El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Encontraron un auténtico “quema grasas” y acabaron literalmente incinerados (o enterrados)

La mayor parte de las veces que se alude a remedios adelgazantes “alternativos” por no decir de moda o milagro, se suele hacer referencia a la simpleza de los mismos, al fraude inherente que en ellos subyace y, evidentemente a su inutilidad. Pocas veces se comenta los riesgos que entrañan algunos de ellos. Y no me refiero al aumento de la probabilidad de un riesgo a largo plazo y tal, en esta ocasión, en la que hoy acerco hasta el blog, me refiero a un perjuicio real y palpable que se traduce en fallecidos ipso facto… no es broma.

Así, la agencia Reuters se hizo eco el otro día de la creciente utilización de una sustancia en el Reino Unido que obtenida a través de canales alternativos, sirve en teoría para adelgazar ya que es un potente “quema grasas” (esa absurda y recurrente denominación de tantos y tantos productos que se venden con la pérdida de peso como reclamo). La noticia en sí surgió a raíz de esta publicación en la que se dan más detalles. El caso es que su creciente uso se ha traducido en una serie de luctuosos acontecimientos que han provocado el fallecimiento de no menos de 5 personas en los último años y numerosos afectados.

2,4-Dinitrophenol

Se trata de una potente droga sintética que responde al nombre de 2,4-dinitrofenol (más conocido como DNP) y de la que incluso la Wikipedia da cuenta. Esta fuente solo indica que al parecer su uso se circunscribió en el tratamiento de la obesidad allá en la década de los años 30 del pasado siglo cuando ya entonces se prohibió por los importantes peligros que sobre la entrañaba. En realidad, esta sustancia se usaba anteriormente en la fabricación de colorantes, conservantes de la madera, explosivos y pesticidas (como ves una joyita para meterse entre pecho y espalda).

No quiero agobiar con detalles demasiado técnicos, pero para el que le interese diré que esta sustancia actúa en las mitocondrias alterando la forma normal de obtención de energía a partir de las grasas. En realidad lo que se impide es la fosforilación oxidativa del ADP (o adenosín difosfato) y por tanto su transformación en ATP (o adenosín trifosfato, verdadera molécula que funciona como pila energética) por parte de la célula. Este hecho deriva, muy en resumen, en la obtención de una gran cantidad de energía que no puede ser almacenada como debería en «las pilas» (en el ATP) a causa de esta sustancia. De esta forma se genera un exceso de energía en el interior celular que se disipa en forma de calor. Como consecuencia, la tasa metabólica, la glucólisis (ruptura de la molécula de glucosa que resulta en la obtención de más energía) y la lipólisis (ídem que anterior pero con los ácidos grasos) se aumentan y se reducen las reservas de grasa. De forma muy sintética, se aprovechan las grasas para obtener en principio energía metabólica (ATP) pero en realidad solo se consigue generar calor; no se obtiene ATP, y entonces se utilizan más grasas para sintetizarlo, entrándo en un peligrosísimo ciclo de retroalimentación positiva. Al final la gente termina auto asándose desde dentro. Es decir… esto sí que es un auténtico quema-grasa de ensueño para mucha gente. De ensueño sí, siempre que no se consideren sus graves efectos secundarios que es lo que al parecer ha ocurrido con no pocas personas que, como decía, fallecieron tras usar el 2,4-dinitrofenol.

Sus efectos son tan conocidos y peligrosos cuando se utiliza con este adelgazante propósito que ya en 1938 la FDA nortemericana prohibió su utilización. Como curiosidad, diré que el anterior artículo menciona que esta sustancia era distribuida entre los soldados rusos de la II Guerra Mundial para que se mantuvieran calientes (¡con esa clase de jefes rusos “amigos” quién necesitaba alemanes para que les tirotearan!)

Bueno, a lo que íbamos. Ya ves que se trata de una peligrosa sustancia de la que jamás te hablarán de su negra realidad aquellos que la ponen en circulación (nunca en los canales sanitarios legales). Te lo puedes imaginar: “la pastilla maravillosa que te hace adelgazar sin hacer nada más que tomarla”. Paso olímpicamente de poner enlaces en las que se puede, al menos en apariencia, encontrar y comprar esta sustancia, pero haberlos los hay a patadas. Y que no te engañen, según diversos especialistas no hay una dosis segura.

Siento desilusionar a todos aquellos que tan frecuentemente me preguntan si de verdad, de verdad no hay una pastilla mágica que te haga adelgazar per se. Mi respuesta es siempre la misma, la pastilla esa existe, pero los efectos secundarios de su uso trascienden en varios órdenes de magnitud el problema que se pretende atajar. De la misma forma que también existen sistemas para ser feliz forever… por ejemplo con la heroína, la cocaína y demás (modo ironico). Creo que ya me entiendes.

Al loro pues con el DNP que por lo que se ve, además de peligroso y seductor, se está poniendo “de moda”.

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Imagen: vía Wikimedia Commons

Cigarrillos y aceite de oliva virgen extra… y otros maridajes insólitos

Cigarrillos y aceite de olivaHay ocasiones en la que la racionalidad no da crédito a la realidad. Me refiero a cuando por ejemplo entras en un estanco y observas uno de los productos que tienen a la venta: cigarrillos. Sí, ya sé que eso es bastante normal en este tipo de establecimientos pero el hecho se torna un tanto surrealista en el momento que compruebas que hay un oferta de una marca de cigarrillos que promociona su venta regalando una mono dosis de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE).

Así pues, AOVE… ni regalices, ni mecheros, ni caramelos de menta, ni molonas pitilleras… Pero tampoco alcayatas, friegasuelos, laca para el pelo, seda dental, grapas ni bujías… regalan Aceite de Oliva Virgen Extra con la compra de una caja de cigarrillos. Desconozco la razón pero así es tal y como se puede contrastar en la imagen que twitteé acto seguido de comprobar esta más que intrigante asociación.

