Archivo de octubre, 2011

Asalta una casa para sentarse en el sofá y ver la tele

(FOTO: Genista)

Imagina que eres súperfan del Club Pizzicato, pero tu televisión se ha roto y no tienes Internet, ni un amigo al que acudir. ¿Qué haríais? Lo sensato sería aguantarse, quedarse sin ver la tele por una mañana. No obstante, no todos piensan así y los hay quienes creen que despertar un domingo y no ver dibujos animados es desperdiciar el día.

En ese club (no en el Pizzicato, sino en el de ver la televisión los domingos por la mañana) está Jason Leon Bastrom, un señor de 32 años que decidió que el mejor plan para el domingo por la mañana era irrumpir en casa ajena, sentarse en el sofá y ver la tele. «Qué demonios, son las 7.29 horas… ¿quién madruga tanto un domingo?», debió pensar.

Sin embargo, madrugues o no el prelunes, no es agradable que un muchacho se siente en tu comedor y vea tu televisor, porque seguro que luego te desconfigura el TDT, pone los pies encima de la mesa o te mancha el sofá de galletas de chocolate. Quizás por eso los dueños de la vivienda avisaron a la policía que fue hasta el domicilio, en North Portland (EE UU), y arrestó al asaltacasas.

Desgraciadamente para Jason, sus males ya habían empezado antes de ser detenido. No, no me refiero a que el capítulo de Phineas y Ferb que echaran por la tele fuese repetido (aunque eso es una faena, para qué engañarnos), sino a que los propietarios llamaron a un familiar que vivía cerca y se plantó en la casa.

Este hombre intentó cordialmente (bueno, muy cordial tampoco creo que fuera) echar al okupa de la vivienda, entonces Jason se levantó con la mano en el bolsillo, dando a entender que tenía un arma (eso dicen ellos, porque también podría ser que tuviera frío y eso nadie lo contempla). El familiar no se lo pensó dos veces (o quizás sí, yo no estoy en su cabeza… es que como frase hecha queda muy bien) y le propinó un puñetazo que acabó con Jason en el suelo.

De modo que a nuestro protagonista lo detuvieron, sí, pero se lo tuvieron que llevar en ambulancia para tratarle las heridas que le había causado el familiar de los dueños de la casa en la que se había colado. Después de ser atendido, como es lógico, fue trasladado a prisión acusado de allanamiento de morada.

Supongo que Jason le verá el lado positivo… si va a la cárcel, seguro que hay una televisión donde poder ver los dibujos todos los fines de semana e incluso las carreras de Fórmula 1 sean en el país que sean.

PD: Perdón por los paréntesis, pero hoy tenía mucho que opinar (casi más que contar).

Lo más raro que ha pasado durante la semana (24-30 octubre)

Adiós, semana. Adiós, mes. Ha sido un gusto disfrutar del calor y el frío en 30 días, pero es el momento de despedirse hasta el año que viene, como pasa con los amores de verano. No obstante, siempre nos quedará Lo más raro de la semana,con todas aquellas cosas extrañas que no han tenido hueco en el blog hasta ahora. Empezamos.

Lo primero que quiero decir, antes de contar las historietas de hoy, es que si tenéis jardín le echéis un ojo de vez en cuando, porque si os despistáis unos alces fogosos os pueden montar una orgía, tal y como ocurrió en Suecia (¡gracias, David!). Ahora sí, empezamos.

1. Guardó un mes el cadáver de su esposo por si resucitaba

Vivimos tiempos difíciles. Tiempos en los que la gente ve Más allá de la vida y teme encontrarse con acreedores fallecidos en acto de servicio. Quizás por eso, en Colombia, una mujer (Alba Yacué) escondió durante un mes el cadáver de su marido (Lucio Chacué) con la esperanza de que pudiera resucitar.

Parece una historia truculenta interesada por las fechas en las que estamos, pero no. Según cuenta la prensa colombiana, fue el propio marido quien le pidió que si moría guardara su cuerpo un mes porque confiaba en resucitar. La mujer le dio su palabra y cumplió lo prometido supongo que dando gracias de que no le pidiera buscar las bolas de dragón.

