El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Comer cinco veces al día es mejor que comer tres, dos o una?

Tiempo para comerLas cuestiones relativas al número de comidas que se hacen a lo largo del día figuran entre las múltiples estrategias que rodean al tema del control del peso y el adelgazamiento. Por un lado si se come menos veces habrá menos ocasiones para incorporar calorías, pero por el otro, si se come en más ocasiones es posible que se pueda controlar mejor la sensación de hambre y de este modo evitar el riesgo de atracones o picoteos no previstos. La polémica está servida. En este sentido, la mayor parte de las recomendaciones nos hablan de los beneficios de comer pequeñas cantidades más a menudo a lo largo del día.

No obstante, a día de hoy hay bastante controversia en estas cuestiones y lamentablemente, con los más recientes estudios en la mano, no hay una respuesta contundente y eficaz para todo el mundo a la hora de recomendar uno u otro patrón de ingestas.

El problema de no poder llegar a un consenso quizá radique en que hay varios factores implicados en el asunto de la frecuencia con la que se consumen alimentos. Entre los más evidentes, el control del apetito, la sensación de saciedad, el denominado efecto termogénico de los alimentos y, por supuesto la cantidad de calorías finalmente ingeridas. Con todos estos factores en liza no resulta sorprendente que  los estudios que ponen bajo la lupa la frecuencia de consumo de alimentos hayan encontrado asociaciones tanto positivas como negativas con la obesidad.

Por ejemplo, en este estudio (Eating frequency and body fatness in middle-aged men) se puso de relieve que para un mismo valor de calorías, incrementar la frecuencia de las ingestas se asoció a una menor cantidad de grasa corporal. Es decir, comer lo mismo pero en más veces se observó asociado a una menor acumulación de grasa. En este otro (Meal frequency and childhood obesity), además, se aportaba la posibilidad de que, en el caso de los niños, el incremento diario del número de comidas podría tener un efecto protector sobre la obesidad infantil siendo este un factor posiblemente independiente.

Sin embargo, otros estudios no solo no obtienen estos esperanzadores resultados sino que además concluyen en sentido contrario. En este estudio (Eating patterns and dietary composition in relation to BMI in younger and older adults), se concluye de forma bastante contundente que comer más de tres veces al día podría contribuir de forma importante al aumento de la obesidad. Y no es el único que llega a estas conclusiones o similares. Pero aun hay más, otros estudios no llegan a observar ningún tipo de relación entre el número de veces que se come a lo largo del día y su impacto sobre la obesidad.

En resumen y en consonancia con la cuestión de la actividad física, si hubiera que dejar algunos mensajes claros sobre estas cuestiones yo me quedo con las que se hicieron en este estudio (International Society of Sports Nutrition position stand: meal frequency):

1. Aumentar el número de comidas (frecuencia) no parece ser una estrategia que ayude a mejorar la composición corporal de las personas sedentarias.

2. En el caso de deportistas y personas atléticas, y dentro de un aporte de proteínas adecuado, el aumento del número de comidas en períodos de alimentación hipoenergética podría preservar la masa corporal magra.

3. El aumento de la frecuencia de comidas parece tener un efecto positivo sobre diversos marcadores sanguíneos de la salud, en especial sobre el colesterol LDL, el colesterol total, y la insulina.

4. El aumento de frecuencia de las comidas no parece mejorar significativamente la termogénesis inducida por la dieta, el gasto total de energía o la tasa metabólica en reposo. [Es decir, no por comer más a menudo se gasta más]

5. El aumento de la frecuencia de comidas parece ayudar a reducir el hambre y mejorar el control del apetito.

Así que, con todo ello mi consejo es el mismo mismito que comenté cuando abordé el tema del desayuno: ordena tu alimentación. Has de ser tú quien la controle de forma consciente… Para eso, en muchas ocasiones, a la hora de planificar el día que tienes por delante deberás de hacerlo de forma razonable en virtud de las posibilidades de tu entorno, de sus tentaciones, de la actividad física, y siempre tratando de hacer una elección adecuada de alimentos considerando también su cantidad. Que al final te salen 3 veces al día, pues estupendo, que te salen 5, pues también bien… siempre que todo lo demás se haga con sentido común.

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Imagen: David Castillo Dominici vía freedigitalphotos.net

¿Se puede padecer obesidad y estar sano?

Obesidad pensarEl padecer obesidad es considerado casi siempre y prácticamente sin excepción como una situación que facilita un mayor riesgo de sufrir algunas complicaciones de salud, en especial metabólicas. Entre ellas y a modo de ejemplo, la diabetes, el incremento del colesterol en sangre o el aumento de la tensión arterial entre las más destacadas, aunque hay muchas más.

Sin embargo, algunos estudios constatan una posibilidad que planea desde hace tiempo en este terreno: el padecer un fenotipo (o imagen)  de obesidad no es siempre sinónimo de un estado de salud peor que mantener un peso “adecuado”. Esta “adecuación” al peso a la que se alude en estos estudios hace casi siempre referencia al sempiterno Índice de Masa Corporal (IMC). Por ejemplo, en este artículo que observó una importante muestra de más de 43.000 personas entre 1979 y 2003, y tras categorizarlos por grupos en función de su obesidad, resultó que entre un 30 a un 40% de aquellos que estaban obesos eran al mismo tiempo metabólicamente sanos. Es decir, más de un tercio de los obesos de este estudio no presentaba las frecuentes comorbilidades asociadas de forma común a su gruesa circunstancia tales como colesterol alto, diabetes o tensión arterial elevada. Hay bastantes ejemplos en la literatura científica sobre este tema. También entre los más recientes tenemos este otro, en el que se pone de manifiesto que esta particular circunstancia, el ser obeso y al mismo tiempo ser metabólicamente sano, no implica estar sometido a un mayor riesgo cardiovascular. Las claves como puedes figurarte son dos, por un lado determinar las causas que favorecen el que teniendo un sobrepeso manifiesto se mantengan a raya aquellos marcadores de riesgo metabólico y, por el otro cómo saber, una vez que se determina el estatus de obesidad en una persona, si se tiene un riesgo aumentado o no.