A partir de este mensaje se generó una especie de debate-propuesta de explicación al respecto de este extraño maridaje promocional. Por ejemplo Guillermo Peris argumentaba si es posible que con la distribución conjunta de ambos elementos se pudiera promover en el comprador una especie de “efecto halo” en el que las se asociaran las características de uno de los elementos hacia el otro. Es posible… pero en cualquier caso contra argumenté que ese posible efecto halo también podría entenderse como una carretera de doble sentido (en vez de único) o un arma de doble filo. Por su parte, otros compañeros de esta red social formulaban una explicación a modo de hipótesis al respecto de que el AOVE estuviera ahí como si de un antídoto se tratara (tabaco malo como punto de partida incontestable frente a los beneficios del AOVE), algo que no tuvo demasiada acogida desde el punto de vista real… quién sabe si como idea peregrina de quienes perpetraron esta curiosa unión comercial (peregrina sí, pero bastante probable como podrás comprobar más adelante)

Cigarrillos y aceite de oliva 2

Otros sin embargo, Abraham V ‏@LBPA, argumentaron que porqué no, es decir, que si los fumadores también desayunan, en este caso el AOVE también les podría venir bien desde un punto de vista eminentemente práctico… lo que nos lleva al principio: porqué AOVE y no alcayatas o cualquier otro elemento que no se distinga por su especial utilidad entre los fumadores y los que no lo son (al fin y al cabo los fumadores también tienen derecho a tener cuadros colgados en sus casas).

La respuesta que más me gustó fue la de Juan Flores ‏@JJFloresMederos  quien con más cuajo que otra cosa terminó respondiendo que estaba claro… que si alguien fuma, las demás cosas “le resbalan”.

No sé, yo sigo sin salir de mi asombro al respecto de esta extraña asociación comercial tabaco-olivarera y sin poderle atribuir una explicación convincente más allá del mero hecho del agasajo en sí, aunque en este sentido, es verdad, creo que esta promoción no contraviene la conocida como ley antitabaco a la hora de obsequiar a los clientes con un bien que no supere en un 5% el valor de la cajetilla (art. 9). Supongo… ya que aunque desconozco el precio de la cajetilla en cuestión estimo, así a botepronto, que 20 ml de AOVE pueden tener un valor aproximado de 0,08€, y el 5% del precio de una cajetilla más o menos barata, por lo que sé, ronda los 0,22€).

Al final de esa misma jornada la empresa que suministra el aceite en cuestión se sumó a las explicaciones de este curioso matrimonio y… sí, no te lo pierdas, aludía al efecto antídoto. Según ellos:

se trata de un cliente [el de los cigarrillos] no una promoción interna [de la almazara], ya que eligen fumar qué mejor formula que contrarestarlo con un buen

Explicación del porqué AOVE más cigarrillos

Resulta increíble pero cierto. Me gustaría saber qué pruebas tiene esta empresa para otorgar a su AOVE, o a cualquier otro aceite un efecto paliativo de las consecuencias derivadas del hábito tabáquico. Llegado el caso de que se encontrara tal asociación, el efecto en sí sería similar al de poner una torunda de algodón con betadine en la punta de una bala. Ridículo (como ridícula fue la respuesta). Prefería quedarme con la opción de ser un mero regalo y punto… y no con explicaciones descontextualizadas y buenrollistas.

Sin embargo, no es esta la única extraña asociación promocional. En mi memoria retengo la promoción de un anís (bebida alcohólica) que regalaba ositos o moras de gominola con su compra (prometo que lo vi, y creo que hice foto en su día… pero ¡no la encuentro!). En este caso y hasta que se demuestre lo contrario tampoco hay efecto antídoto de ninguno de los dos elementos frente al otro. También recuerdo otra promoción de venta de 4 bollos industriales con agujero y el regalo en el mismo pack de otra bollería industrial de nombre “effective”, con un claro (y falso) marchamo “saludable”… en este caso, supongo, con el fin de generar en el cliente una especie de torticero efecto de “compensación”.

Y tú… ¿se te ocurre alguna explicación al respecto de la unión en el punto de venta de cigarrillos y aceite de oliva?… Es más, ¿hay alguna otra asociación promocional que te haya llamado la atención y que quieras compartir con nosotros? y ya para terminar, ¿qué se ha de hacer cuando la realidad se tiñe con matices netamente surrealistas?

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Imágenes:

¿A qué sabe el brócoli?

BrócoliEl título del post de hoy, en realidad, lo he sacado de uno de los eslóganes del estudio Idefics (¿tienen los estudios científicos eslogan?) que se llevó a cabo entre 2006 y 2012 en el marco de la Unión Europea con el fin de evaluar y describir el estado de salud, los hábitos alimentarios y de estilo de vida de los niños europeos. Si estás interesado en el Estudio Idefics, puedes encontrar más información en este enlace… ya te adelanto que es bastante interesante

Pues bien, en uno de los trípticos del mencionado estudio se hacía llegar el mensaje de que los niños no comen muchas veces verdura y que amenudo argumentan su rechazo diciendo que “no les gusta”… aunque lo más probable es que no la hayan probado antes. Por tanto, sin tener a priori mayores argumentos para poder decir que no la comen por este motivo. Y para ello, para tomar como ejemplo una de esas verduras que lo niños no han probado, eligieron el brócoli –What does broccoli taste like?- ya que parece ser uno de esos productos frente al cual los más pequeños muestran el mayor de sus rechazos (será algunos niños, porque desde luego mis hijas se lo comen que da gusto).

Sea como fuere, el caso es que al hablar de brócoli hay que saber que estamos ante uno de esos alimentos de temporada típicamente invernal y que además, en España, disfrutamos del que producimos, es decir, en nuestro caso es también un producto de cercanía. Al menos cuando está en su momento, que es ahora. Te diré más, según datos facilitados desde la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia España es el mayor exportador de coles (brócoli, coliflor y coles) de la Unión Europea, con una cuota de exportación de casi el 50% del mercado intracomunitario, y un volumen total de 399.578 Tm en la campaña 2013-14.

Un poco de botánica y de nutrición

Hablando de brócoli nos referimos a la especie de la familia de las Brasicáceas o crucíferas que responde a la especie Brassica oleracea var. italica. En este caso, salvo la raíz prácticamente toda la planta es aprovechada, desde los tallos que forman esos típicos ramilletes de forma arbustiva que sostienen unas muy abundantes cabezas florales (lo más típico), hasta las hojas más pequeñas.

Conociéndome como ya me conoces seguro que sabes que soy especialmente propenso a promocionar el consumo de alimentos de origen vegetal. Esto es así porque en ellos destaca una importante cantidad de fibra, algunas vitaminas y no pocos minerales, y todo ello con un contenido energético francamente contenido por no decir casi ridículo (por lo pequeño, claro). Sin embargo, en este caso y tal y como sucede con una buena parte de las especies comestibles de esta familia botánica, además en el brócoli destacan una serie de propiedades nutricionales poco habituales en otras verduras u hortalizas. Me refiero por ejemplo a su excepcional aporte de sustancias de carácter antioxidante y su contenido en compuestos sulfurados. Son precisamente estos últimos los que de algún modo contribuyen al único defectillo que puede tener el uso doméstico de este producto en la cocina y en el más estricto sentido práctico, me refiero evidentemente al especial aroma que tiene su cocción (similar al que acontece con el resto de especies de crucíferas: coles de Bruselas, coliflor, berza, etcétera). De todas formas y para mí, incondicional seguidor del brócoli y todos sus botánicos familiares, esto no es más que peccata minuta.

