‘La sombra de la ley’, un viaje a los turbulentos años 20

Sitges 2018

La noche es larga y la vida empieza cuando el sol hace horas que se ha puesto. Políticos, periodistas, burgueses, capitalistas o vividores que aparentan tener más de lo que tienen se lanzan al desenfreno y las delicias de la noche barcelonesa. Champagne francés, manjares y cabarets, alcohol, drogas, sexo, rolls royce, baile y canciones al son del tango, fox y cuplé, como el famoso y pícaro La pulga que fue interpretada por varias «bellas» en el Paralelo, triunfan entre comensales y amantes del ocio en las dos primeras décadas del pasado siglo XX.

Una dolce far niente que convivía con el pistolerismo, esbirros, mafiosos y policías de puño duro y gatillo fácil; los ajustes de cuentas y las luchas soterradas por obtener más influencia y poder. Una época en la que también se iniciaban otras luchas, las de la igualdad de derechos para la mujer o la del proletariado. En la Barcelona de 1921, y en un periodo tan fascinante como poco tratado en nuestro cine se sitúa La sombra de la ley del director gallego Dani de la Torre.

La sombra de la ley

( ®Fox )

El bullicio que retrata contrasta con la soledad y el hieratismo del personaje de Aníbal Uriarte, alías «el Vasco» (Luis Tosar), un agente especial de la Brigada de la Información que llega a la Ciudad Condal para descubrir a los autores de los asaltos a trenes militares para hacerse con su arsenal de armas.

La sombra de la ley se las apaña para que aparezca toda esa variedad de personajes e ideologías (el guion es obra de Patxi Amezcua), que cohabitaban en esa Barcelona de los años 20. Anarquistas y sindicalistas enfrentados, los que abogan por el diálogo y los que no ven más opción que la violencia; polis expeditivos y corruptos (Vicente Romero y Ernesto Alterio); gánsteres que abarcan todos los negocios sucios posibles (Manolo Solo), desde el tráfico de cocaína o extorsión al rodaje de cortometrajes porno.

Frágiles muñecas de music hall (Adriana Torrebejano es quien interpreta aquí La pulga); empresarios y ministros; o militares al acecho para intervenir si la cosa se desmadra demasiado (la dictadura de Primo de Rivera está al caer). Y en medio de todo ello, Aníbal, comprobando como sus rígidos e implacables códigos de acción se tambalean al conocer a una activista feminista (Michelle Jenner).

Dani de la Torre despliega habilidad técnica y gusto por los planos secuencia. Sus cineastas de referencia son nombres como Sergio Leone (Érase una vez en América), Brian De Palma (Los intocables), Sam Mendes (Camino a la perdición), Francis Ford Coppola (El Padrino y Cotton Club) o Martin Scorsese (Uno de los nuestros); el esfuerzo en la recreación de decorados y vestuario es notable, y además es de las películas que está decidida a no dar tregua al espectador, casi sin tiempos muertos.

Un entretenimiento concebido para agradar mientras provoca que pensemos en lo que aún sigue vigente de todo aquello, de ese pedazo de nuestra historia cien años atrás. El estreno en nuestras pantallas es este mismo jueves 11 de octubre. Nota: 6

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