¿Cómo se puede ser obeso y estar metabólicamente sano?

Algunos teorías apuntan a que la causa principal es el nivel de actividad física. Tal es el caso del primer estudio que he señalado. En él los autores señalan que la clave parece que estaría vinculada al nivel de condición física de cada persona en particular. Se sospecha que el hacer ejercicio y el mantenerse activo, influye de forma positiva en los principales sistemas y órganos del cuerpo, y por lo tanto contribuye a que esas personas estén más sanas desde el punto de vista metabólico; incluidas aquellas que sean obesas. Es más, en esta investigación se sugiere que con el fin de hacer un mejor diagnóstico de la situación concreta de cada persona, además del peso, la cantidad de grasa corporal y otros valores analíticos, sería también importante observar el nivel general de condición física, y así poder estimar mejor, el riesgo de enfermedad cardiovascular, cáncer o diabetes en los pacientes obesos.

Pero no es la única teoría. Otras atribuyen a nuestra flora intestinal un papel decisivo en el que una persona termine presentando un mayor o menor riesgo metabólico con independencia (o en relación) con el estatus ponderal. Tal y como explica Francisco Guarner, director de la unidad de Sistema Digestivo en el hospital Vall d’Hebron, y que puedes consultar en este enlace:

Un individuo resulta más sano cuando su flora intestinal está formada por especies más variadas. Las personas con un intestino menos frondoso soportan, en cambio, más fallos en los mecanismos que regulan la insulina, la glucosa y el apetito”.

Y lo que es mejor: esta dualidad entre causas o motivos no tiene por qué excluir a ninguna de ellas. Es decir, lo más probable es que ambos elementos, la actividad física y la cuestión de la flora intestinal, tengan su papel a la hora de determinar el estatus metabólico de una persona concreta. Sobre la cuestión del ejercicio parece que no hay ninguna duda, y sobre la de la segunda, a día de hoy es una de las corrientes de investigación bastante potente en este terreno. Si a todo esto le sumamos las cuestiones genéticas y más en concreto, las epigenéticas, ya tenemos casi seguro la triada más importante de elementos que condicionan de nuestra salud, más allá de lo que marque nuestra báscula.

Entonces, ¿los riesgos asociados a la obesidad son una engañufla?

No, ni mucho menos. El “pesar de más” no ha de ser un objetivo deseable. Los elementos más interesantes de estas investigaciones ponen de manifiesto que los beneficios de la práctica de actividad física y de una correcta alimentación (que a su vez podría condicionar nuestra flora) van más allá de los relacionados directamente con la báscula. Por tanto, el mantener un patrón de vida más o menos activo y comer de forma saludable, con una proporción adecuada de alimentos de origen vegetal (más integrales y frescos y menos refinados) ha de ser uno de nuestros objetivos prioritarios a la hora de pretender alcanzar y mantener un adecuado estado de salud a lo largo de toda nuestra vida.

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Nota: En la entrada de hoy quiero agradecer la aportación de @_SergioGR, quien el otro día me preguntaba sobre estas cuestiones.

Imagen: David Castillo Dominici vía freegigitalphotos.net

“Entrenar, comer y dormir” la divisa de Horner, un gladiador del deporte

Chris HornerSi es un sueño que no me despierten. Si en el futuro sale a la luz que iba enchufado hasta las orejas, que no me lo digan. No lo quiero saber. Prefiero vivir engañado con la imagen en mi retina de ese Chris Horner batiéndose el cobre de pie sobre la bici. Aun creo, y quiero creer, en la épica del deporte. Llamadme romántico. Y es que el dato me gusta: en 2013 un tipo con casi 42 tacos, con más escuela que manolito, se aupó por méritos propios hasta la gloria en la Vuelta a España. Horner, un tipo normal, o al menos eso parece. Y sin que nadie a priori apostara demasiado por él. Me gusta.

A mis 43 años ni me sé ni me creo en la circunstancia de leerle la cartilla deportivamente hablando a nadie medianamente entrenado; ni tan siquiera en aquellas disciplinas en los que yo mejor me desenvuelvo… Bueno, en mi descargo podría argumentar que jamás tuve la ocasión de dedicarme profesionalmente al deporte (con sinceridad creo que tampoco hubiera brillado demasiado). Sin embargo, desde al menos 8 años atrás (y lo recuerdo muy bien) vivo con especial atención los titulares de aquellos medios que hacen recalcar la “avanzada edad” de no importa quién cuando termina por alcanzar un hito deportivo. Sé que hay muchos, en cualquier caso el primero en mi cuenta particular, ya digo que lo tengo marcado a fuego en mi memoria, fue durante los mundiales de natación de 2005 en Canadá. En aquel entonces no pocos medios rotularon sus titulares del siguiente modo: “El abuelo Mark Wernecke campeón del mundo en los 50m braza a sus 35 años” (o algo así) Fue todo un palo: ¿abuelo, 35 años? Cachis en la mar, en aquel entonces yo también tenía 35, y estuve dudando entre pedir hora para que me pusieran una dentadura postiza o llamar, indignado como estaba, uno a uno a los periódicos que usaron este titular o semejante.