Un mucho de cocina

Las posibilidades culinarias del brócoli son amplísimas y se presta a una importante combinación de ingredientes y presentaciones, ya sea como actor principal o secundario en una receta, o como participante en una sabrosa guarnición. A modo de muestra puedes echar un vistazo a las recetas que nos proponen desde la Asociación Más Brócoli, con preparaciones más o menos rápidas, para incorporar esta hortaliza en ensaladas, en purés o cremas, en platos más o menos sencillos o sofisticados, etcétera.

En cuanto a los niños y la relación con esta o cualquier otra verdura (o alimento) lo sigo teniendo igual de claro que cuando comentaba la jugada de las preferencias alimentarias de los niños en este post: Come con ellos en todas las ocasiones que puedas. Así, haz de tu comida un ejemplo de lo que ellos podrían comer. Que resulta que comen según lo que tú consideras que está bien… pues estupendo; que no lo hacen, pues también estupendo. No presiones, no premies y no castigues. La mejor guía sobre cuánto tiene comer un niño sano es… ese mismo niño. Su apetito ha de ser la guía. Tú preocúpate porque la oferta de alimentos sea más o menos saludable. Ten en cuenta que según diversos estudios y recomendaciones el presentar el mismo alimento a un niño en ocasiones sucesivas (sin agobiar) y con preparaciones diferentes incrementa en gran medida las posibilidades de que el niño lo termine por aceptar con disfrute, sabiendo que ése rango de exposición al consabido alimento es especialmente amplio: de 11 a… ¡90 veces! Así pues, en este sentido la paciente constancia ha de constituir la mejor de las estrategias, así como el convencimiento de las cosas bien hechas.

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Nota 1: Este jueves 4 de diciembre a las 18:00 un servidor participará en una #Twittervista (= entrevista en twitter en tiempo real) con este tema concreto del brócoli como centro de la misma, aunque cualquier otra cuestión nutricional, dietética y culinaria será también bien recibida.

Nota 2: En las redes sociales, la Asociación Más Brócoli anima en Facebook a que los usuarios compartan bajo el lema “Y tú, ¿cómo disfrutas del brócoli?” sus experiencias escritas o fotografiadas en relación a esta hortaliza y a etiquetar anécdotas saludables vinculadas a la hortaliza con el hashtag #ilovebrócoli en otras plataformas como Twitter e Instagram. El ganador de dicha promoción podrá compartir mantel con un acompañante en uno de los restaurantes que cuente con la distinción de la Estrella Michelin de su ámbito geográfico.

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Imagen: Toa55 vía freedigitalphotos.net

Pulseras y colgantes “de la suerte” con leguminosas “de la muerte”

Abrus_precatorius_seedsCreo que no tengo una faceta sensacionalista especialmente destacada. Por tanto, sin pretender incurrir en este defecto, me gustaría poner de relieve un potencial pero importante riesgo que existe con la comercialización de ciertas pulseras y colgantes de apariencia exótica (en realidad exóticos sí que son) que se confeccionan con las semillas de determinadas leguminosas que son bastante tóxicas.

Al parecer, la comercialización de esta especie de bisutería tóxica (que no exótica) se está popularizando en los últimos meses en España a partir de mercadillos, tenderetes, y puestos de venta ambulante con el reclamo comercial de propiciar suerte a quien las porta. Es más, están a la venta vía Ebay o Amazon bien como piezas de bisutería tal cual o como abalorios sueltos para confeccionarla por tu cuenta. Puedes contrastar el calado de este peligro en este enlace que se hace eco de la incautación por parte de la Policía Local de Mérida de una buena remesa de estas piezas cuya venta en realidad está prohibida al carecer de las garantías sanitarias que regulan productos de esta naturaleza. En la misma línea de actuación ha salido a la palestra la Dirección General de Consumo del Gobierno de Aragón que ha alertado  sobre la venta de productos elaborados con semillas de Abrus precatorius, como artículos de bisutería y joyería, y que pueden ser tóxicas por ingesta o por contacto. Incluso la Asociación Española de Leguminosas se ha hecho eco del asunto.

No tiene desperdicio el video de un sujeto, que ufano él, responde sin el menor rubor a una periodista al respecto de las esotéricas propiedades de estas semillas y sin hacer la menor mención a su peligro.

Se trata de unas semillas (de huayruro) procedentes de una especie de leguminosa que tienen llamativos colores entre el rojo y el anaranjado con uno de sus extremos de color negro (junto a la cicatriz que le une a la vaina). En cuanto a la forma están a medio camino de lo que pudiera ser un guisante o una alubia relativamente pequeña. De todas formas también existen variedades de color pálido o blanquecino (más al uso de lo que sería una alubia blanca) que son igualmente tóxicas, con el agravante de que en este caso dichas variedades blanquecinas pueden confundirse mucho más fácilmente con un producto alimenticio habitual (o ser “recetadas” por un practicante de la medicina “alternativa”).

El caso es que estas semillas contienen un potente tóxico, la abrina, cuyo efecto consiste en la inhibición celular de la síntesis proteica. Está bastante bien asumido que la dosis letal de abrina ronda los 0,1 a 1 microgramos de abrina por kilogramo de peso corporal. Es decir, la ingestión de 75 microgramos de abrina es capaz de producir la muerte casi con total seguridad en un adulto de 75 kg… o lo que es lo mismo 0,075 miligramos bastan. Como ves es un potente tóxico, hasta el punto de haber sido utilizada como parte del arsenal de algunas armas químicas y ataques terroristas.

Pulsera legumbres venenosas

Sin embargo, hay algunos estudios que apuntan a que la ingestión, sin más, sin morder de las semillas, no debería producir mayores trastornos ya que la gruesa piel de las semillas protegen su interior de la acción de las enzimas digestivas. El problema vendría en el momento que se mastican e ingieren, momento en el que se liberaría la abrina. Con sinceridad, habida cuenta de su toxicidad yo no me andaría con tonterías.

Como he dicho hay también quien alerta de su toxicidad por contacto… con sinceridad no he encontrado referencia a casos clínicos de esta circunstancia. Sin embargo, si he encontrado en este sentido algunas noticias. Y es que tal y como revela este estudio, la mayor parte de las referencias a la intoxicación por abrina alude a su ingesta, aunque tanto el contacto como la inhalación de la sustancia son vías posibles y constatadas.

