El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Tendrá el género masculino (obeso) mayores problemas reproductivos en el futuro?

Lunes pollasExiste cierta evidencia basada en la observación que sostiene que aquellos varones con mayores índices de masa corporal y mayor perímetro de cintura tienen una peor calidad de esperma. Las deducciones, aunque sean así a vuela pluma, no parecen muy complicadas: la cifra absoluta y el porcentaje de obesos en el mundo está en constante aumento y, si esto continúa en este sentido y el “fluido vital” de los varones obesos es cada vez menos eficaz en su única función conocida… ¿habrá un momento en que estos no se reproduzcan o que su éxito sea menor en estas lides que el de aquellos varones que no padecen obesidad?

Bromas (que no tanto) a parte, este estudio The relationship between male BMI and waist circumference on semen quality: data from the LIFE study (Relaciones del IMC y el perímetro de cintura masculino con la calidad del semen: datos del estudio LIFE) pone de relieve lo que te cuento:

Al examinar los parámetros de calidad del semen, el volumen eyaculado mostró una disminución lineal a medida que aumentaba el IMC y el perímetro de la cintura [a más IMC y a más perímetro de la cintura, menos semen]. Al mismo tiempo, el recuento de espermatozoides se asoció de forma negativa al perímetro de la cintura [a medida que este aumentaba, menos espermatozoides se constataban]. […] El porcentaje de hombres que presentaban un volumen anormal de esperma, que tenían una menor concentración de espermatozoides y un menor conteo total de estos, aumentaba a medida que aumentaba el volumen corporal […]

No sé si en este momento el decir “blanco y en botella” es una expresión adecuada… pero seguro que me entiendes.

En cualquier caso, ya se han hecho otros estudios en esta línea y, aunque de resultados variables, los más recientes apuntan hacia resultados similares a los comentados. En sentido contrario a lo dicho, este artículo, con metaanálisis incluido, no encontró asociación alguna entre el IMC y los parámetros de calidad del semen… la contrario que este otro, más reciente y también con metaanalísis, que sí:

El sobrepeso y la obesidad se asociaron con un aumento de la prevalencia de la azoospermia y la oligozoospermia […]

Sea como fuere, si las cuestiones del esperma no te interesan demasiado, pero el tamaño de tu “herramienta” sí, has de saber que perder peso, en especial perímetro de la cintura (barriga) puede ayudar a que esta luzca mayor (no a que aumente su tamaño) es decir, que parezca mayor. La razón, facil de comprender, la encontramos al saber que un vientre más o menos prominente invade en cierta medida la base del pene, y hace que el órgano parezca más pequeño. Así, perder grasa abdominal, podría ayudar a lucirla mejor.

Como ves, tanto en este sentido, como en el horizontal, no hay mayores ventajas de estar por encima de tu peso.

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Nota: esta entrada, como la del lunes anterior (#lunesTetas) se ha realizado a colación de la iniciativa #lunesPollas convocada a través del portal Naukas (@Naukas_com). A este paso, el lunes que viene toca #InglesBrasileñas.

Imagen:  Ambro vía freedigitalphotos.net

Recochineo con lo “natural” y una distopía ecológica (vídeo dos en uno)

Utopía natural

La distorsión de la palabra “natural” ha alcanzado el paroxismo dentro de la publicidad de alimentos. Todos sabemos que hay muchas otras palabras que podrían perfectamente pertenecer a este poco selecto club… llamémosle el club de las palabras nutricionalmente prostituidas. Sin embargo, pocas tienen el nivel que ha alcanzado “natural”, término que en mi opinión merece ostentar, sin duda alguna, el cargo de madame-presidenta de este burdel publi-alimentario.

Qué así sea es fácil de comprender ya que no existe absolutamente ningún tipo de legislación que limite su uso. De esta forma se le puede decir “natural” a lo que uno quiera… sí, sí, a lo que cualquiera quiera. Todo alimento sobre el que se pretenda puede lucir o alegar que es “natural” si su fabricante así lo desea. Y nadie le puede pedir cuentas por así hacerlo. Por muy descontextualizado que sea su uso. Así que, naturalmente, no te creas nada de aquel alimento que luce en su envase o tiene a gala en la publi ser “natural”. Es más ¿sabes qué? los productos verdaderamente naturales no suelen necesitar anunciarlo… y no lo dicen (¿te imaginas que en la publi de un avión se alegase que es capaz de volar? Pues eso. Por eso yo desconfío de quienes lo esgrimen. Y cuanto más lo gritan mayor suele ser mi sordera.

Da igual lo cierta que sea esta realidad, una buena parte de los consumidores lo saben perfectamente y la industria sabe que lo sabemos… pero como digo da igual, lo siguen utilizando de forma indiscriminada, como si no fuéramos conscientes. O peor aún (me temo) lo emplean sin la menor de las justificaciones, sabiendo que no nos lo creemos pero aun y todo porque les reporta sus ansiados beneficios en el punto de venta: frente a dos similares ignominias alimenticias industriales, aquella con el marchamo “natural” se vende mucho mejor, así que… ¿qué razón podría haber para no utilizarla? Como ves, ninguna.

El clarificador vídeo que hoy te traigo representa una sátira de lo que te cuento. Vale que es estadounidense, pero da igual… tanto el concepto como las circunstancias legales que le afectan (ninguna) son los mismos que por estos lares. Subtitulado gracias al genial Guillermo Peris (@waltzing_piglet) conchabado al efecto con la no menos recomendable Rosa Porcel (@bioamara); en él y en tono de humor, un publicitario nos cuenta “el secreto” en el uso del término “natural” y de los beneficios que su empleo en no importa qué producto alimenticio puede aportar a su productor. Te dejo con él, es simplemente soberbio… si no fuera por una pequeña pega… que te contaré después.

No defrauda, a qué no. Mi parte favorita es en la que el publicitario justifica el uso de “natural” en los alimentos transgénicos ya que de ellos se puede decir que son… “200 % naturales”. Insuperable.

La pega, no sé si coincidirás conmigo es que este pequeño corto está realizado por una plataforma para la promoción de alimentos ecológicos… dando a entender que los que obtienen este sello sí que son verdaderamente “naturales” en lo que constituye un alambicado ejercicio de retorcida manipulación publicitaria. Contrainteligencia marketiniana… o algo así.

