El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Día Mundial de la Alimentación 2013: sostenibilidad para una mayor seguridad alimentaria

Día mundial alimentación 2013

Los “Sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición” son el tema central del Día Mundial de la Alimentación en 2013 que se conmemora hoy 16 de octubre promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Esta organización concentra las celebraciones de esta jornada con el fin de ayudar y sensibilizar a la población mundial en la comprensión de los problemas y las soluciones en la lucha contra el hambre (una vez más). En sus propias palabras:

Hoy en día cerca de 870 millones de personas en el mundo sufren desnutrición crónica. Los modelos insostenibles de desarrollo están degradando el ambiente natural, amenazando a los ecosistemas y la biodiversidad que serán necesarios para nuestro abastecimiento futuro de alimentos.

Un sistema alimentario está formado por el entorno, las personas, las instituciones y los procesos mediante los cuales se producen, elaboran y llevan hasta el consumidor los productos agrícolas.

Todos los aspectos del sistema alimentario influyen en la disponibilidad y accesibilidad final de alimentos variados y nutritivos y, por lo tanto, en la capacidad de los consumidores de elegir dietas saludables. Además, las políticas y las intervenciones relacionadas con los sistemas alimentarios rara vez se diseñan con la nutrición como objetivo principal.

Para hacer frente a la malnutrición son precisas medidas integradas e intervenciones complementarias en la agricultura y el sistema alimentario, en la ordenación de los recursos naturales, en la sanidad pública y la educación, así como en ámbitos de políticas más amplios.

¿Cómo tiene que ser un sistema alimentario sostenible? ¿Es posible llegar hasta él desde la situación actual? ¿Qué debe cambiar para que avancemos en esa dirección? El Día Mundial de la Alimentación de 2013 es una oportunidad para plantearse estas y otras preguntas, y ayudar a crear el futuro que queremos.

Estoy seguro que una buena parte de la población asocia la “seguridad alimentaria” a cuestiones vinculadas a las toxinfecciones alimentarias, a las contaminaciones con parásitos, microbios, pesticidas, etcétera. Sin embargo, la definición de “Seguridad alimentaria”, sin dejar de lado estas cuestiones cotidianas para nosotros, es mucho más amplia. Para la FAO, el concepto de “seguridad alimentaria” se da cuando

… todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable

Tal y como se puede comprobar y a pesar de contar en nuestro entorno con una fuente de alimentos higiénicamente segura, tanto aquí como allende los mares, gozamos en líneas generales de muy poca “seguridad alimentaria” cuando este concepto se asume de forma mucho más integradora.

Queda mucho por hacer.

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Nota: Puedes acceder al documento editado por la FAO en español con motivo de este día en este enlace

Ingredientes y aditivos químicos en los alimentos naturales (¿o era al revés?)

Me gustaría que por favor leyeras la siguiente lista de “ingredientes” de un alimento real, de uno de verdad y que luego manifestaras qué te parece: si más o menos adecuada, si más o menos saludable, si te lo comerías o no, si se lo ofrecerías o no a tus hijos para merendar todos los días…

La lista a la que me refiero es esta:

 Ingredientes manzana

Ya ves, aceites vegetales sin determinar, no menos de 8 sustancias que con su correspondiente número “E” podrían ser considerados como “aditivos y un montón de sustancias químicas más, incluído el temible y cancerígeno acetaldehido… qué peligro.

Así, a primera vista puede que no te resulte demasiado apetecible, parece demasiado poco “natural”. Pues bien, creo que es hora de revelar de qué alimento se trata. Es una manzana. Sí, cualquiera de ellas, una manzana en general. Es más, podría ser una manzana ecológica con su sello y todo incluido.

quimica apple

Lo que estás viendo es en realidad una obra de Klaas Wynne, catedrático de la Escuela de Química de la Universidad de Glasgow, quien harto, supongo, de tanta quimiofobia decidió realizar este trabajo en un estricto homenaje a la verdad.

El tema de la mal entendida “naturalidad” y su quimiofobia concomitante ha sido abordada de manera sublime en otros post que te invito (una vez más) a visitar, en concreto los de:

Aitor Sánchez: En su blog Mi dieta cojea y más en concreto con la entrada “El vacío legal de lo 100% natural

José Miguel Mulet: En su blog Los productos naturales ¡vaya timo! con el asunto de “Bimbo: todo natural, nada artificial

Jose Manuel López Nicolás: Más en especial en los post publicados en Naukas (“Sin porquerías” y “Sin conservantes ni colorantes… ¿por qué no?”) y en Scientia con “Carta de un químico a Leo Messi

Creo que estos argumentos deberían ser suficientes como para plantearse si hay que alabar por sistema todo aquello que nos digan que es “natural” o criticar también por sistema todo lo relacionado con lo “artificial”.

Volviendo al tema de la manzana, solo le veo un pequeño fallo: cuando se detalla una lista de ingredientes, la relación de los mismos ha de comenzar por el ingrediente más presente y así, sucesivamente, mencionar luego el segundo más presente, el tercero, etcétera. En la relación que nos ocupa con el agua en primer lugar creo que se adecua a la normativa, pero no así ya el segundo “ingrediente” (aceites vegetales) y otros ingredientes que me da la sensación están puestos poco ordenadamente.

