El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Exagerada promoción salutífera del consumo de bebidas alcohólicas (mi paso por #PintOfScienceSpain)

imageEl otro día tuve el privilegio de ser invitado para dar una charla en el marco de las primeras jornadas de Pint of Science celebradas en España. Para quién no lo conozca Pint of Science tiene como objetivo ofrecer charlas interesantes, divertidas, importantes, sobre las últimas investigaciones científicas, en un formato accesible al público. ¡Y todo ello en un bar! Se pretende de esta forma ofrecer una plataforma que permita a la gente discutir la investigación con las personas que la llevan a cabo. Se trata de una organización sin fines de lucro, dirigida por voluntarios, y que fue creada por una comunidad de investigadores de postgrado y postdoctorales en 2012. El festival se celebra anualmente durante tres días simultáneamente en bares de todo el mundo.

Bueno, el caso es que cuando me la ofrecieron no se me ocurrió mejor idea que hablar sobre los supuestos beneficios del consumo de bebidas alcohólicas sobre la salud, en especial cuando el mensaje complaciente sobre este tipo de productos se dirigen a la población general, así, en plan a lo bruto.

Lo cierto es que meterme en una cervecería de regio abolengo para dar caña (je, je je) a un auditorio cuajado de consumidores de esta bebida no parece lo más sensato… pero me di cuenta después de que tras enunciar mi propuesta, esta fuera inmediatamente aceptada… ya no podía echarme atrás (quién dijo miedo).

Al preparar la charla en el plano más divulgativo posible, pero sin olvidar ni mucho menos la ciencia que había detrás, tuve la feliz idea de ilustrar en cuatro diapositivas (dos para la cerveza y dos para el vino) algunos de los titulares a los que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación a la hora de hablar maravillas del consumo de estas dos bebidas. Pues bien, a pesar de que en otras diapositivas había chistes explícitos con el fin de arrancar al menos una sonrisa… fueron éstas, que no eran chistes, las que terminaron por hacer encanarse a los asistentes. Aquí te las dejo para que juzgues tú mismo si este compendio de titulares reales como la vida misma son o no motivo de risa en especial cuando se tiene la perspectiva de verlos juntitos.

De la cerveza se ha dicho y se está diciendo:

 Cerveza 1

Cerveza 2

Y del vino se ha dicho y se está diciendo:

Vino 1Vino 2Bueno, no sé cómo lo verás tú, pero en mi opinión creo que hace días que nos hemos pasado cuatro pueblos con esto de recomendar beber cualquier bebida alcohólica y usar para ello la salud como ariete. ¿Sabes porqué? Pues por que el consumo de bebidas alcohólicas sea en la medida que sea, tiene más perjuicios que beneficios. Así, de modo gráfico puse esta diapositiva para ilustrarlo.

Riesgo vs beneficioAhora bien, si queremos ponernos serios también podemos… por ejemplo usando esta bonita gráfica que resume el estudio que hace unos pocos años se publicó en The Lancet en el que se analizaban la magnitud de los daños ocasionados por distintas drogas en Reino Unido ya estén legalizadas o no… te sugiero que mires a la izquierda.

 Lancet

Así pues, recomendar poblacionalmente cualquier ingesta, aunque sea moderada, de bebidas alcohólicas representa en suma un importante incremento del riesgo sobre elementos que tienen un notable impacto en la Salud Pública.

En resumen

¿Pueden (o deben) las bebidas alcohólicas estar presentes en una dieta saludable? Lamentablemente con lo que hoy sabemos, la ciencia no tiene las respuestas claras, contundentes y dicotómicas (sí o no) que nos gustaría. Existen infinidad de riesgos conocidos ligados al consumo de bebidas alcohólicas. Al mismo tiempo el consumo moderado de algunas de estas bebidas se ha asociado con mejores indicadores de salud… sin embargo, la evidencia al respecto no es ni coherente ni concluyente. Con estas premisas ¿no resulta un tanto temerario hacer la presión que se hace en su consumo a partir de la salud? A mí me parece que sí.

Aquí te dejo la diapositiva final en la que después de una hora de charla y no pocas risas de complicidad con el auditorio, resumí mí intervención.

 Resumen

Mi agradecimiento más sincero a los organizadores de Pint Of Science Spain (muy en especial a Fernando Gomollón @gomobel, JuanJosé Sáez @jjsaenzde y José Luis Cebollada) por querer contar conmigo en la primera edición de este evento en España, y por supuesto, a los asistentes que de tan buen grado aceptaron (y agradecieron) mis puntos de vista… lo pasamos francamente bien.

IMG_1979

Si quieres profundizar más sobre la relación del consumo de bebidas alcohólicas en la salud quizá te interese consultar:

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Imagen: @juan_revenga

¿Es tan beneficioso para la salud el consumo moderado de bebidas alcohólicas?

BebercioCerrábamos la semana pasada con la noticia de un bastante posible nuevo etiquetado para las bebidas alcohólicas a medio plazo. Y comenzamos esta con un tema bastante relacionado: la absurdez de atribuir al consumo moderado de alcohol, sin dudas, cualquier beneficio sobre la salud.

He querido dejar un tiempo más que prudencial para hacerme eco de esta noticia que al parecer, tal y como ha demostrado el tiempo, ha sido atada, amordazada y, en definitivas cuentas, olvidada por el paso del tiempo. Claro, como no promociona el consumo de alcohol (ni «moderado» aunque sea)… no interesa.

Tal y como se puede contrastar se trata de una reunión en el Hospital Regional Carlos Haya en la que una serie de expertos desmitifican de forma rotunda aquello de que el consumo de bebidas alcohólicas puede reportar beneficio alguno sobre la salud. Estos expertos lo hacen además sin pelos en la lengua:

El alcohol no presenta ningún aspecto positivo para la salud […]. Un buen vino tomado de manera moderada es menos malo que otras bebidas alcohólicas, pero eso no significa que posea efectos cardioprotectores […]

El alcohol es una sustancia tóxica, adictiva y cancerígena, que mata a 130.000 personas en Europa cada año. Hay 242 enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol […]

Las bebidas alcohólicas cuentan con una buena imagen en la sociedad y son bien aceptadas, pero se estigmatiza al alcohólico […]

Cuanto menos alcohol se beba, mejor.