Y es que no… se mire por donde se mire una “hamburguesa” de algas y chucrut (por decir algo) envasada al vacío y termosellada tiene muy poco de “natural”. Hay centenares de ejemplos sobre este tema… pero muy en resumen la cuestión se sintetiza en que “ecológico” no es, ni de lejos, “natural”. Se trata más bien solo de un sello que garantiza una forma de producción particular que en su más íntima filosofía tiene más agujeros que una flauta.

Aunque bien pensado, quién soy yo para opinar así, sí como hemos comprobado, a estas alturas “natural” puede ser cualquier cosa. Naturalmente y con un par.

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Nota: mi más sentido agradecimiento, una vez más, a Miguel Justribó (@migueljustribo)

Imagen: renjith krishnan vía freedigitalphotos.net

Nutrición-área 51: comer almendras no hace aumentar el tamaño de los senos

senos gordos

Ni las almendras, ni los aguacates, ni la alfalfa, ni el fenogreco, ni la soja, ni la miga de pan… ni demás tonterías. Sí ya sé que Internet y la “sabiduría popular” están cuajadas de este tipo de recomendaciones para aumentar el tamaño de tan admirados atributos femeninos.

Además, este tipo de mitos no conocen de fronteras y los podemos encontrar en no importa qué cultura o país y es que, al parecer, el tema del tamaño de las tetas es una cuestión universal y en todas las latitudes se pueden encontrar tonterías nutricionales, que con mayor o menor diversidad, ofrecen soluciones fraudulentas para “de forma natural” favorecer el aumento de las lolas… de su volumen, no de su número.

Para ser sincero, he de confesar que he buscado un asidero en la ciencia que respaldara mis palabras, pero no lo he encontrado. He buscado en las bases de datos científicas más habituales cualquier referencia a estudios, artículos y demás que hubieran puesto en tela de juicio este tipo de leyendas y, para mi sorpresa, no he encontrado ninguno. Parte de la culpa, supongo, es que ni Penthouse, ni PlayBoy, ni Hustler, ni, en otro orden de revistas, los semanarios dominicales o Saber Vivir están indexadas en tales fuentes bibliográficas. Así que, en buena lid, solo se puede afirmar que, bajo el prisma de la ciencia, no hay pruebas de que comer lo-que-sea influya en el tamaño de los senos. No las hay de que no los aumenten y claro, tampoco las hay de que sí.

fcupcookies

A pesar de que son cientos de miles las sugerencias que Internet ofrece tras buscar remedios naturales para este menester. En el colmo de los despropósitos alimentarios, en Japón, hay un productor que ha comercializado unas galletas que aseguran un aumento de los senos con su consumo, se llaman F·cup cookies.

En la mayor parte de los casos, sea el que sea el alimento que se proponga para el efecto en cuestión, las explicaciones que se ofrecen para alcanzar este prodigio se centran en:

  • La riqueza en aminoácidos del alimento (como si este fuera un elemento determinante y no hubiera decenas de alimentos –que no se citan- con igual a mayor cantidad de aminoácidos)
  • Su contenido en algunos fitonutrientes, como flavonoides (mismo comentario que anterior)
  • Su riqueza en vitaminas y minerales (mismo comentario que anterior)
  • Pero muy especialmente, en la mayor parte de alimentos que se mencionan se hace referencia a su contenido en fitoestrógenos (moléculas de origen vegetal análogas de los estrógenos y que ejercerían su efecto como agonistas).

Este último caso sería el de las mencionadas galletas japonesas crece-tetas a partir de su contenido en Miroestrol obtenido de una planta, Pueraria candollei mirifica, cuyos extractos han pasado de caracterizar una cremita con los mismos pretendidos fines a incluirlos por lo que se ve ahora en unas galletas en plan absurda nutricosmética.

Lo más significativo es que a pesar de que evidentemente los estrógenos tienen mucho que decir en el tamaño de los senos (y de ahí el resultado de algunos tratamientos hormonales que persiguen –o no- este efecto) no se ha demostrado en ningún caso el efecto de los fitoestrógenos. Y conste además que volvemos a lo de antes… son numerosos los alimentos que portan este tipo de elementos como para hacer una lista positiva dejando otros tantos en el tintero.

De todas formas, para todas aquellas mujeres que ansíen un aumento en el tamaño de sus pechos quizá les interese saber esta curiosa asociación: al parecer en las mujeres que se han sometido a una intervención quirúrgica con este fin hay una considerable mayor tasa de conductas suicidas. Así se puso de relieve en este artículo, aunque como puedes comprobar no es el único que observó tal asociación. Por ello, los autores recomiendan un abordaje multidisciplinar (incluyendo profesionales sanitarios especializados en salud mental) en aquellas mujeres que acuden a su médico con el deseo de aumentar su talla de pecho, en especial si tienen antecedentes psicopatológicos.

No es del estudio, pero añadiría que ya sean mujeres u hombres… los que promuevan y divulguen chorradas como lo de las almendras y los senos, o similares, también deberían hacérselo mirar. Eso, o pagar sus mentiras con alguna forma de penitencia dolorosa.

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Nota: Esta entrada se ha realizado a colación de la iniciativa #lunesTetas convocada por Arturo Quirantes (@elprofedefisica) a través del portal Naukas (@Naukas_com)

Imagen:  marin vía freedigitalphotos.net

Origen y consumo actual del roscón de reyes

Roscón de reyesFeliz día de reyes. Estoy seguro que una muy buena parte vosotros habrá seguido la tradición de consumir el típico pastel o dulce propio de esta festividad y, es posible que muchos también os preguntéis por el origen de esta tradición. Así pues, sin hacer de menos a mi vecino y compañero Alfred López (Ya está el listo que todo lo sabe) quien hace un par de años nos habló del tema, hoy os traigo mi particular perspectiva del asunto. Ya adelanto que no difiere gran cosa de la suya, pero con sinceridad, con todos los datos en la mano, desconozco hasta que punto cuáles de las tradiciones son las que verdaderamente han sido el germen de la actual costumbre.

La historia más ancestral

La primera referencia de la que al parecer tenemos constancia de la tradición de comer un pastel o torta en estas fechas nada tiene que ver con una celebración de raíces cristianas; y mucho menos “para niños”. Más al contrario se trata de una costumbre pagana que se estableció allá por el Siglo II antes de Cristo cuando en las conocidas como “Saturnales” (o festividades encomendadas a Saturno) se celebraba en Roma, a finales de diciembre, el alargamiento de los días. Un hecho que tenía (y tiene) una gran repercusión en todo el mundo agrícola como es fácil de entender. Está bastante bien establecido que entre otros elementos, para celebrar los días más largos que empezaban con el solsticio de invierno se preparaba al parecer una torta con miel típicamente rellena de frutas y frutos secos.

