Por Ángel Villegas
Lo he oído recientemente en un programa deportivo de radio: a los oídos de un futbolista que está entre los más grandes del mundo llegó la noticia de que un niño de diez u once meses sufre una grave enfermedad. Alguien se lo dijo y él entregó, inmediatamente, un par de botas y una camiseta para el chaval.
Un hombre pide limosna. (REUTERS)
Pero no se quedó ahí y, después de informarse, se comprometió a entregar una importante cantidad de dinero para que el niño fuera intervenido quirúrgicamente, porque de la rapidez con que se efectuara la operación dependía mucho la curación. En el sistema de salud español se le intervenía pero esperando un año, o quizá más, por lo que había que acudir a la sanidad privada.
Al parecer, hay una lista de espera que hace «imposible» que se le opere antes. Este crío no es el único caso y supongo que, con otras dolencias, habrá muchos en las mismas circunstancias. Lo he escuchado con una mezcla de alegría e indignación. Alegría porque esos privilegiados deportistas, admirados y, en ocasiones, aparentemente distantes, tienen nobles sentimientos que hacen que, al menos yo, les admire mucho más por ello que por lo que me deleitan con su talento deportivo. Indignación porque en un país como España, donde tanto sinvergüenza desvalija las arcas públicas, hay enfermos graves que tienen que esperar años para ser intervenidos, aun sabiendo que esa demora puede ocasionarles gravísimas consecuencias e, incluso, la muerte.
Bien está, y en lo que a mí respecta se lo agradezco en el alma, que haya gestos tan nobles como el del futbolista en cuestión. Pero, si hubiera justicia, si no se diera el hecho vergonzoso de una espera injustificable para acceder a un tratamiento médico, no sería necesaria la caridad de nadie.
Te falta explicar que ese concepto de justicia al final consiste en que de alguna manera se acabe repartiendo la riqueza entre las personas de una forma razonable. Siempre va a ser inevitable que unos acaben atesorando más que otros y cada vez más, bien sea en virtud a sus talentos o más frecuentemente a sus trampas, privilegios y juego sucio (ej: bancos, políticos). Y ese desequilibrio al final no se sostiene y se tiene que resolver de alguna manera, da igual que sea algo de inflación, impuestos, sistema de reparto, una revolución o una guerra.
Cuanto antes lo aprendamos mejor, sobre todo para evitar lo de la guerra y el derramamiento de sangre. Por desgracia, las políticas de la UE llevan precisamente a eso, como ya lo hizo en el pasado en otras ocasiones
13 marzo 2014 | 21:07
Si hubiera justicia, no haría falta caridad
Esta frase me parece perfecta y explica muy bien lo que está pasando hoy, no solo en nuestro pais si no en muchísimas otras partes del mundo.
Algo tendrá que pasar, no sé, el pueblo tendrá que despertar de una vez por todas y pegar un golpe en la mesa. ¿Hasta cuando se tolerarán tantas injusticias?
A veces, cuando comento en algunos foros, siempre está el gracioso de turno que me dice que si quiero comunismo que me vaya a Cuba. Y no se trata de eso.
La idea que tengo yo de justicia la definió (creo) Rousseau:
«Que nadie sea tan rico como para poder comprar a otro ni nadie tan pobre como para verse forzado a venderse».
13 marzo 2014 | 22:03
Caridad nunca puede a ver porque justicia no existe mientras nuestros gobernantes en general, nos pongan a los zorros a cuidar las gallinas. Leer la historia de la familia los Ratos en España.
Otra historia mas de los estafadores los RATOS. Hora Telefónica parace que tambien es de Rato.
Ayer por la noche mientras leía un libro de Historia de España, me encontre con un capítulo muy interesante, lo transcribo tal cual esta en el libro sin cambiarle una coma. Por favor pasarlo por que hay que saber a que tipo de personas nuestros partidos políticos dejan gobernar´la economía de nuestro país, del fondo Monetario Internacional o Bankia.
La obra se titula Episodios ocultos del Franquismo. Es de José Luis Hernandez Garvi, 2011. Editorial Edaf.Pag 192 a 194. Habla de los años 60 en España. Y dice así:
” Al amparo de los grandes negocios y del progreso industrial, se producen también una serie de escándalos económicos y financieros, algunos de ellos con trascendencia política, que provocaron cierto clima de alarma social que el régimen trato de calmar silenciando sus consecuencias. Uno de los primeros y más destacados de esta nueva etapa es el conocido como caso del Banco de Siero. Esta entidad financiera había sido fundada por Ramón Rato Rodriguez , padre del conocido político español Rodrigo Rato. En 1965 el ex ministro de Hacienda y entonces gobernador del Banco de España, Mariano Navarro Rubio, ordena la intervención del pequeño banco bajo la acusación de que servía de tapadera para la evasión de divisas a Suiza a traves de la sucursal que la entidad había abierto en Ginebra con el nombre de Banque de Siero. En una inecesaria y espectacular operación policial, los agentes se presentaron en los salones del antiguo Hotel Castellana Hilton, interrumpiendo la celebración del banquete de bodas de Emilio García Botín, hijo de una hermana de Emilio Botín, y María de los Angeles Rato Figaredo, hermana de Rodrigo Rato, llevandose detenidos y esposados a Ramón Rato, patriarca de la familia, y a su hijo Ramón Rato Figaredo, ambos acusados de delito de evasión de capitales. Jose María Gil Robles, abogado de los implicados, llego a afirmar en privado que el caso era indefendible, insunuando con sus palabras las más que posibles implicaciones políticas que habían influido en la puesta en escena de su detención y que habían desencadenado su procesamiento. parece ser que el propio Ramón Rato había dado instrucciones personales para que, en fechas anteriores a que se destapase el supuesto escandalo, se ejecutase un crédito de cuatro millones ochocientas mil pesetas contra Nicolas Franco, el hermanísimo intocable.
