El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Nuevas directrices dietéticas norteamericanas, mucho de nuevo… bueno y también cuestionable

Siguiendo con la rutina habitual, hoy martes volvemos de nuevo sobre la cuestión de las recomendaciones y guías dietéticas que las distintas administraciones hacen llegar a los ciudadanos. Y lo hocemos trayendo a colación la reciente publicación de unas directrices, las norteamericanas que no suelen dejar indiferente a nadie. Bien sea por su relevancia, por su habitual impacto sobre las directrices de otros países/administraciones… o por una mezcla de ambas circunstancias este es un documento para tener en cuenta. Tienes todo el informe al respecto en este enlace que te conducirá a un extenso documento de casi 600 páginas. No obstante si lo quieres ordenado por temas, en ítems más manejables, te sugiero seguir este otro enlace.

Dietary Guidelines 2015

Introducción

Antes de comenzar con el comentario de estas nuevas directrices conviene echar un vistazo al marco de este importante documento y conocer que las directrices dietéticas americanas se plantean con el fin de aportar un asesoramiento racional tanto en la elección de alimentos como en la práctica de la actividad física con el fin de promover una mejor salud, un peso saludable y, en resumen ayudar a prevenir las enfermedades crónicas en la población de estadounidenses mayores de 2 años. En principio, el gobierno norteamericano asegura que estas recomendaciones se realizan en base a un examen riguroso de la evidencia científica fruto de un proceso transparente. Por tanto, se establece a las Guías Alimentarias como la piedra angular de todas las actividades de la administración USA en materia de educación y programas de nutrición. Para conocer un poco más el marco en las que circunscribirlas te sugiero seguir este enlace.

Si te quieres ahorrar el resto del post, te hago una síntesis de los hitos más importantes y novedosos de las directrices recientemente publicadas: El consumo de frutas, verduras y hortalizas sale verdaderamente reforzado; el de azúcar y en especial el de alimentos que lo adicionan (no que lo incluyen de forma natural) sufre un duro revés; se deja de criminalizar a todas las grasas en general y se hacen claras distinciones entre unas y otras, al tiempo que se indulta el consumo de huevos y; los productos cárnicos, en general todos, ceden terreno. Veamos el tema de forma un poco más pormenorizada.

Pulgares arriba

Ganan terreno

  • Las frutas, verduras y hortalizas: De hecho este grupo de alimentos ha sido el único que ha sido reconocido como beneficioso en todas las categorías de salud. Hay alimentos más o menos recomendables para la diabetes, al igual que para la hipertensión, el cáncer, etcétera. Pues bien, los alimentos vegetales frescos son una especie de denominador común beneficioso para todas estas enfermedades sin que reciban la más mínima nota negativa… Vaya, esto me suena.
  • Cereales integrales: El comité redactor de estas directrices termina haciendo una importante recomendación al respecto de alimentos elaborados con cereales integrales y hace descansar sobre ellos el ser una buena fuente de fibra, vitaminas y minerales… nutrientes todos ellos que en ocasiones son deficitarios entre la población general. Esto también me suena.
  • Lácteos: Pareciera mentira que se pudiera hacer más presión al respecto de la que ya se hacía anteriormente por parte de esta administración para promocionar el consumo de lácteos… sin embargo, se ha conseguido o al menos se sigue en la misma línea que en ediciones anteriores. Así, se hace descansar sobre este grupo de alimentos el ser una importante (¿irremplazable?) fuente de calcio y de vitamina D; y enfatiza sobre los beneficios en el consumo de las versiones desnatadas o bajas en grasa. Como creo que ya sabes, y en líneas generales, no es algo con lo que coincida especialmente.
  • El café: El informe advierte de la existencia de “pruebas sólidas” al respecto de que el consumo moderado de café, entre unas tres a cinco tazas al día, no representa un riesgo para la salud a largo plazo. Más allá, este patrón de consumo tendría asociado un menor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, al igual que un posible efecto protector sobre la enfermedad de Parkinson. En este particular creo que se habría de ser un poco más precavido ya que el tipo de estudios que terminan en este tipo de asociaciones suelen tener al mismo tiempo una amplia cantidad de elementos confusores. Además, es preciso recordar que esas tres a cinco tazas al día de café “made in USA”, poco suelen tener que ver con el café que se consume por estas latitudes. Te recomiendo que leas este post al respecto.
  • Huevos: Tal y como te comentaba más arriba y también señalé en su día en este post, por fin se indulta a este alimento y se le pasa a considerar como una fuente alimentaria especialmente accesible desde el punto de vista económico y con un perfil nutricional francamente interesante.