Volviendo a la actualidad, una de las cosas que más me molan es, por supuesto, el lema de Horner; el secreto según él mismo de su logro: “entrenar, comer y dormir”, algo de lo que muchos debieran aprender. Sí, digo aprender y releer, antes que ponerse a estudiar la forma y manera de burlar, enmascarar y trucar sus triunfos. A suplementar su dieta con nutrientes esenciales, aminoácidos ramificados o, vade retro, a limpiarse la sangre y demás trastadas. El fraude en el deporte me da asco y, por lo que hasta ahora se sabe, en esta victoria hay muy poco de aquel y en sentido contrario mucha modestia, pundonor y genuinidad. Que Horner no se subió a una bicicleta antes de ayer lo sabemos todos, al igual que el Sr. Wernecke tampoco aprendió a nadar precisamente dos años antes de ser campeón del mundo.

Con todo ello en el haber hay otro matiz importante en la hazaña de este titán de la bicicleta. Los medios recalcan el escaso efecto que ha tenido en su caso el adoctrinamiento dietético más esperable. Al parecer Horner no sigue la pauta dietética tipo y que para otros en su misma situación es ley de vida. Horner, según los medios, sortea gran parte de las recomendaciones nutricionales y gusta de “abusar” de hamburguesas, pizzas y cocacolas. ¿Cuánto hay de cierto en todo esto? De verdad que me gustaría saberlo y poder concretarlo de forma detallada. Los medios hacen creer que, haciendo una caricatura de sus contenidos, este hombre parece vivir sentado en el sofá mazándose a refrescos y comida basura. Yo, sinceramente lo dudo. No niego que posiblemente haga sus transgresiones, pero dudo mucho que estas sean la norma. No olvidemos que este tipo de leyendas, tanto en el contenido de las dietas como en su cantidad, teniendo un origen incierto, suelen ser magnificadas por los medios de comunicación hasta llegar a formar parte del acerbo popular. Recordemos por ejemplo los mitos sobre la dieta de Michael Phelps.

En el caso que nos ocupa de veras que me gustaría conocer de primera mano las características de la dieta de Chis Horner y que fuera él mismo el que la detalle. Mientras tanto, yo me quedo con su difícilmente mejorable consejo hacia el éxito deportivo: “Entrenar, comer y dormir”.

Dieta mediterránea (5): origen del concepto mediático-popular

Anteriormente en este monográfico sobre la dieta mediterránea:

El concepto mediático-popular de “dieta mediterránea”

No fue precisamente el conocido como Estudio de los siete países lo que lanzó al estrellato mediterráneo-popular a Ancel Keys. Recordemos que el mencionado estudio era una obra de divulgación científica destinada a ser leída y conocida entre otros científicos y que en su interior, además, no había ni una mayor referencia a algo que aludiera a la “dieta mediterránea”.

Antes de hablar de cuáles fueron en mi opinión los verdaderos elementos que sí lo propiciaron es necesario presentar a la esposa de Keys, Margaret, (Margaret Haney de soltera) que tuvo muchísimo que ver en la epopeya mediterránea. Pocos conocen que Margaret Keys fue una reconocida bioquímica que acompañó, respaldó, supervisó y colaboró con su marido en gran parte de sus estudios. No es de extrañar que así sea (que no se le conozca) cuando detrás de tanta colaboración se comprueba que su nombre no aparece en la autoría de toda la producción científica vinculada al Estudio de los siete países. De todas formas ya sabéis eso que dicen que detrás de un hombre de prestigio siempre hay una mujer… sorprendida.

Sin embargo, Margaret pasó mucho menos desapercibida en las obras de divulgación general que publicó el matrimonio al alimón y que fueron considerados auténticos best-seller de aquella época.

Al mismo tiempo que se estaban empezando a recopilar y analizar los datos del Estudio de los siete países en las instalaciones del Laboratorio de fisiología higiénica de la universidad de Minnesota (bajo las míticas gradas de su estadio de fútbol) los Keys debieron pensar que ya tenían el caldo de cultivo ideal para lanzar una especie de recetario mitad de cocina, mitad de salud dirigido a la población general y, con este, empezar a divulgar las claves de lo que ellos entendían por comer y vivir bien. Todavía, como podrás comprobar por las fechas, el martillo mediterráneo no se había puesto en acción… pero llevaba todo el camino.

El pimer libro

Eat well and stay wellDe este modo en 1959 vio la luz la primera edición del volumen titulado Eat Well and Stay Well, que como digo se convirtió en un auténtico best-seller. Se trataba de un compendio recetas, cada una de ellas con un desglose nutricional completo (algo que sin lugar a dudas creo una escuela que dura hasta nuestros días) y un montón de información sobre qué alimentos pueden ayudar a combatir la enfermedad y promover el bienestar general. Aportaba guías para la preparación y cocinado de los distintos alimentos, así como dónde comprar y la forma de hacerlo. El libro presumía de recetas de fáciles de preparar en menos de 30 minutos, haciendo hincapié en la claridad, la sencillez, evitando aspectos demasiado complicados o exóticos. En el libro también se descubría el pequeño gourmet detrás del gran científico y las buenas dotes en la cocina de Margaret, que afirmaba haber confeccionado todas las recetas mencionadas. En él, es cierto, se hablaba del colesterol, pero también los Keys hacían referencia al modo y manera de elegir un vino o comentaban las excelencias de un buen café expresso mucho antes de que Starbucks apareciera en el horizonte de las franquicias. En el plano dietético se apostaba más por una mejor elección de las grasas que por una dieta libre de las mismas.