Con estas contundentes palabras se expresó el jefe de la unidad de conductas adictivas del Hospital Clinic de Barcelona, Antoni Gual. A partir de aquí es irremediable hacer la consabida pregunta ¿están estas palabras respaldadas por la ciencia?

Pues lo cierto es que a pesar de haberme desojado buscando la referencia que se cita en el artículo señalado referente a que la prestigiosa revista The Lancet haya hecho una reciente publicación en este sentido… el caso es que no la he encontrado. Al menos como reciente. Pero sí que he encontrado otros estudios interesantes que no creo que deban pasarse por alto, a pesar de que nunca han tenido el impacto mediático de otros estudios de muy inferior calidad que, poniendo el consumo de alcohol en un pedestal, han disfrutado de los fuegos artificiales y el buenrollismo con el que casi no importa qué medio los suele acoger.

Por ejemplo y sin alejarnos de The Lancet, tenemos este de aquí Drug harms in the UK: a multicriteria decision analysis que nos viene a decir que el alcohol es sin lugar a dudas y teniendo en cuenta todos los aspectos (físicos, sociales y psicológicos) la droga más dañina por encima, y no poco, de otras sustancias, otras drogas, consideradas como “duras” (y puedes pensar en la que quieras… el consumo de alcohol le gana en daño general). Pensaras que el anterior estudio descontextualiza el “consumo moderado” y esas cosas, bueno, puede ser cierto, pero aun no he acabado.

Este otro interesante estudio publicado en el British Medical Journal hace apenas dos meses aclara bastante las cosas y deja pocas dudas:

Las asociaciones benéficas entre un bajo consumo de alcohol y la mortalidad por cualquier causa pueden ser atribuibles en buena parte a una selección inadecuada de los grupos de referencia y un inadecuado manejo de los posibles factores de confusión. Cuando se compara la población abstemia (no bebedores) con otros grupos de población que sí bebe el posible beneficio del consumo de bebidas alcohólicas solo se pone de manifiesto en el grupo de mujeres de más de 65 años. En el resto de grupos clasificados por edad y sexo no se ha encontrado beneficio alguno para la salud a partir del consumo de ninguna medida de alcohol. En cualquier caso y además de mínimas, todas las posibles asociaciones protectoras podrían explicarse a partir de sesgos en la selección de la muestra.

En un editorial adjunto a este artículo se explicaba, no sin razón, que incluso si el alcohol resultara tener un efecto protector contra una cierta patología, este también aumentaría el riesgo de contraer otros problemas de salud (cuestión que ya puse de manifiesto en su día en esta entrada).

Vino ¡salud a raudales!... o no

Vino ¡salud a raudales!… o no

En mi opinión estamos de nuevo ante la misma historia anteriormente repetida (o en la actualidad) con no importa casi que alimento, producto o nutriente. Es decir, por la razón que sea en un momento concreto se pone en alza el consumo de un determinado alimento (bien por intereses comerciales poco loables o bien por las limitaciones de la ciencia en un momento dado) o por el contrario se criminaliza. En cualquier caso, de esta forma se tiende a crear una sensación de que ese mensaje forma parte de una especie de Ley universal, al estilo de la Ley de gravitación universal. Luego, con el paso de tiempo, los avances en el conocimiento científico (recuerda “la maleta de Asimov”) no solo pueden llegar a cuestionar los planteamientos anteriores sino que en no pocas ocasiones llegan a contradecirlos de forma bastante contundente (recuerda el caso del huevo).

Creo que este caso, el del alcohol… sea cual sea su matriz alimentaria que lo vehiculice (desde el whisky al pacharán pasando por el vino y la cerveza) a cada día que pasa se añade un mayor contenido a la literatura científica de forma que en este caso se apunta a que beber alcohol es más dañino que lo contrario… que es lo que se ha venido afirmando en los últimos años.

En cualquier caso y suponiendo que yo esté equivocado, en lo que creo que no hay confusión alguna es al respecto de que con el tema del alcohol, a día de hoy, las cosas no están nada claras. Así, en este sentido, estando la salud en juego, yo me quedo con la frase final de este estudio que sostiene lo que a mi juicio debiera marcar la línea de intervención en la promoción de las bebidas alcohólicas a través de la salud.

Lo más probable es que cualquier promoción de alcohol por razones de salud termine ocasionando mucho más mal que bien.

No estaría mal que nuestras autoridades sanitarias tomaran nota de este “principio”. Estoy convencido que será una lucha encarnizada en la que los sectores implicados pondrán todo de su parte para que el paradigma salutífero del consumo moderado de alcohol no pierda comba.

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Imagen: photostock vía freedigitalphotos.net

 

Etiquetado europeo de bebidas alcohólicas: información nutricional y advertencias cada vez más cerca

Pava con cava

Los movimientos pro defensa del consumidor de la Unión Europea están realizando una importante presión para que el etiquetado de las bebidas alcohólicas incluya más información que la hasta ahora contenida en ellas. Propuestas que se están encontrando, para no variar, con una considerable resistencia por parte de la industria implicada a la que esta medida no le gusta ni un poquito.

Hasta ahora la poca información obligatoria que contienen alude al grado alcohólico y a la presencia de algunos alérgenos potenciales. Esta iniciativa se veía venir ya de lejos cuando en el RE 1169/2011 (del que te hablé en esta entrada) se advierte que para 2014 la Comisión europea debía presentar un informe al respecto de la idoneidad de incluir esta información en el etiquetado de las bebidas alcohólicas (artículo 16)

A esta nada remota posibilidad (la de incluir en su etiquetado un listado de ingredientes y una información nutricional en la que se incorpore el valor calórico del producto) se suma la de incluir advertencias al respecto de la idoneidad de su consumo en por parte de mujeres embrazadas, menores y aquellas personas que vayan a conducir.

(En esencia la coalición de organizaciones que están haciendo más presión al gobierno de Bruselas son la European Alcohol Policy Alliance (Eurocare), la European Public Health Alliance (EPHA), la European Association for the Study of the Liver (EASL), la European Liver Patients Association (ELPA), la United European Gastroenterology (UEG), la Association of European Cancer Leagues (ECL), el Standing Committee of European Doctors (CPME), el Royal College of Physicians (UK), el British Medical Association, la Scottish Health Action on Alcohol Problems SHAAP, y el Alcohol Action Ireland).