Sea como fuere creo que conviene estar al tanto, en especial si no las conocías y si tienes niños pequeños… o si diciéndote que es una leguminosa te da por comértela. Y por supuesto si conoces de su venta, creo que lo más conveniente es que denunciaras el hecho… yo lo haría.

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Imagen: USDA Wikimedia commons y https://www.facebook.com/pages/El-Poder-del-Huayruro/577952262224556

“That sugar film”: nuevo documental masoquista sobre el azúcar oculto en alimentos “saludables”

That sugar filmLa verdad es que no sé como la traducirán en España (si llega) pero el próximo mes de febrero se estrena en Australia That sugar film (“Ésa película azucarada (o sobre el azúcar)”, me atrevo a traducir así, un poco a vuela pluma) que sigue la estela de aquel clásico, Super size me, que acaba de cumplir 10 años. En aquella peli-documental, sin traducción oficial en el circuito español, pero que podría interpretarse como “Agigántame” o “Superagrándame”, su protagonista Morgan Spurlock decide someterse a una dieta drástica de McDonalds a base de comer en los restaurantes de esta franquicia durante todo un mes… desayuno, comida y cena, todo en McDonalds y chequear periódicamente sus indicadores de salud más típicos, empezando por el peso, pasando por ejemplo por los niveles de colesterol, glucemia, triglicéridos y demás y acabando por las transaminasas. El resultado, ya te lo puedes imaginar, al cabo de un mes el bueno de Morgan acabó con unos cuantos kilos de más y con unos significativante peores indicadores de salud. La película tiene varias aristas, pero digamos que a la compañía de las hamburguesas no le hizo mucha gracia y muchas cosas cambiaron en ella (al menos en su imagen) a partir de su estreno. El caso es que tuvo un éxito relativamente importante ya que incluso estuvo nominada a los premios Oscar… en su categoría, claro.

Pues bien, el caso es que un poco con la misma idea auto castigadora en la cabeza pero con otro objetivo en el punto de mira, está presta para su estreno la película mencionada. Como es fácil de presagiar, en este caso el objeto de la ira será el azúcar. Es decir, hay un sujeto, un tal Damon Gameau, actor australiano que se ha sometido a una estricta dieta especialmente rica en azúcares durante dos meses y nos cuenta en la peli su experiencia. Pero lo más llamativo de su propuesta no está en que sea él el que voluntariamente use ese azúcar y lo añada a su menú, no… Lo más destacado de su idea radica en seguir una dieta rica en azúcar pero a partir solo de alimentos que la industria cataloga o comercializa como “saludables” y que por tanto no pocos consumidores los consideraran de la misma forma y los incorporan sin el menor de los prejuicios a su ingesta habitual. Es más, por su supuesta cualidad mercantilista de “saludables” es más que probable que lejos de observarlos sin prejuicio alguno, estos productos “saludables” (pero con una cantidad importante de azúcares) sean buscados con el fin de seguir un patrón de vida saludable. Al fin y al cabo lo pone en la etiqueta, ¿no?

En resumen, la historia al parecer consiste en poner de relieve y en las carnes propias de este actor en principio bien parecido lo que te contaba en esta entrada acerca de si el problema con el tema del azúcar está en el azucarero o en otros alimentos que, al igual que sucede con la sal, por ejemplo, lo incorporan de forma que el consumidor medio es poco consciente de su presencia.

Al final, también nos lo podemos imaginar ya que de otro modo no habría peli, el bueno esta vez de Damon recibe las peores noticias por parte de sus médicos (spoiler): está desarrollando hígado graso entre otras calamidades relacionadas con su salud; aumento importante de su perímetro de cintura, aumento del peso, de la glucemia… y eso tan solo en las tres primeras semanas de experimento (recuerdo que se prolonga por espacio de dos meses) y en el que su meta es incorporar con esos alimentos “saludables” el equivalente a 40 cucharaditas de azúcar por día. Nada más… pero tampoco nada menos.

Como te decía se estrena en Australia el próximo febrero y no hay aun prevista fecha de su estreno en el mercado estadounidense… así que para el europeo imagínate. Eso sí, en cuanto podamos acceder a ella y verla al completo, no dudes que la comentaremos en este blog.

Puedes acceder a la página oficial de la película en este enlace, así como al blog de su protagonista en este otro (yo que acabo de saber de él creo que se le va un poco la pinza en relación los trabajos en los que participa y que comparte en su página) y al tráiler oficial aquí.

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Imagen: https://www.facebook.com/thatsugarfilm/photos_stream

Cocinar en casa es un ingrediente clave para seguir una dieta saludable

IMG_1686Cada vez estoy más convencido del interesante papel que podrían desempeñar aquellas recomendaciones que fueran básicas, sencillas de entender e incontrovertidas como lo es por ejemplo el “cocina lo que comes”. Todo ello con el fin de promover un cambio de hábitos alimentarios hacia aquellos más saludables.

Te lo conté en el post Más fogones y menos tocar los… y resulta que en las últimas fechas hemos sido testigos de la publicación de dos interesantes estudios que vienen a ratificar el peso que podría tener el hecho de cocinar más cuando se pretenden cambiar ciertos estilos dietéticos.

El primero de ellos, formulado el tema a modo de pregunta en el título Is cooking at home associated with better diet quality or weight-loss intention? (¿Esta relacionado el cocinar en casa con tener una mejor calidad dietética o con la intención de adelgazar?) realizó una encuesta sobre hábitos dietéticos a más 9.000 participantes y concluyó que la práctica frecuente de cocinar estaba relacionada con un patrón de consumo de alimentos notablemente más saludable tanto si los sujetos tenían la intención de perder peso como si no. Por tanto, en este estudio, los autores terminan por hacer un llamamiento a las autoridades sanitarias con el fin de promocionar la cocina entre la población general como estrategia para la adquisición de mejores hábitos.

Por su parte, el segundo de los estudios a los que hacía referencia Time Spent on Home Food Preparation and Indicators of Healthy Eating (Tiempo invertido en casa a la preparación de alimentos e indicadores de alimentación saludable) siguió una metodología similar al anterior pero con una población más pequeña (cerca de 1300 adultos) y observó que las personas que menos tiempo dedicaban a preparar los alimentos (cocinar) eran a su vez personas trabajadoras que focalizaban sus prioridades alimentarias a partir del prisma de la conveniencia y que seguían un peor patrón de consumo de alimentos. En sentido contrario, cuanto mayor era el tiempo que se dedicaba a cocinar, mejores eran los indicadores de calidad dietética con ingestas significativamente más frecuentes de verduras, ensaladas, frutas y zumos. La cosa no queda ahí, ya que la economía también resultó un elemento a tener en cuenta en la medida que se cocine más o menos. De este modo dedicar tiempos inferiores a una hora diaria para preparar los alimentos se asoció con un mayor gasto de dinero al tener que recurrir a restaurantes (muchos de ellos de comida rápida) que aquellos que comían lo que cocinaban en sus casas.

