Los dictadores no se ríen (‘The Interview’)

Hay gente con muy poco o nulo sentido del humor. Pero que yo sepa, quien menos humor tiene en todo este planeta es Kim Jong-un, de profesión (por herencia, no por méritos propios o elección popular) jefe de estado de Corea del Norte. El mandatario que rige los destinos y leyes de su pueblo no tiene humor. Y si lo tiene es de perros. Muy negro y cruel. Macabro.

La primera vez que me horroricé ante uno de sus actos fue hace más de dos años. La noticia era que Kim Jong-un había indultado de la horca a un alto cargo de su ejército acusado de “no respetar el periodo de luto” por la muerte de su padre, el también tiránico Kim Jong-Il. El oficial en cuestión había cometido el grave crimen de haber consumido alcohol durante esos días. Pero la decisión de Kim Jong-un no fue un gesto de indulgencia sino, simplemente, un cambio de planes. Le había reservado otra muerte. Sería tratado como hombre-bala, utilizado de proyectil y lanzado a través de un mortero campo a través “para que no quedara ni rastro suyo”. Ni un pelo.

Las purgas y castigos, o las amenazas nucleares, parecen ser uno de sus pasatiempos predilectos. Vayamos con otro caso. En agosto de 2013 apareció la noticia de que se había cargado a otro grupo de personas, en aquella ocasión músicos y bailarines y entre ellos a una exnovia suya, la cantante Hyon Song-wol, acusados del delito de grabar y vender pornografía (ellos mismos eran los actores). Además, y lo que podría ser contradictorio con lo primero, les fueron encontradas e incautadas varias biblias, con lo que el delito tenía el agravante de “disidencia política”. Lo curioso es que, tiempo después, Hyon Song-wol reapareció cantando en un acto televisivo. ¿Qué hay de real y qué de bulo en todas estas noticias y la leyenda negra de Kim Jong-un? Desde Corea del Norte lo único que trasciende oficialmente es que allí todo va bien.

The Interview 2014

( Sony )

Con todo este panorama, van los graciosos de Seth Rogen y James Franco y se montan The Interview, una película que parece haberse gestado en una mañana de resaca tras una intensa noche de juerga. La idea, reírse de uno de los líderes políticos más chocantes y siniestros de la actualidad. La forma de hacerlo, inspirada en la amistad que desarrolló el exjugador de la NBA Dennis Rodman con el dictador; y también en la célebre entrevista, allá por 1977, mediante la cual el periodista y presentador David Frost logró desacreditar al presidente Nixon, reconociendo su implicación en el caso Watergate y disculpándose por ello, ante millones de televidentes norteamericanos.

Entre medio, la película contiene una leve intriga con participación de la CIA para intentar asesinar al mandatario aprovechando el encuentro, cara a cara, entre el narcisista e inmaduro presentador de un late show televisivo (James Franco) y Kim Jong-un (en una caracterización, la del actor Randall Park, clavada a la del dictador norcoreano). Seth Rogen es el más sensato productor ejecutivo del late show. Hay una buenorra agente de la CIA (Lizzy Caplan) y una no menos neumática ministra de propaganda norcoreana (Diana Bang) al servicio de las fantasías sexuales de la pareja masculina protagonista. Y sobre todo hay muchos gags basados en lo escatológico y sexual. Una interminable sucesión de chistes sobre caca, pedo, pis, tetas, penes, semen, ojetes y pajas. Unos cuantos podrían resultar divertidos, ¡pero tantos! Bueno, es su broma, su gamberrada particular. Lo único es que, con la colaboración del coguionista Dan Sterling y Evan Goldberg como codirector junto con Seth Rogen (al igual que en Juerga hasta el fin), decidieron compartir sus ocurrencias con el resto del mundo, y entre ese resto está Corea del Norte.

Claro que The Interview también tiene algunos puntazos. En suelo norteamericano, con la sátira sobre los famosos y la audiencia que generan, o la banalidad e imbecilidad del capitalismo yanqui. El rapero Eminem, el actor y exsymbol de los 80 Rob Lowe o Joseph Gordon-Levitt se prestan al juego en cameos especiales y en esas primeras escenas destaca, estilísticamente, el color rojo, símbolo de la latente amenaza comunista (en este caso, del régimen del país asiático). En su segundo tramo, en patria norcoreana, presentan a Kim Jong-un como un chico bueno, enrollado y superfan de… Katy Perry, o el que entre sus vasallos corra la leyenda de que es como una divinidad, ¡vaya! que ni siquiera caga; también el montaje para intentar demostrar ante los “dos idiotas norteamericanos” que la gente de Corea del Norte vive bien y su líder es estupendo.

Pero la gamberrada les ha salido cara. Como respuesta, un ciberataque perpetrado por una organización autodenominada Guardianes de la Paz se hizo con todos los archivos informáticos y correos electrónicos de los estudios Sony, los productores, en un hackeado presuntamente ordenado por Corea del Norte. Claro que a nadie le gusta que se burlen de él, mucho menos que le maten y además tan explícitamente, aunque sea en la ficción (y más con el antecedente de que en Team America: La policía del mundo, los imperialistas yanquis ya se metieron con su padre), pero si Kim Jong-un tuviera sólo unas gotas de humor se estaría riendo no con la comedia de Seth Rogen y James Franco sino de ella. A cambio, ha logrado que un producto vulgar de esta calaña se haya convertido en símbolo de la libertad de expresión.

 

4 comentarios

  1. Dice ser Antonio Larrosa

    ¡POR QUE A TODOS LOS ENEMIGOS DE LOS eeuu LES DEBEMOS CONSIDERAR MUY MALOS? Ya no me creo nada de estas martingalas .

    Clica sobre mi nombre

    14 febrero 2015 | 14:31

  2. Dice ser dreman

    claro, igual si hacen una peli en la q se cargan a tu madre, Sr Carles Rull, y te sienta mal pues también habría q criticar tu poco sentido del humor

    14 febrero 2015 | 21:14

  3. Carles Rull

    @ Dreman:

    En el caso que me plantea, caballero, sin duda aplicaría las doctrinas del Papa Francisco: Si alguien tan sólo «dice una mala palabra contra mi madre, puede esperar un puñetazo, es normal» (por lo demás, es una forma de decir que ‘The Interview’ es mala).

    Un saludo.

    14 febrero 2015 | 22:10

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