Los vecinos se preguntaban qué había pasado con el cadáver. Lo cierto es que el pobre Lucio estaba en la cama de matrimonio envuelto en una sábana, muerto, aunque eso no lo sabríamos aún si no llega a ser porque las autoridades allanaron la casa de Alba.

2. Perdió sus deberes y ahora son un éxito en YouTube

La historia bonita de la semana la protagonizó la pequeña Kylie John, de 8 años, quien perdió una memoria USB en cuyo interior se encontraban sus deberes. Kylie había hecho una presentación en la que cantaba animando a la gente a reciclar y a hacer de este mundo un lugar mejor (Un futuro lleno de amor, vamos, como la canción que cantaban Seedorf, Roberto Carlos y compañía cuando estaban en el Real Madrid).

Pues bien, Darryl Lahteenmaa encontró el objeto mientras paseaba a su perro y, como es un poco cotilla, echó un vistazo a su contenido. Vio la canción y le gustó tanto que una niña se preocupara de esa manera por su entorno que decidió darle un empujoncito «reciclándola». Así pues, con la ayuda de la cantante Sarah Giardino, hicieron un apaño que dio como resultado un éxito en YouTube, según recoge la prensa internacional.

Ahora es la envidia de sus compañeros, así que, consejo Homer: si queréis ser famosos, perded vuestros deberes.

3. Quitando el protagonismo a las estrellas

Siempre que veo a los muchachos encargados de limpiar las pistas en los estadios me acuerdo de la película El aguador. Es increíble cómo pasan desapercibidos, pese a que ellos también están trabajando. Ahora me diréis que su trabajo lo puede hacer cualquiera y el de los deportistas de élite no. Bueno, tal vez llevéis razón, pero… ¿no hay nada que vosotros sepáis hacer mejor que ellos? Pues en uno de los partidos que enfrentaban a Rangers y Cardinals en la final de béisbol, uno de esos chicos decidió que era su momento… y se llevó una ovación. (Gracias, María)

4. Destroza el parquímetro con una motosierra

Cuánto daño han hecho la zona azul y los anuncios de motosierras de Pepe Domingo Castaño. Solo de esta forma se entiende la reacción (quizás un tanto exagerada, para qué engañarnos) de un señor a quien una agente iba a multar en Brooklyn porque había excedido el tiempo de aparcamiento. El hombre, ni corto ni perezoso (una expresión que se está perdiendo, por eso la uso), saca una motosierra y se cepilla el parquímetro, ante la atónita mirada (otra expresión en desuso) de los viandantes (también en desuso, por cerrar el círculo). Demasiado fuerte para ser real, ¿verdad? Pues sí, es parte de la promoción de una película… pero muchos medios picaron.

PD: Por cierto, mucho cuidado con lo que hacéis en presencia de vuestros hijos (gracias, Sara).

Iba a 200 km/h, borracha, semidesnuda y con el carné caducado

No, no estamos hablando de la madre de la niña del último post, que con cinco años cogió el coche familiar y lo estrelló en el jardín del vecino. Hasta donde sabemos, no hay parentesco entre ambas personas, simplemente comparten la pasión por conducir.

Porque de lo que no cabe duda es de que a Erin B. Holdsworth, estadounidense de 28 años, le apasiona conducir. De otra forma, la policía no la habría detenido yendo a tó pijo 200 kilómetros por hora y prácticamente desnuda.

Los hechos sucedieron a mediados de mes, pero es ahora cuando hemos conocido los hechos, gracias a la prensa estadounidense que los ha contado con pelos y señales (no sé si es la expresión más adecuada para esta noticia) aportando imágenes que corroboran la historia.

Haced un paréntesis y poneos en situación: estáis en la carretera y os adelanta como una flecha un coche conducido por una mujer en topless, con tanga y deportivas (no tacones, como dije antes… me engañó la prensa americana y yo que soy medio ciego ni lo vi). ¿Qué haces? Bueno, realmente, si te ocurre eso tienes tres opciones, como decía aquel examen teórico humorístico:

a) Llamo a Mulder y Scully.
b) Tiro la coca por la ventana.
c) Acelero, a River Phoenix no le adelanta ni Dios.