Por último, es importante hacer constar que si bien la obra original pertenece a Klaas Wynne y es esta de aquí, le versión traducida al español corre a cargo de Mauricio-José Schwarz  (@elnocturno) quien contó con la autorización del autor para hacer esta adaptación, y que puedes consultar en este enlace en la muy recomendable web “el regreso de los charlatanes”.

quimica manzana

PREMIOS BITACORAS 2013

Este blog, El Nutricionista de la General, se presenta a los Premios Bitacoras 2013 en la Categoría de Salud. Date una vuelta por el blog y si te gustan los contenidos puedes votarlo:

Clicando http://bitacoras.com/premios13/votar/522a9f4cf55bf190295b5a13948f44ac9e64791c o bien

Registrado en está página con  tu cuenta de Facebook o Twitter poner: https://blogs.20minutos.es/el-nutricionista-de-la-general/ en la categoría  Mejor Blog de Salud

¡Gracias!

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Nota: agradecer a Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) y David Meana (@Swiwel) el haberme puesto sobre la pista.

Fuetes: El retorno de los charlatanes y http://www.chem.gla.ac.uk/staff/wynne/i/2012/we%20love%20chemicals.pdf

La galería de los horrores de los comedores escolares americanos

FedUp.jpgYa sabéis que tengo una especial fijación por cómo les dan de comer a nuestros hijos cuando nosotros no nos enteramos, o cuando solo nos tenemos que conformar con un papel con el que el colegio nos informa de lo que se supone ellos comen.

Antes de seguir te recomiendo que te pongas en antecedentes leyendo este otro post al respecto de si estamos los padres y cuidadores al corriente de lo que comen nuestros hijos en el colegio. Resulta que tal y como se ponía de relieve en un estudio realizado por el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Illes Beleares parece que lo hacen no muy en la línea de lo que sería más recomendable y mejor para ellos.

El caso es que el otro día, Raquel, una buena amiga (@aliment_ARTE) me puso al corriente de una iniciativa que se ha puesto en marcha en Estados Unidos por ‘DoSomething.org’ (una plataforma sin ánimo de lucro para lograr cambios a partir de la iniciativa popular) que trata de poner de relieve la calidad de las comidas escolares. Este iniciativa se llama fed up (harto) y, a través de las fotografías que los chavales hacen a sus comidas y que luego cuelgan en la página creada a tal efecto, cada uno puede votar si eso que se ve en la imagen se lo comería (eat it) o directamente lo tiraría (toss it). Las razones para descalificar una comida pueden ser diversas, bien por la forma en la que está cocinado o presentado el plato o ración, por las medidas higiénicas (hay fotografías con pelos y moscas en la comida), porque responda mejor o peor a una mínima adecuación nutricional, etcétera. Son infinidad de imágenes las que se pueden encontrar ya y, junto a ellas, los jóvenes sintetizan con sarcásticos titulares las razones por las que esa comida les resulta tan desagradable o poco apropiada. Así los usuarios que lo deseen podrán seguir subiendo fotos hasta el 15 de noviembre. Al final, cono todos los votos recibidos ‘DoSomething.org’ confeccionará un mapa de Estados Unidos en el que vendrá reflejado dónde se come mejor y peor.

Tengo la esperanza que en los comedores escolares españoles no se haya llegado a los extremos que se ven en algunas imágenes de la página en cuestión. Pero al mismo tiempo, hemos de ser conscientes de que corremos el importante riesgo de que este tipo de conductas propiciadas o permitidas por las autoridades sanitarias, los directores de centro, las empresas de restauración colectiva, etc. y que hoy vemos en ultramar terminen por implantarse por estos lares y mellar (aun más si cabe) lo poco que queda de nuestros afligidos hábitos alimentarios.

Sorpréndete y deja tu comentario sobre esta particular galería de los horrores de los comedores escolares norteamericanos. Si lo prefieres puedes comentar tu experiencia personal en el comedor de cuando eras más joven o, si ya eres padre o madre, la de tus hijos.

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Imagen: http://fedup.dosomething.org/fedup/

Pues a mí sí que me importan los rábanos

IMG-20130909-00342 (3)Sabes perfectamente que aquí, en este blog, no te vas a encontrar pomposas elegías de alimentos eminentes, si acaso solo de los más humildes, de los más vilipendiados. Y hoy me he propuesto hablar de uno de mis preferidos en este grupo: los rábanos.

Pocos alimentos hay tan desconocidos, poco utilizados y denostados (y baratos) como los rábanos. Y además, ahora, empieza su temporada. Como sucede para el resto de hortalizas pertenecientes a la familia de las Brasicáceas (Crucíferas en tono más coloquial), el otoño y más si cabe el invierno es su época más fetén.

Créeme si te digo que entre los recuerdos más ancestrales que conservo en mi memoria figura el de aquel niño de apenas 5 ó 6 años ante el aperitivo diario y casero de un abuelo materno, Vicente, consumiendo un pequeño bol de rábanos con una copita de vino tinto minutos antes de comer (sí, aquel abuelo). Y el ritual, el mismo de siempre: cuchillo, rabanetas aun con un mínimo de su verdoso pedúnculo nadando en una pequeña cantidad de agua y un salero: Corta pedúnculo, raspa la piel si esos rábanos si eran especialmente picosos… “Juan, ¿quieres?”… jejejejeje, “como no voy a querer, abuelo (pensaba yo)”… y rabaneta para la saca.