Pulgar abajo

Pierden terreno

  • El azúcar: Su reducción en la dieta encabeza el topten de las recomendaciones de estas directrices 2015 y se añade en el saco (no podría ser de otra forma) a las bebidas azucaradas, los mal llamados “refrescos”. Pero hay más, en vez de recomendar su sustitución por bebidas con edulcorantes artificiales, el comité recomienda beber agua. Me suena de nuevo.
  • Los cereales refinados: Varapalo de los gordos también para el arroz blanco, el pan blanco la pasta, las galletas y los típicos cereales de desayuno en la línea coherente de haber ensalzado el consumo de sus homólogos pero en versiones integrales como ya he comentado.
  • Los productos cárnicos en general: Se pone de relieve la realidad (como ya conté) de que tomamos muchas más proteínas de las necesarias y por ende no es necesario promocionar tanto su consumo. Entre los grupos peor parados las carnes grasas y procesadas, pero también se echa el freno en cierta medida al consumo de las carnes más magras y de aves de corral por el motivo expuesto. En su lugar se invita a un mayor consumo de pescado, marisco, legumbres y frutos secos naturales. Me suena otra vez.
  • Además, de todo ello se enfatiza en la reducción en el consumo de sal y la reducción de grasas saturadas, mensajes que no son especialmente novedosos.

Un pequeño, y peligroso, matiz más

Este escrito me ha dejado al final cierta inquietud cuando se contrasta que menciona repetidamente y alienta a la industria alimentaria para que esta proponga soluciones y reformule sus productos para mejorar su perfil nutricional… algo que me genera cierto desasosiego. No diré que me parece mal que se comercialicen raciones más racionales (valga la redundancia) de determinados alimentos, a la vez que se reduce el contenido de sal o se elimina el azúcar… pero no sé si te has dado cuenta pero todas estas acciones solo se pueden cumplir en los alimentos altamente procesados… productos sobre los que curiosamente no se hace mención en el informe… ni para bien… ni para mal. Veamos, si nos están diciendo que una sana utilización de los alimentos consiste en hacer una generosa incorporación de vegetales, cereales integrales y demás ¿cómo demonios se alienta a la industria alimentaria, cerca de una veintena de veces, a que reformule sus productos para hacerlos más saludables? En resumen, ¿cómo diantre se reformula un pimiento rojo o un rodaballo?

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Imagen: imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

Día Nacional de la Nutrición: Comer sano es divertido la obesidad no (una crítica constructiva)

DNN 2014Hoy se conmemora el Día Nacional de la Nutrición (DNN) de la mano de la FESNAD (la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética). Una fecha para poner en alza todas esas cuestiones en las que lo que comemos, el cómo y el cuánto influyen en nuestra salud. Algo muy a colación después de la entrada de ayer… despertar conciencias es de lo que se trata en definitiva y ser conscientes del papel que desempeña la alimentación cotidiana en la salud, algo que al parecer está bastante subestimado por parte de la población general. El lema de este año, ya lo ves, es: “Comer sano es divertido, la obesidad no”; con un foco de atención claramente centrado en la población infantil.

A estas alturas no voy a renegar de la importancia de estos temas pero quizá sí cuestionar en cierta medida (con la más positiva de las intenciones) la forma de ponerlas de relieve y de aportar soluciones, recomendaciones y consejos. Adelanto que el grueso de la campaña me parece acertado pero hay detalles con los que discrepo, así como el haberse dejado en el tintero algunas cosas que a mi juicio son importantes.

En todo el material que acompaña esta conmemoración, tanto en el tríptico, como en la presentación para conferencias, se hace una especial alusión a la cuestión del sobrepeso u obesidad infantil, los factores que los facilitan, al tiempo que se indican una serie de recomendaciones en lo que respecta a los hábitos de vida. Esos factores facilitadores los divide en 3 grupos de influencia: la alimentación inadecuada, la escasa actividad física y los ambientes obesogénicos en el hogar, la escuela y la comunidad. Nada nuevo, pero que conviene recordar y tener bien presente.

La importancia del desayuno

Sin embargo, a la hora de centrar las recomendaciones, el grueso del mensaje se centra de forma significativa hacia la importancia del desayuno “completo”. En primer lugar no estoy totalmente convencido de la importancia del desayuno (hacerlo o no) en el tratamiento y prevención del sobrepeso y obesidad. Te recuerdo esta entrada (¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar?), en la que se ponía de relieve que, al menos en adultos y en la actualidad, no está nada claro si el hecho de hacer un desayuno o no constituye un elemento preventivo o terapéutico válido. No sé muy bien en qué se puede basar la FESNAD para, insisto, poner el acento en un elemento con una utilidad… al menos tan difusa, ¿no hay otras cuestiones a las que prestar tanta atención antes que al desayuno?

La importancia del desayuno «completo»

En segundo lugar, de lo que no me cabe la menor duda es de lo desacertado a la hora de hablar de un desayuno “completo” en los términos a los que se refiere esta campaña. ¿Qué se supone que es “completo” o “equilibrado” en estos casos? Pues lo que te imaginas y te temes al mismo tiempo: la presencia, al parecer ineludible, de al menos tres elementos en el desayuno, un alimento del grupo de los lácteos, uno del de los cereales y una fruta. El remate de la jugada es cuando entre esos alimentos de origen “cereal” además se incluye de forma destacada las galletas. Y es que, con estos parámetros en el punto de mira para catalogar un desayuno como “equilibrado, completo o ideal” no me extraña el dato estadístico que se ofrece referido a que solo un 3,8% de los niños españoles realizaban un “desayuno completo”… Ay, ay, ay.

