Comienza una gala de Gran Hermano con mucha tensión y latigazos a los machitos

¡Hola!

Van a meter a Miriam en la sala de encuentros y después de una semana del machito Rubén diciendo machisteces, Miriam le va a dar más hostias que un cura en una catedral tratando de batir un récord.

Empezamos.

Vemos la sala de encuentros, donde, efectivamente, entra Miriam, que se ha puesto unas mallas cómodas y de color carmín, ahí se tiene que disimular muy bien la sangre de las patadas en la boca. Y… las cejas de Miriam son demasiado perfectas, ¿no? No es que las lleve perfiladas, es que están delimitadas en el registro de la propiedad.

– Las cejas de Miriam limitan al norte con un granito, al sur con la piel finilla del ojo y al este y oeste con el mar.

En serio, que se pueden calibrar reglas con esas dejas. Creo que se las depila con láser.

«Un día me pego una hostia y no lo cuento, lo estoy viendo», dice JJV que ha bajado las escaleras con una carrerita que tenía toda la pinta de ir a acabar en tragedia.

La gala que viene sale el hombre con casco y protecciones. O mejor aún, con un traje de luchador de sumo de esos que se hinchan.

Total, que vemos un vídeo de Rubén en el que no asume que Miriam le puso en su sitio: «Yo creo que estaba en shock y como vio eso…», cualquier excusa es buena.

Por cierto, Rubén está peinándose el pelo para arriba por encima de sus posibilidades. Ya no es que lleve el pelo peinado alto, es que si se pone a jugar a dar cabezazos con un rinoceronte acaba muerto el rinoceronte.

¿Qué leches pasa?

JJV ha empezado a hablar con Miriam y de repente ha dicho «uy, perdón» y se ha callado.

¡¡CAGADÓN!!

Es que a JJV le estaban escuchando en la casa y estaba diciendo «¿tienes ganas de echártelo a la cara?».

Y claro, en la casa se han enterado de que está Miriam en la casa. Ahora están todos rallados porque no saben si regresa o si está en el confe o qué.

Y ojo: vídeo de Rubén, que está desectructurado porque le falta comida constantemente. Buscando culpables, se acabó encontrando al culpable: José María, que como es peor que un niño mimado de seis años, sólo come pan y claro, se ha comido su pan y el de todos los demás.

«Una vez probé el arroz cuando tenía doce años… no sé si me gustará», dijo José María, que es muy loco y decidió probar 30 gramos de arroz. Por favor, que alguien secuestre a este pavo y le obligue a comer cosas hasta que reviente.

En otro orden de cosas, esta semana hubo un robo de acelgas. ¿PERO QUIÉN COJONES ROBA ACELGAS? Joder, robas hamburguesas, pastel, qué se yo, ¿pero qué clase de depravado roba acelgas?

En la Primera Guerra Mundial cuando se les acababan los proyectiles tiraban botes de acelgas a las trincheras enemigas.

Por otro lado, Hugo está muy crecidito después de ser el que tuvo el porcentaje menor en la gala pasada.

«Sigo con la misma filosofía de no regalar una sonrisa a nadie», dijo Hugo esta semana. Que tío más rata, me cago en la leche, qué rácano. Uy, una sonrisa, qué derroche, no sea que se te gasten, usurero de sonrisas.

Maico es ahora el apestado de la casa. Y no es sólo en sentido literal, también en sentido figurado. Hicieron un posicionamiento de quién querían los compañeros que se fuera y eso parecía la cola para ver a Justin Bieber. «Engaña a todo el mundo constantemente», le dijeron.

El caso es que después de decirle cosas que habrían hecho llorar a Darth Vader, Maico no dijo nada, algo que cabreó a sus aliados, Rubén y Hugo, que le azuzaron para que se defendiera y atacara. Sólo les faltó darle con una pistola eléctrica y abrir la puerta de toriles.

Ojo, de un 77% el que más votos tenía y casi nada los otros dos, la cosa ha cambiado a un 58,2%; 37,4% y 4,4%. Chaaan.

Nominados a la sala de expulsión.

JA JA JA

El burro intentó esta semana violar a Miguel. Debió ser lo más sexy que encontró en la casa. Y ojo, porque JJV dice «no nos consta que se haya producido el zumbamiento» y le pregunta a la directora de las galas si en caso de producirse se podría emitir.

¿Un burro sodomizando a un concursante? Claro, joder, pero sólo en horario infantil un domingo por la mañana.

Qué tontería. Todo el mundo sabe que pedirían una hora sin cámaras y que no se vería nada.

Llaman a Hugo al confe. Resulta que es su cumpleaños. El Súper le dice que felicidades de parte del equipo y él dice «muchas gracias» con cara de que le estuvieran poniendo la antitetánica en la nalga izquierda.

Le ponen un vídeo de su familia felicitándole y él se pone a llorar. Lo que pasa es que la cara de Hugo contento es la misma que la de Hugo llorando. Un poco más húmeda y ya.

¿Soy yo o Javier se ha disfrazado de Django desencadenado?

1 ENCUENTRO

Hugo se encuentra con Miriam. «No te esperaba por aquí», le dice Miriam. Pues hija, que él no está expulsado, ¿dónde coño iba a estar?

«Cuidaos un poquito más entre vosotros, hay gente muy mala ahí dentro», le aconseja Miriam, que lo mismo se ha equivocado y esta semana ha estado viendo The Walking Dead pensando que era el 24 horas.

Eso sí, le reprocha a Hugo que cuando Rubén hablaba de ella en términos de machito no se lo reprochara como lo hizo con Christian.

Sorpasso: hay dos con casi el 50%.

Otro vídeo. En la casa, por algún motivo que no entiendo, piensan que Pilar es muy fuerte fuera y que es un favorito. Y ella es la primera que lo piensa, porque a Javier le dijo que no le iban a echar porque se juntaba con ella. Esta tía se piensa que es Belén Esteban, pero no tiene pijama morado.

Y todo el mundo piensa que Hugo la eligió para ser señora por conveniencia.

Semana de señores y sirvientes:

Los señores han estado tocando los cojones por encima de sus posibilidades. Por ejemplo, llamando de madrugada para pedir vasos de agua. Y claro, cuando se los llevaban se descojonaban de los camareros.

Es más, les llamaron hasta para que les mataran las moscas. Daniel fue el que se encargó, pero creo que Daniel intentó vengarse echando insecticida como para matar a las moscas y a los compañeros. En esa habitación entra un pterodáctilo y muere también.

«La saltimbanqui mira qué tetones lleva».

«Agárramela, por favor».

«Se están liando los dos».

«Aguántamela por favor».

«Eres muy buena, no me pongas los cuernos»

«Me daba miedo hacerles daño».

Y otras frases de ordeñar cabras que podrían aplicarse a otra cosa. No sé si me explico.

El caso es que el jueguecito de los señores y los criados ha dejado más rencor que Puigdemont viendo a Rajoy comerse una butifarra.

CAMBIO DE POST. CAMBIOOOOOOOOOOOOOOOOOO

CAMBIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

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