Hoy soy yo el que comparte las rabanetas con mis hijas. Hoy sin sal; de verdad que no creo que les haga ninguna falta, mal tampoco les viene, pero nos hemos hecho a comerlas así, y están de muerte. No solo lo digo yo, Adriana y Carolina también, mis hijas, que están mucho menos sugestionadas.

Lo cierto es que el abanico gastronómico de los rábanos (o rabanetas) es muy breve. No gozan de su participación en grandes recetas (que yo sepa) es un alimento humilde y muchas veces quizá por ello despreciado. No obstante, representan una estupenda posibilidad de acceder a un aperitivo agradable y contenido (¿te acuerdas del pinzimonio?), aunque no perdonaría el omitir la posibilidad de adicionarlos a ensaladas diversas o incluso una vez troceados adicionarlos a cremas y purés variados de verduras.

Ya sabes, siguiendo la política de este blog, no te voy a hablar de sus excepcionales cualidades nutricionales, para eso ya hay o habrá otros blog que tengan o no otros intereses distintos de estos. Se trata de un vegetal, más en concreto, de su raíz, que es la que nos comemos y, sabiendo el escaso aprecio que normalmente se hace de él, me basta para dedicarle este post.

Recomendaciones:

  • De rábanos o rabanetas hay centenares de variedades (alargados, globulares, pequeñitos, más grandes…) y, en esencia, dos formas de comercializarlos: en manojos, y más o menos limpios envasados en pequeñas cajitas. Bien, puedes comprar los que quieras, por el manojo (una docena o más de piezas)  no deberías pagar más de 1euro y suelen ser infinitamente mejores que los que vienen en caja que, además, suelen ser mucho más caros.
  • Ahora, a comienzos del otoño comienza su temporada que se prolonga hasta el fin de la primavera. A lo largo de este largo periodo, si frecuentas un mismo puesto verás que evolucionan: cambian de tamaño, de forma y su piel varía. Así, su sabor y matices también suelen variar.
  • Búscalos prietos, redondos o alargados, el rábano ha de presentar una textura dura, compacta. Comprueba su turgencia al tacto; el que estén huecos no suele una característica apreciada. Su piel gruesa o fibrosa, tampoco.
  • Algunos pican, y algunos no poco. Quitarles la piel roja y dejarlos blancos, desnudos, suele ayudar a paliar este inconveniente a quién no le entusiasme. Sus persitentes matices sulfurados, propios de la familia de vegetales a la que pertenecen, a algunos agradan y a otros incomodan.
  • Lávalos de forma intensa antes de comerlos. Para ello ponlos debajo del agua fría corriente y frótalos para eliminar los restos de barro u otros elementos.
  • No dudes en ofrecérselos a tus hijos. Cuida con el picante, a algunos niños no les gusta, sin embargo otros… lo prefieren.

Que los disfrutes! #slurpslurp

Tecnología “espacial” para que los niños coman fruta

ManzanasHace un par de semanas una de esas seguidoras correspondidas que “mondo Twitter” te da la oportunidad de conocer, Mónica (@psico_diet), me hizo llegar esta noticia: “Diseñan un aperitivo de manzana que reduce los riesgos cardiovasculares en niños obesos”.

Así, a primera vista, no me digas que no, suena fenomenal. No seré yo quien se dedique a poner palos en las ruedas a tan noble causa, ni tampoco en el esforzado objetivo de la tesis doctoral de la principal investigadora de este proyecto. En esencia, tal y como se puede leer, se trata de un snack o aperitivo a base de manzana enriquecida con zumo de mandarina de forma que, según siempre la misma fuente:

Cuarenta gramos de este producto proporcionan los componentes bioactivos de un vaso de mandarina fresco”. Para ello : “los investigadores enriquecieron rodajas de manzana con zumo de mandarina utilizando para ello una tecnología de impregnación al vacío desarrollada y patentada por el equipo de la Universidad Politécnica de Valencia que permite incorporar ingredientes adicionales a la estructura de alimentos porosos, como es el caso de frutas y hortalizas”.

Que estupendo, que maravilla. Digo esto por que, además, este producto fue empleado en un estudio de intervención en el que, durante 4 semanas (un mes), la dieta de 41 niños obesos fue “enriquecida” con 40 gramos de este producto. La conclusión, previsible, no podía ser otra:

“En líneas generales, la adición de este producto en la dieta contribuye a la mejora del estado de oxidación e inflamación en niños obesos, así como en diversos factores de riesgo de aterosclerosis”.