Que este sea el germen del actual “Roscón de Reyes” parece bastante convincente en cuanto a las fechas. Me refiero a que el establecimiento de la celebración cristiana conocida como la Natividad (25 de diciembre) no fue más que un asunto de conveniencia que se hizo coincidir en el calendario con las ya anteriores Saturnales. Al así hacerlo se pretendía sustituir el objeto de culto pagano por aquel cristiano pero dejando al mismo tiempo las costumbres ya establecidas con el fin, supongo que en buena lógica, de no privar a la plebe de su ya establecido periodo festivo.

La sorpresa

Tal y como sabes es también tradición esconder en el mencionado pastel una o varias sorpresa con diferente significado.

La primera de estas sorpresas escondidas de las que al parecer se tiene conocimiento es un haba, y se escondía en aquel pastel típico de las Saturnales como símbolo de prosperidad y fertilidad (ya ves como han cambiado las cosas cuando hoy precisamente las legumbres se relacionan con todo lo contrario) y el encontrársela se relacionaba con toda clase de buenos augurios.

El caso es que sobre la costumbre de esconder un haba se tienen referencias que se remontan al Siglo III de nuestra era, sin embargo, no he sido capaz de encontrar una referencia autorizada que deje claro este asunto y, por el contrario, son infinidad aquellas fuentes que se dedican a repetirla sin aportar una mayor solvencia (es posible que exista, pero yo no la he encontrado).

Siguiendo con el haba, parece bien establecido que sobre el Siglo XII en algunas regiones españolas se seguía con esta costumbre de esconder este tipo de sorpresas que designaba al que la encontraba “Rey de la Faba”.

Unos cuantos siglos más tarde muchas fuentes (de las que también resulta especialmente difícil concretar su verosimilitud) coinciden que en la corte del rey Luis XV, un cocinero con muchas ganas de agradar a una monarca especialmente caracterizado por el vicio y el boato, escondió una moneda (o una gema, o un collar… según versiones) en el homólogo pastel.

Foto Roscón

Y así hasta nuestros días

Es muy probable que cada una de estas tradiciones, anteriores a la actual de nuestro roscón, haya desempeñado algún papel en que hoy sea la que es. La moneda o bien la gema o bien la joya de considerable valor ha sido sustituida por esa figurita más o menos graciosay el haba como tal se ha perdido en buena parte de los actuales roscones. No obstante parece bastante claro que por algo de aquellas tradiciones tenemos la actual.

Tal es así que para que te hagas una idea del impacto de esta costumbre en nuestro país, se puede decir que la estimación de producción total de roscones para estas Navidades en España es de más de 26 millones de unidades. Según la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (ASEMAC) esta Asociación abarca el 40% de la producción de roscones, es decir, un total de 10,5 millones. Además, frente a la opción más tradicional, se pueden encontrar también otros roscones más originales tales como los roscones con crema tostada de limón, el roscón invertido -en el que se da la vuelta y se coloca el relleno fuera- o el roscón cremoso de Té Verde japonés, ente otras delicatesen.

26 millones de roscones… si somos cerca de 46 millones de habitantes, las cuentas salen fáciles: más de medio roscón por cabeza, sin entrar a considerar el tamaño de dichos roscones (muchos de ellos “familiares”) ni que habrá muchos de esos 46 millones de habitantes que no lo prueben (bebés, enfermos, etcétera)… ¿No son esos muchos roscones?

Sea como sea que disfrutes el día.

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Imagen: David Monniaux vía wikimedia commons

Cuando la resaca acecha

ResacónUn año más, este de víspera, traigo a colación una de las preocupaciones que a buen seguro van a ser #TrendingTopic en las próximas horas y que atañen a las cuestiones nutricionales. Me refiero al abuso alcohólico y a una de sus inexorables y dolorosas consecuencias: la resaca.

Te lo conté hace un año, cuando con la ciencia en la mano pusimos del revés el mito aquel de que un clavo saca a otro clavo… una cuestión que en el ámbito de la carpintería podría tener su aquel, pero no desde luego cuando de bebidas alcohólicas se trata. Es más, en el caso de “un clavo a saca a otro clavo”, y tratándose del consumo de bebidas alcohólicas, esta práctica parece que está más asociada a una excusa tras la que se esconde un genuino problema de alcoholismo, que a un benéfico remedio contra la resaca.

Y sabes que no hablo por hablar, hace dos años publiqué un post en el que se ponía de relieve el especial interés de la población general en esta época del año al respecto de conocer remedios contra la resaca. Un hecho que según las estadísticas repunta cada fin de semana a lo largo del año pero que en Año Nuevo se multiplica por cinco.

Sea como fuere tampoco este año las noticias son especialmente halagüeñas, el estado de la cuestión sigue siendo el mismo. Te lo resumo en una frase:

No existe ninguna intervención eficaz para prevenir o tratar los síntomas de la resaca.

Esta misma es la conclusión general del artículo de 2005 Interventions for preventing or treating alcohol hangover: systematic review of randomised controlled trials (“Intervenciones para prevenir o tratar la resaca alcohólica: revisión sistemática de ensayos controlados aleatorios”)

Es más, no te lo pierdas, esta revisión sistemática contempló el uso tanto de aquellas estrategias consideradas como convencionales (aspirina, ibuprofeno, paracetamol… ) como las complementarias (consumo de extracto de alcachofas, miel, ginseng, fitoterapia en general…) e incluso las más domésticas (ducharse, consumir pizza, huevos, plátanos, tomar el aire…) y, según ella:

No hay nada que ayude a prevenir o tratar la resaca alcohólica que no sea la abstinencia o, cuando menos, la moderación.

Puede que te sorprendan este tipo de conclusiones cuando en la cultura popular existen algunos remedios que se han tomado por infalibles… pero es lo que hay. Así, cuando los más habituales e incluso popularmente admitidos remedios preventivos o paliativos se observan bajo el prisma de la ciencia, la realidad que nos queda es que no hay nada como dar tiempo para que los naturales procesos biológicos cumplan con su cometido.