Llega la popularidad

La mayor parte de las fuentes consultadas coinciden en afirmar que fue este libro de cocina el que reportó tanta popularidad Keys que le valió por ejemplo una portada de la revista Time en enero de 1961. Así, en su interior, además de la portada, se le dedicaba un artículo titulado The fat of de land en el que se le apodaba Mr Cholesterol (Sr. Colesterol). Esta popularidad se acompañó al parecer de una serie de importantes ingresos que les permitió a los Keys hacerse con una pequeña hacienda en el sur de Italia y trasladar allí su residencia, al menos la principal, en la región de Cilento (hoy considerado parque nacional). Para que te hagas una idea del efecto, y si se me lo permite, de la obsesión mediterránea de Keys, este terminó comprando un terreno en el sur de Italia con el fin de establecer allí una especie de “ciudad para científicos” a la que bautizó como Minnelea, una combinación de palabras entre Minnesota (su lugar de procedencia profesional) y Elea, municipio más cercano en el mencionado parque nacional de Cilento.

Mediterranean wayEl segundo libro

La maquinaria mediterránea se había puesto en marcha pero aun no estaba ni mucho menos a pleno rendimiento. Algo que sí terminó por conseguir el segundo libro del matrimonio aparecido en 1975, How to eat well and stay well. The Mediterranean way (Como comer y estar bien. El estilo mediterráneo). Ahora sí que sí, con este libro se encendió la mecha de toda la parafernalia mediterránea hasta el punto que fue entre la población general y  los medios de comunicación los que terminaron por acuñar el término Mediterranean diet o Dieta mediterránea. ¿No me crees?

Quién mejor que Henry Blackburn (investigador en la Universidad de Minnesota y la mano derecha de Keys en el Estudio de los siete países) para ilustrar porqué se considera a Ancel Keys padre de la dieta mediterránea y cómo llegó a ser este término lo que hoy se suele entender por él. A la siguiente pregunta (que se puede consultar en este enlace en el site de la universidad de Minnesota)…

¿Por qué se le atribuye a Ancel Keys el liderazgo de habernos conducido hacia la dieta mediterránea?

Blackburn contesta sin el más mínimo atisbo de duda (y sin mencionar por cierto al Estudio de los siete países) lo siguiente:

Sus “libros de cocina”, escritos junto con su esposa Margaret, empezando por “Eat Well-Stay Well” en 1958, y evolucionando hasta el “Eat Well-Stay Well The Mediterranean Way” en 1975, destacaban los hechos que Keys consideraba importantes en el estilo de vida mediterráneo, incluyendo la dieta tradicional y que se asociaban con una vida más longeva y saludable, sin las enfermedades típicas de las poblaciones más occidentalizadas. [Tras él], han sido los expertos en alimentos, los cocineros y la industria alimentria los que han cogido esas aportaciones de Keys y se han apresurado a aportarnos esa expresión tan elegante y chic como es la “dieta mediterránea”. [En realidad y a día de hoy] la población de la cuenca mediterránea es la que ha abandonado este estilo de vida, al tiempo que se ha alejado de la pobreza implícita que tenía asociada en otro tiempo.

Lúcidas, maravillosas y acertadas en mi opinión las palabras de Henry Blackburn que pienso entresacar y destacar para que te/nos quede clara la parafernalia mediterránea:

Realidad dieta mediterránea

Utilizando esta base documental de una más que autorizada voz en la cuestión mediterránea y coincidiendo a pie juntillas con ella, en el próximo capítulo abordaré en qué ha terminado toda la parafernalia mediterránea a base de productos, alimentos, premios, fundaciones e incluso comida para perros mediterránea.

Continuará…

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Imágenes: http://www.amazon.com/Well-Stay-Ancel-Margaret-Keys/dp/B001R10FSS y http://www.amazon.com/How-eat-well-stay-Mediterranean/dp/0385009062/ref=pd_sim_sbs_b_1 vía Amazon.com

“Plomo en los bolsillos”, fascinante lectura sobre la épica del ciclismo

Plomo en los bolsillosEl libro se llama tal que así “Plomo en los bolsillos” y es altamente recomendable. Ya de entrada el subtítulo de la portada nos pone en antecedentes de forma breve pero también precisa sobre sus contenidos: “malandanzas, fanfarronadas, traiciones, alegrías, hazañas y sorpresas del Tour de Francia”. Publicado en 2005 (premio Marca de Literatura Deportiva) y reeditado en 2012 por la ed. Libros del K.O.,está firmado por el periodista Ander Izaguirre (@anderiza).

En resumidas cuentas se trata de un relato sorprendente desde la primera hasta la última línea sobre la historia del Tour de Francia, su nacimiento, sus héroes (y villanos), algunos curiosos entresijos y una buena parte de sus anécdotas más destacadas. No quiero destripar a nadie sus contenidos pero… ¿sabías que el nacimiento de esta titánica prueba en 1903 fue un reclamo creado para vender más periódicos? Para ello se diseñó una prueba deportiva que parecía más bien creada por algún sádico inquisidor medieval. Toma nota: 2.428 km divididos en ¡6 etapas! Los participantes de aquellas primeros tours de principio de siglo XX no podían llevar coches de apoyo que les suministrara víveres, sin entrenadores, sin posibilidad de cambiar de bicicleta… es decir circunstancias absolutamente increíbles que sumadas a la dureza de la prueba, incluso con etapas “eternas” de 28 horas que les obligaba a pedalear de noche y/o a dar la salida de algunas etapas a las 3 de la madrugada, hacen de este libro un compendio de historias sorprendentes.