Y que pasa si un niño desayuna tortilla de patatas y ya está… ¿está mal? Y si desayuna arroz con lentejas o una ración de gazpacho o un trozo de merluza a la romana… ¿está mal también, se incrementa el riesgo de obesidad por desayunar así? Pues a mi juicio no, y me explico.

(Pensamiento al margen: Prefiero no pensar en si las empresas de la industria alimentaria que han patrocinado esta jornada habrán tenido algo que ver, porque, esa es otra, ¿para cuándo un DNN sin patrocinio directo de la industria alimentaria? ¿Acaso es imposible?)

Deberíamos dejarnos ya de tanta comida ideal, desayuno equilibrado y cenas completas y empezar a poner el acento en la bondad general de la dieta… en la del adulto y en la del niño. Deberíamos pues, dejar de hacer una presión perfeccionista injustificada e innecesaria en parcelas tan concretas y reducidas como son las ingestas tomadas una a una y centrarnos más en dos aspectos: por un lado en el papel de las personas para decidir y dar, dentro de un orden, gusto a sus preferencias y; por el otro, empezar a observar los estilos de vida en su conjunto, como el elemento importante a la hora de proponer mejoras. No se debería en mi opinión continuar por ese camino que acaba por atomizar y disgregar todos y cada uno de nuestros comportamientos (y por ende el de nuestros hijos).

Que me disculpe la FESNAD, pero a mí nadie me ha demostrado la existencia de un desayuno “equilibrado, ideal y completo” que sirva para todo el mundo tal y como se plasma en esta información (puedes consultar esta entrada al respecto: ¿Hay un desayuno “ideal”?). Si de mí dependiera, conservando el lema y el leitmotiv del DNN 2014, me hubiera centrado en el papel de los padres y cuidadores, en el ejemplo que dan y en las opciones alimentarias que ponen delante de sus hijos en todo momento. Estas relaciones y todas las cuestiones relativas a la formación son las que para mí tienen un peso abrumadoramente mayor en nuestros estatus ponderal y por tanto en el que con cierta probabilidad tendrán nuestros hijos. Recuerda, un niño no come lo que tú no le pones a su disposición. Pero este tema, para mí eje central de estas cuestiones, ya se trató en el DNN del año 2012 (Enseñar a comer es enseñar a crecer) y de ahí mi entusiasmo al aplaudir, entonces sí, aquella iniciativa.

Reducción del peso o cambio de hábitos

Ya por último esta la cuestión de hacer pasar todo por el “peso” y no tanto por los “malos hábitos”. Porque si de medidas útiles se trata, existen interesantes estudios que sugieren que lo verdaderamente importante debería de partir de centrarse en los cambios de los estilos de vida antes que en la pérdida de peso como tal. Para empezar por que con esos cambios en los estilos de vida se beneficiaría tanto la población obesa como la que no lo es; y para acabar por que es una mucho mejor forma de no estigmatizar a nadie (especialmente a los niños en una edad tan delicada) y de mantener a largo plazo las metas ponderales.

Así pues larga vida al DNN, si puede ser sin los patrocinadores del tipo que suelen ser los habituales; ojalá sirva para recordar a la población general la importancia de la alimentación y su peso en la salud. Y recuerda, no te dejes despistar: una dieta saludable no pasa por desayunar indefectiblemente leche con galletas y una manzana (o sus típicos sustitutos).

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Nuevas y acertadas recomendaciones en el horizonte sobre el consumo de azúcares: ya era hora

Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

Ya era hora… o espero que lo sea. La Organización Mundial de la Salud se plantea en un futuro próximo reducir a la mitad las recomendaciones de ingesta máxima sobre el consumo de azúcar. Ya era hora.

Y digo que ya lo es porque el tema de las llamadas “recomendaciones” se presta en este terreno a una sutil y frecuente mala interpretación. El caso es que cuando la población general oye eso de “recomendaciones” se piensa que eso, la medida señalada, es la adecuada. Y no en todos los caso es así. En el caso de los hidratos de carbono simples, los azúcares, lo que dicen las más habituales recomendaciones es que su presencia en nuestra alimentación no debe superar el 10% del valor calórico total de la dieta (la que sea en cada caso). Lo que no dice es que deba ser del 10% (actualmente), sino que no se deba superar dicho porcentaje. Lo que es muy diferente.

Sin embargo, como digo, esta misma recomendación, la del 10%, está bajo “investigación” y se baraja disminuirla hasta la mitad, lo que no es ninguna tontería. Es decir, reducir hasta el 5% del valor calórico total de la dieta la ingesta máxima de este tipo de nutriente. Ya era hora (otra vez). Esta medida está relacionada, de nuevo, con la, desde hace tiempo, persistente epidemia de obesidad… lo que se ha dado en llamar globesidad.