Chanzas a un lado, los agentes de policía persiguieron a la joven por la Ruta 422 de Brainbridge, Ohio, y la detuvieron (después de ponerle una trampa que pinchó sus ruedas). Cuando Erin bajó del vehículo, los agentes comprobaron que estaba más borracha que Barney el de Los Simpsons y casi desnuda. Hasta entonces no se habían dado cuenta, aunque dado que iba a 200 km/h saltándose todas las señales… lo de que iba un poco piripi no era difícil de intuir (lo de la desnudez era impensable, eso sí).

Al final, a nuestra exhibicionista la acusan de huir de la policía, conducción temeraria, superar el límite de velocidad, rechazar la prueba de alcohol en sangre… y todo ello con el carné caducado. Además, cuando la metieron en el coche policial gritó a los agentes y pateó el vehículo. OLÉ.

PD: Yo supongo que lo hizo porque quería notar el viento en su rostro, quería que la brisa acariciara su pelo… y al final la cosa se le fue de las manos.

Una niña de 5 años estrella el coche de su madre y llama al 911 para pedir ayuda

Quiero que conste en acta que mi intención era seguir con los vídeos estúpidos hoy. Tenía preparado uno de un hombre que corta un parquímetro con una motosierra delante de la agente policía que le estaba multando. No obstante, desde que conocí la historia de Ameleah Kegley supe que mis planes se iban al traste.

Ameleah Kegley es una niña de 5 años residente en Mansfield, Ohio. El otro día, el autobús escolar la dejó en la puerta de su casa y la pequeña se extrañó de que su madre no estuviera esperándola. No obstante, entró con tranquilidad a casa y esperó. Esperó. Esperó… así tres horas, hasta que decidió que era el momento de coger las riendas de la situación, cogió las llaves del coche de su madre y se montó para ir a buscarla (¿a dónde? Solo ella lo sabe). Metió la llave, encendió la calefacción y las luces y arrancó. Bueno, no arrancó del todo, de modo que el coche se fue hacia atrás y se estrelló en el jardín del vecino sin herir a nadie.

Hasta aquí podría haber sido una historia curiosa, un nuevo momento de niños conductores, pero hay más. Ameleah entró a casa y, consciente de la que había formado, llamó al 911, donde una joven de 20 años que responde al nombre de Evelyn Saunders cogió la llamada, según publica la prensa estadounidense.

Nuestra niñita le contó que el coche de su madre había tenido un accidente y que necesitaba que fuera la policía porque no sabía dónde estaba mamá. «Estoy viendo la televisión, no sé quién sacó el coche», dijo nuestra mentirosa profesional (para que luego digan que los niños siempre dicen la verdad… ahora solo podemos creer lo que nos digan los borrachos).

Para entonces Evelyn, como buena madre que es, ya intuía lo que había pasado. Aún así, mantuvo a la cría al teléfono para confirmarlo. En el rato que estuvieron hablando la pobre pidió que volvieran a poner el coche en su sitio porque su mamá le iba a echar la bronca, que todo estaba oscuro y que la echaba de menos (¡pobre!).

Entonces llegó un policía que la encontró de pie en la puerta hablando por teléfono y que le preguntó por su madre. Ameleah le contó que había llegado del colegio, pero nadie la esperaba, de modo que se puso a jugar con sus dos gatos, pero ya tenía hambre.

Era difícil que su madre la recogiera porque estaba ingresada en el hospital por una enfermedad que no ha sido revelada. Según cuentan, la madre (Christina Hunter, de 31 años) pidió al padre (Aaron Kegley, 26) que recogiera a la pequeña, pero Aaron no recibió el mensaje. Aún no han averiguado si el padre hizo caso omiso o si la madre jamás llamó.

PD: Lo mejor de todo es que cada vez que Evelyn le preguntaba a la pequeña que cómo había llegado el coche hasta allí ella respondía «no lo sé»… Al final confesó, la pobre.

Un invitado inesperado irrumpe en la boda

Seguramente habéis entrado y os sentís estafados. Estáis hartos de estos titulares tendenciosos tomateros que os prometen borracheras y se quedan en un chupito de licor de manzana sin alcohol. Os entiendo. Sé que donde el martes decía «El perro arruinó la sorpresa en el último momento» podía haber puesto «Un perro derriba una cámara casera» y que donde ahora digo «Un invitado inesperado irrumpe en plena boda» debería ser «El viento afea una boda». Os entiendo.

