno puede encontrar en una pantalla de cine. Y eso que todos hemos estado colgados de Wenders… y Cave, “que casi se le cae la jeringuilla cuando Polly llamó para dejarle”, ha estado muy arriba, muy abajo y muy colgado). PJ lo hace siempre bien, pero, y volviendo a los trajes, es que no solo le quedan mejor que a Nick Cave, también mejor que a Blixa Bargeld (No hay más que ver el videoclip de The Weeping Song).

Y lo puedo demostrar. A PJ, por supuesto, le queda el traje mejor que a mí.


Cuando el libro empieza a deshacerse entre mis manos, cuando llega la arena final… una sorpresa. Un momento mágico. Neil Gaiman. Estoy un poco nervioso ahora mismo. Llevo años tratando de escribir el “Spanish Gods”, llevo décadas siendo el que soy gracias al día que me compré el primer tomo de Sandman. Bajo al sótano y busco los tebeos de Muerte. Les hago una foto. No los abro. Están ahí, con la portada de “Under the pink” en su interior. Si algún día acabo el libro le pediré a mi amigo Jaime Oriz que me consiga una fotografía para la portada de alguien que se parezca a Tori Amos, pero en castizo.

Termino satisfecho, pleno, lleno de caras B, de imágenes y viñetas, de libro deslavazado, pleno de amor y pasión, un libro de fan, de amigo, un libro para las mujeres que siguieron a nuestro lado. Para mi hijo que puso su primer vinilo para ti, Toni. Hoy se lo he dicho. Hoy que has vuelto a mi vida. Por vacilar, será uno de Julie London. No todo va a ser fácil para él.

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