El péplum es un género que tuvo un enorme éxito en la primera mitad del siglo XX. Ambientado en historias del mundo antiguo, Cabiria (Giovanni Pastrone, 1914) es el mayor exponente de los péplum mudos, que nos muestra como Roma se convirtió en la principal potencia en el Mediterráneo.
Las películas históricas italianas comenzaron con La presa di Roma (Filoteo Alberini, 1905) sobre la unificación italiana, lo que fue un preludio de los péplum, un género basado en historias de la Antigüedad y que tuvieron un enorme éxito desde la primera década del siglo XX hasta los años sesenta, cuando el western tomó el testigo como género principal del cine. Un año antes del estreno de Cabiria habían surgido importantes producciones históricas como contamos en 1913, un gran año para las películas sobre la Antigüedad. Los péplum italianos, que habían eclipsado la industria de otros países como la francesa, se vieron superados por la Primera Guerra Mundial y la industria de Hollywood tomó el testigo de las producciones itálicas.
Giovanni Pastrone es el gran director de las primeras superproducciones, todo un pionero que usó técnicas revolucionarias en el nacimiento del llamado cine “kolossal” italiano. Comenzaba la era de las películas épicas con grandes montajes y una gran cantidad de extras. Ya había rodado el mediometraje La caída de Troya (1911) pero su gran obra fue la espectacular Cabiria, donde contó con la colaboración de Segundo de Chomón, que se encargó de los montajes de travellings de cámara, con unos efectos que durante un tiempo se llamaron «movimientos de Cabiria».
Pastrone logró una iluminación inédita hasta entonces mediante el uso de focos y reflectores, pero si hay algo que destaca por encima de todo en Cabiria son el tamaño y la majestuosidad de los decorados, con una arquitectura ecléctica que mezclaba iconografía y mitología de diferentes civilizaciones, y que buscaba (y consiguió) llamar la atención de los espectadores. La estatua del dios cartaginés Moloch impactó debido a su enorme tamaño, algo que nunca se había visto en la pantalla. El tamaño del «devorador de niños» era veinte veces la altura de un hombre.
La película se estrenó en Turín en abril de 1914 y tuvo un enorme éxito por todo el mundo. Tuvo una gran influencia en otros directores como Griffith, que continuó la temática italiana con Judith de Bethulia (1914) y que estudió detenidamente todo lo realizado por Pastrone para plasmarlo en El nacimiento de una nación (1915) e Intolerancia (1916). En 1931 se realizó una versión sonorizada de Cabiria.
Curiosidades de Cabiria
Si os fijáis en los carteles de la época, aparecía en un lugar prominente el nombre de Gabriele D’Annuncio, un aristócrata y poeta con mucho nombre en los ambientes literarios italianos en los comienzos de siglo XX. Gracias a ello, Pastrone consiguió una mayor promoción a la cinta, que fue considerada como una película de arte. En realidad, el poeta solo realizó la redacción de los carteles (no olvidemos que era una película muda) y algunos nombres de personajes. Por todo ello cobró una importante suma de cincuenta mil liras.
Otra de sus curiosidades hacen referencia a los escenarios. Una de las escenas de exteriores se rodó en los Valles de Lanz, en el Piamonte, lugar donde algunas leyendas sitúan el paso del general cartaginés Aníbal en su camino hacia la península italiana en 218 a.C.
Cabiria y la historia
La película narra una historia durante la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago (218 a.C. – 201 a.C.), la guerra que modeló la primacía de Roma en el Mediterráneo occidental y significó el final de Cartago como imperio comercial.
Cabiria (Lidia Quaranta), que significa “nacida del fuego”, es una mujer de buena familia romana que es capturada por los piratas y termina en Cartago como esclava. Es salvada de milagro por el noble romano Fulvio (Umberto Mozzato) y su esclavo Maciste (Bartolomeo Pagano), que la libran de ser sacrificada en honor del dios Moloch, en una escena espectacular ante la enorme estatua de la divinidad. Sin embargo vuelve a ser capturada y termina de esclava de Sofonisba (Italia Almirante-Manzini), la hija del general cartaginés Asdrúbal Giscón.
Entre las luchas entre aliados de Roma o Cartago, la película nos muestra momentos épicos como Aníbal atravesando los Alpes, la derrota de la flota romana ante Siracusa gracias a los artilugios de Arquímedes (esto es una licencia porque la victoria cayó del lado romano y el científico siracusano falleció en la batalla) y finalmente la caída de Cartago ante Escipión “el Africano”. Al final, nuestra Cabiria se reúne de nuevo con su amado Fulvio a la vez que se firma el final del Imperio Cartaginés.
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