Este fin de semana he estado viendo en el cine una película basada en hechos reales que me llamó la atención. Se trata de una historia que apareció en una localidad del sur de Inglaterra en los años 20, cuando algunas personas comenzaron a recibir cartas «anónimas» con insultos y obscenidades, lo que provocó un gran revuelo a nivel local y nacional.
La directora de Antes de ti (2016), Thea Sharrock, nos acerca esta curiosa historia en Pequeñas cartas indiscretas. Todo parece indicar que trataba de realizar una comedia con tintes de Agatha Christie o Jessica Fletcher, pero creo que se queda a medio camino en ambos objetivos, sobre todo por el exceso de tópicos que usa. La cinta es todo un manifiesto feminista, donde los hombres no salen muy bien parados, aunque vamos a revisar cuánto de fidedigna es frente a la historia auténtica.
La base de la historia es real y los personajes principales también. Edith Swan (Olivia Colman) escribía cartas «subidas de tono», tratando de inculpar a su vecina Rose Gooding (Jessie Buckley). Otro de los personajes claves de la cinta es la oficial de policía Gladys Moss (Anjana Vasan).
La primera licencia que vemos en la película es que realmente nunca fueron cartas anónimas. Edith Swan las escribía firmadas como si lo hubiera hecho su vecina Rose, añadiendo «R», «R.G.» o directamente firmándolas como «de Rose». Por tanto, era lógico que fuera la principal sospechosa, más que por su forma de vida e incluso su lenguaje, como aparece en la película, algo que podría ser impropio para una mujer de aquella época.
Edith y Rose eran vecinas y habían tenido buena relación, pero todo comenzó a enturbiarse por la basura (compartían patio). Rose, que no era irlandesa sino de Sussex, vivía con su marido Bill Gooding (Malachi Kirby) y su hija Nancy (Alisha Weir), aunque en realidad se llamaba Dorothy. La niña había nacido unos años antes de casarse con Bill, pero nada hace indicar que fuera de otro hombre (en la película su marido se enteró durante uno de los juicios). Lo que también omite la cinta es que además vivían con la hermana de Rose, Ruth, y con sus dos hijos (y un tercero que nació allí), que por cierto todos eran ilegítimos. Estos eran detalles muy delicados en aquella sociedad conservadora.
Otro punto importante es la diferencia de edad entre Edith y Rose. En realidad solo había tres años entre ellas aunque en la pantalla parecen veinte (Olivia Colman le saca 16 años a Jessie Buckley). Respecto a la policía Gladys, es cierto que fue la primera mujer policía de Sussex, pero además, también fue la primera del país que llevó una motocicleta de agente. Su labor en desvelar el origen de las cartas fue muy importante, aunque no lo hizo por su propia iniciativa como cuenta la película. En realidad fueron órdenes de su superior, que la ordenó vigilar la casa de los Swan cuando ya había indicios que la propia Edith se escribiera las cartas, y así pudo sorprenderla dejando una nota a su vecina. En la pantalla nos muestran a su jefe como un inspector que entorpece la buena labor de Gladys.
Donde la directora toma demasiadas licencias es en el origen racial de los personajes, quizá tratando de cumplir cuotas. Esto es algo que no termino de entender cuando se trata de personajes históricos, pero es demasiado habitual en las películas actuales. La oficial Gladys es interpretada por Anjana Vasa, de origen indio, aunque la oficial de polícia era blanca. El marido de Rose, Bill, tampoco era negro y dificilmente lo podía ser el juez que llevaba el caso. Todos los que juzgaron los juicios sobre las «extrañas cartas» eran blancos. Hasta 1962 no hubo un magistrado negro con la llegada de Eric Irons, un defensor de la igualdad racial que luchó contra la discriminación que existía en la sociedad inglesa.
Hay algunos detalles de la película que sí fueron fieles a la realidad, como el uso de tinta invisible en los sellos para revelar la culpabilidad de Edith. Este hecho la condenó a 12 meses de cárcel, aunque en un primer juicio fue absuelta pese a las pruebas en su contra, debido a que el juez (y el jurado) no pensaba que fuera capaz de escribir tales vulgaridades. También es verídico que Rose pasó tres meses en prisión al no poder pagar la fianza. No obstante, una vez confirmada su inocencia, se la indemnizó con 250 libras (15.000$ al cambio actual).
Tras descubirse todo, hacen pensar que Edith Swan sufría algún tipo de problema mental que la incitó a escribir las cartas. No podemos asegurarlo, aunque es muy posible, ya que años depués vivía en un centro psiquiátrico de Worthing. El personaje se muestra como una solterona devota que vive con sus padres (lo que era cierto). Sin embargo, estando prometida con un soldado británico, ella misma le escribió una carta «en nombre de Rose», diciéndole que se había quedado embarazada de otro hombre. El dato era falso, pero propició que su prometido rompiera con ella.
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Es lo que tiene la suciedad norteamericana: se han cometido tantas injusticias con mujeres y afroamericanos que ahora hay que meterlos con calzador incluso donde no pintan nada, como son los hechos históricos, así que ahora el ecosistema cinematográfico está saturado de basuraleza woke.
29 abril 2024 | 4:22 pm
La película “Pequeñas cartas indiscretas” parece ser una de esas historias que capturan la esencia de una época y la complejidad de las relaciones humanas, aunque con un toque de dramatización cinematográfica. Es interesante cómo la directora Thea Sharrock ha elegido explorar los temas de la identidad y la reputación a través de la lente de una comedia-drama, aunque parece que ha tomado ciertas libertades creativas que podrían distorsionar la realidad histórica.
02 mayo 2024 | 12:23 am