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En mi opinión, estos estudios ponen de relieve dos circunstancias destacables:

La primera, que cada vez está más clara la relación positiva “si cocinas lo que comes luego tienes más posibilidades de tener un mejor patrón alimenticio”… al mismo tiempo que la negativa “si no cocinas, aumentas las probabilidades de seguir un patrón inadecuado”.

La segunda hace referencia “al tiempo”. No pocos resultados indican que es la falta de tiempo el argumento más utilizado para justificarse entre quienes no cocinan o lo hacen poco. Bien, en este sentido y de nuevo en mi opinión, la clave estaría en dos conceptos: el de las prioridades y el de las habilidades. Está claro que si no se tienen las habilidades, el menaje, ni los conocimientos mínimos para enfrentarse diariamente a los fogones (o periódicamente, cocinando en una sola sesión para varios días) difícilmente resultará rentable eso de cocinar. El otro tema es el de las prioridades, igual sería conveniente que muchos que no cocinan por falta de tiempo analicen para qué sí lo tienen. Es probable que en algunos casos, creo que no pocos, se “roba” tiempo a la cocina para dedicárselo a otras cuestiones menores. Seguro que de todo habrá, pero en general creo que así sucede.

Insisto porque cada día lo tengo más claro: Si quieres mejorar tus hábitos alimenticios un buen comienzo es cocinar. Si no todo lo que se come sí al menos una buena parte de ello.

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Imágenes: @juan_revenga

Niscalomanía… y cómo limpiar en general las setas

Tal y como mencioné el otro día, estamos en la época más propicia del año en cuanto a abundancia de setas y hongos en general se refiere. Otras estaciones tienen los suyos pero el otoño es la estación del año que mayor concentración de este tipo suculencias nos ofrece.

El caso es que el otro día casi me da un soponcio cuando una buena colega de profesión me enseñó ufana y vía Twitter unos níscalos que le acababan de regalar (creo) y que reposaban en un escurre-verduras después de lo que a todas luces había sido un generoso baño debajo del chorro de agua… para limpiarlos.

Uno que es navarro de pura cepa (y “PTV” para más señas) tiene la sensibilidad a flor de piel con estas cosas de las setas… y es que no, las setas no se “lavan” en el sentido que se lavan por ejemplo los vegetales (tal y como te conté en esta entrada y en esta otra). Si bien son un producto de “la tierra” y que puede albergar no pocas impurezas, no se deben de limpiar nunca al modo y manera reflejados para los vegetales en general. No, limpiar las setas es todo un coñazo, se hace preciso ser sincero; aunque tal y como decía mi abuela “sarna con gusto no pica… pero mortifica”. Por tanto, limpiar setas implica que hay que hacerlo con mucho mimo y una a una.

Para ello lo mejor suele ser acompañarse de un trapito húmedo, papel de cocina también humedecido o incluso de un cepillo suave para frotar con esa misma suavidad la parte superior del sombrerete de las setas. Es decir, la parte que más está expuesta de las setas y que es sensiblemente resistente a la humedad ya que es donde más gruesa tiene la capa de quitina. La razón de no hacerlo como con los vegetales es que en el lavado al uso se pierden gran parte de sus inherentes y muy apreciables características, en especial su aroma. Además, si se mojan, se propicia el aceleramiento de su deterioro. A las setas les gusta la humedad sí, es cierto, pero la justa y mientras no se corten y separen de su hábitat; precisamente tras ser recolectadas uno de sus principales enemigos es ése, la humedad.

Tal y como dicen que una imagen vale más que mil palabras te dejo un vídeo al respecto de cómo limpiar las setas, un proceso que ha de hacerse siempre justo antes de su cocinado.

Y, centrándonos en los níscalos, rebollones o robellones te dejo una serie de fotos que van desde su recolección hasta unas cuantas soluciones culinarias de estos como protagonistas.

 Níscalos in situ

Níscalo in situ

 

 

Níscalos en la mano

Pequeña cosecha

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cesta con níscalos

Cesta con níscalos

Caja de níscalos (regalo de una paciente)

Caja de níscalos (regalo de una paciente)

Tosta de níscalos

Tosta de pan de centeno con pimientos asados y níscalos estofados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Proceso de la receta anterior

Proceso de la receta anterior

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cazuelita de níscalos con huevos de codorniz

Cazuelita de níscalos con huevos de codorniz

Bandeja de niscalos a la plancha con jamón serrano al horno

Bandeja de niscalos a la plancha con jamón serrano al horno

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Imágenes: @juan_revenga

Jeffrey Friedman: no existe una sola dieta válida que no sea la equilibrada (y no estoy seguro)

Ratón obesoPara los que no conozcáis a Jeffrey Friedman se trata de un reconocido investigador especialista en genética molecular, más en concreto en el área de la obesidad y los mecanismos biológicos reguladores del peso.

A mediados de la década de los noventa del pasado siglo veinte saltó a la fama al identificar una hormona, la leptina (o proteína OB), que en modelos animales (ratones) se identificó como una molécula inhibidora del apetito. De forma muy breve, está proteína sería secretada por los adipocitos (entre otros tejidos) cuando estos ya tuvieran una cantidad de grasa almacenada elevada. Una vez liberada en el torrente sanguíneo, la leptina, a modo de “señal” sería recibida por el “centro regulador” del apetito, el hipotálamo, y promovería la inhibición del mismo. Un claro ejemplo de retroalimentación negativa.

Este proceso, relativamente simple, se contrastó de forma bastante consistente en ratones observando que existían algunos ratones obesos que en base a una mutación que codificaba para la formación de leptina eran incapaces de controlar su apetito. En estos ratones la administración exógena de leptina, calmaba su apetito y conducía a una reducción del peso.

El caso es que el futuro para tratar la obesidad humana se tornó claramente esperanzador. Si este mecanismo fuera reproducible en los seres humanos se habría dado con una especie de piedra filosofal al respecto del tratamiento de la obesidad. Pero la realidad terminó por no ser tan sencilla. En el caso de los seres humanos pocos eran (y son) los pacientes obesos que mantuvieran unos niveles de leptina deficitarios, en lo que la administración de más leptina, de más “señales” para que se inhibiera el apetito, no iba (y no es) la solución milagrosa para la inmensa mayoría de personas aquejadas de obesidad.