Ahora quiero que comprendáis que yo soy de los que dicen vintage en vez de antiguo, social media community manager en lugar de responsable de participación y carrera de periodismo donde debería decir cinco años paseando por los pasillos de la facultad. Cuando me dan un regalo no lo necesito digo que es «práctico», cuando una chica no me gustaba decía que «me caía demasiado bien», cuando no quería comer verduras decía que «ya estaba lleno» y cuando el plan de mis amigos no me convence es porque «ya he quedado». Qué queréis que le haga, nunca supe llamar a las cosas por su nombre.

No obstante dejemos hablar de mí y hablemos de esta feliz pareja que se está casando. Son Gus y Jennifer Luna, un (ahora) matrimonio estadounidense que se estaba casando el día 10 de septiembre con un sol de justicia. Todo parecía acompañar para su boda al aire libre, es septiembre en Arizona, hasta que a Gus le cambia el gesto.

Gus (no nuestro Gus, que ahora estará empapándose de realities) cuenta que se quedó estupefacto cuando vio la nube de polvo que se acercaba. «Pensé que nos iba a cubrir» (supongo que no en el sentido bíblico), declara a la prensa estadounidense.

Jennifer, por su parte, admite que al principio se disgustó, pero luego pensó que no se podía hacer nada porque el tiempo es así. Es como si te casas un 3 de septiembre en Benidorm y te llueve a la entrada y a la salida de la iglesia. Aunque bueno, ese tipo de cosas igual las puedes prever consultando a nuestro meteorólogo (a quien cariñosamente llamo metereoloco, en homenaje a Mortadelo y Filemón).

La boda acabó mejor que peor (ahora que ha pasado, claro). Como curiosidad os cuento que tenían una ceremonia con arena (pues toma dos tazas) y que fue ahí cuando agudizó la tormenta. Luego se dieron un besito con los ojos cerrados y huyen como alma que lleva el diablo. Alguien le da un paraguas a Jenny (vaya, de un nombre de guiri, Jennifer, pasamos a un nombre de Hombres y mujeres y viceversa, Jenny) que sirve de bien poco.

PD: Dentro de lo malo, como dice la afortunada esposa, siempre podrá decir que su vídeo de bodas se encuentra fácil en YouTube.

El perro arruinó la sorpresa en el último momento

Como algunos creéis que este blog es una sucesión de noticias estúpidas y sin sentido, hoy vengo a demostraros que no. Este blog es una sucesión de estupideces sin sentido, pero no necesariamente noticias. Por eso me veo obligado a reflexionar con vosotros sobre las peticiones de mano y las sorpresas que se van al traste.

¿Imagináis que al chico que le pidió matrimonio a su novia con un tráiler de cine se le hubiera quemado la película? ¿Qué haríais si un avión escribe el nombre equivocado en el aire? ¿Dónde te meterías si delante de toda una cancha de baloncesto tu novia te dice que no se va a casar contigo? ¿A quién recurres si se te cae el anillo de pedida desde lo alto de la Torre Eiffel?

Bueno, pues será que soy un paranoico o que tengo mucho mundo (no os engaño porque hay confianza: soy un paranoico), pero estas cosas pasan. El último caso que he visto, más gracioso que dramático, me lo envió Roberto a través de la comunidad becaria en Facebook. Espero que no lo hayáis visto, si es así, me disculpo.

Tenemos a un muchacho, Chris Nicholson, que va a pedir la mano de su amada, Amanda, (digo yo que será amada, si no es estúpido que se haya casado con ella) en pleno bosque, después de colocar una camarita para grabar el momento irrepetible. El problema es que había pensado en todo salvo en su perro, un animal curiosete que intentó meter el hocico hasta donde le dejaron. Y claro, como no le dejaban, el muchacho se las ingenió para… bueno, no lo cuento, os lo enseño:

Habréis visto que el vídeo dura poco más de veinte segundos, pero tiene su gracia, ¿no? El perro se acerca a la cámara y la tumba, estropeando el idílico momento que con tanto trabajo había creado el joven enamorado. No sé qué os parece, pero ya lleva más de 70.000 visitas en YouTube (sin contar con el vídeo original, que fue suprimido) y es todo un éxito en la prensa de medio mundo.