Como no podía ser de otra forma el tema de la alimentación sale a colación en numerosas ocasiones. Desde el caso del Luxemburgués Faber que tomaba la salida con doce chuletas repartidas entre sus bolsillos, hasta el bilbaíno Vicente Blanco (apodado “el cojo”) que se “dopaba” con bacalao, pasando por los temibles caféraids, en los que el pelotón al completo, o al menos varios integrantes, entraban a saco en una posada, hostal o restaurante de carretera y arramplaban por las buenas con todo lo que tuvieran a su alcance. Luego el botín lo repartían entre el resto, en especial entre sus jefes de filas. Quizá te sorprenda saber que en aquel entonces el alcohol (las bebidas alcohólicas) era un elemento bastante consumido, antes, durante y después de las etapas.

Para que te hagas una idea del estilo de gente de la que se habla en el libro, de la que corría las grandes pruebas ciclistas de aquel entonces, quiero volver sobre el mencionado Vicente Blanco quien se trasladaba a tomar la salida de las pruebas en las que participaba en bici. ¿Que el Tour salía de París? Casi de víspera, o dos o tres días antes de la salida agarraba la bici y se iba pedaleando desde Bilbao hasta allí. Con un par, máxime teniendo en cuenta que, además, prácticamente le faltaban los dos pies.

El doping, otro de los elementos tristemente asociados a la alta competición, también está presente. Desde 1904, segunda edición del Tour, ya se empieza a hablar y comentar sobre la presencia de fármacos y sustancias sospechosas. Sin embargo, no fue hasta 1966 cuando se estableció un control antidoping y en 1967 cuando fallece, dándole a los pedales en el Mont Ventoux, el primer participante, Tom Simpson, a causa de una mezcla de calor, anfetaminas y posiblemente alcohol. Es francamente estremecedor leer este capítulo de la mano de Ander Izaguirre.

No quiero seguir, pero hay mucho más, entre otras cosas las etapas épicas, las batallas entre Coppi y Bartali; Anquetil y Poulidor; Merckx y Ocaña; las hazañas de Hinault, Induráin, etcétera. Es un libro que si aun no lo conoce mi vecino de blog Eduardo Casado (@educasado) sé que le entusiasmará. Así que te aseguro que ya seas un aficionado al deporte, un amante del ciclismo o alguien a quien le gusta descabezar una siesta desde el sofá viendo el Tour de Francia este libro no te dejará indiferente. Más aun, quizá como a mí, te deje con la boca abierta. Estupendamente contado, alejado de modas y bestsellers no te defraudará.

Ideal para el verano.

Sanos a la fuerza: lecciones de la crisis cubana

Hace poco más de un año os comentaba en esta entrada lo difícil que es que nuestra actual situación económica reportara algún beneficio en forma de salud, por ejemplo, a base de reducir las cifras de obesidad. La proposición es tan evidente como falaz: Disponiendo de menos dinero se compran menos alimentos, se come menos y así se reducen las cifras de obesidad. Sin embargo, algunos medios se hacen eco de esta amenazante controversia: la crisis económica global es uno de los principales factores del auge de la obesidad a nivel mundial en los últimos años.

Sigo manteniendo que nuestra actual situación es un campo abonado para la proliferación de ofertas alimentarias que no siendo especialmente recomendables (para incorporarlas en el día a día) terminan garantizándonos el llenar el buche por (aparentemente) poco dinero. En muchos casos comer barato significa comer peor y, claro está, muchos sucumben.

Sin embargo, cuando la crisis se presenta de forma más súbita y cruel sí que se puede sacar tajada. Esto es lo que un reciente estudio ha puesto de relieve en la prestigiosa British Medical Journal después de contrastar lo acontecido en los últimos 30 años en Cuba. En la primera mitad de la década de los 90, en Cuba, se padeció una crisis dramática. De golpe dejó de recibir las provisiones que recibía en forma de petróleo y alimentos por parte de la desaparecida Unión Soviética y además sufrió el embargo comercial por parte de los Estados Unidos. En resumen, poco que comer y mucho que moverse. Puedes consultar el estudio al completo en este enlace.

Crisis Cuba obesidad diabetes enfermedad cardiovascular 2El resultado fue claro. En tales circunstancias la población cubana perdió una considerable cantidad de peso, 5,5 kg de media, y al mismo tiempo un descenso en la mortalidad por diabetes y enfermedades coronarias.

¿Cómo fue esto posible? Sencillo, en los años más duros de la crisis se pasó, antes del año 1990, de una ingesta media de energía de cerca de 3.000kcal/día a otra de cerca de 2.400 kcal/día en 1.995. Al mismo tiempo, al inicio, el porcentaje de población físicamente activa se cifraba entorno al 30% frente al 80% en los últimos años de la crisis. Así, durante aquella crisis se hizo cierta y a la fuerza aquella frase del desaparecido y admirado Profesor Grande-Covián: Menos plato y más zapato.

Perdieron una considerable cantidad de peso y al poco tiempo de comenzar la crisis eso se plasmó en una menor mortalidad por diabetes y una menor incidencia de la enfermedad coronaria.

El problema es que una vez superada la crisis los cubanos recuperaron el peso perdido y además, añadieron una importante propina, la población engordó 9kg. ¿Cómo? Pues fácil también. Se alcanzó una ingesta media diaria de más de 3.200 kcal y la población comenzó a no ser tan activa físicamente hablando (aunque sin llegar a los niveles de inactividad anteriores a la crisis). Como resultado, en 2.002 las muertes por diabetes comenzaron a repuntar y, afortunadamente, la mortalidad por enfermedad coronaria de momento se mantiene. No desciende, pero al menos se mantiene.

Crisis cuba obesidad diabetes enfermedad cardiovascular

No todo es comer y moverse, en el periodo de tiempo estudiado (1980-2010) la prevalencia del hábito tabáquico también ha descendido de forma importante, y como cabe esperar algo habrá tenido que ver.