Valga esta introducción sobre el protagonista de hoy, Jeffrey Friedman, para hacernos una idea de su perfil como investigador y para destacar que no es precisamente un donnadie ya que sus trabajos pasados y actuales son ampliamente reconocidos por la comunidad científica. Aunque la cosa se ha puesto muy interesante con el tema de la leptina y seguro que os ha puesto los dientes muy largos, no es el tema del post de hoy (a ver si saco tiempo y le dedico un par o más de post, porque la cosa es de todo menos sencilla).

Friedman

Saco a colación a este investigador para poner en alza sus declaraciones en esta entrevista publicada la semana pasada en El País. Empezando por el título “No hay pruebas de que las dietas que eliminan grasas o hidratos funcionen” que resume de alguna manera sus declaraciones, es posible que sus afirmaciones puedan ser descontextualizadas cuando, más al contrario, me parecen francamente lúcidas y esclarecedoras de la situación a la hora de poner de relieve el escaso valor de cualquier estrategia dietética en el tratamiento de la obesidad en las que solo se tenga en cuenta la proporción de macronutrientes.

Desde su primera respuesta este especialista afirma que la mayoría de las personas y no pocos profesionales sanitarios tienen un objetivo erróneo: no es cuestión de pesar menos sino de obtener mejor salud. Algo que ha defendido un servidor infinidad de veces.

Pregunta. ¿Aspirar a estar más delgados es positivo?

Respuesta. Creo que depende de cuáles sean nuestros objetivos. Si alguien tiene sobrepeso o está obeso, nuestro objetivo debería ser mejorar su salud. Eso puedes hacerlo sin perder mucho peso. Comiendo una dieta saludable y haciendo ejercicio para perder un poco de peso, con mucha frecuencia, los problemas de salud mejorarán. Si nuestro objetivo es mejorar la salud, no insistiría en que la gente esté delgada. No hay evidencia de que alguien que es obeso vaya a estar mejor quedándose muy delgado. Y más importante, no creo que haya muchas posibilidades de lograrlo, porque hay un sistema biológico muy poderoso que mantiene nuestro peso y hace que nuestro peso se mantenga sin grandes variaciones por arriba o por abajo.

Además, comparto su particular escepticismo a la hora de hablar del éxito de cualquiera de los tres modelos dietéticos clásicos que habitualmente se postulan para el tratamiento de la obesidad desde este prisma (1º bajo en hidratos de carbono; 2º bajo en grasas y; 3º bajo en calorías con los tres macronutrientes “equilibrados”).

P: ¿Las dietas más populares tienen una base científica?

R: Hay mucho debate sobre cuál es la mejor dieta para perder peso. El consejo estándar sería: toma una dieta equilibrada y con menos calorías, y ya está. Pero después habrá gente que te recomiende no comer ninguna grasa, lo que se llama la dieta Pritikin, o no comas hidratos de carbono, en la dieta Atkins. En realidad, no sé cuál es la mejor opción, porque para averiguarlo necesitaríamos un experimento que es muy difícil. Tienes que poner grandes cantidades de gente en una de las dos dietas durante mucho tiempo.

El problema con las dietas es que no puedes mirar a los datos en seis meses; normalmente hacen falta uno o dos años para que la gente vuelva a su peso, así que tienes que tener grandes cantidades de gente en cada una de las tres dietas, y entonces tienes que hacer observaciones mucho tiempo después, de una manera rigurosa. El problema es que a largo plazo hay tan poca gente capaz de mantener la pérdida de peso que nunca consigues una respuesta. Así que yo soy agnóstico sobre cuál de las tres funciona. Intuitivamente, diría que lo mejor es comer una dieta equilibrada, pero tampoco hay pruebas de que eso funcione.

Y luego la puntilla… no se puede hacer descansar toda la cuestión de la obesidad en elementos biológicos del tipo hambre y saciedad y ya está. En este problema hay muchos otros factores e intereses implicados tal y como también he defendido en múltiples ocasiones: las industrias alimentaria, dietética y farmacéutica, los hábitos sociales, culturales, la organización de los tiempos laborales, los conocimientos para implementar la cuestión alimentaria de una forma u otra…

P: Pero quienes promueven las dietas hablan de ellas como si estuviesen bien probadas

R: Si piensas sobre la obesidad, es posible que, más que ningún otro problema de salud, esté en el centro de muchas partes interesadas. La industria de las dietas es inmensa y tiene un mensaje claro: toma nuestra dieta y perderás peso. La industria farmacéutica también tiene intereses. Si fabricamos un fármaco, tómalo y perderás peso. Además, a la industria del medicamento le gustaría que las reglas para aprobar fármacos fueran relajadas, y cuanto más drama haya, mejor es el clima para que eso suceda. Cuando quieres que tu mensaje llegue al público, necesitas dinero, y por eso muchas veces el mensaje de los científicos queda ahogado entre el de todas estas partes interesadas que tienen mucho dinero.

Lo que sabemos que funciona es que si comes una dieta equilibrada con menos calorías, pierdes peso. Y en esas dietas los carbohidratos, las proteínas y las grasas están equilibradas. El problema viene con las dietas que eliminan carbohidratos o grasas, que te dicen que puedes comer lo que sea y perder peso igual, solo se trata de cambiar lo que comemos. Creo que eso sería muy bonito, pero no creo que haya pruebas de que eso funcione a largo plazo y que sea saludable. Así que es mejor que hagamos lo que sabemos que funciona.

[…] Nos estamos centrando en un aspecto equivocado. Nos centramos en el peso cuando deberíamos centrarnos en la salud. Si estás obeso y tienes problemas de salud, como diabetes o enfermedades cardiacas, deberíamos pensar en cómo mejorar tu salud. […] De hecho, si estás muy obeso y no tienes problemas médicos, no estoy seguro de que debiéramos hacer nada, más allá de la recomendación que sirve para el resto de comer una dieta saludable y completa y hacer ejercicio. […]

En resumen, las declaraciones de este señor me parecen muy acertadas. No obstante, he echado una cosa de menos que en mi opinión hubiera supuesto un broche de oro a la entrevista. Me explico, decir que hay que comer mejor y llegado el caso menos, a la vez que moverse más no es decir gran cosa. La clave, tal y como yo veo el panorama está en conseguir que las personas implicadas logren eso y además sean felices, les guste, les compense… o como quieras decirlo. Es decir, además de los procesos biológicos genéticamente influidos, ¿qué es lo que hace que una persona que ha perdido una cantidad de peso en el corto plazo (seis meses) esté con el mismo peso que al principio tras, por ejemplo, dos años? Y más aun… ¿qué es lo que provoca que los pacientes terminen por abandonar ese patrón de alimentación adelgazante (dieta) y se vuelva en este sentido a la casilla de salida?