Ahora bien, sé lo que estáis pensando: «Lleva cinco párrafos hablando de un vídeo que dura veinte segundos en el que vemos un perro dándole con el hocico a una cámara. No puede ser verdad. He desperdiciado los últimos cinco minutos de mi vida» (por favor, decidme que no lleváis más de cinco minutos leyendo esto), pero tengo un consuelo para vosotros… yo he tenido que buscarlo, pensar los cinco párrafos y escribirlos… ¡¡mi caso es mucho más triste!! Además, al contrario de lo que cree Fry, de Futurama, algo que se lee en cinco minutos no se escribe cinco minutos.

PD: Y así cada día, chicos. Lo mío no tiene arreglo.

El regalo que sus hijos no querían

La sorpresa terminó en putada faena. No sé si recordáis la alegría que se llevó nuestra querida Lily cuando sus padres le dijeron que iba a ir a Disney. El plan era perfecto: grababan en vídeo a la pequeña y le decían, sin que ella tuviera ni idea, que se iban a los parques de Orlando, a disfrutar de todas las atracciones. El plan era… ¿perfecto?

Bueno, no siempre funciona, para qué engañarnos. Supongo que lo que a unos les gusta otros le detestan, si bien es poco habitual que unos niños te digan que no cuando les hablas de ir a ver a Mickey. Es poco habitual, pero no impensable. Si queréis comprobarlo… seguid leyendo.

Rina y Mike Zeller son dos padres orgullosos que querían sorprender a sus niños con un viaje a Disney World. Ahí están, cámara en mano, dando la noticia a Sophie (6 años) e Ian (4 años), en lo que se prometía como un día inolvidable. Solo hay una pega…

¡¡LOS NIÑOS NO QUIEREN IR A DISNEY!! Sofía, la mayor, toma la palabra e insiste que ella no quiere ni desayunar con princesas ni boquerones en vinagre, que ella quiere ir a Chattanooga, el sitio al que le habían prometido que irían. Su hermano, en un primer momento, le secunda.

Video: Best Surprise Ever?

No hay quien la convenza. Según la madre, viven lo suficientemente cerca como para ir a Chattanooga una vez al año, pero querían ir a Orlando mientras sus hijos eran pequeños. «Creímos que sería gracioso grabar su reacción mientras le decíamos que adelantábamos nuestro viaje un año. Teníamos el equipaje hecho y nos íbamos al día siguiente», según palabras de mamá Zeller recogidas en la prensa estadounidense.

Bueno, si habéis visto el vídeo habréis comprobado que el niño al final cambia de opinión y cuando le dicen que va a comer con Mickey los ojos le hacen chiribitas. A Sophie no hay quien la convenza, está llorando y desolada.

Llegado este punto, sé lo que estáis pensando: ¿qué demonios hay en Chattanooga para que los niños tengan esa obsesión? Pues según cuentan, un museo para los niños, un acuario y zonas por las que a los hijos de los Zeller les encanta correr. No hay nadie más fan de Benidorm que yo, pero sospecho que es como si tus padres te dicen que vas a Nueva York y tú les dices que no, que mejor a Benidorm.

PD: Al final los niños fueron a Disney y se lo pasaron bien, según cuenta su madre, pero… qué demonios, el vídeo quedó gracioso.

PD2: Si alguno de vosotros ha estado en Chattanooga, que hable ahora o calle para siempre.

Lo más raro que ha pasado durante la semana (17-23 octubre)

Cuando acaba una semana y empieza otra, uno empieza a pensar en todas esas cosas raras que han pasado de lunes a sábado y que, por una u otra razón, no han tenido la oportunidad de hacerse un hueco en este lamentable insigne blog. Como hoy tenemos mucha plancha, no me entretengo y os cuento. Esto es lo más raro que nos ha pasado:

1. Fingió su secuestro para quedarse con su amante

Nuestra corresponsal argentina (digo nuestra, porque es una activa colaboradora de la comunidad becaria), Gaby, nos informa de que una mujer fingió su secuestro para quedarse con su amante.

Los hechos, que sucedieron en el norte de Argentina, los protagoniza una joven de 19 años que desapareció misteriosamente poco antes de que su marido recibiera mensajes amenazantes en su móvil en los que le reclamaban que pagara un rescate si quería recuperar a su esposa con vida.