Todos ellos se alegran de que hace apenas un mes el Parlamento Europeo diera un primer paso a la hora de aprobar una solicitud dirigida a la Comisión Europea para que elabore un marco legal que regule un nuevo etiquetado con más información antes de que finalice 2016. La solicitud para regular la información en el etiquetado de las bebidas alcohólicas salió adelante con el voto de 63 de los 68 miembros del comité sobre medio ambiente, salud pública y seguridad alimentaria.

Ciudadanos celebrando el posible nuevo etiquetado en las bebidas alcohólicas

Así de contentos se pusieron los bodegueros al conocer la posibilidad del nuevo etiquetado (simulación)

No se ponen de acuerdo ni desde dentro del sector

Lo más gracioso del tema es que dentro del propio sector de bebidas alcohólicas hay fuertes enfrentamientos con una industria, la cervecera, que está encantada de que se compare el valor calórico de su producto con el del vino y no digamos ya con otras bebidas espirituosas ya que saben que la información, muy probablemente, se ofrecerá a los consumidores, siempre, por cada 100mL de producto. En esas circunstancias, más o menos, al whisky le corresponderán unas 245 kcal, al vino unas 85 kcal y la cerveza sacará pecho y (meterá barriga) con tan solo unas 45.

Por su parte la industria de los licores ha contratacado afirmando (y no le falta ni pizca de razón) que las cantidades de consumo estándar de unas y otras bebidas es muy diferente ya que “nadie” que bebe cerveza bebe 100mL de cerveza… bebe más; y nadie que bebe whiky bebe tampoco 100mL de esta bebida por ración. Este sector por tanto aboga por una información en la que se contemplen las raciones típicas de todas las bebidas y no por 100mL.

En mi opinión los “licoreros” lo tienen difícil ya que esa forma de presentar la información por la que abogan, a pesar de ser la típica en Estados Unidos (calorías por ración estándar) no se usa en la Unión Europea, salvo de forma voluntaria por cada uno de los fabricantes de los distintos alimentos tal y como recoge el RE 1169/2011.

Mi opinión

Por mi parte solo puedo decir que me consta que el ambiente está muy revuelto. Me ha llegado información de que una de las estructuras que representa al sector en España, la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), está tentando la opinión de los distintos gobiernos autonómicos para, imagino, ver con cuantos aliados cuenta a la hora de hacer presión en un sentido u otro. En este terreno el subsector más afectado es el del vino que no quiere las etiquetas ni en pintura.

En mi opinión este tipo de medidas son necesarias en el momento que igualan a las bebidas alcohólicas con el resto de alimentos; nunca me he explicado por qué las bebidas alcohólicas estaban exentas de aportar una información que era de obligado cumplimiento para el resto de alimentos (salvo contadas excepciones).

Esto por un lado y por el otro, los mensajes de advertencia, quizá sensibilicen a una población, la europea, que tiene, un serio problema derivado del consumo de bebidas alcohólicas. De hecho de todas las regiones de la OMS, Europa es la región del mundo en la que más se consumen este tipo de bebidas. Un hecho que tiene importantes consecuencias en forma de graves problemas de salud pública. Por ejemplo, es preciso conocer que los costos sociales atribuibles al abuso del alcohol en 2010 se estimaron en cerca de 155.800.000.000 € en Europa en 2010, de los cuales una buena parte (82,9 mil millones de euros) son asumidos por los sistema de salud. Es decir, los problemas derivados del consumo de alcohol cuestan a la sociedad europea el equivalente al 2 a 3% de su PIB.

Seguiremos al corriente de esta parece que cercana posibilidad.

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Imagen: imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (6): cosas que ni estarán ni se les esperará

Antes de comenzar este post recomiendo leer:

Comida basura

El artículo de hoy está dedicado a justificar la ausencia de determinados productos en aquella guía de alimentación saludable que yo confeccionaría. De todas formas antes de continuar me gustaría aclarar que, en esencia, el alma mater de las guías alimentarias está constituido por un icono que, a modo de síntesis, reúne en una sola imagen el conjunto de aquel mensaje dietético que se pretende hacer llegar a la población general. La elección de esta imagen, en forma de “plato”, “pirámide”, rueda, rombo, etcétera no es baladí ya que de esa elección dependerán en gran medida la información que se pretende hacer llegar… con una mayor o menor probabilidad de malinterpretación y también con una mayor o menor accesibilidad de esa información, pero ese tema será en sí mismo motivo de debate en otro capítulo de esta serie.

Adelanto todo esto porque, que aparezcan al final unos determinados alimentos u otros… o no, va a depender en gran medida de la elección de esa herramienta gráfica. Tal y como darás por supuesto, un servidor ya tiene en mente cuál será ese icono que se presentará al final de esta larga saga de capítulos. No obstante, y hasta que llegue ese día, es preciso hacer una serie de justificaciones y explicar los porqués de que ese icono sea el que finalmente será. Así, hoy toca explicar por qué determinados productos no van a figurar en la mencionada imagen.

Alimentos superfluos

El DRAE define “superfluo” como aquello que no es necesario o que está de más. Ya sé que no estamos aquí para hablar del DRAE ni cosa que se le parezca, pero de verdad que no sé qué es lo que pintan algunos productos que aparecen en no pocas de las guías de alimentación saludable que actualmente se manejan (entre ellas la ínclita “pirámide de la alimentación saludable SENC 2004” y que está a punto de reeditarse con un mensaje dietético similar al de aquel entonces… por no decir idéntico).

En la cima del mundo

Aunque ya te conté mi parecer a este respecto en esta entrada el caso es que, como bien sabrás, “nuestra pirámide” aloja en su cúspide una serie de productos alimenticios que maldita la falta que necesitan mencionarse a la hora de plantear un mensaje coherente sobre alimentación saludable. Se trata de alimentos que como te decía son “superfluos” y que no ayudan en absoluto a alcanzar un adecuado reparto de alimentos. De su consumo se podría decir que “cuanto menos mejor”. En el caso de “la pirámide SENC 2004” cuando se refiere a ellos, o cuando de dar una explicación al respecto de su presencia se trata, se cita que su consumo ha de ser ocasional en la frecuencia y moderado en las raciones.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, no son pocos los fabricantes de este tipo de productos superfluos los que sacan pecho por el hecho de ser mencionados en la “pirámide de la alimentación saludable” y, retorciendo el mensaje de esta a su voluntad e interés, “demuestran” que ellos también forman parte de una alimentación saludable por el hecho de estar incluidos en la “pirámide de la alimentación saludable” con mensajes del tipo: “[¿lo ves?] tus aperitivos industriales, snacks, refrescos y demás también pueden formar parte de una dieta variada y equilibrada”. Pues no. Repito: de ellos, como superfluos que son, se puede… se debería decir que “cuanto menos mejor”.

