Cápsulas de cine

No son pocas las voces de grandes cineastas que han vaticinado el fin o el hartazgo del público hacia el cine de superhéroes. Uno de ellos el rey de los blockbusters de las últimas décadas, James Cameron (vía IndieWire): «Espero que dentro de poco empecemos a cansarnos de los Vengadores (…) No es que no me gusten las películas. Es que, vamos chicos, hay otras historias que contar además de machos con hiper gónadas, sin familias y desafiando a la muerte y destrozando ciudades por el camino durante dos horas”.

Sin pelos en la lengua, muy duros, se han manifestado directores como David Cronenberg (2012, en The Hollywood Reporter) «Una película de superhéroes es por definición un cómic. Es para niños. Adolescente en su núcleo. Este ha sido siempre su encanto y pienso que la gente que dice cosas como El caballero oscuro: La leyenda renace es una obra maestra simplemente no sé de qué carajos están hablando. Pienso que sigue siendo Batman corriendo con una estúpida capa. O el mexicano Alejandro González-Iñárritu, dos veces ganador del Óscar (uno de ellos por la sarcástica Birdman), y que aún es más contundente. Ha llegado a calificarlas de «veneno» o «genocidio cultural» (2014, en Deadline).

( ‘Vengadores: Infinity War’ ©Vanity Fair / Marvel – Disney )

«A veces las disfruto porque son básicas, simples y van bien con palomitas. El problema es que a veces también pretenden ser profundas y basadas en alguna coartada sacada de la mitología griega. Pero honestamente, son de tendencias de derecha. Veo que matan a otras personas porque no creen en lo que ellos creen. o no son lo que ellos quisieran. Lo odio y no respondo ante estos personajes», aseguraba González-Iñárritu.

Los Óscar de la Academia de Hollywood tampoco se muestran muy amigos de las superproducciones de superhéroes. Raramente las nominan, casi siempre ninguenadas o relegadas a apartados técnicos muy concretos como los de sonido o efectos visuales. Poquísimas veces reconociendo otros méritos, como las interpretaciones o el director que intenta poner orden y concierto, o puliendo el guion, entre tanto caos, expectativas y presupuestos de locura.

Pero viendo las recaudaciones, de récord, que están consiguiendo este año títulos como Black Panther, todo un fenómeno especialmente en Estadios Unidos (también por razones no cinematográficas, más bien étnicas y culturales, por presentar la primera gran aventura en la gran pantalla de un superhéroe africano) con 1.333 millones de dólares recaudados en todo el mundo; o el debut arrollador de Vengadores: Infinity War, con más de 700 millones en tan solo cuatro días, no parece que el público les esté haciendo demasiado caso o dé síntomas de cansancio hacia los superjusticieros.

Sin embargo, ¿propuestas como Black Panther o Infinity War marcarán un punto de inflexión? ¿Irán a menos las que nos esperan? ¿No serán tan sorprendentes? ¿Volverá Hollywood a confiar en otras historias para intentar atraer en masa a los espectadores a las grandes salas?

De momento, Vengadores: Infinity War ha cumplido su misión de mostrar acción sin parar, aunar a un montón de superhéroes (crossover con Guardianes de la Galaxia), que sea espectacular y tenga humor o conteniendo a un villano que estuviera a la altura, Thanos, más oscuro y complejo. Los de Marvel han puesto de nuevo el listón alto. Y a lo largo de este 2018 nos espera más, mucho más, Deadpool 2, nuevos mutantes, Venom o el Aquaman de DC Comics entre ellos.

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