Esta historia, que podría haber sido una tragedia, no fue más que una treta de la muchacha quien, tras pelearse con su marido y padre de sus dos hijos, huyó con su amante y envió los mensajes amenazantes.

Estando el marido en la comisaría denunciando la desaparición, la joven llamó nuevamente, esta vez sin hacerse pasar por un secuestrador, para decir que la habían dejado tirada en medio de la nada y que ignoraba dónde estaba.

Después de reencontrarse con su pareja, la policía averiguó que la chica había llamado a su amante para decirle que lo habían pasado muy bien esos días y que se iba a separar de su marido para irse con él.

2. Huyendo de la prisión infantil

Habréis visto escapar a Houdini, habréis leído que hay gente que huyó de Alcatraz, habréis oído que la primera temporada de Prison Break era una pasada. Pues muy bien, borrad todos esos recuerdos de vuestra memoria porque vais a asistir al mayor espectáculo del mundo: un bebé va a huir de su cuna ante la atónita mirada de su hermano para… bueno, lo podéis ver vosotros mismos.

¡No me vas a grabar más!

3. Un tiburón cíclope

Un pescador mexicano encontró un tiburón cíclope que parecía recién salido de Los Simpsons. Probablemente pensáis lo que yo creí en un momento: «Ya nos la están intentando colar otra vez»… pero no. La comunidad científica ha confirmado que el ejemplar es real, si bien ya estaba fallecido cuando fue recogido por el pescador. Al parecer, todo se debe a un fallo genético.

(FOTO)

4. El entrevistado se durmió

Las conexiones en directo son un problema, sobre todo si tienes que entrevistar a alguien que no está en el estudio. Eso mismo pasó en Estados Unidos, cuando la presentadora Layla Santiago se disponía a entrevistar en vivo a Harry Belafonte, compositor, cantante y actor de 84 años a quien pillaron más traspuesto que a Enjuto Mojamuto. La muchacha intentó que se espabilara gritando: «Despierta, despierta», pero no hubo suerte. (Gracias a @tinoserrano)

Y ahora, los breves:

  • Del cajero salió una víbora

Un cliente fue a sacar dinero en Llodio, Álava, en un cajero. Cuando salieron los billetes descubrió que también había salido una pequeña víbora por la ranura que, eso sí, no le impidió llevarse el dinero antes de llamar a la policía. (Gracias, krollian)

  • Roba un coche pero deja dentro 2.000 euros

Un hombre robó un todoterreno en una gasolinera de Palma, lo llevó a un poblado chabolista e intentó, sin éxito, venderlo por unas papelinas de droga. La operación salió mal y fue detenido por la policía, pero lo curioso del caso es que el ladrón no se había dado cuenta de que en el interior del vehículo había 2.000 euros, que estaban intactos cuando los recuperó el dueño. (Gracias, Andreu)

  • Un escroto de 45 kilos

Seguro que ya lo habéis visto, pero he de decir que antes de que todo el mundo lo diera a bombo y platillo, me lo había chivado David, corresponsal becario en la península. Wesley Warren Jr. necesita un millón de dólares para someterse a una operación que le libere de su problema: desde hace tres años, su escroto pesa 45 kilos. Sufre numerosos problemas como consecuencia de su enfermedad y la operación no le asegura que el problema desaparezca.

PD: Y esto es todo por hoy. Mañana, más información irrelevante en el mismo sitio y a una hora aún por determinar.

El banco le insulta en una carta

Nos hemos acostumbrado a que los bancos no nos den créditos, a que nos hagan la puñeta con la hipoteca, a que nos cobren las comisiones que les da la gana y a que si te dejas a deber un euro te monten la marimorena. Sin embargo, hasta ahora se dirigían a nosotros de forma respetuosa, usando «estimado cliente» y mentiras de ese estilo, algo que puede estar a punto de acabar.

Quién sabe si la primera víctima de muchas será Steve Smith, un británico de 40 años, a quien el banco Halifax le mandó una carta en la que le decía algo así como «Querido Vete a la mierda, ¿le gustaría tener una cuenta con nosotros?». Quizás la culpa es mía, lo sé. No debí mencionar en el post del jueves aquello de Antonio Gilipollas Caraculo, pero entendedme, no sabía que iba a desembocar en esto.