En resumen, los autores del estudio concluyen que:

En base a la experiencia de Cuba entre los años 1980 y 2010, existe una asociación entre la reducción de peso de la población y la reducción de la mortalidad por diabetes y de la enfermedad cardiovascular. En sentido contrario, el aumento de peso en esta población implica cambios del mismo sentido en la diabetes y la salud cardiovascular.

En resumen, las características de aquella crisis cubana y la que actualmente sufrimos parece que tienen poco que ver. Por un lado, la población cubana era mucho más homogénea en cuanto a niveles de salud, renta y nivel educativo, frente a la amplia heterogeneidad de nuestra población. Por otro lado las particularidades de la crisis también son completamente diferentes, aquella afectó hasta el punto de la drástica reducción, por no decir eliminación, del transporte público y no digamos del particular (por el petróleo), condicionó los sistemas productivos y la obtención de alimentos, cosa que aquí, de momento, parece que estamos alejados. Pero el mensaje para ti, lector individual, por tu salud, sigue siendo el mismo de siempre: come mejor, come menos y muévete más.

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Obesidad y más en dibujos animados

¿Tienes veinte minutos? Estupendo, vete a correr o a dar un paseo o a dar una vuelta en bici. Si no los tienes quédate, ponte cómodo que vamos a ver una serie de fragmentos  de vídeo y de cortos que además de entretener te van a hacer llegar un mensaje importante: Come menos, come (y bebe) mejor y muévete más. Pero hazme caso, en cuanto tengas esos veinte minutos ve a poner en práctica todo eso que se te va remover por dentro tras ver los dibujos.

Dice mi vecina Madre Reciente que algunas de las actuales películas de animación alcanzan la cuadratura del círculo cuando consiguen entretener a pequeños y mayores. Yo añadiría que esa perfección se alcanza cuando además consiguen de forma positiva que te plantees algunos aspectos de nuestras características vitales. De esas pelis hay ya varias, pero en esta entrada y tratándose de este blog no me queda otra que señalar dos bien concretas. Una de ellas es Ratatouille y la subliminal recomendación de que nos acerquemos más a los fogones a preparar comida sencilla (un día le dedicaré un post completito). Y la otra es Wall-E, de la que ya hablé en una ocasión en otro artículo y su contundente alegato, administrado sin anestesia, en favor de la necesidad de replantearnos urgentemente nuestro estilo de vida en relación con el aumento de la obesidad.  Creo que merece la pena, volver a rescatar alguna de sus escenas principales. En resumen: El tándem de poca (casi nula) actividad física unido a constante sobrealimentación, igual a obesidad. El mensaje no puede ser más claro, conciso, conveniente y fuera de toda duda.


Más reciente y novedoso es este corto animado que ha servido como vídeo promocional del FMX 2013, un encuentro para profesionales sobre animación, efectos visuales, juegos y “transmedia”. El caso es que no he encontrado en la fuente original título para este vídeo pero sin embargo en algunos medios que se han hecho eco de él le han atribuido un título del tipo “¿Qué pasaría si los animales salvajes comieran comida basura?”. Veámoslo.


Bien, tal y como alguno ha dejado caer su duda, ¿porqué necesitarían cazar estos animales si ya tienen comida basura? Además, más que haber comido, y mucho, más bien parecen animales rellenos de helio.

Mucho más en serio, duro incluso, es este otro vídeo que a pesar de ser conocido desde hace bastante tiempo al final no he podido resistirme a traerlo al blog. Quizá la curiosa política publicitaria de la principal marca de bebidas y refrescos en el mundo haya servido de acicate. El vídeo que os digo hace una dura crítica al consumo de refrescos azucarados y su relación con la obesidad, la diabetes tipo dos y otras patologías asociadas. Buena animación y buen sonido, vamos con él.


Impactante. Has de saber que este vídeo está promovido por el Centre for Science in the Public Interest . Creo que es el momento de ponerme serio y volver a recordar que con independencia de la marca de refrescos que consideres y ya sean con, sin o bajas en calorías, su consumo está asociado a patrones de consumo menos saludables que aquellos otros que, también como norma general, las excluyen. Así pues, ya no es que tomes “refrescos con” o “refrescos sin”, pasa de los refrescos y bebe agua. Y come mejor. No sé que empeño tiene Coca-cola en emplear de forma sistemática sus excelentes campañas publicitarias (hay que reconocerlo, son buenas) para negar la mayor. Sobre este aspecto no voy a entrar en demasiados detalles ya que un compañero de profesión @Midietacojea se ha encargado de forma sublime de hacer saber la opinión que muchos profesionales de la nutrición tenemos sobre este tipo de campañas publicitarias. La puedes consultar en este enlace: “La publicidad de Coca-Cola: Un repaso a la hipocresía en sus anuncios”.

A modo de colofón, no estaría de más que le echaras un vistazo a este documento (y que se lo echara también algún directivo de la consabida “compañía”) sobre verdades y falsedades en torno al consumo de refrescos azucarados editado por el mismo organismo que ha hecho el vídeo de los osos.

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Por tu peso: sé inteligente, usa los pies

Éxito_kylemacEn un reciente estudio publicado en la revista científica Circulation se han planteado las razones por las cuales las actuales estrategias contra la obesidad no resultan eficaces o al menos tan eficaces como nos gustaría que fueran.