Insisto, no me parece mal en absoluto. Sin embargo, este tipo de architecnificados productos que tienen como fin la deseable evolución de niños con obesidad me deja más preguntas que la respuesta que, previsiblemente, en un futuro no muy lejano nos ofrezca la industria alimentaria cuando esta patente, supongo, sea explotada:

  • ¿Porqué no haber hecho el estudio en cuestión con al menos un grupo control en el que su dieta hubiera sido “enriquecida” y monitorizada con fruta de verdad, es decir, fruta “a secas”?
  • ¿No sería más deseable destinar esfuerzos para que esos niños obesos coman más alimentos de origen vegetal?
  • ¿Qué precio tendrá en el mercado una futura (y previsible) comercialización de este producto en el mercado?
  • ¿Qué nivel de saciedad aportan 40g de manzana embebida de mandarina? Por muchos antioxidantes y sustancias bioactivas que tengan… no se quedará con hambre un niño de, pongamos 6 años, después de haberse comido 40 miserables gramos de lo que sea? ¿No sería mejor que, directamente se comiera, por ejemplo, media manzana (unos 90 gramos)?
  • ¿No es acaso previsible que el consumo de media manzana o de un par de mandarinas  taliscualis aporten un mayor nivel de saciedad que 40g de este producto a la vez que un cifra relativamente similar de “componentes bioactivos” que los aclamados 40g de este producto? (es un suponer)
  • ¿Alguien cree que esta es al menos una de las soluciones a la actual crisis de obesidad que vivimos entre la población de niños españoles?
  • Y, en definitiva, de verdad, ¿acaso la solución no parece ser más evidente, más racional, más sencilla?

Con sinceridad, le deseo todo lo mejor al equipo de investigación. Además, les auguro un esplendoroso futuro dentro de la industria alimentaria si deciden seguir por este camino. Así, a bote pronto, se me ocurren tres o cuatro multinacionales de la industria alimentaria que a buen seguro estarán interesadísimos en este tipo de hallazgos. Pero, de verdad, dudo mucho que la ansiada solución al problema abordado transcurra por estos derroteros.

Ante los frecuentes casos de obesidad infantil, antes que diseñar alimentos ultratecnológicos sugiero echar un vistazo a esta entrada Si tú comes bien, ell@s comen bien.

Además, si quieres profundizar en este tema, te sugiero que consultes las siguientes entradas:

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Imagen: kornnphoto vía freedigitalphotos.net

Pan para hoy…

Hornear panEl pan está de moda, y esta realidad despierta diversas sensaciones: ¿de moda…? ¡por fin!… ¿por fin?… ¿otra vez?… ya era hora… menuda basura de alimento… qué maravilla, etcétera.

El descenso del consumo de pan por parte de la población española en los últimos 50 años ha sufrido un varapalo sin parangón, de forma que pocos alimentos han sido tan vapuleados por los consumidores como lo ha sido el pan. Tal y como reflejan los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente sobre el consumo de alimentos en España, el consumo de pan ha pasado de cerca de 134 kg por habitante y año en 1964 a apenas 36 kg en 2012… hoy consumimos casi una cuarta parte de lo que comían nuestros padres y abuelos.

En mi opinión las posibles causas que podrían explicar este descenso del pan al infierno alimentario son dos. En primer lugar el haber coincidido este tiempo con lo que se denomina la transición nutricional, es decir, la población española ha pasado de economías prácticamente de subsistencia en donde el hambre y las deficiencias más que cualquier otra cuestión nutricional eran los principales problemas, a verse inmersa en la denominada sociedad de consumo, alimentos más “modernos”, platos preparados, horarios laborales diferentes. Es decir un cambio en el entorno en el que el pan es asumido más como un alimento-rémora propio de clases poco pudientes y con escaso glamur (sí ya lo sé, caricaturizando un poco el tema)

La segunda posible razón, esta con menos fisuras que la anterior es la criminalización que de un tiempo a esta parte se ha hecho de su consumo culpándole durante muchos años de la epidemia de obesidad o al menos de aumentar el riesgo de esta situación entre los que más lo consumen. Es más, a día de hoy aun se puede escuchar en cualquier autobús o ascensor conversaciones en las que una persona le comenta a otra de forma contundente cosas como:

¿Qué quieres adelgazar? Pues es bien sencillo, te quitas el pan y punto” (además de muchas otras posibles simplezas).

De todas formas, y tal y como decía, parece que ahora, no hace dos ni tres años, sino ahora, el consumo de pan repunta. Al menos el que destila un cierto rollo “exclusivo” o rodeado no pocas veces de un aura de elitismo. O si lo prefieres, incluso pijoterío. Se ha puesto de moda el hacerse el pan uno en casa, se buscan boutiques del pan,  panaderías artesanas, los obradores antes ignorados se vuelven a llenar, se busca comprar pan «de cosas» (cebolla, nueces, queso, pipas, chía, espelta…) etcétera. Y, hasta cierto punto me parece bien, creo que teníamos una deuda sin pagar con este alimento tan maltratado injustamente y al que tanto mal han hecho a partes iguales algunos (no pocos) profesionales sanitarios desinformados o malinformados y algunos comerciantes con un pan industrial tratado de forma nefasta en su reconstitución. Pero me parece bien por el pan en sí mismo, no tanto por el resto de filigranas que a día de hoy le suelen acompañar. Por que al final, con el tema del pan tiene toda la pinta que va a pasar como con el de los yogures, es decir, que va a ser complicado eso de encontrar un yougur «normal», sencillo, sin chorradas.

En realidad, escribir este post me vino a la cabeza tras haber leído el artículo ‘La guerra del pan y el tiempo’ en la Agencia SINC firmado por Enrique Sacristán, en el que se hace una casi perfecta apología del consumo de pan. Me gustó especialmente la forma de catalogar los tipos de pan, que no era en forma de «pan tradicional» y «pan industrial», sino pan bueno y pan malo, no teniendo porqué coincidir respectivamente estas categorías con las anteriores. Supongo que la bondad o maldad de un pan no ha de valorarse al 100% por su origen (aunque también). Como soy un ferviente admirador y usuario del pan, creo que esto será tema para otro post.

