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Entradas etiquetadas como ‘otoño’

Deberíamos disfrutar más del otoño

Por Óscar Gómez

Hojas en un estanque (Mariana Martín).

Hojas en un estanque (Mariana Martín).

Pasada la euforia del verano y antes de caer en el hastío del invierno, nos encontramos inmersos en la estación de los colores ocres, las lluvias y las setas. El paisaje invita a la reflexión, las hojas van cayendo a medida que cada rama las va soltando, sin atropellos. El caudal del río va creciendo a razón de las aportaciones de sus barranquillos. La naturaleza lleva un proceso lento y ordenado.

Deberíamos participar en ese proceso, salir al monte a pasear con una pequeña cesta donde recolectar lo justo para esa noche, recorrer diferentes caminos evitando aquellos masificados, no querer adentrar el coche siempre un metro más que el último día, participar en ese orden que ha permitido que todo funcione. Si habéis salido al monte en época de setas, sabréis a que me refiero.

Ya están aquí las ‘quitameriendas’

Domingo Martínez

Hace 48 años que no he pasado un mes de septiembre en mi pueblo, creo que como yo hay muchos otros y otras nacidos y críados en Baños de Valdearados que durante todo este tiempo no han visto una “quitameriendas”. Solía ser en las dos primeras semanas de septiembre cuando se acababan las faenas de la era. Si caía un chapazo, en las eras ya barridas y limpias brotaba una flor parecía a la del azafrán, una hierba, pequeño bulbo, de la familia de las liliaceas, flores de tonalidad morada y muy tóxica, se solía utilizar en medicina.

Una 'quitameriendas' (WIKIPEDIA)

Una ‘quitameriendas’ (WIKIPEDIA)

En Baños la llamábamos “quitameriendas”. La flor, que quedaba a ras de tierra, no era ninguna maravilla, pero era la primera del incipiente otoño, señal de que se acababa el verano y con él que las tardes eran más cortas, a partir de este momento no se merendaba en el campo (eras, viñas, limpieza de corrales de ovejas en el campo, fabricación de adobes, etc).

Este 9 de septiembre, después de 48 años, dando un paseo con mi madre (tiene 92 años), he visto las primeras “quitameriendas” del otoño. Como yo he revivido viejos recuerdos me parece que hay muchos otros a los que este escrito también les puede servir para recordar. Para los más jóvenes, que tal vez no han llevado nunca merienda al campo, no han disfrutado de ese rato a media tarde a la sombra de una hacina o de un árbol, les puede servir para conocer la relación entre las plantas, los animales y las costumbres de las zonas rurales.