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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Viaje de negocios: correr como escapada

00.00am/04.00am (hora local). Medianoche. Terminal de tránsitos del aeropuerto de Dubai. Miras y remiras por los pasillos semivacíos y cierras los ojos un segundo. Poco que hacer salvo repasar mentalmente la reunión de pasado mañana. Salvo comentar con tu (quizá) compañero de empresa lo mucho que hay programado y la escasa cantidad de horas que dispondrás cuando aterricéis mañana en Hong Kong, ciudad por la que no te importaría vagar una semana entera y … what the heck! ¿por qué no? salir a correr.

Pero dispones del tiempo que dispones. Ante estas reuniones maratonianas (sobre el uso de este adjetivo podríamos estar echando sapos y culebras otro día, me lo apuntaré), ¿cómo encajar una sesión ligera de correr por la ciudad a la que te ha tocado ir por negocios?

Regresemos en el tiempo. Sírvete un gin-tonic y acomódate, que vamos a viajar a tu pasado. Si no tienes pasado ya puedes ir fabricándote uno. Aunque sea irreal e inventado.

Estás en casita. Son las 18.17pm. Faltan apenas unas horas para salir de viaje. Ufano y emocionado o renegando de tu maldita suerte y posición en el escalafón laboral de tu empresa. Andas preparando lo básico. El viaje incluye un cambio de huso horario y de latitud. Para qué vamos a engañarnos, no tienes la mente fría en estos momentos. Pero, de tenerla, deberías afrontar los siguientes inconvenientes.

En tu zona (en este caso saldré de la fría Europa en mitad de Enero) incluirías capas y capas. Pero viajas a un entorno donde:

(a) todo va a ser interior, salas acondicionadas, oficinas con un ambiente recargado

(b) se te ha dispuesto un alojamiento de categoría en el que, si quieres hacer cualquier cosa – insisto, cualquier cosa – podrá ser materializado indoors, a cubierto

En este momento desearías encerrarte en el wc. Agárrate. ¿Para qué llevar entonces mucha ropa de abrigo? ¿Preparo un maletón gigante con tal de poder meter mi calzado de correr? ¿Y las capas interiores? ¿Guantes? ¿Gorro? ¿Mallas largas o cortas?…

Todo este monumento a la indecisión logística te come durante días pero, claro, ahora son las 18.20 ya, y en media hora tienes que salir camino del aeropuerto. Y tiemblas y recorre tu espalda un sudor frío que no recordabas desde el último entrenamiento en Agosto. O desde aquel día que te dijeron que ibas a ser padre. O del último expediente de regulación de empleo de tu empresa.

Y tu capacidad de pensar con cabeza se reduce. Pasas a las preguntas-descarte, o sea, las típicas estupideces fruto de los nervios y de cierta falta de oxígeno en el cerebro:

¿Llevo una maleta con los asuntos de negocios y otra para los trastos del correr? ¿Dejo en casa el ordenador portátil para hacer sitio a un cortavientos?

Moreover, ¿Qué haría Murakami en mi lugar?

Retornamos a las 16.54pm (hora en algún punto sobre el sudeste de Asia). El hotel donde te reciben para el check-in está encajado en una ciudad que ha colocado sus edificios como las púas de una tabla de faquir y piensas que, esta vez sí, será imposible. En este entorno, con calles que desconoces y, previsiblemente, grafía de carteles que no hay manera de descifrar, no podrás salir a correr.

O, si sales, acabarás preguntando a mil millones de viandantes y los mil millones te harán pasar un mal rato. O te perderás y serás presa de un guión cinematográfico mientras tu jefe envía constantes correos electrónicos a la sede corporativa preguntando por el imbécil que no tenía otra cosa que hacer.

¡Basta!

Prometo la próxima vez seguir los sabios consejos de este blog:

  1. Prepara de antemano un mapa en internet con las posibles escapadas desde y hasta tu hotel. Ir a correr con un papel en la mano no es incómodo si te salva la vida (recuerda lo mal que se pasaba en Pekín Express)
  2. Sé razonable y acomoda tu esquema de entrenamiento a la realidad: mejor sesiones de 40 minutos y unos sprints, que hacer sí o sí esas diecisiete millas que tocan.
  3. Asume que es un entorno extraño. No es tu barrio. Ni tu parque o bosque local. Puedes viajar a Los Angeles o a Paris y encontrar zonas amables para correr, pero posiblemente no estén tan acostumbrados a un loco saltando carriles sin mirar en Shenzhen o Atlanta.
  4. Porta una pequeña riñonera y que te sirva para documentación, dinero en moneda local y bebida (ver foto más abajo).
  5. Recuerda ante todo, que deberás volver sano y a tu hora al hotel. Viniste a la ciudad a trabajar por mucho que te joda. No retrases a tu entorno por mucho que odies a tu jefe y pienses que sí, esta vez puedes sabotear su contrato en el Middle East y hacerle pagar aquello…
  6. Contacta con websites que te indiquen rutas para correr, con corredores locales que te orienten sobre particularidades de la ciudad, usa twitter o facebook para algo útil por una vez en tu vida.
  7. Pregunta en recepción si tienen alguna experiencia recomendando sitios para runners visitantes, aunque siempre como última opción y mejor la noche anterior que a las cinco de la mañana.