En cualquier caso hubo algo que no me gustó en el mencionado artículo; en él se recogían unas declaraciones de una profesora del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC), Concha Collar, que me tocó lo más íntimo en lo que se refiere a mi profesión cuando hizo la siguiente afirmación:

La campaña de desprestigio en los últimos años ha sido nefasta, por parte incluso de los nutricionistas, que en los regímenes de adelgazamiento lo primero que quitaban era el pan

Y como me pareció que esta declaración era un borrón en tan notable artículo dejé un comentario en el mencionado artículo y que puedes consultar aquí.

Volveré sobre el tema del pan, celebro que esté de moda y celebro también que la población se preocupe por comer pan de buena calidad. A ver si entre todos les ponemos las pilas a algunos comerciantes que venden pan sean o no panaderos. Así que, pan para hoy y también para mañana.

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La dieta de las españolas a examen: pocas buenas noticias

Pizza mujerSi se pudiera expresar en términos de aprobado, suspenso, sobresaliente y demás el patrón alimentario de las mujeres que habitan en el sur de España, sería calificado de aprobado justito, cuando no de suspenso.

Al menos estas son las conclusiones que saco a tenor de los artículos que se están publicando en diversas revistas de reconocido prestigio sobre una serie de estudios llevados a cabo en la Universidad de Granada. Así, según se puede leer en la página de la mencionada universidad, se ha puesto de relieve que la población femenina española, con independencia del grupo de edad, consume un 15% más de proteínas de la cantidad recomendada.

En este sentido llueve sobre mojado y se vuelve a ratificar una característica que ya mencioné en esta entrada a tenor de la adelgazante e hiperproteica era alimentaria en la que actualmente vivimos. En su descargo, en el de las mujeres me refiero, citar que este dato, muy probablemente se reproduzca en el mismo sentido en al caso de los varones. Ya sabemos eso de “mal de muchos…” En fin.

A mi modo de ver es motivo de una mayor preocupación el grupo al que pertenecen aquellos alimentos que más energía aportan en la dieta de estas mujeres, es decir, en qué alimentos se introduce tanta proteína en la dieta. Así, la principal fuente de energía en la alimentación de las niñas y adolescentes procede de alimentos precocinados; y de los productos cárnicos en el caso de las mujeres adultas. Sin embargo, en el caso de las mujeres de más de 50 años la principal fuente de energía la aporta el pan (lo que, por mucho que esté de moda este alimento, me ha llamado poderosamente la atención).

Pero tal y como diría superratón, “no se vayan todavía, aún hay más”… resulta que la actual dieta difícilmente o a duras penas superaría el examen de adecuación mediterránea (te recuerdo que estamos hablando de población que vive en el sur de España). De esta forma los autores del estudio sostienen que el patrón dietético de estas mujeres a duras penas cumple con el 50% de las características de la dieta mediterránea, y que este seguimiento aumenta a medida que aumenta el grupo de edad observado. ¿Te suena esta entrada en la que ponía de relieve cómo se nos llena la boca a la hora de hablar de dieta mediterránea pero que estamos bastante alejados de su cumplimiento? Pues eso. Por no hablar de nuestro querido Manolo… que vendría a ser lo mismo más o menos.

Otros resultados de estos estudios que ratifican de alguna forma mis apuestas y sobre las que no tenía más datos que la propia experiencia es que es el grupo de mujeres de menos de 32 años y que se quedan embarazadas por primera vez es el que más se preocupa más por su alimentación y termina teniendo el mayor patrón de adecuación mediterráneo. Supongo, y esto es lo que he observado no pocas veces en mi consulta, que el estado de buena esperanza de estas mujeres les hace ser más conscientes por los elementos que afectan a su salud y, claro está, la de su futuro hijo o hija.

Para mí, estos estudios son una buena radiografía de este colectivo a la hora de constatar una realidad que más o menos ya conocíamos o bien sacando a la luz una serie de interesantes datos con los que poder llevar a cabo futuras campañas de intervención.

Si quieres, puedes leer en este enlace la nota al completo en la web de la Universidad de Granada. En ella encontrarás las referencia a los estudios en cuestión.

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¿Qué alimentos tienen más… y cuáles de ellos son vegetales…?

Puntería 2No sé si a ti te pasa a menudo pero a mí sí, me refiero a que tengas la duda de qué alimento tiene más de un determinado nutriente, de una vitamina en concreto, de un mineral, de un determinado ácido graso… o de lo que sea. Mejor dicho, rectifico, lo que me sucede es que por mi profesión, supongo, la gente me traslada esas dudas muy frecuentemente: “oye Juan, ¿qué alimento tiene más hierro, cuál más vitamina C, más fibra…?” y así un eterno e insospechado largo etcétera.

Bien, pues acabo de tener conocimiento de una maravillosa página web que te aclara esas dudas y a la que yo solo le encuentro ventajas o muy pocos inconvenientes prácticos. La principal ventaja es que su información proviene de una fuente contrastada, de las tablas de composición de alimentos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que si bien no es la más autóctona por estos lares, sí que es una de las más extensas y completas tal y como deje señalado en esta entrada. Su principal desventaja para manejarse es el idioma; sus contenidos están en inglés, tanto para preguntar como para obtener los resultados. Veamos cómo funciona con un ejemplo y veamos también todas las posibilidades que esta página nos ofrece, que no son pocas.

