Los reyes se han traslado a Murcia para visitar Caravaca de la Cruz con motivo del Año Jubilar, y Letizia ha recuperado para la ocasión su vestido de lana Carolina Herrera con abrigo a juego en gris y lavanda. Un modelo mucho más actualizado y contemporáneo que los ‘Varela’ que vestía antaño, llenos de guipures, cada vez que pisaba una iglesia. El dos piezas en sí es un acierto, pero…En esta ocasión Letizia lo ha lucido con menos gracia que las anteriores. Es la tercera vez que viste el conjunto que estrenó hace un año en Portugal. Yo le recomiendo que innove con el cinturón, es reversible, y que pruebe a llevarlo por fuera del abrigo para darle un toque más casual, y porque por dentro además de arrugas, cuando no lo lleva bien colocado, crea un ‘efecto bulto’. La primera vez que se lo puso volteó las mangas dejando al descubierto la parte lila de dentro del abrigo.
Lo que, sin embargo, me gusta de éste outfit, es que además de femenino es elegante y rompe con el patrón que siguen la mayoría de los vestidos ‘estilo lápiz’ de Letizia, con la falda evasé, pero…volvemos a lo mismo, creo que la Reina y su estilista podrían echarle un poco de imaginación también a los complementos, porque siempre se lo hemos visto con el clutch pitón de Lidia Faro y los salones animal print de Magrit.
Letizia iba correcta en cuanto a peinado y maquillaje y lució para la ocasión los pendientes de oro blanco y dimantes en forma de lágrima. Si os fijáis, nuestra reina ha decidido prescindir de las medias en pleno mes de noviembre, ella, que no es como las demás, no tiene frío.
**Fotos: Gtres