Por último, entre los estudios más recientes con una lectura ligeramente positiva en cuanto a la resaca merece la pena mencionar esta publicación Does hangover influence the time to next drink? An investigation using ecological momentary assessment (“¿Influye la resaca en el tiempo transcurrido para volver a beber? Una investigación de evaluación ecológica puntual”) que sugiere que, al menos de forma modesta, padecer una resaca podría aumentar el tiempo en el que los bebedores frecuentes se enfrentan a la próxima copa.

Así pues, más allá de las legales consecuencias que propicia el consumo de bebidas alcohólicas y centrándonos en tu salud y próximo malestar… puedes hacer lo que quieras, desde tomar megasuplementos de vitamina B1 a mazarte a huevos crudos, mantequilla y alcachofas el día de antes; o si lo prefieres, encomendarte a Dionisioal final tu melopea, sus consecuencias y tu resaca no dependerán tanto de ello, como sí lo hará de tu sentido común frente a las copas.

Sea como fuere, os deseo de verdad que entréis con buen pie en 2015 y que este año esté cuajado de buenas oportunidades.

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Imágenes:  hyena reality freedigitalphotos.net

‘Top-Five’ de dietas disparatadas para 2015

Cabeza bomba

Siguiendo con lo que empieza a ser ya una tradición te hago llegar lo que la Asociación Británica de Dietética (BDA) ha considerado como los modelos dietéticos más disparatados que al parecer van a tener un especial auge en este 2015.

Antes, por si quieres comprobar cuáles han sido los listados de años anteriores, puedes consultar este post en lo referente a 2013 y este para 2014.

Pues bien, sin más preámbulos veamos que es lo que la BDA considera como especialmente peligroso para este año desde el punto de vista dietético y que suelen aparecer a la estela de algún personaje más o menos famoso. Tan solo advertir que no todos los planteamientos de esta lista han de ser “adelgazantes”; es más, la mayor parte de los de este año se plantean como una forma de comer “más sana”, de “desintoxicarse” y demás películas en plan buen rollete.

5º Puesto

Maravillosa propuesta la de depurarse y “limpiarse por dentro” a base de comer arcilla o barro. Te lo conté en su día en esta entrada. Según este absurdo planteamiento, una simple cucharada de arcilla al día (no vale cualquiera, hay que comprársela a quienes han montado el tinglado) te mantiene desintoxicado de isótopos negativos y otras toxinas (ejem). Algo que sería muy divertido (para vérselo hacer a aquellos que lo proponen) sino fuera porque entre las arcillas que se comercializan con este fin, se han encontrado cantidades de plomo y arsénico significativas (ole, y ole).

4º Puesto

Se le llama en inglés la dieta VB6, que suena como a misil intercontinental o algo así, pero no. Responde a las siglas Vegan Before 6pm, que viene a ser una propuesta que invita a ser vegano “por horas”, en esencia entre las 06:00 y las 18:00… sin mayores recomendaciones de qué hacer a partir de las 18:00 y las 06:00 del día siguiente. Se trata de un sistema “con libro” pero sin pies ni cabeza, que me parece que es la expresión que más se ajusta a este tipo de planteamientos. Ya sé que en nuestro entorno resulta muy interesante animar a la gente a comer más alimentos de origen vegetal, pero así hacerlo no ha de implicar postular chorradas como esta del horario. Además, este plan aparenta dar por sentado que una dieta vegana es “per se” saludable… cuando lo cierto es que no tiene por qué ser así; de hecho hay veganos 100% que pueden llevar una dieta muy desequilibrada. Además, crear franjas horarias con este tipo de absurdos planteamientos abre de par en par las puertas al descontrol, a partir de las 18:00. Es por tanto un sistema sobre el que planea el peligroso y tontusco concepto de la compensación.

3º Puesto

La BDA otorga la medalla de bronce para la denominada “dieta sin azúcar”. A ver, supongo que se trata de llevar al extremo una sana recomendación, la de reducir nuestro actual consumo per cápita de azúcar. Tomamos mucho, demasiado y al parecer esta dieta propone pasar de la gran remojada a la gran secada eliminándolos en su totalidad, incluidos los presentes de forma “natural” en los alimentos (como es el caso de las frutas más en concreto) e incluso eliminar muy a menudo todos los alimentos que contengan alguna clase de hidratos de carbono. Tanto la BDA como yo mismo aconsejamos una reducción de los azúcares presentes en la dieta, en especial aquellos que provienen de alimentos procesados (refrescos, pastelería, galletería, dulces…) pero eso es una cosa, y la total eliminación es otra. Eliminar por completo los azúcares de la dieta implicaría además prescindir de verduras, frutas, productos lácteos, frutos secos. Además, en lo que resulta el colmo de las contradicciones, en no pocas ocasiones esta “dieta sin azúcar” sugiere sustituir el azúcar de adición por otros productos que no siendo en realidad azúcar como tal, lo contienen como ingrediente mayoritario, me refiero al agave, la miel, etcétera (para saber cuanto en la miel es azúcar pura y dura, puedes consultar esta entrada).

2º Puesto

La medalla de plata se la lleva una vieja conocida: la paleo dieta. Un planteamiento dietético que tiene casi tantas variantes y versiones como seguidores en el mundo. Por eso, dar una definición sobre qué es la paleo dieta es sumamente complicado ya que no se ponen de acuerdo ni entre sus defensores (es casi tan difícil como dar una definición de dieta mediterránea). Unos excluyen unos alimentos, otros los incorporan, otros los usan solo en determinadas circunstancias… Sé que me arrepentiré, pero para quienes no sepan de qué va esto de la paleo dieta, digamos que es una propuesta dietética inspirada en lo que podría haber comido el hombre prehistórico. Así pues, tanto la exclusión de grupos enteros de alimentos como algunas formas de prepararlos están a la orden del día y, desde mi punto de vista no tiene demasiado sentido. Conste que parte de una buena y muy deseable premisa: no consumir alimentos procesados. Pero el problema viene cuando, por ejemplo, hay quien plantea que un tomate o una patata entran dentro de “ lo procesado”… así, la cosa empieza a complicarse y no poco. Lo cierto es que además suelen tender a ser especialmente ricas en proteínas y se podría correr el riesgo de ser deficitarias en algunos nutrientes, incluido la fibra. Sin embargo, tampoco estoy de acuerdo con el balance que hace la BDA al advertir que su seguimiento es una garantía para sufrir deficiencias (y menos utilizando el tema de la exclusión de leche de la dieta y la deficiencia en calcio). Estoy convencido que un servidor podría llegar a compartir alguna de las miles de variantes que tiene lo que se ha dado en llamar paleo dieta. Ahora bien, así en principio, también es cierto que las dietas que empiezan con grupos de alimentos “a excluir” no son de mi especial devoción.