Así pues, y visto que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio…si de mi dependiera, la guía alimentaria que yo diseñaría no contendría en su imagen típica ni media palabra de aquellos productos alimenticios que fueran superfluos. Si acaso, y en alguna explicación aparte del propio icono (como lo es este artículo) mencionaría lo que ya he dicho: que de snacks salados, aperitivos industriales, refrescos bebidas azucaradas, bollería industrial y, en general, comida basura, cuanto menos mejor.

El tema del alcohol

Siendo el tema del consumo de bebidas alcohólicas una cuestión redundante en este blog, y por lo expuesto en varios artículos ya publicados (que puedes encontrar en los enlaces del final de este post), así como por la misma regla que se le aplica a los productos anteriormente mencionados, las bebidas alcohólicas no tendrían la menor cabida en mi guía alimentaria. El argumento principal se podría resumir en que estamos hablando de salud… y por ella hay cientos de cosas que se pueden hacer bien (y que hacemos mal) antes que preguntarnos si debemos o conviene tomar o no alguna bebida alcohólica (sea la que esta sea) por cuestiones de salud. Sabiendo que, además, con la mera presencia de cualquier mensaje más omenos positivo en las guías se corre el grave riesgo de que sea malinterpretado en plan: Pues si una copa de vino es buena, dos son el doble de buenas… y cosas por el estilo.

De hecho, y en el caso de la ya mencionada “pirámide de la alimentación saludable 2004” es de las pocas, por no decir la única guía de alimentación saludable en el mundo que a día de hoy incorpora un cierto mensaje de carácter indulgente (cuando no abiertamente beneficioso) a la hora de incluir el consumo de algunas bebidas alcohólicas, más típicamente vino, cerveza, cava y sidra.

Y en mi opinión, es que no. Por salud, lo que se dice por salud: no, nunca o jamás debiera estar ese mensaje sobrevolando por encima de unas guías alimentarias.

A este respecto, y aunque la cuestión de los patrocinios en este tipo de guías será también parte central de otro capítulo de la saga, merece la pena recordar que en el capítulo 12 del módulo 2 del Libro Blanco de la Nutrición en España se menciona que:

No debemos olvidar que el plato [en referencia a la actual guía alimentaria de EEUU], y anteriormente la pirámide [también en referencia a la de EEUU], son instrumentos políticos, cuyo fin frecuentemente no es solamente promover la salud de los consumidores, sino las ventas de ciertas industrias. La industria de la carne y los lácteos son dos de las industrias más poderosas de Estados Unidos

Y, por ello, me pregunto y lanzo esta cuestión al aire, qué es lo que pudo influir en el ánimo de anteriores versiones de la pirámide de la alimentación saludable SENC, para que, por ejemplo en 2001 la edición de aquella pirámide SENC incluyera una mención al consumo (opcional) de vino y, en 2004, conociéramos una nueva versión con la inclusión, además del vino, de la cerveza. Es decir, en menos de tres años, apenas modificaciones (salvo la de bajar el aceite de oliva un peldaño en la pirámide) y, eso sí, hacer acompañar al vino de la refrescante cerveza.

Pirámides SENC 2001-2004

Veamos, y para que mi mensaje no sea malinterpretado, el consumo de vino en España (no tanto la cerveza) tiene importantes connotaciones culturales, sociales, convivenciales, tradicionales y todo lo que uno quiera… pero su consumo por cuestiones de salud, opino, no se justifica de ninguna de las maneras. Por tanto, su inclusión en unas guías de alimentación saludable, además de no poderse justificar, aumenta el riesgo de poderse malinterpretar.

En resumen

Si de mi dependiera la realización de unas guías saludables se evitaría cualquier mención simbólica a aquellos alimentos considerados superfluos (tal y como sucede en las más recientes guías alimentarias de otros países). Al mismo tiempo, evitaría observar el consumo de determinadas bebidas alcohólicas con indulgencia y, por tanto, ni se mencionarían ni se representarían en su icono gráfico.

Seguiremos con un nuevo capítulo la semana que viene.

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Imagen:  Iamnee vía freedigitalphotos.net

Cuando la resaca acecha

ResacónUn año más, este de víspera, traigo a colación una de las preocupaciones que a buen seguro van a ser #TrendingTopic en las próximas horas y que atañen a las cuestiones nutricionales. Me refiero al abuso alcohólico y a una de sus inexorables y dolorosas consecuencias: la resaca.

Te lo conté hace un año, cuando con la ciencia en la mano pusimos del revés el mito aquel de que un clavo saca a otro clavo… una cuestión que en el ámbito de la carpintería podría tener su aquel, pero no desde luego cuando de bebidas alcohólicas se trata. Es más, en el caso de “un clavo a saca a otro clavo”, y tratándose del consumo de bebidas alcohólicas, esta práctica parece que está más asociada a una excusa tras la que se esconde un genuino problema de alcoholismo, que a un benéfico remedio contra la resaca.

Y sabes que no hablo por hablar, hace dos años publiqué un post en el que se ponía de relieve el especial interés de la población general en esta época del año al respecto de conocer remedios contra la resaca. Un hecho que según las estadísticas repunta cada fin de semana a lo largo del año pero que en Año Nuevo se multiplica por cinco.

Sea como fuere tampoco este año las noticias son especialmente halagüeñas, el estado de la cuestión sigue siendo el mismo. Te lo resumo en una frase:

No existe ninguna intervención eficaz para prevenir o tratar los síntomas de la resaca.

Esta misma es la conclusión general del artículo de 2005 Interventions for preventing or treating alcohol hangover: systematic review of randomised controlled trials (“Intervenciones para prevenir o tratar la resaca alcohólica: revisión sistemática de ensayos controlados aleatorios”)

Es más, no te lo pierdas, esta revisión sistemática contempló el uso tanto de aquellas estrategias consideradas como convencionales (aspirina, ibuprofeno, paracetamol… ) como las complementarias (consumo de extracto de alcachofas, miel, ginseng, fitoterapia en general…) e incluso las más domésticas (ducharse, consumir pizza, huevos, plátanos, tomar el aire…) y, según ella:

No hay nada que ayude a prevenir o tratar la resaca alcohólica que no sea la abstinencia o, cuando menos, la moderación.