Según este artículo parece bastante claro que tanto el aumento del gasto energético como el control de la energía ingerida a través de los alimentos son los elementos claves para ayudar a poner coto al problema de la obesidad, pero nunca observando cualquiera de estos elementos de forma aislada como viene siendo habitual, más frecuentemente centrándose solo en la restricción de alimentos. Esta estrategia, el dejar de comer tanto, puede ser relativamente asequible en el corto o medio plazo, pero es difícil de mantener en el largo, por lo que con el tiempo, en un entorno sedentario y de superabundancia de alimentos, es relativamente probable el volver a engordar.

Así, los autores afirman que la restricción alimentaria por si sola no termina por ser una herramienta práctica para reducir la obesidad. Por tanto, según declaraciones del autor principal del estudio:

No vamos a reducir la obesidad si nos centramos solo en la reducción de la ingesta de alimentos. Si no se aumenta la actividad física lo único que se consigue a la hora de tratar de reducir la obesidad es promover unos niveles insostenibles de restricción de alimentos. Esta estrategia no ha demostrado ser eficaz hasta la fecha y por lo tanto no es probable que funcione en el futuro.

Es decir, si se es tan, tan, tan sedentario como nuestro entorno invita a serlo, al final la restricción alimentaria habría de ser tan grande que sería impensable poder mantenerla en el tiempo, en especial en un entorno de tanta abundancia y con tanto “culto” a la comida.

Para los autores la elevación del nivel de actividad física en el día a día es un objetivo prioritario a la hora de hacer frente a este problema. Antes si cabe que el cuánto comer. Así, consideran que sería interesante que el habitual mensaje de “comer menos y moverse más”  (el famoso “menos plato y más zapato” atribuido al Profesor Grande Covián) cambiara de orden estas prioridades para transformarse en un “moverse más y comer de forma más inteligente”.

Su convencimiento en el importante papel que desempeña la actividad física en estas cuestiones parte de numerosos estudios que muestran que, con independencia de la ingesta, mayores niveles de actividad física en una población están asociados con menor aumento del peso mientras que los niveles relativamente bajos de actividad física se relacionan con aumentos importantes del mismo.

En cualquier caso también se coincide en apuntar que es muchísimo más sencillo prevenir el sobrepeso y la obesidad con estas estrategias que el tratar estas circunstancias cuando ya están implantadas.

Así pues, tanto si tienes sobrepeso u obesidad como si no, ya te lo he dicho, sé inteligente y usa los pies: desplázate más veces en bici o andando, procura que tu ocio sea activo, practica alguna actividad deportiva recreativa… y disfruta con cabeza en la mesa.

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Foto: kylemac

Cáncer, alimentación y actividad física: recomendaciones

Hoy 4 de febrero se conmemora el Día Mundial Contra el Cáncer y este blog no va a mostrarse indiferente. Son frecuentes las preguntas de los ciudadanos relativas a la implicación de los estilos de vida en el riesgo de padecer las distintas formas de esta enfermedad, así como la implicación de los hábitos mencionados en el pronóstico de los pacientes ya diagnosticados.

En este sentido la World Cancer Research Found y el American Institute for Cancer Research tienen publicado un documento bastante esclarecedor sobre las evidencias el respecto de la implicación de las cuestiones relativas a la alimentación, el estatus ponderal y la actividad física con el cáncer.

Antes de comenzar con las recomendaciones, me parece muy interesante que le eches un vistazo a esta matriz en la que se presentan las conclusiones sobre la solidez de las pruebas científicas que vinculan desde el punto de vista causal los alimentos, la nutrición y la actividad física con el riesgo de cáncer en las localizaciones consideradas, y con el aumento de peso, el sobrepeso y la obesidad (puedes pinchar sobre la imagen para hacerla más grande y verla en el documento original en la página 370 del documento pdf que se te abrirá)

Summary of ‘convincing’ and ‘probable’ judgements

Bien, y ahora las recomendaciones concretas sobre las personas y basadas en la evidencia para la prevención del cáncer que, además, en la mayor parte de los casos son extensibles a los pacientes ya diagnosticados.

Recomendación 1: sobre el peso corporal

  • Procure asegurar que el peso corporal durante la niñez y la adolescencia se proyecte hacia el límite inferior del intervalo de variación del IMC a los 21 años.
  • Mantenga el peso corporal dentro de los márgenes normales de variación a partir de los 21 años.
  • Evite los aumentos de peso y el aumento de la circunferencia de la cintura durante toda la vida adulta.

Recomendación 2 : sobre la actividad física

  • Realice una actividad física de intensidad moderada, equivalente a una caminata enérgica durante al menos 30 minutos diarios.
  • A medida que el estado físico mejora, procure realizar 60 minutos diarios o más de actividad física de intensidad moderada, o bien 30 minutos diarios o más de actividad física intensa.
  • Limite los hábitos sedentarios tales como mirar televisión.

Recomendación 3: sobre alimentos y bebidas que promueven el aumento de peso

  • Consuma pocos alimentos de alta densidad energética.
  • Evite el consumo de bebidas azucaradas.
  • Consuma poca “comida rápida”, o evítela del todo.

Recomendación 4: sobre los alimentos vegetales

  • Consuma por lo menos cinco porciones diarias (como mínimo 400 g) de una variedad de hortalizas no feculentas y frutas.
  • Consuma cereales (granos) y leguminosas (legumbres) relativamente sin elaborar con cada comida.
  • Limite el consumo de alimentos ricos en almidón refinado.
  • Las personas que consumen raíces y tuberosas feculentas como alimentos básicos también deben asegurarse una ingesta suficiente de hortalizas no feculentas, frutas y leguminosas (legumbres).

