D. W. Griffith crea en Intolerancia (1916) una obra formada por cuatro episodios históricos que narran episodios intolerantes entre diferentes momentos de la humanidad, que abarcan desde la antigua Babilonia a los conflictos laborales de principios de siglo XX. Todos ellos son conflictos en ámbitos sociales y religiosos.
Debemos considerar esta película como una consecuencia de El nacimiento de una nación (1915), la obra más famosa del director que fue muy criticada por su carácter racista. ‘Intolerancia‘ es la respuesta a estas críticas tratando de contraponer algunas historias de injusticias vividas a lo largo de la humanidad.
Se trata de la obra más ambiciosa del director, rodada en Los Ángeles y que usó para las escenas de Babilonia unos decorados de 70 metros de altura. No dudó en usar miles de figurantes que emulaban los ejércitos enfrentados, llegando a juntar hasta 16.000 extras.
‘Intolerancia’ es la respuesta del director a las críticas racistas tras ‘El nacimiento de una nación’
Griffith rodó nada menos que ¡setenta y seis horas de película!, aunque en el montaje posterior fue disminuyendo la duración, primero a 8 horas y finalmente a 197 minutos en el montaje final.
En el montaje definitivo, el director no mantiene la cronología de los sucesos que narra, sino que usa historias paralelas que se van alternando, manteniendo el simbolismo y Whitman como únicas conexiones. Unos versos de Walt Whitman son usados para unir tan complejo puzzle: “La cuna se mece sin fin, uniendo el presente y el futuro”
Griffith rodó 76 horas de película en la que es considera como la más cara de la historia.
Con 2 millones de dólares de coste, es considerada como la producción más cara de la historia del cine (considerando el valor del dólar en aquellos tiempos y las posteriores devaluaciones). Esta cifra aún no ha sido superada.
Pese al enorme desembolso fue un rotundo fracaso en taquilla debido probablemente a la complejidad de la trama y a la incomprensión por parte del público. Un mensaje pacifista en plena Primera Guerra Mundial no era lo más receptivo, sobre todo cuando muchos países europeos demandaban la entrada de los Estados Unidos en el conflicto.
“La caída de Babilonia”
La primera de las historias (cronológicamente) es la toma de Babilonia por parte de Ciro II el Grande. El rey de Persia, fundador de Imperio aqueménida, puso fin en el año 539 a.C. al Imperio babilónico que había comenzado a principios del segundo milenio antes de Cristo. Pudo sobrevivir a numerosas invasiones de otros pueblos durante un milenio y medio, gozando de ilustres reyes como Hammurabi o Nabucodonosor II, pero cayó ante el empuje persa.
En los decorados de este episodio se aprecia de manera notable la influencia de Cabiria (Giovanni Pastrone, 1914). Griffith había adquirido una copia que estudió detenidamente.
“La historia judía” sobre la pasión de Cristo
El segundo episodio de la cinta nos acerca a los últimos momentos de Jesucristo, mostrando la intolerancia de los fariseos que lo acusaron y lo llevaron a su final fatal, la cruel muerte en la cruz. Esta es quizá la historia de intolerancia más famosa de todos los tiempos, por lo menos de la civilización occidental. En las escenas de Griffith, Jesús es crucificado en presencia de su madre María y de María Magdalena.
“Historia francesa” sobre la matanza de hugonotes
En el transcurso de las Guerras de Religión en Francia, la matanza de San Bartolomé sucedió en París en la noche del 23 de agosto de 1572. Miles de protestantes (hugonotes era la facción política que representaban) fueron asesinados por orden de la madre del rey, Catalina de Médici, ante la debilidad de Carlos IX.
La historia de Griffith es protagonizada por la hija de un hugonote y un soldado católico en plena noche fatídica que terminó con el suelo parisino regado de cadáveres.
Podéis leer sobre las Guerras de Religión en Francia en ‘Las guerras de religión y el cambio de dinastía en Francia’.
“La madre y la ley”, sobre las huelgas de 1912
Esta historia fue la primera en la que pensó el director y que terminó ampliando con otras tres más hasta completar el cuarteto.
Tras las sangrientas huelgas de 1912, la historia narra el suceso de Stielov de 1914, un joven huelguista que fue acusado de su asesinato y condenado. Solo la acción de su amada logró convencer de su inocencia al Gobernador y salvarle en el último momento.
Esta cinta tuvo un gran calado en la Unión Soviética años más tarde, cuya influencia llegó hasta Eisenstein o Pudovnik, dos de los más afamados realizadores rusos. Un buen ejemplo de esta influencia aparece en La huelga (Sergei M. Eisenstein, 1924) y La madre (Vsevolod Pudovnik, 1926).
Además del coste esta película cuenta con otros récords nunca superados como el mayor número de extras en una sola escena o el mayor decorado jamás construido (la muralla de Babilonia medía cerca de un kilómetro). Ha habido imágenes más espectaculares después pero con truco a base de maquetas e infografía.
18 agosto 2021 | 12:40 pm