Y por último, en el primer puesto… la tontería de las tonterías, la reina de las simplezas dietéticas…

1º Puesto

La orinoterapia. No sé que más decirte… la orinoterapia es eso… beber tu propia orina con fines terapéuticos. El tema no es para nada novedoso; como buena parte de los disparates dietéticos sus seguidores apelan a un origen ancestral, las culturas orientales y demás. Sin ir más lejos, en España ya tuvimos hace años un sonado defensor de esta dorada tontería de la mano de Txumari Alfaro (conocido por conducir dar su opinión y la cara en un programa de éxito en los años 90, “La botica de la abuela”). Sí, el tema es como para ir a mear y no echar gota, pero es lo que hay, y por tanto, así están las cosas.

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Imágenes: holohololand freedigitalphotos.net

Tomar alcohol ayuda a calentarse en ambientes fríos: el mito y los San Bernardo

Frío y alcoholCon el frío puertas afuera y el alcohol fluyendo a raudales puertas adentro no es infrecuente que en estas fechas y en ciertos corrillos se vuelva a poner en alza la duda de que si la ingesta de bebidas alcohólicas, en especial las de alta graduación, puede servir de algún modo para ayudar a soportar el rigor de las temperaturas. Sobre el papel, hay que reconocerlo, pinta más o menos bien, las bebidas alcohólicas “queman” en el momento de su ingesta y, además “arden” si se les aplica una llama, más fácil cuanto más alta sea su graduación. Suena muy bien sí, pero… es más falso que un fuera de juego de futbolín.

Por si esto fuera poco, también contamos en nuestro tergiversado acervo cultural con la imagen de unos perros, los San Bernardo, que estando especialmente adaptados para el rescate en alta montaña, portan un barrilito de algún aguardiente resucitador (brandy, whisky…) que se supone ayudan a aquellos que se han perdido en tan gélidos parajes. Sí, lo tenemos grabado a fuego en nuestra memoria asociativa, pero… es tan falso como que la Heidi de Johanna Spyri haya corrido descalza (o con sus suizos zuecos) alguna vez por las praderas alpinas.

Ambos conceptos son falsos, tanto el de que el las bebidas alcohólicas ayuden a mantener el cuerpo caliente como el que los San Bernardo lleven (o hayan llevado jamás) en la práctica el consabido barril. Vamos a verlos.

Beber alcohol acelera la hipotermia

Entre los efectos fisiológicos asociados de forma indefectible con la ingesta de bebidas alcohólicas figura la vasodilatación. Este proceso tiene lugar gracias a la capacidad de los vasos sanguíneos (tanto arterias como venas) de dilatarse frente a determinados estímulos y situaciones ambientales. La vasodilatación implica que los capilares sanguíneos correspondientes a la circulación periférica (la más externa y cercana a la piel) se dilaten y se aproximen hacia el exterior. De esta forma aumenta la cantidad de sangre que corre inmediatamente bajo la piel y, si el entorno es frío, la perdida de calor (que no la ganancia) es impepinable. Supongo que habrás reparado alguna vez en los típicos coloricos característicos de quienes han empinado el codo… pues eso es un claro signo de la vasodilatación: los coloricos de quien ha bebido se deben a que la sangre se hace “visible” al dilatarse los capilares de las mejillas. Ese efecto, aunque no sea tan patente como en los mofletes, sucede en todo el cuerpo. Tal y como es previsible si esto sucede y si el entorno es frío, el resultado consiste en una mayor pérdida de calor corporal, al menos más rápida que si no se hubiera producido esa vasodilatación fruto de haber tomado bebidas alcohólicas.

Pero espera, espera… [podrá pensar alguno], nadie me puede decir a mí lo que yo siento y, después de haber bebido, siento más calor y soporto mejor las temperaturas bajas.

Es cierto, y tendría toda la razón. Eso pasa, pero tiene su explicación; en concreto, dos explicaciones:

CapilaresEn primer lugar ese mayor flujo de sangre cerca de la superficie corporal ayuda a que esa sangre se sitúe más cerca de nuestros termoreceptores de la piel y de ahí que nuestra sensación sea de aumento de la temperatura. Todo un peligro ya que el resultado general de esa situación implica una más o menos rápida disminución de la temperatura interna del cuerpo, a pesar de que el sujeto no es consciente ya que su piel se mantiene caliente. Es peligroso ya que en esta situación disminuyen las naturales defensas del cuerpo frente a las temperaturas frías (que consisten de forma típica en la vasoconstricción para reducir el flujo sanguíneo hacia la piel y mantener mejor así la temperatura interna).

En segundo lugar, el cuadro se agrava si tenemos en cuenta que el alcohol es en cierta medida un anestésico… es decir, la verdadera sensación de frío va a tardar más en ser realmente percibida… y más cuanto más “anestesiado” esté el individuo.

La poco fiel imagen del barril de los perros San Bernardo

Perro san bernardo con barril

Tal y como explicó en su día mi buen compañero y vecino Alfred López (@yelqtls) en esta entrada, la imagen que tenemos de esta raza de perros (en verdad pastores alpinos) se debe a la ocurrencia de un artista de cierto renombre en su época quien con más intención colorista que otra cosa le plantó uno de estos barriles a uno de los perros que retrató en una de sus obras allá por el siglo XIX. En dicha obra se representaba una imagen de rescate perruno y a pesar de que nunca han llevado el consabido barril… desde entonces hasta nuestros días.

La historia de estos perros de rescate, se encuentra indisolublemente ligada a los monjes que fundaron y “regentan” el hospicio de Grand Saint Bernard (sito en el paso del mismo nombre en los Alpes suizos). Y de ahí el nombre que le dieron a aquellos mastines que en su día les ayudaban a rescatar viajeros perdidos o accidentados. Con aquel cuadro como punto de partida, pronto se hizo popular la imagen de estos perros con el consabido barrilito de la mano de los dibujos de animación, novelas populares, etcétera. Sin embargo, los monjes del hospicio Grand St. Bernard aseguran que sus perros ni lo llevan ni lo han llevado nunca… más que nada por el efecto contraproducente que tendría entre aquellas personas que fueran a rescatar.

