«La mejor película sobre Jesús jamás realizada en la historia del cine» es como la catalogó el periódico L’Osservatore Romano en el año 2014, justo cuando se cumplían 50 años de una de las películas más importantes de Pasolini.
Giovanni Maria Vian, editor jefe del periódico e historiador del cristianismo, se refería a El evangelio según San Mateo (Pier Paolo Pasolini, 1964) como un «símbolo a la misericordia de la Iglesia». Y eso que Jon Solomon se refería al cristo de Pasolini como ultrarrealista y contrario a los «clichés de las tarjetas navideñas». El director nacido en Santo Stefano, había dejado de ser un «hereje intelectual».
Pasolini eligió el Evangelio de San Mateo por ser el más próximo a los hechos de la vida de Jesucristo, datados tan solo 20 años después. El proyecto personal de Pasolini (se encargó también del guion) marcó una enorme diferencia con todo lo que se había hecho de temas bíblicos desde la órbita hollywoodiana, abandonando la imagen mitificada de Jesús rodeada de poesía épica, como indica Román Gubern, rompe la tradicional iconografía clásica del «catecismo para de beatas«. Y así logra crear una de sus películas más importantes y la que, probablemente, le situó en un lugar prominente de la historia del cine.
«El cristo de Pasolini es duro y ultrarrealista, y evita los clichés de las tarjetas navideñas» Jon Solomon
Llama mucho la atención la razón de cómo un ateo y marxista como Pasolini, que siempre fue muy crítico con la religión católica, se pudo interesar en la vida de Jesús. Esta contradicción se puede explicar desde el prisma de la sociedad italiana del momento, que nadaba entre la ideología de Marx y un sentimiento de cultura religiosa muy enraizada en Italia. La religión católica ejercía en él una extraña atracción pero a la vez se rebelaba contra ella. En Pajaritos y pajarracos (1966) volvió a reivindicar la humildad de personajes como San Francisco de Asís.
También se puede considerar a San Mateo como el “más revolucionario” de los evangelistas, que narra a un Jesucristo que trata de socavar las estructuras del poder y crear un nuevo orden en la tierra, basado en la igualdad. El propio Pasolini confesó que la película contenía muchos motivos personales de su vida y que se identificaba con la ambigüedad que transmitía Jesús. Es probable que también se reconociera en el Jesús mártir, viéndose reflejado por los continuos ataques que recibió por su homosexualidad, lo que provocó incluso la expulsión del partido comunista italiano.
El director trató de crear una historia lo más fidedigna posible a lo mostrado por San Mateo, centrándose sobre todo en la transmisión de la palabra de Jesús y de sus discursos. Aunque omitió algunos, como los que hacían referencia a su divinidad, no añadió nada que no estuviese en el Evangelio. Los fariseos son mostrados siempre alejados del resto de la gente y con unas mitras que nos recuerdan a los obispos.
Sus primeros trabajos formaron parte del neorrealismo italiano, con historias centradas en personajes marginales, como los que habían rodeado a la Italia de la posguerra. Pero en El evangelio según San Mateo se aleja de esos estándares con un estilo brusco y una marcada ausencia de continuidad en muchas de las escenas, con enormes saltos, incluso cronológicos. Esto no significa que la búsqueda de Pasolini no fuera de un máximo realismo, de hecho en diferentes momentos nos recuerda a un film documental. En algunas de las escenas más importantes, el enfoque se sitúa desde distintos puntos de vista, situándonos en los ojos de los personajes principales, como la crucifixión o en el Vía Crucis, escena rodada con cámara al hombro.
Pasolini rodó la mayoría de las escenas en Italia, aunque su idea inicial era hacerlo en los lugares originales. Viajó a los sitios donde vivió Jesucristo pero quedó decepcionado del aspecto actual, y no tuvo más remedio que buscar las zonas desérticas de Calabria. Para las escenas de Belén rodó en Barile, una zona de alta pobreza donde la gente vivía en cuevas excavadas en el monte, elevando las cotas de realismo en la pobreza que debían sufrir las gentes más humildes de la provincia de Judea hace dos mil años.
Muchos de los actores eran amigos propios del director e incluso su propia madre Susanna, hizo de la Virgen María anciana. Margherita Caruso interpretó a la virgen de juventud. Lo que más tiempo le llevó, cerca de un año, fue elegir el actor que diera vida a Jesús. Aunque en principio se había decidido por el poeta ruso Yevgueni Evtuchenko, cambió de idea cuando recibió la visita de Enrique Irazoqui, un actor español que mostraba la idea que tenía el director sobre el Cristo de Mateo (tenía en mente las imágenes de Jesús pintadas por el Greco), un rostro que expresaba a la vez fuerza, dureza y que nunca emitía una sonrisa. Para música se usaron piezas de Mozart y Bach junto a otras de diversos lugares. Pasolini quería mostrar universalidad de los sentimientos religiosos a través de la banda sonora.
Edipo el hijo de la fortuna (1967), El Decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) y Las mil y una noches (1974) son sus últimas grandes películas. Saló o los 120 días de Sodoma (1975), basada en un texto del marqués de Sade, fue muy polémica y censurada en varios países, entre ellos España donde tuvo que esperar hasta 1979 para su estreno (y no completa). Esta cinta fue el epílogo a toda su carrera. Una metáfora sobre la muerte y las perversiones donde algunos aprecian el punto de llegada al nihilismo del director, que fue asesinado poco después de una forma muy violenta. Su muerte, junto a la de Visconti y Rossellini en apenas dos años, dejó huérfano al cine italiano, que se vio sobrepasado por la televisión.
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En realidad el marxismo no es más que el cristianismo reciclado en versión atea. Cristianismo sin Dios. El padre de Karl Marx era un abogado judío que se convirtió al catolicismo para progresar en su carrera. El joven Karl se educó en un colegio de jesuitas. Esa conversión y esa educación debieron ser fuentes de inspiración importantes.
Tampoco hay que olvidar que el Cristo de Hollywood es el de los protestantes mientras que Pasolini por muy comunista y ateo que fuera era italiano de los pies a la cabeza y por tanto de cultura católica. Se puede dejar de creer en Dios pero no se puede dejar de pertenecer a una cultura igual de fácil.
28 marzo 2024 | 2:12 pm
« Entre el Cristo de Pasolini y el de Zeffirelli, encontramos intelectualmente y fisicamente el mejor parecido al hijo del carpintero ». Si existió realmente, no es seguro que fuera crucificado, existen varias teorías sobre el, una de ellas, seguramente una de las mas interesantes, expresa que era protegido por los romanos y muy apreciado, su padre carpintero pertenecía a las legiones romanas.
28 marzo 2024 | 11:27 pm