Pero como siempre hay muchas matizaciones que hacer. La incidencia de obesidad en la población general es ciertamente alarmante, pero, para que me entiendas sin lugar a dudas y si se me permite lo desabrido de mi vocabulario, este es un problema jodidamente complejo. Y esto es algo que saben bien las autoridades sanitarias (me refiero a la OMS, entre muchas otras). La carencia de actividad física, la presencia de lo industrial en gran parte de lo que comemos, la super presencia de comida en cualquiera de los entornos en los que nos hallemos, las cuestiones culturales, educacionales… hacen de la cuestión obesa, un problema de muy difícil abordaje.

Pero una de las cosas más claras a mi modo de ver, y ahora por fin también al de las autoridades sanitarias, es la de la superabundancia de azúcares en nuestra dieta. Me refiero a ese componente etéreo, laminero, antisaciante y enfermante que supone la extraordinaria presencia de azúcares en nuestra dieta. Este exceso se pone de manifiesto especialmente si se tiene en cuenta que en torno al siglo XIX el consumo de azúcar por persona en un año rondaba los 5 kg, hoy esa cifra se ha disparado hasta los ¡50 kg de azúcar por persona y año!

Al igual que desde hace se tiempo se trata de poner de relieve que gran parte del sodio que consumimos no los pone el consumidor en el plato, sino que está ahí, fruto de las frecuentes elecciones alimentarias que se suele hacer cuando los alimentos procesados son un elemento especialmente abundante en nuestra alimentación… ahora le toca el turno a los azúcares. Ya era hora. Por que la problemática del sodio y de los azúcares es muy similar. Ambos están presentes en nuestro patrón alimentario, a pesar de que el consumidor final no es el que lo agregue físicamente a su comida: refrescos, salsas preparadas, cereales de desayuno, bollería, galletería, zumos… hay azúcares donde se espera que estén… pero también, en muchas ocasiones, donde menos se espera que estén.

Y que no se me entienda mal. No es que los azúcares sean malos. De nuevo, lo que es perjudicial, rematadamente, no es el nutriente en si mismo, sino es el uso que se hace de este. Hace años, no tantos en la historia del Hombre, pero sin embargo sí muchos para nuestras individuales perspectivas, el azúcar era empleado más como una “especia” que como un ingrediente inevitable que es en lo que a día de hoy se ha terminado por convertir.

Otra vez más, y a la espera de que lleguen las recomendaciones oficiales, mi consejo es que evites siempre que puedas los alimentos procesados, o que los utilices muy de ciento a viento. Pasa de refrescos, de la bollería, de la galletería, de los cereales de desayuno. Y, además, utiliza el azúcar (ya sea refinado, moreno, en forma de miel, etc.) más como una “especia” que como un ingrediente principal (lo que implica en escasa cantidad y de vez en cuando).

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Bebidas que no son la leche (de soja, arroz, almendras…)

zole4 freedigitalphotos.net

zole4 (freedigitalphotos.net)

Una especie de conciencia antilácteos está permanentemente presente en nuestro entorno haciendo recaer sobre el consumo de leche miles de aspectos negativos para la salud. Este posicionamiento antilácteo al que me refiero funciona además como una especie de dial que ofrece distintas intensidades. En la postura más light de este posicionamiento están quienes defienden su consumo solo cuando el producto en sí tenga un origen ecológico; luego están los que ecológica o no, la leche solo será un producto aceptable mientras no haya sido sometida a ningún tratamiento incluida la pasteurización (sí, ya sé que parece increíble, pero de esto también hay) ya que al parecer estos procesos son los causantes de Dios sabe cuántos males; a continuación están aquellos enemigos a ultranza de la leche como producto animal que es y proponen en sustitución el consumo de otras bebidas vegetales, blancas, a las que desustanciadamente llaman leche. En el bando contrario a cualquiera de estas posturas están los que afirman que la leche, la original, es poco menos que imprescindible para un correcto mantenimiento de la salud y que se hace preciso tomar no sé cuantos vasos o litros al día. ¿Qué tal si aclaramos un poco estas cuestiones? Luego que cada cual haga lo que le dé la gana, pero haga lo que haga, por favor, que no trate de convencer a los demás de sus planteamientos y, si lo hace, que aporte pruebas.

Ni la “leche de soja” ni las “otras”… son leche

Antes de continuar es imprescindible hacer algunas aclaraciones semántico-legales. En el contexto alimentario, la legislación advierte que el nombre de “leche” hace referencia a:

La secreción mamaria normal de animales lecheros obtenida mediante uno o más ordeños sin ningún tipo de adición o extracción, destinada al consumo en forma de leche líquida o a elaboración ulterior

Por si esta definición no hubiera quedado clara, el mismo texto legal hace la siguiente aclaración (supongo que sabedora de los múltiples atropellos que se cometen en este sentido):

Podrán denominarse “leche” sólo los alimentos que se ajusten a la definición formulada

Así pues, ni “leche” de soja, ni “leche” de almendras, ni “leche” de arroz… ni “leches” varias. La denominación de estos productos será, normalmente, “bebida de…” o “bebida a base de extracto de…” lo que corresponda en cada caso (puedes comprobarlo yendo a tu nevera o mirando en el súper).