Sopena de repetirme, opino que el posible remedio al problema genérico de obesidad pasa por buscar una solución de boca hacia arriba al menos con tanta intensidad como las soluciones propuestas de boca hacia abajo.

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Nota: Quiero agradecer a @carlosxabier su aportación para esta entrada

Imágenes: http://wellcomeimages.org/indexplus/obf_images/f8/b4/c49c22fb05314d0c5915103a1217.jpg vía Wikimedia Commons y  http://www.rockefeller.edu/research/faculty/labheads/JeffreyFriedman/

Ser donante de heces puede hacerte ganar cerca de 1000 dólares al mes

Papel higiénicoSiento lo escatológico de la cuestión pero las actuales circunstancias están tal que así. Al menos en Estados Unidos, país en el que el tema de las donaciones (sangre, leche materna… heces, etcétera) es observado de manera bien distinta a como se contemplan estas cuestiones en la Unión Europea, es posible obtener dinero (y no poco) haciéndose donante de heces. Y no, no es ni una broma ni se trata de una “noticia” sensacionalista. Más al contrario, se trata de observar las más recientes posibilidades que ofrece esta técnica, el trasplante de heces, hacia un colectivo de enfermos afectados por una infección recurrente por parte de una bacteria, Clostridium difficile.

No voy a entrar en demasiados detalles al respecto de las características patológicas de este microrganismo, simplemente mencionar en forma de pincelada que este germen puede provocar un más o menos grave cuadro diarreico en determinadas circunstancias. Se estima que cerca de un 10% de la población puede ser portadora de esta bacteria en su tracto digestivo (en especial en el intestino grueso) aunque no todo el mundo desarrolla los síntomas. Entre los que sí los desarrollan estos síntomas suelen concretarse en forma de: diarrea acuosa, fiebre, pérdida del apetito, náusea, dolor y sensibilidad abdominal.

Bueno a lo que íbamos. El caso es que su tratamiento en determinados pacientes termina siendo especialmente engorroso de forma que el tratamiento con antibióticos no es que no solucione el cuadro sino que en ocasiones lo agrava. Digamos que el antibiótico en cuestión arrasa al mismo tiempo con la flora intestinal beneficiosa y promueve el sobre-crecimiento del agente causal. En sentido contrario, un trasplante de heces de un donante sano, con una flora bacteriana adecuada, podría recolonizar el colon (toma calambur) generando un ecosistema bacteriano ante el que C. difficile iría cediendo terreno de forma paulatina.

En este contexto y teniendo en cuenta el cada vez más importante peso de nuestro microbioma (material genético proveniente de bacterias que está presente en nuestro cuerpo: tracto digestivo, cavidad oral, piel, mucosas…) a la hora de tratar algunas enfermedades, una organización norteamericana sin ánimo de lucro, OpenBiome, se está encargando de recolectar heces entre aquellos voluntarios que reúnan una serie de características para trasplantarlas en esos pacientes en los que el tratamiento con antibióticos de C. difficile esté desaconsejado o resulte inútil.

Y lo que te decía, OpenBiome será una organización sin ánimo de lucro pero el caso es que gratifica con 40 dólares cada deposición de sus donantes, hasta el punto que si se accede a sus instalaciones para hacer la donación cinco o más días por semana incrementan la gratificación con 50 dólares extra. En suma, 5 días de donante 200 dólares, más los 50 por haber llegado a esos 5 días, suman 250 dólares… al mes 1.000 dólares del ala por hacer popó y donar la producción. No es tontería.

Antes de que lances a hacer cuentas

Las pegas para la inmensa mayoría de los que leáis esto no son pocas. La primera que hay que ir a hacer la donación in situ, no vale mandarla, es decir, hay que ir a la sede de OpenBiome sita en Medford, Massachusetts. Las demás, son menos importantes desde el punto de vista práctico para un ciudadano español, pero mucho más desde un punto de vista médico ya que los donantes tiene que reunir una serie de características y pasar un control médico. Entre esas características están el tener entre 18 y 50 años; no haber viajado al extranjero en el último año; no tener un Índice de Masa Corporal superior a 30… y por supuesto ser portador de unas heces «saneadas», es decir, que dichas deposiciones estén caracterizadas por una población microbiana adecuada. De todas formas si vives por allí o estás pensando el mudarte, habida cuenta de las interesantes ofertas locales, puedes empezar por rellenar este cuestionario.

A modo de reflexión

Tal y como te conté en esta entrada hace ya unos meses, el uso terapéutico de las heces de donantes sanos para tratar distintas enfermedades es una realidad aunque en algunas ocasiones no se pueda ofrecer una respuesta clara sobre los mecanismos últimos que explican esta terapia. En cualquier caso, no cabe la menor duda de que resulta un prometedor campo para futuras investigaciones y el planteamiento de nuevas terapias basadas eso sí en la evidencia científica (al menos en la de los resultados). Aunque dichos resultados son prometedores, al menos en el tratamiento de C. difficile, las cosas no están del todo claras. De todas formas, y tal y como se expresa en el vídeo que te dejo a continuación… al igual que a nadie se le ocurriría hacer una transfusión de sangre en plan doméstico, tampoco es cuestión de lanzarse a hacer este tipo de trasplantes en casa. Imagino que hay poco riesgo de que ocurra pero quería decirlo (XD).

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Imágenes:  artur84 vía freedigitalphotos.net

Nutrición-área 51: El misterio del almidón resistente ¿adelgazante? da un salto mortal

Pasta

Antes de continuar se hace preciso aportar una aclaración sobre la metodología de esta sección, “la nutrición-área 51”. Tal y como puse de relieve en el primer post de esta sección se trata de dar cuenta de teorías, hipótesis, proyectos, etc. que o bien en este momento sean líneas de investigación más o menos interesantes y curiosas, o bien sean auténticas simplezas científicas. Ha sido culpa mía el cuajar la sección de quizá demasiadas “simplezas” y aportar pocas tendencias interesantes. Y hoy estamos aquí para tratar de equilibrar la media. Empecemos por el principio hablando del enigmático “almidón resistente” y algunas de sus particularidades reales.