Puede que te sorprendan este tipo de conclusiones cuando en la cultura popular existen algunos remedios que se han tomado por infalibles… pero es lo que hay. Así, cuando los más habituales e incluso popularmente admitidos remedios preventivos o paliativos se observan bajo el prisma de la ciencia, la realidad que nos queda es que no hay nada como dar tiempo para que los naturales procesos biológicos cumplan con su cometido.

Por último, entre los estudios más recientes con una lectura ligeramente positiva en cuanto a la resaca merece la pena mencionar esta publicación Does hangover influence the time to next drink? An investigation using ecological momentary assessment (“¿Influye la resaca en el tiempo transcurrido para volver a beber? Una investigación de evaluación ecológica puntual”) que sugiere que, al menos de forma modesta, padecer una resaca podría aumentar el tiempo en el que los bebedores frecuentes se enfrentan a la próxima copa.

Así pues, más allá de las legales consecuencias que propicia el consumo de bebidas alcohólicas y centrándonos en tu salud y próximo malestar… puedes hacer lo que quieras, desde tomar megasuplementos de vitamina B1 a mazarte a huevos crudos, mantequilla y alcachofas el día de antes; o si lo prefieres, encomendarte a Dionisioal final tu melopea, sus consecuencias y tu resaca no dependerán tanto de ello, como sí lo hará de tu sentido común frente a las copas.

Sea como fuere, os deseo de verdad que entréis con buen pie en 2015 y que este año esté cuajado de buenas oportunidades.

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Imágenes:  hyena reality freedigitalphotos.net

Tomar alcohol ayuda a calentarse en ambientes fríos: el mito y los San Bernardo

Frío y alcoholCon el frío puertas afuera y el alcohol fluyendo a raudales puertas adentro no es infrecuente que en estas fechas y en ciertos corrillos se vuelva a poner en alza la duda de que si la ingesta de bebidas alcohólicas, en especial las de alta graduación, puede servir de algún modo para ayudar a soportar el rigor de las temperaturas. Sobre el papel, hay que reconocerlo, pinta más o menos bien, las bebidas alcohólicas “queman” en el momento de su ingesta y, además “arden” si se les aplica una llama, más fácil cuanto más alta sea su graduación. Suena muy bien sí, pero… es más falso que un fuera de juego de futbolín.

Por si esto fuera poco, también contamos en nuestro tergiversado acervo cultural con la imagen de unos perros, los San Bernardo, que estando especialmente adaptados para el rescate en alta montaña, portan un barrilito de algún aguardiente resucitador (brandy, whisky…) que se supone ayudan a aquellos que se han perdido en tan gélidos parajes. Sí, lo tenemos grabado a fuego en nuestra memoria asociativa, pero… es tan falso como que la Heidi de Johanna Spyri haya corrido descalza (o con sus suizos zuecos) alguna vez por las praderas alpinas.

Ambos conceptos son falsos, tanto el de que el las bebidas alcohólicas ayuden a mantener el cuerpo caliente como el que los San Bernardo lleven (o hayan llevado jamás) en la práctica el consabido barril. Vamos a verlos.

Beber alcohol acelera la hipotermia

Entre los efectos fisiológicos asociados de forma indefectible con la ingesta de bebidas alcohólicas figura la vasodilatación. Este proceso tiene lugar gracias a la capacidad de los vasos sanguíneos (tanto arterias como venas) de dilatarse frente a determinados estímulos y situaciones ambientales. La vasodilatación implica que los capilares sanguíneos correspondientes a la circulación periférica (la más externa y cercana a la piel) se dilaten y se aproximen hacia el exterior. De esta forma aumenta la cantidad de sangre que corre inmediatamente bajo la piel y, si el entorno es frío, la perdida de calor (que no la ganancia) es impepinable. Supongo que habrás reparado alguna vez en los típicos coloricos característicos de quienes han empinado el codo… pues eso es un claro signo de la vasodilatación: los coloricos de quien ha bebido se deben a que la sangre se hace “visible” al dilatarse los capilares de las mejillas. Ese efecto, aunque no sea tan patente como en los mofletes, sucede en todo el cuerpo. Tal y como es previsible si esto sucede y si el entorno es frío, el resultado consiste en una mayor pérdida de calor corporal, al menos más rápida que si no se hubiera producido esa vasodilatación fruto de haber tomado bebidas alcohólicas.

Pero espera, espera… [podrá pensar alguno], nadie me puede decir a mí lo que yo siento y, después de haber bebido, siento más calor y soporto mejor las temperaturas bajas.

Es cierto, y tendría toda la razón. Eso pasa, pero tiene su explicación; en concreto, dos explicaciones:

CapilaresEn primer lugar ese mayor flujo de sangre cerca de la superficie corporal ayuda a que esa sangre se sitúe más cerca de nuestros termoreceptores de la piel y de ahí que nuestra sensación sea de aumento de la temperatura. Todo un peligro ya que el resultado general de esa situación implica una más o menos rápida disminución de la temperatura interna del cuerpo, a pesar de que el sujeto no es consciente ya que su piel se mantiene caliente. Es peligroso ya que en esta situación disminuyen las naturales defensas del cuerpo frente a las temperaturas frías (que consisten de forma típica en la vasoconstricción para reducir el flujo sanguíneo hacia la piel y mantener mejor así la temperatura interna).

En segundo lugar, el cuadro se agrava si tenemos en cuenta que el alcohol es en cierta medida un anestésico… es decir, la verdadera sensación de frío va a tardar más en ser realmente percibida… y más cuanto más “anestesiado” esté el individuo.

La poco fiel imagen del barril de los perros San Bernardo

Perro san bernardo con barril

Tal y como explicó en su día mi buen compañero y vecino Alfred López (@yelqtls) en esta entrada, la imagen que tenemos de esta raza de perros (en verdad pastores alpinos) se debe a la ocurrencia de un artista de cierto renombre en su época quien con más intención colorista que otra cosa le plantó uno de estos barriles a uno de los perros que retrató en una de sus obras allá por el siglo XIX. En dicha obra se representaba una imagen de rescate perruno y a pesar de que nunca han llevado el consabido barril… desde entonces hasta nuestros días.