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Nota: Gracias a Fernando Frías (@FerFrias) por sus aportaciones alpinas

Imágenes: Simon Howden vía freedigitalphotos.net; y Daniel Steger vía Wikimedia Commons

Mayonesa, regla y las (esquivas) menotoxinas

Dolor de regla

Desconozco hasta que punto estarás al corriente de este mito, hay mucha gente que sabe de él, pero al mismo tiempo hay mucha otra a la que le resulta desconocido. En estos últimos casos, la sorpresa al conocerlo (por lo extravagante de su mismo enunciado) avanza la idea de su escasa verosimilitud. El mito alude a que las mujeres en edad fértil, cuando están menstruando (con la regla, periodo, etcétera) han de abstenerse de tratar de elaborar una mayonesa ya que esta se cortará, es decir, no emulsionará como debe y, por tanto, hará inútil su intención de comer ese día, por ejemplo, ensaladilla rusa.

Cuando el otro día salió este tema de rebote en una conversación de twitter contrasté que había personas “con carrera” que no habían oído en su vida de la cuestión y me llamó la atención. Es más, se especuló con que el mito tuviera una localización geográfica determinada y no estuviera generalmente extendido. Sin embargo, curioso que es uno, me dio por investigar la cuestión y llegué a hacer asombrosos descubrimientos, o cuando menos curiosos, a colación de esta simpleza que tiene mucha más enjundia que la que uno pudiera sospechar así a botepronto.

Origen y extensión del mito

Ingredientes_mayonesaUna cosa que nos tiene que quedar clara es que según diversas fuentes consultadas el mito de que las mujeres no puedan hacer mayonesa mientras están con el periodo abarca diferentes culturas y localizaciones. No está por tanto circunscrito a determinadas regiones españolas, ni tan siquiera se trata de una tipical-spanish-chorrada ya que su difusión trasciende a nuestras fronteras y es de dominio popular en muchos otros países: se conoce en el Reino Unido, los países del norte de Europa, Estados Unidos, países del norte de África y de Oriente Medio etcétera. En concreto, la obra The Curse: A Cultural History of Menstruation (La Maldición -«la regla» también en su acepción más coloquial-: Historia Cultural de la Menstruación) alude a que el origen del mito de la mayonesa se encuentra en Francia (supongo, aunque no comparto, porque los autores de la obra hacen descansar el origen de esta sublime salsa en suelo francés) destacando que en aquel país se desaconsejaba a las mujeres con la regla que hicieran mayonesa ya que sería una labor por completo infructuosa. Además, dentro de las absurdas prohibiciones en toda regla y en lo que concierne a los alimentos, las mujeres en esta condición también estaban advertidas de no manejar sidra o cerveza ya que estas terminarían en una defectuosa fermentación, agriándose; y tampoco debían encargarse de elaborar salmueras o salazones ya que sus acciones serían en balde, ni amasar pan ya que no “subiría”. Al mismo tiempo tampoco podían realizar labores de jardinería u horticultura ya que, se suponía, las plantas que estas mujeres tocaran en tal circunstancia morirían o no crecerían.

¿Ciencia detrás del mito?

Lo cierto es que sí ya que hubo quien pretendió dotar de una explicación científica a las negativas consecuencias de emprender estas labores domésticas (hacer mayonesa, sidra, salazones, trasplantar vegetales…) mientras se estaba con la regla. Primero demostrando la veracidad del hecho (que efectivamente no se podían hacer) y segundo aportando las pruebas materiales que respaldaban la teoría. Y además, no fueron unos cualquiera los que en principio se encargaron de ello (lo que siempre nos puede servir para poner el llamado criterio de autoridad en su sitio). Te cuento.

Corrían los alegres años 20 del pasado siglo cuando Béla Schick, un reputado médico que hizo importantes avances en el tratamiento de la escarlatina, tuberculosis, desnutrición infantil… abrió la metafórica caja de pandora de la “toxicidad de la menstruación” para dotarla de una explicación científica. Este hombre ha pasado a la posteridad por idear la denominada Prueba de Schick para determinar la susceptibilidad a la difteria, contribuyendo a su erradicación. A lo que íbamos… Schick “demostró” con ayuda de una de sus enfermeras, que si le entregaba un ramo de flores cuando ella estaba con el periodo, el ramo se marchitaba en mucho menor tiempo que cuando no lo tenía.

El segundo científico fue David Macht, otro renombrado médico de la época, que también realizó sus propios experimentos para demostrar la toxicidad menstrual de la mujeres y, más allá de hacerla descansar solo en la sangre, también postuló que la saliva, la orina, el sudor, la leche y las lágrimas de las mujeres con la regla eran capaces de inhibir el crecimiento vegetal. Lástima que apenas queden registros escritos de sus hallazgos y metodología (al menos yo no los he podido localizar).

La comunidad científica alentada (cuando no mosqueada) por los resultados de estas dos eminencias de la época trataron de reproducir los experimentos de estos dos médicos allá por 1934 y en condiciones controladas. Sin embargo, no fue posible. No obstante, la cosa no quedó aquí.

Cosas que se supone no pueden hacer las mujeres con la regla

Cosas que se supone no pueden hacer las mujeres con la regla

Los experimentos de Schick hicieron que este médico postulara la existencia de una sustancia o bacteria en la sangre menstrual causante de los resultados obtenidos. Schick llamó a este elemento o familia de elementos menotoxinas, y aunque las buscaron, las menotoxinas no aparecieron por ninguna parte… Hasta 1950 cuando dos investigadores George Van S. y Olive Watkins Smith afirmaron haber dado con ellas cuando observaron que la inyección de sangre menstrual en ratas inmaduras causaba su muerte en menos de un día. Bravo, habían descubierto, como más tarde reconocieron, el típico efecto de rechazo y que nada tenía que ver con las supuestas menotoxinas.

Otros nombres propios ligados a la existencia de las menotoxinas y al intento de dotar a la teoría de la menstruación tóxica de un agente causal, fueron sin duda alguna los de los antropólogos Ashley Montagu y Clellan S. Ford. Que si bien no son los padres del término (fue Schick), sí que se encargaron de dotarlo de una cierta popularidad.

