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Gana 43 millones en una tragaperras y el casino se lo cambia por una cena familiar

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Una estadounidense llamada Katrina Bookman se hizo un selfie que creía que iba a hacer historia. Una de esas fotos que todo el mundo, y no solo sus familiares, iban a guardar en su retina para siempre. ¡¡¡Craso error!!!

El asunto terminó en una ‘broma’ más pesadas de digerir que 20 polvorones sin una gota de líquido. La mujer creía haber ganado el mayor premio en la historia de las tragaperras de EE UU: casi 43 millones de dólares, alrededor de 40.800.000 euros, y lo que se llevó fue un disgusto de mil demonios. Lee el resto de la entrada »

Tendrá que pagar 100.000 dólares a su ex marido por darle una hija fea

¡Esto no nos lo habían enseñado en los cuentos infantiles! El amor no es, ni de lejos, tan bonito como algunos nos quieren hacer creer. Hemos visto recientemente a hombres que subastan a sus esposas en Internet o a multimillonarios que no encuentran pareja ni pa’trás. Sin embargo, la historia que riza el rizo es la de un chino que denunció a su mujer tras darle una hija fea. Como lo leéis: el detonante fue TENER UNA NIÑA FEA. Para que luego nos cuenten la milonga de que la belleza está en el interior…

La ex señora Feng, antes y después de sus operaciones de estética. (ideasynoticias.com)

La ex señora Feng, antes y después de sus operaciones de estética. (ideasynoticias.com)

El señor Feng no pudo superar jamás el desasosiego de ser papá de una criatura poco agraciada. Atormentado por ello, se separó de su esposa e interpuso una demanda contra ella por «infidelidad», alegando que la niña fea recién nacida no se parecía a ninguno de sus progenitores. Así, sin pruebas de paternidad ni leches, suena un poco a excusa. Más parece que estaba hartito de su doña y buscaba cualquier motivo para alejarse de ella.

Durante el proceso, Feng afirmó que se casó «por amor, pero en cuanto nació nuestra primera hija, apareció un problema. Es tan fea que me asustó«. Ante una evidencia que saltaba a la vista y presionada por el abogado de su marido, la demandada confesó que no había infidelidad alguna y que la niña era clavadita a ella, que si ahora tenía un aspecto agradable era porque había invertido unos 100.000 dólares en cirugía estética. De niña era el patito feo del colegio y no se había convertido en cisne por gracia de la naturaleza, sino por el arte de un cirujano plástico.

Como castigo por haber engañado a su marido (al no contarle lo de sus operaciones), el juez condenó a la ya ex señora Feng a abonarle 100.000 dólares (unos 93.000 euros), una sentencia ejemplar que satisfizo al demandante. Que digo yo que hay que ser muy cretino -poned vosotros el adjetivo- para denunciar a tu esposa por traer al mundo una niña que atormenta a los espejos… Pero también podemos sacar un par de moralejas.
Moraleja 1: NO ENGAÑÉIS
. Tarde o temprano la verdad se abre camino y os puede costar 100.000 dólares.
Moraleja 2: Ser guap@ es mucho mejor que ser fe@. ¿Estáis de acuerdo?

Arrestados por pagar toda la compra… menos dos sándwiches

Preparaos, porque vais a asistir a una historia verdaderamente surrealista. Como los hechos ocurren en Hawaii, os aconsejo que os situéis mentalmente allí, porque además el tiempo allí acompaña (algo más que aquí, al menos).

La protagonista de los hechos se llama Nicole Leszczynski, una mujer embarazada de 30 semanas madre de una niña de tres años, y su marido, Marcin. Hace unos días estaban paseando por Honolulu (EE UU) cuando ella empezó a sentirse algo débil y mareada, de modo que decidieron entrar a una tienda para que se comiera unos sándwiches mientras hacían la compra, a ver si espabilaba.

Así lo hicieron. Nicole, Marcin y la pequeña Zophia entraron a la tienda y mientras mamá comía los sándwiches hicieron la compra. Llegaron a la caja y abonaron 50 dólares (poco más de 36 euros)… pero olvidaron pagar los 5 de los sándwiches (algo menos de cuatro euros).

«Fue una distracción», cuenta la afectada a la prensa local. Pues bien, cuando iban a salir de la tienda les detuvo el responsable de seguridad y les pidió el ticket, donde no figuraban los sándwiches. Nicole cuenta que se ofreció a pagar, que tenía dinero para hacerlo, pero el encargado de la tienda prefirió llamar a la policía.

Llegaron los agentes (¿dónde están los de Hawaii 5.0 cuando se les necesita?) y arrestaron a los padres por robo, mientras que a Zophia se la llevaron con los servicios sociales.

Es increíble, lo sé. Pagas 30 euros, dejas a deber 3, te ofreces a saldar la deuda… y aún así te detienen y se llevan a tu hija. Efectivamente, allí en Hawaii tienen clarísimo eso de que «todo el mundo merece una segunda oportunidad».

