Apuré los minutos antes de entrar al Teatro Real tensando los cordones de mis sandalias camel en el coche negro que me trasladaba hasta el concierto de Rufus Wainwright, en lo que supuse bien iba a ser el sueño de una noche de verano.
Nada más llegar, enseguida me dispuse a saludar a caras amigas, unas más televisivas que otras, que apuraban los días en Madrid antes de marcharse de vacaciones y disfrutar, como yo, de las canciones desnudas del artista, enfundado en unos estrafalarios pantalones fucsias de estampado salvaje, que olvidó por completo la letra de California y que creció a medida que avanzaba la noche, durante la que me ausenté para ir al baño y que al regresar -por lo que yo pensaba que era el camino- me situó en el interior de una sala de juntas y próxima a una flecha que indicaba “escenario”.
Por ahí estaban, entre otros, un simpatiquísimo Eduardo Noriega, con una camiseta negra en la que asomaban las teclas de un piano y con el que estuve hablando del mar, Antonio Pagudo, con el pelo tan corto que consiguió que reparara en sus nuevos trapecios y no en sus rizos, Javier Cámara, Marisa Paredes, a mi derecha en el palco e inclinada sobre el sobrio escenario dentro de una camisa botánica y chocando sus manos de manera elegante, Eugenia Martínez de Irujo, que me dedicó una bonita sonrisa, o Miguel Ángel Lamata, director de cine, paisano y amigo…
Alrededor de las 11 y media de la noche salimos todos a despejarnos a la preciosa terraza del Teatro, con vistas a los jardines y al Palacio Real. Entre las caras que más ilusión me hizo encontrarme, la de Marta Torné, entusiasmada con los acordes del vocalista y compositor por el que puso el nombre de Rufus a sus perritos y con la que conversé largo y tendido.
Pero, sin duda, la protagonista del concierto que viví fue otra, sin ella saberlo. Una chica sentada en primera fila, con la palma de su mano tapando su boca en lo que yo pensé que era un bostezo infinito y que le costó mi atención, justo cuando rompió a llorar emocionada escuchando una triste balada francesa y hasta los aplausos finales, mientras yo la observaba desde lo alto y perdía de vista al norteamericano. A su lado, ninguno pareció darse cuenta de que ésta no paraba de secarse con disimulo los ojos.
Qué poder el de la música, que es capaz de conmover o de multiplicar la felicidad, la tristeza o el miedo. Capaz incluso de quebrar la voz.
Sentí incluso que violaba su intimidad.
Que jamás se detenga la música que nos hace más humanos. La necesitamos ahora más que nunca.
Avec tout mon amour,
AA
Vi a Rufus en el Primavera Sound de Porto hace un par (o tres años) y fue emocionante también, a pesar del horario (demasiado pronto) y del contexto (un festival). En aquella ocación su set fue básicamente un repaso a Out of the Game, el trabajo que publicó en 2012, que interpretó con una banda.
Leyendo esta entrada veo que se habla mucho de una chica anónima que lloraba, cosa que como anécdota está muy bien. También se habla del famoso de turno, cosa que no me interesa para nada, pero supongo que a alguien si. Pero, y aquí está la cuestión, ni una sola linea dedicada a la actuación del artista que debería ser el protagonista noticiable.
Deduzco que actuo en solitario por la fotografia. ¿Interpreto temas de su último trabajo Take All My Loves: Shakespeare Sonnets? ¿adaptó alguno de los temas no cantados por él en ese trabajo?
No estaría mal un párrafo, cuatro lineas al principio a modo de introducción que nos explicasen un poco de que iba todo.
19 julio 2016 | 10:30
Me gusta muchísimo como escribes
19 julio 2016 | 12:21
yo prefiero sentir esto.
https://www.youtube.com/watch?v=EE4s21VHZZ8
19 julio 2016 | 12:42
entusiasmada con los acordes del vocalista y compositor por el que puso el nombre de Rufus a sus perritos y con la que conversé largo y tendido.
JAJAJAJAJAJAJAJAJ QUE HONOR PARA EL ARTISTA
Cuanta ñoñería y sensiblería barata, eso sí, muy chic todo, mucho pseudoartista del cine español yendo de cultureta
19 julio 2016 | 15:13
Este último comentario 4 de Dice ser Bur está durando demasiado. El verano, la playita…
19 julio 2016 | 17:20
cierto jordi, es que aqui todo lo que no sean alabanzas no tiene cabida, por eso hay tan pocos comentarios y tan superficiales y normalmente todos de tios. eso, la playa y tal pero ya vendra y nosotros «nos iremos».
28 julio 2016 | 20:02