La historia de estos perros de rescate, se encuentra indisolublemente ligada a los monjes que fundaron y “regentan” el hospicio de Grand Saint Bernard (sito en el paso del mismo nombre en los Alpes suizos). Y de ahí el nombre que le dieron a aquellos mastines que en su día les ayudaban a rescatar viajeros perdidos o accidentados. Con aquel cuadro como punto de partida, pronto se hizo popular la imagen de estos perros con el consabido barrilito de la mano de los dibujos de animación, novelas populares, etcétera. Sin embargo, los monjes del hospicio Grand St. Bernard aseguran que sus perros ni lo llevan ni lo han llevado nunca… más que nada por el efecto contraproducente que tendría entre aquellas personas que fueran a rescatar.

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Nota: Gracias a Fernando Frías (@FerFrias) por sus aportaciones alpinas

Imágenes: Simon Howden vía freedigitalphotos.net; y Daniel Steger vía Wikimedia Commons

¿Quién dice que la cerveza es buena para la salud?

Cerveza helada 2La semana pasada distintos medios de comunicación se hicieron eco de esta noticia: “La cerveza puede proteger el sistema cardiovascular”. No es la primera vez, ni será la última, en la que los titulares de los periódicos nos informan de los múltiples beneficios que hay detrás del consumo de cerveza. Pero ¿a quién se debe tanta información sobre el beneficio en el consumo de esta bebida alcohólica?

Aquí en España, el Centro de Información Cerveza y Salud, es la principal institución que, según sus propias palabras, promueve “la investigación sobre las propiedades nutricionales del consumo moderado de cerveza y su relación con la salud”. A este centro le debemos las frecuentes “noticias” e investigaciones en las que siempre, siempre, sale bien parada la cerveza. Curioso.

 

Digo curioso, porque así a bote pronto parece que un “centro de información” debiera hacerse eco de todos los aspectos (positivos y negativos) que redundan en el uso de aquel objeto que contemplan y no solo de aquellos que le benefician. Pero la realidad nos dice que no es así. Puedes consultar este enlace y contrastar todos los artículos que tiene el Centro disponibles en su web. Ya ves, según este Centro el consumo de cerveza se puede relacionar de forma positiva en el embarazo, las enfermedades neurodegerativas, la práctica deportiva, el estado inmunológico, la enfermedad cardiovascular, y un largo etcétera de situaciones fisiopatológicas; y de forma negativa con… ¿nada?

Siempre he andado un poco mosca con estas cuestiones, pero el otro día, no sé por qué, la gota colmó el vaso y decidí llamar personalmente al mencionado “Centro de Información Cerveza y Salud” y hacer dos preguntas: Cómo se financia y soporta el mencionado Centro, y saber si están en disposición de publicar a través del Centro algún estudio en el que el consumo de cerveza no salga especialmente favorecido.

Una vez al teléfono, hablando ya con el Centro, me atendió Bárbara una trabajadora amable, perspicaz y combativa a partes iguales. Bárbara me comentó que el origen y sustento del Centro de Información Cerveza y Salud parte del gremio cervecero, es decir de aquellas empresas que fabrican, envasan, distribuyen y/o venden cerveza y que era normal que por esta razón “sus estudios” solo hablen bien de la cerveza. Ni publican estudios de otras instituciones (hablen bien o mal de la cerveza) ni van a publicar un estudio en el que el consumo de cerveza salga perjudicado. Es decir, un claro ejemplo de lo que se denomina «Cherry picking» o falacia de atención selectiva. Para que nos entendamos, lo que deja en buen lugar al gremio se selecciona y anuncia a bombo y platillo y lo que no, se obvia, silencia u omite. Entiendo las razones que me hizo llegar Bárbara, aunque no las comparta.

Lo que ya no es tan normal es que el ciudadano medio no pueda reconocer fácilmente este tipo de información cuando lee en los medios aquellos estudios en los que la cerveza y su consumo moderado salen tan maravillosamente favorecidos. Es decir, me temo que para el consumidor medio una «noticia» sobre un estudio que relaciona de buen rollo cerveza y salud no sea publicidad sino «información».

¿Por qué hay tantos estudios sobre el beneficio en el consumo de cerveza (o vino) y no sobre el de berenjenas, calabazas o kiwis? Es sencillo, por que el gremio de los primeros disponen y destinan recursos para su mayor gloria y el de los segundos no. El Centro de Información Cerveza y Salud promueve estudios, edita newsletters, hace llegar notas de prensa a los medios, subvenciona congresos de nutrición, patrocina eventos, etc. y se habla, siempre bien, del consumo de cerveza en relación con la salud. Y a mí no me parece bonito. Para ello el Centro en cuestión se ha sabido rodear de auténticas personalidades nacionales que en el plano científico puedan acreditar la excelencia de sus investigaciones. No pongo en duda que los estudios realizados y publicados sean de una alta calidad, pero sí la forma en la que el Centro gestiona toda la información referente a la cerveza o más sencillamente al consumo de bebidas alcohólicas. La realidad nos dice que no es preciso a estas alturas que por cuestiones de salud se siga santificando el consumo de ninguna bebida alcohólica aunque para ello se tenga que tomar el rábano por las hojas.

Tal y como comenté en esta entrada, según la mayor parte de instituciones científicas de renombrado prestigio el consumo de cualquier bebida alcohólica aporta más perjuicios que beneficios sobre la salud. Y no es solo una cuestión de medida. Es decir, no hay una cantidad de alcohol lo suficientemente baja por debajo de la cual los beneficios superen los riesgos. No.

Así pues, me gustaría que cada vez que vuelvas a oír un mensaje positivo relativo a la salud sobre el consumo de cualquier bebida alcohólica, incluida la cerveza (y por supuesto el vino) te plantees quién está detrás de esa información, y que recuerdes el posicionamiento de la OMS al respecto:

Aunque se ha demostrado un pequeño efecto protector entre el consumo ligero y moderado de alcohol sobre las enfermedades isquémicas, su consumo ha de considerarse como abrumadoramente tóxico para el sistema cardiovascular

 O el de la World Cancer Research Institute/American Institute for Cancer Research

La evidencia científica no muestra un nivel claro de consumo de bebidas alcohólicas por debajo del cual no se producen incrementos en el riesgo de los cánceres que causa. Esto significa que, basándonos tan sólo en lo relativo a las evidencias de cáncer, incluso pequeñas cantidades de bebidas alcohólicas deben ser evitadas

Sería muy de agradecer que en una institución con el glorioso nombre de Centro de Información Cerveza y Salud se hiciera eco de estos posicionamientos o que, al menos, los tuvieran en cuenta para rebatirlos… si puede.