¿Qué es eso del “almidón resistente”?

Por almidón, sin más se entiende ese polisacárido de reserva típico de multitud de especies vegetales. Más en concreto, en los alimentos, está especialmente presente en cereales y los productos obtenidos a partir de estos (harinas, panadería, repostería, pastas alimenticias…), legumbres, algunos tubérculos, etcétera. Desde el punto de vista químico se trata de un hidrato de carbono formado por la polimerización lineal (o no tan lineal) de moléculas de glucosa unidas una detrás de otra hasta formar polímeros de más de 100.000 unidades. Interesante sería en este punto hablar de sus posibles presentaciones en forma de amilopectina y amilosa, pero para los fines que se pretenden no nos interesa demasiado.

El caso es que una vez procesados los ingredientes o los alimentos que contienen almidón a partir de los procesos tecnológicos y culinarios este elemento representa en general un nutriente altamente aprovechable desde el punto de vista energético aportando las 4 kcal por gramo atribuidas a los hidratos de carbono. En general, el almidón es insoluble en agua fría y su digestión y aprovechamiento energético se dificulta de forma importante en estas circunstancias. Sin embargo, tal y como decía, a medida que aumenta la temperatura y en presencia de suficiente hidratación, este almidón tiende a adquirir una textura “gel”; es decir, se gelatiniza con los procesos culinarios que implican calentamiento y de este modo se hace mucho más digerible y con ello es mayor el aprovechamiento energético que de este se hace. Pero este proceso también se puede revertir en cierta medida.

Por ejemplo, en la pasta o el arroz (alimentos especialmente ricos en almidón) este almidón se gelatiniza en cierta medida y se hace muy “biodisponible” cuando se cocinan. Pero a medida que se enfría esa preparación el almidón gelatinizado vuelve a “cristalizar” haciéndose más inaccesible a la acción de nuestras enzimas digestivas. Este sería el “almidón resistente”. Resistente en menor medida que el anterior a la acción digestiva de nuestras propias enzimas.

Por eso, y sobre este aspecto caben pocas dudas, un plato de pasta fría o un plato de arroz frío aportará menos calorías que su homólogo caliente. Ese almidón no digerido de los platos fríos llegaría hasta nuestro intestino grueso y allí podría ser objeto de utilización por parte de la flora bacteriana… con sus conocidas consecuencias. En cierta medida el “almidón resistente” funcionaría desde el punto fisiológico como una clase de fibra. Y esto por tanto también tiene otras consecuencias que atañen al índice glucémico del plato (la capacidad que tiene un alimento de aumentar la glucemia).

Así pues, el índicé glucémico de un plato de pasta o de arroz frío será menor que ese mismo plato recién cocinado. Hasta aquí hay bastante consenso y poco misterio, la parte interesante y que por eso la traigo a colación en esta sección de “nutrición-área 51” viene a continuación.

El misterio del “almidon resistente” ¿más adelgazante recalentado que solo enfriado?

Reconozco que no se trata de un estudio científico como dios manda, pero el otro día en el programa de la BBC Trust me, I’m a doctor (Confía(e) en mí, soy médico) pusieron de relieve (o al menos sembraron la duda) al respecto de que los platos de pasta (ricos en almidón) tuvieran un menor aprovechamiento metabólico no ya cuando se enfrían (esto no sería ninguna novedad tal y como hemos visto) sino que aun sería menor cuando después de enfriados se volvieran a recalentar. Sorprendente.

Para ello, la dirección del programa conducida por un médico, realizó el siguiente experimento: se reclutó un grupo de voluntarios y se les administraron tres platos de pasta diferentes en tres días, al tiempo que se media el incremento de la glucemia tras la ingesta (glucemia postprandial) de los diferentes tipos de platos. La monitorización consistió en medir su respuesta glucémica (el aumento de la glucemia) tras la ingesta de las tres formas distintas de presentar la pasta: 1º caliente recién cocinada; 2º cocinada y dejada enfriar y 3º recalentada.

El primer resultado obtenido era el esperable: cuando las personas comían los platos de pasta fríos mostraban un menor incremento de la glucemia postprandial que cuando comían el plato recién hecho… la explicación parecía clara, el plato de pasta fría tenía más “almidón resistente” que el recién preparado (más biodisponible). Ahora bien…

La sorpresa llegó cuando se observaron los resultados al comer pasta recalentada (cocinada-enfriada-recalentada). En un principio se esperaba que la fracción cristalizada en el proceso de enfriado se re-gelatinizara al recalentarla y que la glucemia postprandial fuera similar a la experimentada con el consumo de la pasta recién cocinada… o al menos entre ese valor y el del consumo de la pasta fría. Pero no fue así. De forma sorprendente la glucemia postprandial con los platos recalentados fue la menor de las registradas en el consumo de las tres modalidades de pasta.

¿La explicación?

No la hay, o al menos yo no la tengo, al igual que tampoco la tienen aquellos que realizaron el experimento. En principio, los escasos trabajos que se han realizado sobre estas cuestiones y que he podido consultar hablan de que el proceso de “retrogradación” (que el almidón gelatinizado se cristalice, lo que ocurre al enfriar la pasta) es un proceso reversible en cierta medida y depende de múltiples factores tales como la humedad, la proporción de amilopectina y amilosa en ese almidón… y de la temperatura. En cualquier caso, esa retrogradación puede como digo revertirse (pasar de cristal a gel de nuevo) a medida que aumenta la temperatura en mayor o menor medida, con lo que estos resultados observados en el programa no son explicables, al menos con esta línea argumental o con este modelo.

Ni que decir tiene que las circunstancias en las que este experimento se llevó a cabo no fueron las idóneas. El marco de un programa de televisión no reúnen las características que deben caracterizar una adecuada investigación científica. Así, los responsables científicos del programa hacen un llamamiento a la necesidad de investigar más esta circunstancia.

¿Es la pasta recalentada aun más “resistente” (menos calórica incluso) que cuando está fría tras haberla cocinado?… Bueno, me temo que habrá que esperar a ver si algún valiente es capaz de reproducir el experimento en condiciones más controladas y contrastar sus resultados con los de este programa. Lo de las explicaciones, llegado el caso, vendrán luego.

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Nota: quiero agradecer a un buen comentarista del blog, Joan, el hacerme llegar esta consulta mediante correo electrónico y a Miguel Lurueña (@gominolasdpetro, no dejes de visitar su imprescindible blog) sus aportaciones tecnológicas al respecto de los almidones.

Imagen:  hyena reality vía freedigitalphotos.es