¿Son estas bebidas un buen sustituto de la leche de verdad?

La respuesta es depende. Depende de para qué, me refiero. Desde un punto estrictamente nutricional, como puedes imaginarte, no tienen mucho que ver, así que de sustituto en este aspecto, ni bueno ni malo, sencillamente no lo son. Llegado este punto es necesario aclarar que si por algo destaca la leche como alimento y por algo se la ha recomendado con tanta insistencia (hasta llegar casi a la vehemencia) es por su riqueza en calcio y por ser una fuente dietética de este mineral especialmente importante (recuerda que ser rico en un nutriente y ser al mismo tiempo una buena fuente del mismo no tienen porqué ser una cosa consecuencia de la otra). Pero no es ni de lejos la única fuente dietética de este mineral, según el “manual” Krausse Dietoterapia 12ª ed, las verduras de hoja verde como la col, el brócoli, las espinacas, las espinas pequeñas del pescado, las almejas y las ostras, son, entre otros, buenas fuentes de calcio. Además, también pueden serlo algunas bebidas enriquecidas (en calcio, se entiende), como la de soja, al igual que otros zumos enriquecidos pueden contener tanto calcio como la leche de vaca.

Pero es preciso hacer dos aclaraciones para quien lee demasiado deprisa: en estos últimos casos se refiere a las bebidas enriquecidas (lo digo para que los amantes de lo “natural” lo tengan en consideración) y; Tener tanto calcio como la leche no quiere decir, insisto, que el producto termine siendo tan buena fuente dietética como esta; las cuestiones de la biodisponibilidad, la presencia al mismo tiempo de otros nutrientes que faciliten o dificulten su absorción, etcétera también son elementos a tener en cuenta.

Sin embargo, este tipo de bebidas sí que podrían ser un buen sustituto como elemento intercambiable por razones de conveniencia (a quien le guste, claro). Me explico, si alguien ha decidido no tomar leche por la causa que sea y a la hora de desayunar le apetece un café “con leche” o una tacita de cacao soluble el utilizar como sustituto la bebida de soja, de almendras o la que sea, será más conveniente que, por ejemplo, mezclar el café con el zumo de naranja o poner el cacao en polvo en un vaso de agua calentita…. por decir algo.

¿Entonces que es mejor tomar: leche o bebida de soja?

Esta pregunta es de similar calado a ¿qué es mejor tomar: pan de molde o lonchas de mortadela? Es decir, si por mejor se refiere a sus efectos sobre la salud… no son alimentos nutricionalmente comparables. Pero que no cunda el pánico. Si quieres y te gusta, puedes tomar las dos cosas, leche y bebida de soja… o las cuatro: leche, bebida de soja, pan de molde y mortadela. Además, que algo sea bueno o malo dependerá, tal y como vimos en esta entrada de múltiples factores. De momento de la frecuencia con la que se consume y de su cantidad y, además del resto de nuestra alimentación y del resto de nuestra vida.

Pero, al final, ¿hay que tomar leche?

No. Ni es obligatorio, ni indispensable, ni en sentido estricto tampoco diría que lo es el aconsejar una determinada ingesta de leche al día. De hecho, las más recientes recomendaciones sobre la leche, me refiero a aquellas que me parecen más acertadas, se refieren a la leche como un alimento más, sin darle una mayor importancia y sin asignarle un grupo de alimentos propio, con su frecuencia y cantidad de consumo. Estas recomendaciones de las que hablo son las de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Si bien, como sabrás, otras recomendaciones como las del Gobierno estadounidense y más en nuestro entorno, las del Ministerio de Sanidad, siguen otorgando a la leche y en general a los lácteos un papel diario “indispensable” dentro de las recomendaciones. Es más, en el caso del plato de la alimentación saludable de la universidad de Harvard la alusión al tema lácteo es para referirse a controlar su cantidad más que a fomentar su consumo. Es decir, leche si quieres sí, pero no te pases y en especial no la uses como «bebida» en sustitución del agua (algo más frecuente fuera de nuestro hispánico entorno).

En resumen, siempre que lleves una adecuada alimentación la leche es un alimento más sobre el que no es necesario hacer recomendaciones concretas, como tampoco se hacen sobre el consumo de tomates o de las pipas de clabaza, por decir algo.

Ahora bien, el decir esto y creerse las ideas conspiranoicas que a menudo se oyen sobre la leche no son la misma cosa (imprescindible este bodrio documento resumen para ilustrar esas tonterías tomado de la ínclita “Discovery Salud”). Así pues, ni maldita, ni bendita, cuando oigas hablar de la leche que sepas que… blanco y en botella.