 

No eres el único que busca remedio en Internet para la resaca

Antes de nada, feliz año. No sé que tal lo llevaréis, pero las estadísticas apuntan a que es precisamente hoy el día del año en el que se baten todos los récords de búsqueda en internet tratando de hallar un remedio milagroso para la resaca en el ciberespacio.

Así lo refleja un recentísimo editorial de la revista Current Drug Abuse Reviews titulado “La necesidad de encontrar un tratamiento eficaz para la resaca” (“The Need for an Effective Hangover Cure”). En una clarificadora gráfica se pone de relieve el número de visitas a sitios web en los que se aborda el tema de la resaca. La figura representa las visitas de la población francesa en el periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2011 y el 2 de enero de 2012… y sí, el pico grande, el de la derecha, corresponde al número de visitas realizadas el 1 de enero de 2012, es decir, tal día como hoy pero de hace 1 año.

 

 

Además, y para dejar constancia de en qué medida y cuándo nos preocupamos más por estas cuestiones el editorial mencionado advierte que el resto de los picos menores corresponden a los números de visitas realizadas en domingo (algo esperable) y que además hay otros picos destacables: El de Halloween a primeros de noviembre, y tratándose de una información obtenida de población francesa, el del 11 de noviembre correspondiente con el día del Armisticio (fiesta nacional en Francia).

A mí particularmente me llama también la atención (no se menciona nada en el editorial) el aumento de las búsquedas hacia el día 30 o 31 de diciembre (mayor que en cualquier fin de semana anterior) Algo que me imagino podría equiparase al buscar tiritas en el super cuando sabes que dentro de dos días vas a “darle al martillo”.

Otro aspecto destacable de este editorial, y sin lugar a dudas más práctico para los fines que ahora persigues, es dejar constancia de que a día de hoy no existe una solución farmacológica efectiva para tratar la resaca.

En general, las consecuencias de un consumo agudo y excesivo de alcohol se traducen en dolor de cabeza, cansancio, problemas de concentración, la sed, mareo, náuseas, trastornos cognitivos y cambios de humor. Es decir, en dejarte encima una sensación de miseria general que se prolonga durante las 24 a 48 horas siguientes al exceso.

No deja de ser curioso que mientras la mayoría de los tratamientos para distintas enfermedades han mejorado de manera importante en los últimos años, el tratamiento de la resaca provocada por el alcohol no ha obtenido una mayor, ni mejor, respuesta por parte de la comunidad científica. Se ha llegado a sugerir que esta situación se explica porque no sería ético desarrollar tratamientos efectivos para la resaca, ya que de tenerlos,  se animaría a la gente a consumir más alcohol. Con sinceridad, yo no me lo creo, en especial cuando hay quien además afirma que la resaca es el justiprecio de quien se ha excedido y que con ella se aprende a no volver a cometerlos. Si bien es cierto que la mayor parte de las personas con resaca (el caso ahora mismo de muchos con cierta probabilidad) afirma que no volverá nunca más a beber… mucho, también es cierto  que la mayor parte vuelve a recaer en este tipo de conductas, pese a las autopromesas.

Para terminar, más información práctica… el estar con la nariz pegada a una pantalla no te ayudará demasiado; deja el ordenador, la tablet, el smartphone o donde demonios estés leyendo esto y buscando información para atajar tu resaca: Tal y como lo pone en evidencia esta revisión sistemática, no hay tal remedio milagroso más allá que el uso del sentido común, reposo, hidratación y buenos alimentos (hay quien dice sopa, manta y orinal… y no va mal encaminado).

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Foto 1: aerodesign.pl

Foto 2: drewleavy

Figura: Adaptado de Current Drug Abuse Reviews, 2012, Vol. 5, No. 1

El efecto del alcohol sobre la salud. La opinión de la OMS

Existe una buena parte de la población, que cree que el alcohol en bajas dosis o con moderación, en especial cuando proviene de bebidas fermentadas tipo vino o cerveza tiene un efecto beneficioso para la salud.

No niego que determinados aspectos de nuestro nivel de salud puedan verse beneficiados por este tipo de consumo de bebidas alcohólicas, pero considero que sería injusto el tener en cuenta sólo estos beneficios sin prestar atención al mismo tiempo a los posibles riesgos. A fin de cuentas cuando se consume cualquier bebida alcohólica lo hacemos –siempre refiriéndome al terreno de la salud- para lo supuestamente bueno y también, indefectiblemente, para lo potencialmente malo.

Para todos aquellos que aun duden de los efectos de las bebidas alcohólicas, sean las que sean, en el conjunto de la salud les recomendaría que echaran un vistazo a un reciente documento de la Organización Mundial de la Salud (Alcohol in the European Union. Consumption, harm and policy approaches) que lamentablemente sólo está en inglés y que aborda de pleno las consideraciones salutíferas del alcohol, entre otros aspectos. He tenido el interés de haceros un breve resumen de algunos aspectos que me han parecido interesantes dentro de los respectivos apartados. Espero que al menos sirva para que aquellas personas más fundamentalistas con respecto a las alegaciones positivas en el consumo de bebidas alcohólicas se replanteen algunas cuestiones.

Introducción

El consumo de bebidas alcohólicas es una de las tres prioridades más importantes en el ámbito de la salud pública en el panorama mundial. A pesar de que sólo la mitad de la población lo consume, el alcohol como factor de riesgo a escala global es la tercera causa de enfermedad y de muerte prematura tras el bajo peso al nacer y el sexo sin protección. En Europa, el alcohol es también el tercer factor de riesgo en relación con la salud y la mortalidad, por detrás sólo del tabaco y la hipertensión arterial. […]

 

En relación con la salud general

Con independencia de que sea una droga capaz de generar dependencia, el consumo de bebidas alcohólicas se ha asociado de forma convincente con cerca de 60 tipos diferentes de enfermedades y circunstancias no deseables, incluyendo lesiones mentales y trastornos del comportamiento, afecciones gastrointestinales, cánceres, enfermedades cardiovasculares, trastornos inmunológicos, enfermedades pulmonares, enfermedades óseas y musculares, trastornos reproductivos y daños perinatales, incluyendo un mayor riesgo de alumbramientos prematuros y de bajo peso al nacer (enlace) […]

Aunque se ha demostrado un pequeño efecto protector entre el consumo ligero y moderado de alcohol sobre las enfermedades isquémicas, su consumo ha de considerarse como abrumadoramente tóxico para el sistema cardiovascular.