Supongamos que queremos saber qué alimento es el que más hierro contiene en 100g. Nos dirigimos a la página en cuestión y en el desplegable (Find Foods:… that are highest in) seleccionamos iron (la lista de posibilidades es realmente extensa y completa). De esta forma nos aparece un ranquin de 50 alimentos ordenados de forma decreciente  de los alimentos con más hierro (en la primera página los 50 primeros, en la segunda los 50 siguientes y así sucesivamente). Esta primera clasificación está sin categorizar por grupos, es decir, es el primer ranquin o una clasificación bruta. Si queremos, en la parte superior observamos las distintas categorías de alimentos y entonces, podemos obtener una nueva clasificación en la que solo se tienen en cuenta los alimentos de ese grupo.

 

Captura

Así en el ejemplo propuesto, el primer resultado que obtenemos, en la clasificación sin depurar por grupos observamos que el alimento que más hierro contiene por 100g es el tomillo desecado con tanto hierro como 124mg por/100g de producto, le sigue el perejil desecado (98mg/100g) y así sucesivamente. Si queremos contrastar qué alimento entre el grupo de pescados y moluscos tiene más hierro no tenemos más que seleccionarlo y nos aparece, su clasificación en virtud del contenido en hierro.

Esta herramienta nos aporta algunos resultados sorprendentes. Por ejemplo, si nos interesamos por la fibra dietética, en la clasificación bruta, nos aparece que el alimento con más fibra es el salvado de maíz (ay, si se entera Dukan, qué será de su prodigioso salvado de avena) con la nada despreciable cifra de… alucina ¡79g de fibra por 100g de alimento! Resulta francamente sorprendente que en esta lista inicial de 50 alimentos aparecen no pocos cereales de desayuno comerciales que aportan nada más y nada menos que 50g de fibra en100g de cereales. A mí, qué queréis que os diga me parece bastante llamativo.

Supongo que la lista de alimentos con mayor concentración de calcio también te sorprenderá, la de la vitamina C… etcétera.

Más allá de las curiosidades concretas que cada uno tenga me gustaría hacer dos importantes reflexiones sobre esta fuente de información:

La primera relativa a las enormes posibilidades que ofrece en el sentido de obtener información detallada sobre nutrientes o componentes nutricionales poco frecuentes: saber la cantidad aproximada de determinados aminoácidos o de algunas sustancias como antioxidantes concretos, etc, supone una interesante herramienta para profesionales.

La segunda en relación a la precaución a la hora de sacar lecturas descontextualizadas. Para hacer una lectura correcta habrá que tener en consideración por lo menos tres aspectos. Por un lado la cantidad de alimento que es típico comer; por ejemplo, aunque el tomillo empleado como especia sea el alimento que más hierro contiene habrá que tener en cuanta qué cantidad de este se termina empleando. En segundo lugar la biodisponibilidad particular del nutriente en cuestión en ese alimento, no basta que un alimento se rico en un determinado para terminar por concluir que al mismo tiempo es una buena fuente de este nutriente. En el caso del tomillo, por mucho hierro que contenga hay que precisar que es un hierro del tipo no-hemo, con una biodisponibilidad a la hora de ser absorbido mucho menor que otras fuentes alimentarias con hierro del tipo hemo. Y por último, habrá que tener en cuenta la forma de presentación de ese alimento. Por ejemplo, en el caso del calcio, el alimento que ocupa el puesto 36 en el ranquin de riqueza en este mineral es la leche desnatada en polvo con 1257 mg de calcio por 100g de leche en polvo. Una cantidad 10 veces superior a la cantidad de calcio contenida en 100g de leche estándar… ¿dónde está la pega? Es fácil, en caer en la cuenta que con 100 g de leche en polvo nos da para obtener, más o menos, 10 raciones de 100g de leche reconstituida. Dicho de otras forma, con esos 100g de leche en polvo da para preparar cerca de un litro de leche reconstituida.

En fin, aquí lo dejo, que seguro que tienes ganas de petardear y disfrutar la página en cuestión. Ya me dirás qué te parece.

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Imagen: Danilo Rizzuti vía freedigitalphotos.net

¿Son las semillas de chía un nuevo superalimento?

Semillas_de_ChíaCada cierto tiempo un “nuevo alimento” salta a la palestra rodeado de un aura de buenrollismo importante. Se nos suelen presentar como la quintaesencia de la salud, azote de enfermedades tanto metabólicas como infecciosas y también de trastornos menores o más o menos difusos tales como la pérdida de cabello, la falta de “energía vital”, de deseo sexual, etcétera. En los últimos años, al menos aquí en España destacaría el impacto que han tenido por ejemplo el ginseng (en las décadas de los 80 y 90 del pasado S. XX) y más recientemente, las bayas de goji. Un aspecto redundante en todas estas “novedades” súper saludables es su origen normalmente exótico. Resulta curioso comprobar como siempre todos estos productos proceden de lugares remotos en los que antiguas culturas han venido haciendo un uso ancestral de ellos, y siempre con muy buenos resultados. Claro.