Como el tema lácteo da para mucho, te sugiero que si quieres visitas estas otras entradas:

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La dieta de las españolas a examen: pocas buenas noticias

Pizza mujerSi se pudiera expresar en términos de aprobado, suspenso, sobresaliente y demás el patrón alimentario de las mujeres que habitan en el sur de España, sería calificado de aprobado justito, cuando no de suspenso.

Al menos estas son las conclusiones que saco a tenor de los artículos que se están publicando en diversas revistas de reconocido prestigio sobre una serie de estudios llevados a cabo en la Universidad de Granada. Así, según se puede leer en la página de la mencionada universidad, se ha puesto de relieve que la población femenina española, con independencia del grupo de edad, consume un 15% más de proteínas de la cantidad recomendada.

En este sentido llueve sobre mojado y se vuelve a ratificar una característica que ya mencioné en esta entrada a tenor de la adelgazante e hiperproteica era alimentaria en la que actualmente vivimos. En su descargo, en el de las mujeres me refiero, citar que este dato, muy probablemente se reproduzca en el mismo sentido en al caso de los varones. Ya sabemos eso de “mal de muchos…” En fin.

A mi modo de ver es motivo de una mayor preocupación el grupo al que pertenecen aquellos alimentos que más energía aportan en la dieta de estas mujeres, es decir, en qué alimentos se introduce tanta proteína en la dieta. Así, la principal fuente de energía en la alimentación de las niñas y adolescentes procede de alimentos precocinados; y de los productos cárnicos en el caso de las mujeres adultas. Sin embargo, en el caso de las mujeres de más de 50 años la principal fuente de energía la aporta el pan (lo que, por mucho que esté de moda este alimento, me ha llamado poderosamente la atención).

Pero tal y como diría superratón, “no se vayan todavía, aún hay más”… resulta que la actual dieta difícilmente o a duras penas superaría el examen de adecuación mediterránea (te recuerdo que estamos hablando de población que vive en el sur de España). De esta forma los autores del estudio sostienen que el patrón dietético de estas mujeres a duras penas cumple con el 50% de las características de la dieta mediterránea, y que este seguimiento aumenta a medida que aumenta el grupo de edad observado. ¿Te suena esta entrada en la que ponía de relieve cómo se nos llena la boca a la hora de hablar de dieta mediterránea pero que estamos bastante alejados de su cumplimiento? Pues eso. Por no hablar de nuestro querido Manolo… que vendría a ser lo mismo más o menos.

Otros resultados de estos estudios que ratifican de alguna forma mis apuestas y sobre las que no tenía más datos que la propia experiencia es que es el grupo de mujeres de menos de 32 años y que se quedan embarazadas por primera vez es el que más se preocupa más por su alimentación y termina teniendo el mayor patrón de adecuación mediterráneo. Supongo, y esto es lo que he observado no pocas veces en mi consulta, que el estado de buena esperanza de estas mujeres les hace ser más conscientes por los elementos que afectan a su salud y, claro está, la de su futuro hijo o hija.

Para mí, estos estudios son una buena radiografía de este colectivo a la hora de constatar una realidad que más o menos ya conocíamos o bien sacando a la luz una serie de interesantes datos con los que poder llevar a cabo futuras campañas de intervención.

Si quieres, puedes leer en este enlace la nota al completo en la web de la Universidad de Granada. En ella encontrarás las referencia a los estudios en cuestión.

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Post data: He creado una página en Facebook en la que podrás seguir día a día este blog. Además, en dicha página podrás seguir mis comentarios personales y otras cuestiones que, por la razón que sea, no tengan cabida en este blog. Si quieres puedes pinchar en el “Me gusta” que hay al principio de esta entrada arriba a la derecha, justo debajo del “seguir mi perfil twitter, en el que evidentemente también serás bienvenido. Te espero! :)

Imagen: marin vía freedigitalphotos.net

«Se me hace bola», una guía indispensable para comer con tus hijos

se_me_hace_bola_julio_basultoHay libros que los esperas como esperas la llegada de un hijo, o al menos como esperas los hijos de los buenos amigos o los de un hermano. Muy en especial cuando son tan deseados, como es este caso y además has estado al corriente de toda la gestación que ha culminado con su alumbramiento . Se trata de «Se me hace bola» del dietista-nutricionista  Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) un manual, una guía más bien, en la que poder encontrar respuesta a muchos, no sé si todos, los paradigmas de la alimentación de los más pequeños, desde que nacen y hasta que se hacen como tú eres ahora.

Como digo, me hace una especial ilusión porque sé que a su autor también se la hace. Y eso que no se trata de su primera publicación, pero sí la primera que firma en solitario (ya era hora). Además, la temática abordada, lo sé porque me consta, es uno de los temas predilectos del autor que, aunque volcado en general en cuerpo y alma a la ciencia de la nutrición, pone desde que lo conozco un especial énfasis cuando estas cuestiones aluden a los más pequeños. Así que, de nuevo, ya era hora y, por tanto, enhorabuena.

