140 y más 140 y más

"It's the end of the world as we know it (and I feel fine)" Michael Stipe

Archivo de noviembre, 2013

Indi, búscame los hashtags

No hay ninguna herramienta a día de hoy, o eso creo, que nos diga cuándo y cómo nació un hashtag determinado en Twitter. A menos, claro, que nosotros mismos hayamos visto el primer tuit, que el tiempo analizado sea breve o que, debido al poco uso del hashtag, seamos capaces de encontrar el origen.

Sería interesante saber quién tuiteó primero con algunas etiquetas que hoy hemos asumido como cotidianas.

¿Quién puso primero #sonmisamigos? ¿O #ironía? ¿Quién utilizó #mátamecamión por primera vez? ¿Y #recomendar o #yoconfieso? ¿#viernes? ¿#señorasque? Por no hablar de #URGENTE Y #ÚtimaHora. Ejem, Ejem. #WTF, #LOL, #NSFW y demás también podrían valer, aunque entran ya en el universo anglosajón, más amplio y diría yo que prácticamente imposible de rastrear.

Esta tarde he recordado algo. Perdón por el momento friki. El 5 de marzo de 2011, una excompañera de trabajo y yo nos pusimos a buscar el inicio de #oidoenlaredaccion -así, en castellano-. Teníamos la idea de que habíamos sido nosotras, en la redacción de 20minutos, las que un buen día habíamos decidido colocar la etiqueta en un mensaje de Twitter.

Buscamos con ‘Google en tiempo real’, que hoy ya no existe. No había pasado demasiado tiempo, así que pensamos que no sería difícil. Lo encontramos. Un tuit mío del 9 de febrero de 2010. Este:

 

A partir de aquí, nació una página en Facebook auspiciada por 1001Medios -grupo del que formo parte- que se fue llenando sola de anécdotas y que adquirió vida propia. Fue un experimento que estuvo (y está) muy bien.

Existe la versión en ingles, Overheard in the newsroom; nació en enero de 2009 como web, cuenta de Twitter y después página de Facebook. Yo la conocí después.

Han pasado más de dos años de nuestra primera incursión en los orígenes del hashtag y hoy me he puesto a buscar de nuevo, por curiosidad. No existe Google en tiempo real, así que he hecho dos (tres) cosas, intentando salvar los obstáculos -buscar en Twitter es una odisea, tiene muchas limitaciones- y teniendo en cuenta que no me meto con la API.

Un scroll a lo bestia en la web de Twitter en español (varias búsquedas, por qué no, en Google) y una búsqueda en mi archivo de tuits, que descargué en cuanto Twitter permitió hacerlo. He descubierto que el tuit del 9 de febrero no fue mi primer tuit con #oidoenlaredaccion. Fue el segundo. El primero tuvo lugar una semana antes, el día 2.

Sigo creyendo que es el primer tuit en español con el hashtag. Este:

 

 

Me he venido arriba. Así que, como me he acordado de otra cosa, he pasado a buscar otro hashtag: #congreso. En octubre de 2010 cambié de sección dentro del periódico. De Cultura pasé a Actualidad. Y mi primer reto entonces fue ir al Congreso de los Diputados de forma frecuente para informar sobre lo que allí se cocía.

Casi, casi, sin pillarme los dedos, diría que la primera persona que usó el hashtag #congreso en una cobertura informativa desde allí como periodista fui yo (hoy lo hacen fantásticamente bien profesionales como @sonsolesonega o @maria_rey). Hay un tuit también para esto. Este:

 

 

Siguieron en las siguientes semanas plenos como el del estado de alarma o jornadas como la de la ley Sinde. La famosa. Esa. Ese día dupliqué el número de followers. ¿Por qué? Pues porque la web del Congreso sufrió un ataque DDos y solo tres periodistas contábamos (tuiteábamos) lo que allí pasaba. Eramos @pilarportero, @toribiobea y yo.

El hashtag #congreso tuvo un papel importante para aglutinar la conversación, al margen de #leysinde, porque de alguna manera -yo aún no usaba esa función, de hecho mi teléfono era un nokia- geolocalizaba lo que estaba pasando. Hace poco tiempo, gracias al archivo de tuits, me decidí a crear un Storify que recogió todo lo que conté ese día.

