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Un niño de tres años es multado por aparcar mal su moto de juguete

declan_motopDeclan Tramley es un muchachito canadiense al que su padre quiso gastar una broma. En una zona de aparcamiento del puerto de la localidad de Halifax, un metódico agente de policía (compinchado con el papá de Declan) lo estaba vigilando para sancionarle por estacionamiento en lugar prohibido.

Lo mejor fue la cara del pequeño al recibir el recargo. Nadie esperaba que se fuera a tomar tan a pecho la multa. Le faltó decir: «Me han pillado y encima sin casco. La que has liao pollito«. ¡Pobre chavalín!

El apuro se le pasó pronto al explicarle su padre que todo era una mofa para ver cómo reaccionaba ante la autoridad. Una curiosa forma de aprender el código de la circulación. Lee el resto de la entrada »

El banco le insulta en una carta

Nos hemos acostumbrado a que los bancos no nos den créditos, a que nos hagan la puñeta con la hipoteca, a que nos cobren las comisiones que les da la gana y a que si te dejas a deber un euro te monten la marimorena. Sin embargo, hasta ahora se dirigían a nosotros de forma respetuosa, usando «estimado cliente» y mentiras de ese estilo, algo que puede estar a punto de acabar.

Quién sabe si la primera víctima de muchas será Steve Smith, un británico de 40 años, a quien el banco Halifax le mandó una carta en la que le decía algo así como «Querido Vete a la mierda, ¿le gustaría tener una cuenta con nosotros?». Quizás la culpa es mía, lo sé. No debí mencionar en el post del jueves aquello de Antonio Gilipollas Caraculo, pero entendedme, no sabía que iba a desembocar en esto.

Al parecer, a Steve le enviaron una carta ofreciéndole una tarjeta de crédito, pero en lugar de dirigirla a Steve Smith, lo hicieron a «Fuck off» (que viene a traducirse como «vete a la mierda» o similares), algo que si es una estrategia de márketing deja bastante que desear. Cuenta este hombre, de un modo quizás algo ventajista, que había estado pensando de cambiar su cuenta a ese banco, pero que ahora «no hay manera de que lo vaya a hacer», según recoge la prensa local.

El hombre está indignado, tanto que casi le dan ganas de acampar. Además dice que se alegra de que su hija tenga cuatro meses y no cuatro años «para que no tenga que leer ese tipo de cosas».

Desde el banco le dijeron que seguramente habría sido obra de un empleado que se la estuviera jugando a la compañía (¿qué le iban a decir? Hombre, dinero gratis no le iban a dar). Posteriormente, un portavoz aseguró que le pedirían perdón. La cosa, ya os lo digo yo, se va a quedar ahí.

A mí no me haría ninguna gracia recibir una carta de un banco que no es el mío mandándome a… bueno, ya sabéis. En cualquier caso, es difícil recibir más que una disculpa por su parte, sobre todo en un caso como el de Steve, en cuya carta el único dato correcto era la dirección.

PD: ¿Qué haríais vosotros si os pasara una cosa así?