El libro acoge muchas de las claves para que tú y tus hijos abordéis el natural momento de la alimentación con felicidad. ¿He dicho «natural»? Pues sí. Sabes bien que tengo mis reticencias con el uso de esta expresión ya que muchas veces se asocia con algunos estereotipos poco afortunados. Sin embargo, parte de esas claves que contiene el libro consisten en saber dejar hacer a nuestra naturaleza a la hora de proveernos alimentos y que ello redunde no solo en una mayor salud, sino también en una mayor satisfacción. Con menos presiones, disgustos, berrinches y sinsabores que, para ambas partes, niños y mayores, muchas veces supone el enfrentarse a un plato de comida, la que sea. Tú y tus hijos sabéis cuál es vuestro particular talón de Aquiles.

Con el permiso del autor te voy a transcribir algunas de las secciones que dentro de los distintos capítulos se encuentran en su índice y que dan buena muestra de lo que vas a poder encontrar en su interior:

  • Los dos mandamientos: no negar, no ofrecer
  • Amamantar no es de «hippies perroflautas» (ni de científicos)
  • La madre que no da el pecho es tan buena madre como las demás. La que lo da también
  • El mito: padres excesivamente prudentes
  • La realidad: padres (o sanitarios) excesivamente imprudentes
  • Apetito: errático e impredecible
  • Si no toma fruta, ¿le doy zumo?
  • ¿Y si no come nada de verdura?
  • ¿Crece porque come, o come porque está creciendo?
  • ¿Debo respetar el apetito de mi niño con obesidad?
  • Ser respetuoso no es malcriar

Y así un largo etcétera de temas candentes, de preguntas con soluciones esquivas para las que, es frecuente, cada aparente especialista tiene una respuesta, y todo ello salpicado de consejos y buenas recomendaciones para afrontar la alimentación de tus hijos a lo largo de todo su desarrollo.

Así que no lo dudes, si eres de los o las que lo tienen claro en cuanto a quienes son sus especialistas de cabecera para la edad pediátrica, como por ejemplo quienes eligen al pediatra Carlos González, este es tu libro. De hecho, y para mayor gloria de este volumen, está prologado por él, por Carlos González.

Su coste es casi simbólico y su precio casi incalculable: «Se me hace bola«. Cuando no comen como queremos que coman» de Julio Basulto, editado por «DEBOLS!LLO clave»

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Coca-Cola Light y las recomendaciones de salud

No sé si has visto la reciente publicidad de Coca-Cola Light en la que se ponen en solfa algunas de las más habituales recomendaciones en materia de salud; ya sabes, lo bueno de comer de una determinada forma, lo de ser físicamente activo, mantener una adecuada higiene bucal, cultivar las amistades, cuidar de tus hijos, estar bien hidratado… y lo difícil que es poder hacerlo sin que tanta recomendación termine creándote tanta ansiedad como para que no acabe dándote un patatús. Geniales.

¿Geniales? Yo creo que no tanto. O al menos no tan originales.  Te cuento: en 2007 un servidor colaboraba con la revista Sabor de Aragón, un medio de comunicación local que se distribuía junto con el periódico Heraldo de a Aragón. En agosto de aquel año se publicó este artículo; tú me dirás si ves algún parecido entre aquel artículo y la actual publi de Coca-Cola Light… Yo lo titulé “Las causas del estrés

Sabor de Aragón Agosto 2007 (1280x951)

 

Ya no recuerdo cuál fue el primer correo con adjunto […]

Sabor de Aragón agosto 2007 portada (430x640)

Lo cierto es que el adjunto al que me refiero es una presentación powerpoint que tiene bastante gracia per se, y difícil va a ser lo que en su día me propuso ese lector agradecido, que no es otra cosa que sacarle punta (¿más?) desde el punto de vista nutricional. […] Paso sin más dilación a exponerles de manera sucinta que se dice en las mencionadas diapositivas:

Según el autor o autora del electrónico correo, ha descubierto la causa por la que todos en esta vida estamos estresados y vivimos cabreados. Dicha causa parte, según él, de la peregrina idea de tratar de dar cumplimiento diariamente con todas las recomendaciones que, en aras de nuestra salud, se nos dicen que hay que seguir. Cuestión ésta casi imposible. Y lo razona, veamos:

Por un lado, se nos habla de la importancia de comer suficiente fruta, qué menos que dos piezas al día siendo una de ellas un plátano por aquello del potasio; y se cita la casi ley cósmica de beber agua, mucho agua, al menos dos litros al día. El autor dice que conoce a gente que llevando ésta recomendación al extremo llega a beber más de cinco litros al día y que es un verdadero espectáculo acompañarlos al baño ya que más que orinar parece que rompen aguas.