Después de 18 horas Zophia volvió con sus padres, pero estos todavía tendrán que comparecer ante un tribunal este mes. La empresa afectada por el imperdonable hurto, por su parte, ha publicado una declaración en la que informan de que «el incidente está bajo revisión».

PD: Cuando yo era pequeño, Dani El Pecas se comía los yogures de tres en tres en la tienda, se iba sin pagar, y ahí no pasaba nada.

Una factura de móvil de 145.000 euros

Hace poco estuve en Nueva York (algunos ya lo sabéis) y compré una tarjeta de llamadas internacionales. Aunque metía el código en el móvil, mi compañía me dio un pequeño sablazo como premio por mis vacaciones. Ahora bien, mi factura me parece un pellizco en comparación con la de Celina Aarons, una mujer de Florida (Estados Unidos) a la que le han llegado más de 200.000 dólares (unos 145.000 euros) por un mes de móvil.

No es un error como aquello de Antonio Gilipollas Caraculo, no. Es más, todo tiene una explicación: Celina tenía contratado un plan de 175 dólares mensuales (unos 127 euros) que pagaba religiosamente. En su factura también incluyó a su hermano Shamir, que es sordomudo y utiliza su móvil para enviar mensajes de texto y ver vídeos.

Aún así, 145.000 euros son muchos euros (ni siquiera Boris Karloff tuvo que pagar tanto), lleváis razón, de modo que supondréis a estas alturas que hay una palabra clave que lo explica todo: ROAMING. Sí, muchachos, Shamir dejó Estados Unidos para ir a Canadá durante dos semanas y nuestra amiga Celina olvidó cambiar su plan de llamadas.

El problema es que su hermano (que aún es estudiante) usó el móvil con normalidad… y normalidad equivale a 2.000 mensajes de texto más unos cuantos vídeos descargados, que traducido en dólares son 201.005,44. No sé vosotros, pero a mí me dicen que tengo que pagar eso (o la mitad de eso) y empiezo a hacer cálculos para ver si mis bisnietos podrán acabar con mis deudas.

Lo mismo le ocurrió a Celina, que confiesa que cuando leyó la factura (43 páginas nada más y nada menos), se volvió «loca» y se puso a temblar y a llorar.

Después del primer susto, empezó a pensar qué podía hacer para arreglarlo y acudió a un programa de televisión local en el que habló con un abogado, que a su vez se puso en contacto con la compañía e intercedió en nombre de nuestra querida protagonista.

Al final han conseguido que la factura se reduzca considerablemente, si bien aún tendrá que pagar 2.500 dólares (más de 1.800 euros) que podrá abonar, eso sí, en seis meses. Una letrita de 300 euros al mes que está ya lejos de los 24.000 que habrían sido con la factura original.

PD: Aquí lo máximo que puedes hacer si te pasa algo de eso es ir a De buena ley.

PD2: A petición de antihielos hago hincapié en que el montante de la factura obedece, fundamentalmente, a la descarga de vídeos.

PD3: Por cierto, si alguna vez tenéis ganas de leer un blog de verdad y no el mío, podéis visitar Fichados, de mi compañero David.

La cara del cura del botox

La noticia la conocimos hace unos días: William Blasingame, un amable reverendo, tuvo (presuntamente) la genial idea de robar 84.537 dólares de la caja de la parroquia donde trabajaba. ¿Para qué? Pues se ve que el hombre, ahora jubilado, se veía mayor y quería darse un toque de frescura. ¿Cómo? Poniéndose un poquito de botox… y haciéndose algún retoque estético.

Él dice que es inocente, la acusación está ahí y el dinero no (por lo visto, durante tres años obtuvo dinero de las cuentas de donaciones de la parroquia St. Paul’s Memorial en Staten Island -Nueva York-, emitiendo los cheques a su nombre y, por tanto, dejando ‘para otro momento’ el mantenimiento de la iglesia y el apoyo a los feligreses en problemas). Lo que no conocíamos era su rostro, algo que gracias a la imagen de Chad Rachman publicada en Allure.com ha dejado de ser una incógnita. Y la foto debe ser después de algún retoque, porque la piel está estiradita y con brillo de cremitas caras (bueno, eso, o que está sudando el hombre).

PD: Independientemente de que haya robado o no (su abogado asegura que esto es una persecución o una «venganza» por parte de algún enemigo de Blasingame), lo único que sigo teniendo claro es que la Iglesia es un filón.

PD2: Si esto es verdad, espero no sea algo habitual.

PD3: Si otros se lo llevan crudo, no me extraña que la Iglesia necesite tanto dinero. Claro, ellos creen que recaudan mucho menos. En ese caso, la portada de El Jueves que pongo como imagen me parece más que acertada. Hay que buscar patrocinadores.

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