Sea como fuere, esta cuestión que causó una cierta expectación en la primera mitad de siglo XX fue más o menos olvidada hasta que en la década de los 70 fue retomada por una médico británica, Helen Evans Reid. Esta formuló un llamamiento dirigido a la comunidad científica para tratar de aislar o descartar la existencia de estas sustancias. Aunque inicialmente hubo personal investigador que se sumó a su propuesta (tanto defensores como detractores de la existencia de las menotoxinas) el caso es que hasta la fecha de hoy no se ha realizado ningún estudio que con la suficiente calidad ponga las cosa en claro. La razón probablemente, no me extraña, es que este tema suscita poco interés entre los científicos e investigadores dada la escasa credibilidad de la teoría.

Y es que, digan lo que digan, a mí me parece que esta historia de las menotoxinas es un cuento ligado de forma especialmente intensa a prejuicios culturales y religiosos que se pierden en el albor de los tiempos. Y en lo que se refiere a la mayonesa, yo además también cuento con una cierta experiencia observadora.

Además de los enlaces citados en el texto, si quieres profundizar más en el tema te sugiero algunas lecturas:

Menstruation is just blood and tissue you ended up not using (Post Scientific American)

Studies on the phytotoxic index ii. Menstrual toxin («menotoxin») (Artículo 1934)

Allergy due to menotoxin of pregnancy ( Artículo 1936)

Blood Magic: The Anthropology of Menstruation (Libro 1988)

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Nota: Mi agradecimiento a Guillermo Peris (@waltzing_piglet ), Abraham Vergara (@LBPA) y Laura Morrón (@lauramorron) por, queriendo o no, saberme espolear. También a Piamonte () por sus aportaciones en la traaducción.

Imágenes: Jason Terk vía Wikimedia Commons; marin fredigitalphotos.net;

Huevos arrugados (de gallina)

Huevo arrugado

No, el artículo de hoy no va de una receta más o menos tradicional… El caso es que el otro día al comprar una docena de huevos en el supermercado me encontré con que dos de ellos tenían una apariencia francamente llamativa: su cáscara estaba grotescamente arrugada (como puedes apreciar en la foto). Ya me había encontrado en otras ocasiones con ejemplares similares, pero nunca tan arrugados o con tantas “imperfecciones”.

La primera sospecha, así de repente nada más verlos, fue que estaban “malos”, pero… antes de dirigirme de nuevo al establecimiento en donde los compré decidí hacer algunas averiguaciones. ¿Cuál es la causa de las rugosidades en algunos huevos… y más allá de esta, se pueden comer?

La causa de los huevos con la cáscara arrugada

La primera cuestión que hay que dejar clara es que según el manual Optimum Egg Quality (Coutts and Wilson, 2007) la presencia de rugosidades en la cáscara de los huevos se considera un defecto de su calidad, al menos en lo visual, que no suele implicar un defecto en su valor nutricional o seguridad. Puedes consultar los contenidos en línea del mencionado manual en este enlace; en él se recopilan 15 posibles defectos de la cáscara de los huevos y 9 taras internas.

Lo cierto es que las mencionadas rugosidades pueden obedecer a causas diversas, entre ellas, según este manual las más frecuentes son: falta de madurez o defectos en la función de la glándula cascarógena sita en el útero de la gallina; enfermedades de la gallina como la relativamente frecuente bronquitis infecciosa de estas aves; gallinas sometidas a estrés y; hacinamiento. Según otras fuentes, además, la presencia de rugosidades puede favorecerse también en las gallinas ponedoras de huevos XL (grandes) y portadores de dos yemas. Pero además también puede responder a otras causas, como por ejemplo: un uso excesivo de antibióticos; deficiencia de cobre en la dieta de las gallinas ponedoras; así como un exceso de calcio. Tienes una tabla con las posibles anormalidades en las cáscaras en este enlace (en concreto, el defecto que se aborda en este artículo viene reflejado en el primer caso por la izquierda de la segunda fila de la tabla).

Defectos cáscara huevos

¿Son aptos para el consumo?

Huevo arrugado abiertoBuena parte de las fuentes consultadas sostienen que cerca de un 2% de los huevos comercializados suelen presentar este tipo de defectos y que ello no impide su normal consumo, siendo más frecuentes entre gallinas “primerizas” o, al contrario, en gallinas de una cierta edad al final de su vida productiva. Tal y como sucede con los huevos “normales”, su idoneidad para el consumo también dependerá de que la cáscara esté intacta, es decir, que esté rota, circunstancia que aumenta de forma importante la posible contaminación del interior, en cuyo caso, rugoso o liso, deberían desecharse.

Tal y como se puede apreciar en la foto, en mi caso, los huevos en cuestión eran tamaño XL especialmente grandes, pero con una yema cada uno de ellos (una de ellas se rompió al cascarlo).

Cómo se “fabrica” un huevo

No sé a ti, pero más allá del milagro de la vida y todo eso, la producción de los huevos por parte de las gallinas ponedoras siempre me ha llamado bastante la atención, y más teniendo en cuenta la velocidad de esa producción (un huevo cada 24-26 horas). Como el saber no ocupa lugar, dicen, y por si te apetece contar con un vistazo rápido sobre esta cuestión, te resumo aquí como es el proceso de formación de los huevos de la mano de la web del huevo (para un mejor seguimiento del proceso descrito conviene ayudarse de la imagen de la página 29):

La gallina produce un huevo cada 24-26 horas, independientemente de que estos sean o no fecundados por un gallo. De hecho, en las granjas de producción de huevos solo hay gallinas ponedoras y no hay gallos, por lo que los huevos que se comercializan no están fecundados y, por tanto, no se pueden incubar para que nazcan pollitos […]

La gallina inicia la puesta de huevos hacia las 20 semanas de vida, tras un período de crecimiento y desarrollo adecuados que le permiten alcanzar la madurez sexual. El aparato reproductor de la hembra está formado por ovario y oviducto, resultando funcionales únicamente los izquierdos.

El ovario de la gallina contiene más de 4000 óvulos microscópicos. De ellos, solo un reducido número llegará a desarrollarse y constituir una yema. La yema se desarrolla a partir de un óvulo rodeado por una membrana folicular muy vascularizada. La ovulación es el momento en el que la yema de mayor tamaño se libera del ovario, mediante la ruptura de la membrana folicular, y es depositada en el infundíbulo, primera estructura del oviducto.