Junto con lo anterior hay que tomarse unos actimeles con L. casei imunitas que ni dios sabe lo que es pero que tiene a todo el mundo acojonado ya que de no hacerlo empiezas a perder la vista por momentos y terminas viendo a todo el mundo borroso. Las ingestas recomendadas continúan con elementos indispensables para prevenir los infartos. Diaria y obligatoriamente, si no quieres espicharla con la mano agarrada al pecho, hay que tomarse una aspirina, dos vasos de vino y otro de cerveza […]

Además de lo antedicho hay que preocuparse por la motilidad intestinal y para ello nada mejor que comer fibra, cantidades ingentes de fibra… fibra con las galletas, con la fruta, con los yogures, con los zumos, con los bollos, con los cereales… ¿dónde está el tope? se preguntarán ustedes; pues se nos dice que es aquel en el que se consigue ir al baño un día y evacuar tanta fibra como para tricotar las camisetas de un equipo de fútbol americano (reservas incluidos).

No hay que olvidarse, apostilla, de lo de tomar un donut diariamente por aquello de tener un día redondo, y de comer una naranja para alcanzar las recomendaciones de vitamina C […] Todo ello hay que ingerirlo en no menos de tres comidas diarias, aunque lo ideal es cinco; y masticando cada bocado al menos 100 veces. Tras cada comida habrá que cepillarse los dientes, y así mismo,  antes de acostarse y tras levantarse, lo que supone andar con el cepillito a vueltas siete veces al día… hasta que se te desgasten los dientes y se te queden las encías hechas jirones. Claro que ahora ponen unas fundas sintéticas muy majas, que para desgastarlas hay que tener muchos… cepillos.

En resumidas cuentas, el estrés sobreviene cuando uno hace el balance del tiempo que requiere todo ello y del que realmente dispone, la cuenta de la vieja, vamos:

En comer, entre preparativos y actos consumados, se te van no menos de cinco horas. Todos los días hay que dormir al menos ocho horas para lucir lozano como una manzana. Siendo generosos, la jornada laboral consta de ocho horas, con lo que se suman veintiuna y nos quedan tres. Curiosamente y según las estadísticas los españoles vemos tres horas la televisión al día; y es aquí donde la cosa empieza a complicarse, ya que todo el mundo sabe, a tenor de lo leído en esta sección, de lo saludable que es caminar una hora al día. Por si fuera poco hay que cuidar de las amistades y leer al menos dos periódicos para mantenerse informado y contrastar […]

Todo esto sin olvidarse de practicar el sexo, que libera un montón de endorfinas, y sin caer en la monotonía. Y para rematar el cómputo hay que tener en cuenta que hay que lavarse los dientes siete veces, barrer, fregar, poner la lavadora… de tener perro y sacarlo a pasear mejor ya ni hablamos. En resumen, sensu stricto salen 29 horas diarias para cumplir como está escrito.

Pero no hay que desesperarse y como dije al principio, la realización de todo esto es casi imposible, pero no completamente. Para ello el autor o autora sugiere hacer varias cosas a la vez, midiendo, controlando y coordinando todos y cada uno de nuestros movimientos.

Por ejemplo, mientras uno se ducha puede abrir la boca y así ir bebiendo agua. Al mismo tiempo que se seca, puede comerse un Donut metiendo el plátano por el agujero. Y cuando se  sale del baño, a la vez que camina, puede ir haciendo el amor con su pareja en la postura de la carretilla. Si, además, se introduce una escoba (o fregona) por salva sea la parte se puede ir barriendo (o fregando) el pisito. Mientras, tu pareja puede ir viendo la televisión, y que te la cuente luego, mientras coméis y leéis los periódicos coordinadamente […]

Si en algún momento queda una mano libre… ¡llama a tus padres! y chatea con las amistades. Y bebe vino. Bebe vino… y cerveza… ¡que te va a dar algo! […]

 

¿Visto? Pues retomo el anuncio en sí. ¿Cuál es su mensaje? En mi opinión son dos: el primero que no hagas caso de las recomendaciones de las instituciones sanitarias, te vas a volver loco si lo haces. Y segundo, que tampoco hagas caso a los que demonizan las bebidas light.

Parece que las recomendaciones realizadas por las administraciones sanitarias son cosa de chiflados con ganas de volver tarumba a la población. Sí, debe ser eso. Así que, no hagas caso, que les den por saco a las recomendaciones… no te vuelvas un paranoico, no hagas caso de nada de lo que se te dice y, eso sí, tú bebe Coca-Cola Light. No te olvides que te lo dice la Coca-Cola Company, que de esto sabe un huevo y es una empresa volcada en la salud de los ciudadanos y así lo ha hecho saber públicamente. Claro que sí.

En resumen, y de nuevo en mi opinión, se trata de un anuncio que no siendo ni tan siquiera original se ríe de las recomendaciones sanitarias con el fin de promocionar el consumo de un refresco sin calorías (o con muy pocas).