En relación con el cáncer

En 2007, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer concluyó que existía una relación causal entre el consumo de alcohol y distintos tipos de cáncer: cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, colon, recto y mama (enlace 1 y enlace 2). Todos estos tipos de cáncer mostraron una relación dosis-respuesta, es decir, el riesgo de cáncer aumenta de manera constante (enlace). La fuerza de esta relación con niveles de consumo medio de alcohol varía sensiblemente para los diferentes tipos de cáncer. […] Entre los mecanismos causales identificados para algunos tipos de cáncer, el efecto tóxico parece provenir del acetaldehído, un metabolito fruto de la degradación del alcohol.

Enfermedad cardiovascular

La relación entre consumo de bebidas alcohólicas y diversos trastornos cardiovasculares es negativa, y este extremo está respaldado de forma contundente en especial con la enfermedad hipertensiva (enlace), el accidente cerebrovascular hemorrágico (enlace) y la fibrilación auricular (enlace). Para la enfermedad isquémica y el accidente cerebrovascular isquémico, la relación es más compleja. En cuanto al consumo crónico de bebidas alcohólicas, este está asociado claramente con resultados adversos cardiovasculares (enlace).

Por su parte, el consumo ligero a moderado parece tener un efecto protector en las enfermedades isquémicas (enlace). Este efecto resulta ser igual para las personas que sólo beben cerveza o sólo vino (enlace). Sin embargo, cada vez con más pruebas que lo respalden, este efecto sobre algunas enfermedades cardiovasculares parece que puede deberse a factores de confusión (enlace), apuntando la idea de que el consumo bajo o moderado de alcohol debe ser considerado más como un indicador de buena salud y una mejor posición social que una causa de la mencionada buena salud (enlace). En cualquier caso, el efecto protector desaparece totalmente cuando los consumidores realizan, un consumo excesivo de alcohol aunque sea una vez al mes (enlace). Además no hay ningún efecto protector para los más jóvenes, para quienes cualquier dosis de alcohol aumenta el riesgo de eventos isquémicos (enlace). En cuanto a las personas mayores, la reducción del riesgo de fallecimiento por enfermedad isquémica se obtiene de forma mucho más efectiva mediante la realización de actividad física y con una dieta más saludable que tomando una bajas cantidades de alcohol (enlace). […]

 

Después de esto que cada uno asuma su responsabilidad a la hora de recomendar el consumo de la cantidad que se quiera de cualquier bebida alcohólica por motivos de salud. Yo desde luego lo tengo claro: por motivos de salud, cuanto menos mejor.

Evidentemente, y siendo conocedores ya de los riesgos que tiene sobre la salud el consumo de bebidas alcohólicas (y no antes) se podrán considerar los aspectos sociales, culturales e incluso gastronómicos de su uso.

Nota: La mayor parte de esta entrada (aquella parte del texto en cursiva) es una traducción personal del mencionado documento de la OMS. Insisto que quien quiera revisarla tiene a su disposición el texto original en este enlace.

 

Las bebidas alcohólicas dentro del panorama calórico

Cuando se habla de beber y de calorías casi todas las referencias que encontramos aluden a la escasa contribución favorable de los refrescos azucarados en esta relación, ya saben, por aquello de las calorías vacías y todo eso. Sin embargo, son muchas otras las bebidas que tienen un peso significativo a la hora de contribuir al sumatorio total de las calorías ingeridas a los largo del día. Además de los refrescos mencionados, los zumos son muchas veces pasados por alto, pero en especial, pocas veces se alude a las bebidas alcohólicas, lo que es un error, ya que esta es otra de las fuentes típicas de las mencionadas calorías vacías.

Según un reciente estudio los adultos estadounidenses consumen un promedio de cerca de 100 kcal/día a partir de bebidas alcohólicas. Este es el resultado de examinar el aporte calórico de las bebidas alcohólicas entre adultos mayores de 20 años entre 2007 hasta 2010, utilizando los datos de la Encuesta Nacional de Salud sobre Nutrición (NHANES) obtenidos a partir de recordatorios de 24 horas.

El portavoz del estudio ha señalado que:

Además de los riesgos inherentes al consumo de alcohol en términos de lesiones y/o enfermedades crónicas, es importante considerar la contribución al total de calorías diario de este tipo de bebidas. Tal y como sucede con las bebidas azucaradas, las bebidas alcohólicas son unas de las principales fuentes de calorías con escasos nutrientes. Aunque las calorías consumidas con las bebidas azucaradas se han examinado con bastante detalle, el estudio de las calorías aportadas por las bebidas alcohólicas se ha descuidado bastante.

Diariamente y de media, un tercio de los hombres y el 18 por ciento de las mujeres ingieren bebidas alcohólicas y casi el 20 por ciento de los hombres y el 6 por ciento de las mujeres consumen más de 300 kcal procedentes de las bebidas alcohólicas.

En el estudio también se puso en evidencia que los hombres consumen más calorías que las mujeres a partir de este tipo de bebidas y que los adultos jóvenes consumen más calorías procedentes de las bebidas alcohólicas que los adultos mayores. En cuanto al tipo de bebida, la cerveza fue la que se llevó la palma en cuanto al aporte de calorías por encima de cualquier otra bebida alcohólica. Sin embargo no hubo diferencias entre grupos las diferentes razas y grupos étnicos.

Para que nos hagamos una idea de las posibles implicaciones en el peso, consumir diariamente 100 kcal procedentes de las bebidas alcohólicas, implica que un año se ingresan 36.500 kcal (en kilos unos 4,8 al año) y los que consumen 300 kcal/día unas 109.500 kcal que si se transformaran totalmente en grasa serían unos 14,6kg… casi nada.

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Foto 1: Grahamtastic

Foto 2: FBellon