El oviducto se presenta como un tubo de unos 60 a 70 cm de largo y con cinco secciones: infundíbulo, magno, istmo, útero o glándula cascarógena y cloaca. El infundíbulo es la entrada del oviducto, el lugar donde la yema o vitelo es capturada tras la ovulación. Tiene forma de embudo y la yema lo atraviesa en unos 15-30 minutos. Aquí se forman las dos capas más externas de la membrana vitelina, que representan 2/3 partes del total y juegan un papel muy importante en la protección de la yema, evitando la entrada de agua desde la clara. Además, el infundíbulo es el lugar donde se puede producir la posible fertilización del huevo.

El magno es la sección más larga del oviducto y presenta distintos tipo de células que sintetizan las proteínas que se irán depositando durante las 3 horas y 30 minutos que tarda este proceso. El magno, complementariamente con el útero, es responsable de las propiedades fisicoquímicas de la clara y de la situación de la yema. Cuando el huevo sale del magno, el albumen presenta un aspecto gelatinoso denso ya que solo contiene un 50% del agua, alrededor de 15 g. El proceso de hidratación y estructuración del albumen acaba en el útero; es decir, su función es determinante en la calidad interna del huevo.

Al llegar al istmo el albumen empieza a rodearse de las dos membranas testáceas. En el útero o glándula cascarógena se produce una rotación del huevo dando lugar a la torsión de las fibras proteicas del albumen denso, formándose las chalazas, que sostienen centrada la yema. Por lo tanto, el útero, complementariamente al magno, es el responsable de las propiedades fisicoquímicas de la clara y de la situación de la yema. El huevo permanece en el útero de 18 a 22 horas y se produce la formación de la cáscara.

Una vez formado el huevo se producirá la expulsión a través de la cloaca o vagina. El huevo sale con fuerza gracias a las contracciones de la musculatura lisa que rodea a la mucosa. En algunas gallinas, 1 hora antes de la ovoposición, el huevo gira 180 ºC y sale primero la parte roma.

La puesta de huevos suele producirse entre las 7 y las 11 de la mañana. La ovulación puede iniciarse de 15 a 30 minutos después de que haya sido puesto el huevo anterior.

Formación del huevo

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Imágenes: @juan_revenga; http://www.alltech.com/sites/default/files/alltech-egg-shell-quality-poster.pdf y http://www.huevo.org.es/default.asp bajo licencia Creative Commons

Dime qué comes… y te diré qué pienso de ti (según yo coma)

Existe una especie de deporte nacional que consiste en criticar, normalmente con aire censurador, las elecciones alimentarias de terceras personas cuando estas no coinciden con las propias. En realidad, para tu tranquilidad, has de saber que no es tanto una costumbre patria sino un hábito internacional (ya sabes, aquello de mal de muchos consuelo…)

Los hábitos dietéticos de una persona o comunidad suelen ser, muy a menudo objeto de crítica por parte de aquellos que no los comparten. De hecho, pocas veces podemos ser testigos de una mayor exhibición de prejuicios que cuando determinadas personas prejuzgan e incluso desprecian a terceros en sola referencia a su patrón dietético.

Y, aunque sea muy típico, no está bien eso de tener prejuicios o prejuzgar. Lo digo porque al menos en el caso de los prejuicios dietéticos sobre cómo comen otras personas, se suelen verter opiniones basadas en un dogmatismo indocumentado, pero sobre todo de una forma contundente, sin dobleces, despreciando el modo y manera que otros tienen de alimentarse y se hace así, a menudo, sin conocer suficientemente esas otras opciones dietéticas y sus posibilidades reales.

Te cuento todo esto, porque el otro día descubrí en Twitter una simplificación humorística de cómo es apreciado un determinado colectivo en base a su forma de comer y en función también de quién sea, o mejor dicho, de cómo coma el que opina. Se trata del siguiente cuadro que en buena medida me parece que retrata de forma bastante adecuada nuestra realidad (lo cual no quiere decir que esté de acuerdo). La viñeta es obra de Eduardo Salles @sallesino y su Cinismo ilustrado con sus tiras y viñetas que bien merecen un vistazo.

 

 

De cualquier forma hay un aspecto que me estoy encontrando últimamente bastante a menudo y que aborda subliminalmente este algoritmo. Como se puede contrastar en la imagen se representan tres patrones dietéticos: el vegetariano, el vegano y el carnívoro. Dentro de este universo los vegetarianos serían aquellas personas que solo comen alimentos de origen vegetal con contadas excepciones sobre productos de origen animal, normalmente y dependiendo de los casos, huevos y lácteos, aunque puede haber otros productos presentes, como por ejemplo la miel. Los veganos serían aquellas personas que no hacen excepciones y no aceptan en su dieta ningún producto de origen animal, venga de donde venga. Ambas opciones, bien planificadas, pueden ser perfectamente válidas y compatibles con un adecuado estado de salud siempre y cuando se adopten algunas precauciones: además de esa adecuada planificación, la de incorporar por el medio que sea una fuente apreciable de vitamina B12.

Sin embargo, con lo que no estoy de acuerdo es con la propuesta que del término “carnívoro” hacen algunos cuando lo contraponen al de seguir un patrón dietético vegetariano, y no digamos vegano. Y es que no, en el ámbito dietético y de la nutrición humana el concepto contrario de vegetariano es omnívoro… y no carnívoro. Algo que se puede leer debajo de “carnívoro” en la viñeta y de lo cual me alegro.

Sobre esta cuestión terminológica y práctica, asumido en sus últimas consecuencias el patrón carnívoro, sí que dudo mucho que pueda ser saludable a largo plazo. Si bien supongo que también se podría recurrir a la suplementación (como los veganos y vegetarianos harían con la B12) en el caso del carnívoro auténtico, me da que la cantidad de suplementos sería bastante más elevada. Empezaríamos por la fibra (los alimentos de origen animal carecen de fibra) y seguiríamos con algunas vitaminas y sustancias de carácter antioxidante. Si bien las últimas no son consideradas nutrientes esenciales, sí que su consumo está bastante asociado con el mantenimiento de un adecuado estado de salud, prevención de enfermedades, etcétera. Y claro, la fuente de todos estos nutrientes es eminentemente vegetal.

Además, si bien un vegetariano o vegano si que se niegan (por los motivos que sea) a consumir productos de origen animal, un carnívoro humano, es decir, un omnívoro, no se niega a comer productos de origen vegetal, simplemente come carne y otras cosas. O a la inversa.

Ya nos contarás qué te ha parecido.

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