En la actualidad, uno de esos alimentos que parecen curarlo todo, que es supersanísimo y que no le puede hacer mal nunca a nadie porque es natural ya que además no contiene gluten ni lactosa, son las semillas de chía. Si es la primera vez que oyes hablar de estas semillas no te culpo, ahora te explico en qué consiste. Ahora bien, ya verás como pronto vuelves a oír hablar de ellas.

¿Qué son las semillas de chía?

Pues tal y como se expresa, se trata de las semillas de una especie vegetal que responde al nombre de Salvia hispánica L. una planta herbácea ampliamente distribuida en diversas regiones que formó parte esencial de la cultura mesoamericana por lo que con frecuencia se le atribuye este origen (principalmente mejicano). Pertenece a la familia Lamiaceae (Lamiáceas) al igual que la menta, el tomillo, el romero y el orégano por citar unas pocas dentro de esta amplia familia.

Lo cierto es que en la composición nutricional de estas semillas destacan algunas características muy notables, entre ellas, su riqueza en ácidos grasos omega-tres (más en concreto de ácido alfa linolénico) hasta el punto de haberse postulado como el vegetal con más omega-tres, superando incluso a la riqueza en este tipo de ácidos grasos contenida en el pescado azul. Además, las semillas poseen una cantidad muy importante de fibra dietética, muy similar o superior a la que se pueda encontrar en las legumbres; y también merece la pena resaltar su alto contenido proteico. Y todo ello, claro está, al tratarse de un alimento de origen vegetal, sin colesterol, con poco sodio, sin lactosa además de sin gluten. etc.

Una de las cosas que más me llama la atención de estos temas es por ejemplo como le hemos trasplantado el nombre… lo que toda la vida ha sido conocido en nuestro entorno como “salvia” y se ha utilizado en la cocina internacional de forma más o menos amplia, hoy lo llamamos “chía”. Supongo que porque suena más exótico, ya lo comentaba más arriba. En realidad, en los recetarios más típicamente franceses e italianos lo que se ha venido utilizando de forma más frecuente eran las partes aéreas y herbáceas de esta planta, las hojas, y no tanto las semillas. Quizá este sea uno de los matices que expliquen aunque no justifiquen este cambio en su nomenclatura.

Sea como fuere el origen etimológico de la palabra “chía” ya nos pone sobre la pista de algunas de sus cualidades bromatológicas. Según la Wikipedia “chía” procede de la palabra chian que en la lengua Náhuatl (una macrolengua uto-azteca que se habla en México y en América Central) significa “aceitoso”.

Salvia_hispanica

¿Son tan destacadas sus propiedades nutricionales?

Lo cierto es que sí o al menos así me lo parecen a mí. Si consultamos las únicas tablas de composición de alimentos en las que he podido encontrar una referencia al valor nutricional de las semillas de chía (USDA Nutrient Database) resulta que 100g de estas semillas aportan cantidades más que significativas de omega-tres, fibra y proteínas. Cuestiones todas ellas a destacar porque la cantidad de omega tres en los vegetales no suele ser como para tirar cohetes, la fibra es un nutriente sobre el que la población actual tiene un consumo general claramente deficitario y la calidad de la proteína es francamente aceptable teniendo en cuenta su origen vegetal.

Pero… hay un pero. Que es el de siempre y que muchas veces se nos olvida a la hora de poner en contexto el valor nutricional de un alimento, que no es otro que la ración de consumo

¿Cuál es la ración estándar de este producto?

Normalmente entre 10 y 20 gramos. Las semillas de chía se suelen consumir más como si fuera un suplemento que como si de un alimento se tratara. Para ello se vierten de una a tres cucharadas de estas semillas en un vaso con agua, se remueve y se deja reposar unos 15 a 30 minutos. Al cabo de ese tiempo se obtiene una especie de gelatina más o menos sólida. No obstante, y en especial desde el año 2009 que la EFSA le otorgó la condición de alimento novel, pudiendo usarse como ingrediente en otras preparaciones, a día de hoy las semillas de chía las podemos encontrar en productos de panadería (no más del 5% del peso final), barritas de cereales, cereales de desayuno… se pueden también añadir a yogures, prepara zumos, etcétera. En este enlace tienes la autorización de la CE para la comercialización de las semillas de chía como alimento (por cierto, al final, tienes un resumen de la variabilidad de su composición nutricional).

Esto quiere decir que, por ejemplo, aunque 100g de semillas de chía tengan muchísimo más omega-tres que 100g de salmón, nadie en su sano juicio se comería 100g de semillas de chía y al contrario sí que comería esa cantidad o más de salmón. Y lo mismo con la fibra… comer un plato de lentejas aportará más fibra dietética que esos 10 a 20g de semillas de chía.

Es decir, las semillas de chía son un alimento que tiene unas cualidades francamente notables. Sin embargo, esta singularidad no nos debe hacer creer que son indispensables o que no se pueda alcanzar de forma sencilla y normal un adecuado equilibrio dietético a partir de una alimentación adecuadamente diversificada (sin que tener que incluirlas).

¿Son buenas para la salud?