Todo este relato me sirve para, primero, para poner el foco en los hashtags (con sus cosas), en la historia de Twitter y en lo interesante que es saber de dónde vienen los conceptos. Pero también, para animar a que los usuarios buceen y, si lo consiguen, afinen aún más todas estas incursiones en el pasado. Twitter es efímero, sí, pero tiene mucha memoria.

Por cierto, que en mis primeros meses de vida en Twitter no usé ningún hasthag (#fail). Los primeros que utilicé fueron #fb, pero porque tenía vinculada mi cuenta de Twitter con la de Facebook y al poner aquello los tuits se me publican en los dos sitios, y, cómo no, #FF. Después, la cosa fue (siempre) a mejor.

Fotos sí o fotos no en Twitter

La previsualización de fotos en Twitter. El dilema. ¿Las dejo siempre a la vista o deshabilito esa opción para que no saturen mi timeline?

En la aplicación móvil puede hacerse desde la configuración, aunque para la web hay que buscarse algún truco que otro. Pensaba que iba a ser peor, la verdad. No me he encontrado imágenes desagradables hasta ahora ni me ha parecido demasiada la carga visual. Creo que he desarrollado un filtro mental que me hace ignorar las fotos que no quiero ver; las de las cuentas más institucionales, por ejemplo.

No obstante, no hago más que leer críticas y reproches por la continua feisbuquización de la red social. La estrategia es clara, explica Wired, atacar a Facebook de frente y posicionarse en el terreno de las fotos: Twitter solo muestra ‘sus’ fotos -no las de Instagram o Flickr- y se deshace de un plumazo del concepto de imagen ‘privada’. Si quiero que mi foto la vea todo el mundo, la tengo que subir a Twitter.

A nadie le han pasado desapercibidas, de todas formas, las intenciones publicitarias del asunto. Esta función es perfecta para anunciantes o para todo el que quiera promocionar algo. Y ahora que Twitter ha salido a Bolsa, el interés por dejarse ver crece. Espero que la invasión no sea agobiante, porque entonces los usuarios, o al menos los más veteranos, empezarán a cambiar de red.

 

 

El caso es que, más allá de los obstáculos -imaginad, aunque sea doloroso, que de repente todo vuestro timeline decidiera retuitear el mismo tuit con foto; no haríais más que ver la misma foto repetida, una y otra vez-, el otro día vi algo que me hizo gracia en la cuenta de un tipo que trabaja en marketing llamado Sean Percival.

De vez en cuando, suelta varios tuits seguidos con las distintas partes de una foto o un dibujo, de manera que vistos en su timeline o, si se da la casualidad de que caen juntos, en el tuyo, conforman una imagen completa. Previsualización algo más manual. Enseguida se me vino a la mente algún tuitero como Javier Tascón y sus virgerías tuiteras aunque, claro, no pueden compararse a una imagen ya hecha (están mucho más elaborados).

Pongo de ejemplo dos tuits juntos incrustados y, más abajo, una captura del timeline del ínclito con otra imagen en cuatro tuits. No deja de ser un pasatiempo, pero seguro que tiene alguna vuelta de tuerca aún más interesante. Hala, a practicar.

 

 

 

@percival

* Tuits sacados de @percival.

El Museo Thyssen, en 140 caracteres

El director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, ha presentado este lunes #Thyssen140, un libro elaborado a partir de una idea muy chula: contar en tuits cómo es la colección permanente del centro.

Las 11 «lecciones» empezaron el pasado 7 de mayo y terminaron el 22. 310 mensajes en total -algunos más si tenemos en cuenta los inicios y finales de clase magistral- para describir los cuadros con apuntes históricos, pictóricos y curiosidades varias.

Y, por supuesto, con fotos de los lienzos en cuestión, algunas veces repetidas para incidir en detalles o aspectos no conocidos de las obras. Los tuits estaban numerados y se recogieron en un Storify, que incrusto abajo.

También se pueden ver, con otra disposición, en el perfil de Pinterest del museo. De esa experiencia on line ha florecido una original guía en papel (15 euros), igual que ocurrirá con las lecciones que Solana ha impartido también sobre la colección Carmen Thyssen.

«Me convertiré en un mito de Twiter el día que convenza a Tita (Cervera) de que se abra una cuenta», ha dicho el director durante la presentación. Ahí queda eso.  Si tenéis un rato, repasad los tuits, porque merece mucho la pena el trabajo.