Recomendación 5: sobre los alimentos de origen animal

  • Las personas que se alimentan regularmente con carnes rojas deben consumir menos de 500 g por semana, con una mínima proporción (o ninguna) de carnes procesadas

Recomendación 6: sobre la bebidas alcohólicas

Recomendación 7: sobre la preparación, elaboración y conservación

  • Evite los alimentos conservados en salazón o salmuera, y los que tienen mucha sal; prepare las conservas sin recurrir al procedimiento de salarlos.
  • Limite el consumo de alimentos elaborados con sal añadida para asegurar una ingesta menor a 6 g (2,4 g de sodio) al día.
  • No consuma cereales (granos) ni leguminosas (legumbres) contaminados por hongos.

Recomendación 8: sobre los suplementos alimentarios

  • Para prevenir el cáncer no se recomiendan los suplementos alimentarios. (Nota: en la justificación de esta recomendación se hace constar que: “Las pruebas científicas demuestran que dosis altas de suplementos nutrientes pueden proteger contra el cáncer, pero también pueden causarlo. Los estudios que muestran tales efectos no guardan relación con el uso extendido entre la población general, en la que el equilibrio entre los riesgos y los beneficios no puede predecirse en forma confiable. Una recomendación general de consumir suplementos para la prevención del cáncer podría tener efectos adversos inesperados. Es preferible aumentar el consumo de nutrientes importantes incorporando a la dieta habitual alimentos que los contengan)

Recomendación especial 1: sobre la lactancia materna

Recomendación especial 2: sobre los pacientes ya diagnosticados

  • Todos los sobrevivientes de cáncer deben recibir atención nutricional de un profesional competente.
  • Si pueden, a menos que hayan recibido indicaciones en contrario, procurarán seguir las recomendaciones dadas sobre alimentación, peso saludable y actividad física (Nota: Es decir las mismas hasta aquí vertidas para su prevención)

El documento de donde se han sacado estas recomendaciones es, en mi opinión, muy completo y puedes disponer de él al completo en este enlace. Si estás verdaderamente interesado te aconsejo que lo estudies con detenimiento. En él se encuentran detalladas todas las evidencias que han llevado a aportar estas recomendaciones y su justificación.

Después de ver este super resumen de este documento, sesudo donde los halla, mira a ver cuánta diferencia hay con esta entrada de hace un año en “Tres consejos en seis palabras”. Pues eso.

Por último, recuerda que las causas de los distintos tipos de cáncer son diversas, y la alimentación y la actividad son solo dos de ellas.

¿Qué haces tú por tu hipertensión?

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Comentaba el otro día en esta entrada, que vivimos demasiado pendientes de las pastillas, de las soluciones rápidas sin tomar en consideración que quizá, la modificación de nuestros estilos de vida podrían tener en muchos casos un mayor beneficio sobre la salud en general que el fármaco o la pastilla de turno. Y el colesterol no es, ni mucho menos, el único aspecto que mejora cuando se cambia hacia unos mejores hábitos. «Hábitos» repito, algo que forma parte de nuestro estilo de vida… de por vida; no los «arrebatos» puntuales.

Cambiar de estilo de vida para disminuir la presión arterial alta

Si hay una situación agradecida en el ámbito de la salud que se puede ver beneficiada por el cambio de estilos de vida, sin la necesidad inicial de un fármaco esa es sin dudas la hipertensión. Son diversos los elementos sobre los que se puede intervenir y hacer frente a esta situación, aunque lo mejor es, poco a poco, ir abordando pequeños cambios sobre todos ellos: sobre el perder peso, hacer más ejercicio, cuidar la ingesta de sal y mejorar la alimentación en general.

Para que te hagas una idea, teniendo sobrepeso, la pérdida de, aproximadamente, un kilo de peso se traduce en una caída de 1 mm de mercurio, tanto en la presión sistólica (el número superior) como en la diastólica (el inferior).

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La actividad física es otro elemento hipotensor que además es independiente de la pérdida de peso. Así, si te decides a empezar por practicar ejercicio físico de forma más o menos regular (y adaptado a tus circunstancias, no empieces de golpe con grandes intensidades) tu presión arterial se podrá ver beneficiada incluso si tu peso no se modifica.

La reducción de la ingesta de sodio, bien a partir de la sal de adición o de los alimentos que lo contienen en forma de aditivo (alimentos procesados), podría también disminuir la presión sistólica en cinco puntos y la diastólica en tres. Recuerda que una buena parte del sodio que ingieres no lo has puesto tú en los alimentos. Así que ya no es solo la sal que tú adiciones, sino más en especial el tipo de alimentos que escoges.

En cuanto a la alimentación, existe un conjunto de recomendaciones dietéticas para reducir la hipertensión abreviado como DASH que consigue bajar la presión arterial sistólica hasta 12 puntos y la presión diastólica hasta cinco. Estas recomendaciones implican el incorporar una cantidad importante de frutas y verduras (de siete a nueve raciones al día), con dos a tres raciones al día de lácteos desnatados, el aumento del consumo de cereales integrales, frutos secos, carnes magras y pescado, al mismo tiempo que se mantiene a raya la incorporación de alimentos ricos en grasa saturada (carnes rojas) y dulces. Si tienes la disciplina suficiente para seguir un estilo de alimentación de este tipo (nada que por otra parte no se recomiende de forma general en este blog) es probable que la disminución de la presión arterial observada sea comparable a aquella obtenida sólo con medicamentos. Así, está bastante claro que la pérdida de peso, el ejercicio y la alimentación pueden hacer bajar la dosis de la medicación contra la hipertensión o incluso eliminar por completo la necesidad de medicación.

Nota: Esta entrada es una opinión personal basada en la apreciación de la Harvard Medical School sobre “estado emocional y salud”, y no sustituye la consulta con un profesional sanitario.

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Foto: djuggler