En virtud de la causa abierta contra los procesados del caso Banco de Siero, el Juzgado Especial de Delitos monetarios condenó a tres años de carcel y 176 millones de pesetas de multa al patriarca del clan Rato, y con dos años y 44 millones al hijo mayor, Ramón Rato Figaredo. también fueron condenados como cómplicesFaustino Rato Rodriguez Sampedro, tío paterno de llos hermanos Rato, con una multa de 5 millones y a una serie de directivos del banco.”
Es decir a un señor que desde su más tierna infancia ha vivido el fraude, la trampa, y el engaño en su familia se le otorgan responsabilidades ministeriales, la dirección del FMI y como no, BANKIA. Y todavía nos extrañaremos de que la economía esté tan mal. Lógico porque nuestros políticos ponen a los zorros a cuidar las gallinas. Por cierto, curiosa la relación, ya en los años 60, de los Botín y los Rato.
Democracia, Dictadura, que más da si la que gobierna de verdad y sobrevive a cualquier cambio político es siempre la misma oligarquía.
Saludos
14 marzo 2014 | 0:07
Ángel Villegas, muy buen post, estoy totalmente de acuerdo con lo que escribes.
Por otra parte un gran gesto el de CR7, eso le honra como persona y como bien dices, hace valorarle más como persona en lugar de como un gran jugador.
14 marzo 2014 | 9:03
Siempre puede haber un motivo para ayudar a alguien, esta historia es muy emotiva tambien:
http://lacasadelcomicduendeverde.blogspot.com.es/2014/03/historietas-emotivas-3-parte-donando.html
Espero que os guste.
14 marzo 2014 | 9:43
Si hay justicia no hace falta caridad. ¿Se podría cambiar la palabra caridad por solidaridad?
Caridad no es más que amor al prójimo, pero no gusta por que tiene connotaciones religiosas. Solidaridad para mí es prácticamente lo mismo.
Lo que ocurre es que difícilmente habrá justicia total y tendremos que aceptar que es necesaria, de momento, la solidaridad.
14 marzo 2014 | 10:59
Mendigo: Pido porque es más triste robar que pedir.
Político: Robo porque es más triste pedir que robar.
14 marzo 2014 | 12:57
Creo que conviene reflexionar sobre el concepto de justicia, ¿es justo que uno que se ha esforzado para conseguir un estatus en la sociedad lo reparta con quien se ha tocado las narices en el mismo tiempo?.
Pondré 2 ejemplos, Amancio Ortega, comenzó de repartidor de tejidos, hoy ya sabemos quien es. Juan Roig, presidente de Mercadona, era hijo de un carbonero, ya sabemos donde ha llegado; ¿Cuántos con los mismos inicios han llegado no ya a igualarles, simplemente a acercarse a ellos?; seguramente estas personas que cito han pasado muchos apuros y se han esforzado y sacrificado al máximo, otros les parecía que estaban mejor «pidiendo justicia», ahora siguen en sus trece y tratando de que sean los demás los que les «saquen las castañas del fuego», ¿es esa la justicia que queremos?.
14 marzo 2014 | 13:39
japoas:
Honoré de Balzac: «Detrás de gran fortuna hay un crimen». Yo añadiría, «por lo menos».
14 marzo 2014 | 15:24
LINCE 1
¿Conoces acaso, la vida y milagros de los citados, o lo aplicas directamente por si acaso?.
19 marzo 2014 | 13:25
No sé a que citados te refieres. Lo que sí sé, es que una persona preparada, que trabaje incansablemente y con gran perseverancia, puede acumular un buen patrimonio, vivir muy bien y dejar una buena posición a su familia.
Pero eso es una cosa y otra muy distinta una gran fortuna, de esas que perduran siglos y que son imposibles de obtener honradamente; solo con los privilegios del medioevo, o con la explotación de muchos seres humanos.
Por cierto, Balzac no era, precisamente, un «rojo peligroso».
20 marzo 2014 | 11:34
LINCE 1:
Hombre los «citados» son Amancio Ortega y Juan Roig, de los que se «escribia». Yo supongo que conoces alguna actividad fraudulenta de Amancio Ortega, cuando señalas que es imposible obtener una fortuna «honradamente». de lo contrario me parece un tanto imprudente esa afirmación.
De momento es un hombre que pudiendo pagar impuestos en paises cnmenos carga impositiva, pues sus tentáculos se distribuyenpor doquier, lo hace en España, donde parece que la PRMERA firma textil del mundo no tratada como se merece;mantener una plantilla de 120.000 trabajadores nio es moco de pavo y su aumento no tiene límites; creo que muchas empresas parecidas a esta harían falta en España, a pesar de algunos.
20 marzo 2014 | 13:19
japoas:
Admiro tu «perspicacia». ¿De dónde sacas tú que me refiero a esos señores que citas?. Mira, llevo mucho tiempo escribiendo y, cuando quiero citar a alguien, no me ando con tapujos y, además, tengo en cuenta las leyes. Tú sí citas a alguien, tú sabrás por qué, y los citados, si tienen que pedirte cuentas por ello.
Como si el mundo, y la Historia, y las grandes fortunas se redujeran a un par de personas.
21 marzo 2014 | 20:01