De forma sorpresiva me encontré el otro día con un estudio científico que abordaba esta misma cuestión y además se trataba de una revisión sistemática de la literatura. Sus conclusiones fueron las siguientes:

A día de hoy la evidencia que apoya la eficacia de Salvia hispanica en el uso de no importa que enfermedad es limitada. En la actualidad [2009] solo se cuenta con dos ensayos clínicos que hayan examinado los efectos de Salvia hispanica en la enfermedad cardiovascular y sus factores de riesgo (incluyendo el peso). Si bien uno de ellos mostró algunos efectos positivos sobre estos factores de riesgo, el otro no. Ningún estudio ha demostrado efectos positivos de Salvia hispanica en la pérdida de peso. Sin embargo, el uso histórico de esta planta sugiere que su consumo es seguro (siempre que no se sea alérgico). Son necesarios más estudios que aborden el papel de Salvia hispanica como como suplemento dietético, así como su posible uso como tratamiento o prevención en las distintas enfermedades.

Por si te lo estás preguntando en la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria no hay solicitada, ni por tanto aprobada, ninguna alegación sobre el uso de las semillas de chía en relación sobre sus posibles efectos benéficos en la salud humana. Tan solo hay registradas dos consultas y opiniones relativas a su seguridad: esta de aquí y esta otra

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Imágenes: Magister Mathematicae y Pancrat vía Wikimedia Commons

 

 

Los lácteos no aumentan las mucosidades

LecheUno de los mitos más firmemente más asentados entre la población general al respecto de las cuestiones nutricionales (y mira que hay mitos para aburrir) es que el consumo de lácteos, más en especial de leche, favorece la formación de moco. También se les culpa de dificultar la remisión de ciertos síntomas catarrales o congestivos relacionados con el tracto respiratorio. Este mito ha trascendido el desconocimiento popular y a día de hoy florece incluso en boca de algunos profesionales sanitarios poco actualizados, y no digamos ya en la web. Es en este medio precisamente en donde se pueden encontrar ejemplos de páginas que siendo especialmente populares, mantienen esta errónea información. De hecho resulta principalmente costoso encontrar una sola página de información general, básica, que aporte consejos válidos a este respecto.

 

¿Qué se sabe hoy sobre la relación entre lácteos y mocos?

Antes de nada no nos pongamos nerviosos. Si eres una persona que aun cree en esta relación, es comprensible, ya que el tema viene de lejos. Por ejemplo aquí tienes este artículo de 1948 en el que se plantea la cuestión y que tras observar a más de 600 pacientes concluye que no hay tal relación. Pero la cosa va más allá, según este interesante artículo:

La primera referencia sobre la producción de mocos en el tracto respiratorio por efecto de la leche se documenta ya en el siglo XII por parte de un médico judío llamado Mose Mai ­monides. La medicina tradicional china atribuye al consumo exagerado de lácteos (no de la mantequilla), chocolate, miel y otras sustancias dulces un efecto humidificador en humanos […]

En este mismo texto de 2010, tras hacer una revisión de este mito se concluye que:

La creencia que la leche produce mocos está arraigada en un determinado sector de la población. Las personas que creen que la leche aumenta la mucosidad manifiestan tener más sintoma­tología respiratoria que las que no lo creen, pero no se ha podi­do demostrar un aumento real de la mucosidad. Existe evidencia de que la leche no aumenta la mucosidad en personas sanas ni altera las pruebas funcionales respiratorias en asmáticos

Y a mi modo de ver concluye bien, ya que son diversos los artículos publicados en revistas internacionales de reconocido prestigio los que llegan a resultados similares. Por ejemplo, en este artículo se concluye que:

[…] El consumo de leche no parece agravar los síntomas del asma y que por tanto no se puede establecer una relación entre su consumo y la aparición de síntomas asmáticos. Sin embargo, hay unos pocos casos documentados en los que las personas con alergia a la leche de vaca presentan síntomas similares al asma.  

Es decir, la alergia es una cosa y que la leche provoque mocos, otra bien distinta. Conclusiones que son muy similares a las de este otro.

Otra cosa que podemos hacer para que te quedes tranquilo y para que así te puedas tomar si te apetece una reconfortante taza de leche con chocolate cuando estás acatarrado, es conocer la opinión de profesionales o instituciones de solvencia contrastada. En este sentido la Clínica Mayo coincide más o menos en lo antedicho, aunque centra su respuesta más en las flemas que en los mocos como tal.

Como siempre he dejado lo mejor para el final y, como en otras ocasiones, citando al genial pediatra Carlos González quien responde a este mito de la siguiente manera:

Un mito muy extendido dice que la leche de vaca produce mocos. Dado que los mocos son un mecanismo de defensa de las vías respiratorias contra las infecciones, se podría considerar esta una ventaja de la leche. Sin embargo, varios estudios, realizados con grupo placebo (leche de vaca o de soja con saborizante para que no se note la diferencia) han mostrado que no es así, que la leche no produce mucosidad. También hay, claro, gente con intolerancia a la lactosa o con alergia a la leche (son dos cosas completamente diferentes) [y que tendrán su propia sintomatología asociada . Como también hay gente alérgica a las fresas, y no por eso se dice que las fresas sean malas. Los que no somos alérgicos ni tenemos intolerancia a la leche, podemos beberla tranquilamente. Y si no la queremos, pues no la bebemos. [En este sentido] los alimentos son como los futbolistas: todos necesarios, pero ninguno imprescindible.

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Nota: En la entrada de hoy quiero agradecer sobre manera la contribución de Julio Basulto (@JulioBasulto_DN), y también a Jesús M., un lector agradecido que me hizo llegar la consulta

Imagen: imagerymajestic vía freedigitalphotos.net