Al parecer, a Steve le enviaron una carta ofreciéndole una tarjeta de crédito, pero en lugar de dirigirla a Steve Smith, lo hicieron a «Fuck off» (que viene a traducirse como «vete a la mierda» o similares), algo que si es una estrategia de márketing deja bastante que desear. Cuenta este hombre, de un modo quizás algo ventajista, que había estado pensando de cambiar su cuenta a ese banco, pero que ahora «no hay manera de que lo vaya a hacer», según recoge la prensa local.

El hombre está indignado, tanto que casi le dan ganas de acampar. Además dice que se alegra de que su hija tenga cuatro meses y no cuatro años «para que no tenga que leer ese tipo de cosas».

Desde el banco le dijeron que seguramente habría sido obra de un empleado que se la estuviera jugando a la compañía (¿qué le iban a decir? Hombre, dinero gratis no le iban a dar). Posteriormente, un portavoz aseguró que le pedirían perdón. La cosa, ya os lo digo yo, se va a quedar ahí.

A mí no me haría ninguna gracia recibir una carta de un banco que no es el mío mandándome a… bueno, ya sabéis. En cualquier caso, es difícil recibir más que una disculpa por su parte, sobre todo en un caso como el de Steve, en cuya carta el único dato correcto era la dirección.

PD: ¿Qué haríais vosotros si os pasara una cosa así?

Una factura de móvil de 145.000 euros

Hace poco estuve en Nueva York (algunos ya lo sabéis) y compré una tarjeta de llamadas internacionales. Aunque metía el código en el móvil, mi compañía me dio un pequeño sablazo como premio por mis vacaciones. Ahora bien, mi factura me parece un pellizco en comparación con la de Celina Aarons, una mujer de Florida (Estados Unidos) a la que le han llegado más de 200.000 dólares (unos 145.000 euros) por un mes de móvil.

No es un error como aquello de Antonio Gilipollas Caraculo, no. Es más, todo tiene una explicación: Celina tenía contratado un plan de 175 dólares mensuales (unos 127 euros) que pagaba religiosamente. En su factura también incluyó a su hermano Shamir, que es sordomudo y utiliza su móvil para enviar mensajes de texto y ver vídeos.

Aún así, 145.000 euros son muchos euros (ni siquiera Boris Karloff tuvo que pagar tanto), lleváis razón, de modo que supondréis a estas alturas que hay una palabra clave que lo explica todo: ROAMING. Sí, muchachos, Shamir dejó Estados Unidos para ir a Canadá durante dos semanas y nuestra amiga Celina olvidó cambiar su plan de llamadas.

El problema es que su hermano (que aún es estudiante) usó el móvil con normalidad… y normalidad equivale a 2.000 mensajes de texto más unos cuantos vídeos descargados, que traducido en dólares son 201.005,44. No sé vosotros, pero a mí me dicen que tengo que pagar eso (o la mitad de eso) y empiezo a hacer cálculos para ver si mis bisnietos podrán acabar con mis deudas.

Lo mismo le ocurrió a Celina, que confiesa que cuando leyó la factura (43 páginas nada más y nada menos), se volvió «loca» y se puso a temblar y a llorar.

Después del primer susto, empezó a pensar qué podía hacer para arreglarlo y acudió a un programa de televisión local en el que habló con un abogado, que a su vez se puso en contacto con la compañía e intercedió en nombre de nuestra querida protagonista.

Al final han conseguido que la factura se reduzca considerablemente, si bien aún tendrá que pagar 2.500 dólares (más de 1.800 euros) que podrá abonar, eso sí, en seis meses. Una letrita de 300 euros al mes que está ya lejos de los 24.000 que habrían sido con la factura original.

PD: Aquí lo máximo que puedes hacer si te pasa algo de eso es ir a De buena ley.

PD2: A petición de antihielos hago hincapié en que el montante de la factura obedece, fundamentalmente, a la descarga de vídeos.

PD3: Por cierto, si alguna vez tenéis ganas de leer un blog de verdad y no el mío, podéis visitar Fichados, de mi compañero David.