 

 

Es muy posible que esto (me refiero a las anteriores indicaciones para runner viajero, no a ‘esto’ de arriba, a mi cara de torrijas) rompa tu concepto romántico de correr en libertad, quizá perturbe ese importantísimo plan de entrenamiento o te haga volver a los carriles del jogging que juraste abandonar el día que saltaste a una categoría superior.

Te insisto y recomiendo que no. Correr es solamente una cosa más. Simplemente mete las zapatillas, un pantalón y un par de camisetas y calcetines en un esquinazo del equipaje. Lo demás debería llegar solo.

 

10 comentarios

  1. Dice ser AFA

    De acuerdo en todo menos en el ultimo punto, sobre todo si viajas a Asia. Preguntar en recepción no valdrá de nada.
    Una de las cosas que hago últimamente es salir con el smart pone, es mas útil que el mapa si te pierdes 😉

    04 enero 2013 | 10:13

  2. runstorming-spanjaard

    De acuerdo AFA. Tomo nota.

    04 enero 2013 | 10:48

  3. Dice ser Juan

    Hay un blog muy interesante para todos los amigos del running, el triatlón y especialmente los gadgets que es el de DCRainmaker (en english, disclaimer), y que cuenta muchas experiencias de combinar viajes con entrenamientos. En un post concreto, en ASIA (contradiciendo a AFA), en el hotel le dieron una buena indicación de ruta (ver el post http://www.dcrainmaker.com/2012/10/the-seoul-runaround.html).
    Personalmente cada vez que voy de viaje o vacaciones, las zapatillas y una selecta sección de complementos runeriles viene conmigo (otra cosa es que las saque de la maleta). Algunos clientes lo flipan cuando me ven llegar de correr en el momento que bajan a desayunar a las 7:30 de la mañana a -4C en Almagro, pero las cosas del correr son «asín».
    Un saludo 😉
    PD: espero acertar con el capcha, eso si que es una prueba y no la del carnet de conducir

    04 enero 2013 | 11:03

  4. Dice ser El Crusti

    Muy indicado el punto de llevar sí o sí la documentación. Recuerdo un viaje a la muy civilizada Suecia, en Göteborg, corriendo a la orilla del mar y gozando de la suerte previa a una jornada maratoniana (toma polisemia) de trabajo. Al regresar al hotel no me dejaban pasar si no me identificaba. No quiero ni imaginar en Zimbabwe o Myanmar.

    Obviemos remarcar que hablar el idioma local (o, al menos, el inglés) ayuda bastante 😉

    Lo del ajuar de correr, es secundario. Seguro que si la compramos, donde quiera que vayamos, es más barata que en España…

    Me apunto a la PD de Juan con captcha

    04 enero 2013 | 11:20

  5. Dice ser Sergio Salas

    Hola amigos,

    He sentido algunas de las experiencias de las que se habla aquí y muchas de las sensaciones…Después de perderme corriendo en alguna ciudad lejana decidí montar en Bilbao http://www.bilbaoopentourism.es

    Un saludo,

    Sergio

    04 enero 2013 | 11:29

  6. Dice ser AFA

    Imagino que dependerá del hotel al que vayas como todo, mi experiencia en China al menos es que ya es difícil hablar con los recepcionista en ingles para pedir un taxi, así que imagina para que te expliquen donde poder correr 😉
    Por otro lado, es bueno no olvidarse de la cinta de correr, en muchos casos es la única posibilidad para echar una carrerilla, recuerdo un viaje a Sudáfrica en el que el recepcionista me dijo que ni se me ocurriera salir a correr a la calle, afortunadamente el hotel disponía hasta de una pista indoor de 150m 😀

    Y por ultimo, desde hace un par de años, nunca olvido echar en la maleta un frontal, muy útil para esas carrerillas de madrugada antes de las reuniones, sobre todo si no tienes claro a que hora amanece, y para evitar esos dichoso bolardos que te puedes encontrar quien sabe donde, en medio del camino 😉

    04 enero 2013 | 11:50

  7. Dice ser Felipe

    No es por nada, colegas, pero vaya mierda de vida que os habéis organizado si no podéis ni salir en paz a correr un rato el día que os apetezca.

    ¿Trabajáis para vivir o para rendir a un sistema monstruoso empresarial que os devora?

    Creo que habéis perdido el horizonte de vuestra propia vida.

    Sólo es lo que me parece desde mi punto de vista, ojo, que puede estar equivocado.

    04 enero 2013 | 12:16

  8. Dice ser Stefan

    Pues la noción «romántica de correr en libertad» a mi se me fue el día que me encontré perdido sin dinero y sin idea del nombre o la dirección de mi hotel en Bruselas. No exactamente un lugar exótico, pero aún así: menudo problema logístico 😉

    04 enero 2013 | 14:27

  9. Dice ser Bandoneon

    la contracara de los viajes de negocios en los que se roban minutos para correr son los viajes que se orgnizan para correr y en los que se roban minutos y energías para hacer turismo. Esos viajes son los que verdaderamente llenan de anecdotas a los corredores. ¿quien no ha pagado un billete de avion por las ganas que da una marathon en culimundo?¿Y has aprovechado para visitar ese museo en el que está la obra cúlmine del mas increíble artista del siglo xx y ese edificio del mas importante arquitecto? Pues no, es que queria descansar para bajar mi marca.

    04 enero 2013 | 15:57

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