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La jugada del partido no estaba en el campo

novios_beisbolQue las cámaras son muy indiscretas todos lo sabemos. Prueba de ello es el chino que fue pillado infraganti en actitud muy cariñosa con una señorita que no era su esposa, o la novia que descubrió la infidelidad de su chico gracias al ‘Google Maps ruso’. Esta vez, un ‘objetivo cotilla’ cazó a una pareja con las manos en la masa.

Durante un partido de béisbol entre los Atlanta Braves y los Milwaukee Brewers, un aficionado de los ‘bravos’ empezó a ‘jugar’ con los senos de su chica. Pensó que nadie estaba observando, ya que mira de reojo a ambos lados de la grada, y ¡zas!, un operador de cámara, con muchas horas de directo, retransmitió la maniobra del crack a nivel nacional. Toda la audiencia se enteró de cómo este ‘as del magreo’ manejaba sus dedos sin ningún tipo de pudor.

Mientras, la joven parece ajena a todo lo que está pasando, como embelesada con el ‘sutil’ movimiento, sigue tranquilamente el desarrollo del partido. ¡Qué poco interés, hija! Debe de estar acostumbrada a que las manos de su prometido vayan al pan. Si es que ya lo dice el dicho: «Tiran más dos tetas que dos home run«.

PD. Y de regalo, la versión española de hace unos años, mucho más subidita de tono.

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Lo más raro que ha pasado durante la semana (24-30 octubre)

Adiós, semana. Adiós, mes. Ha sido un gusto disfrutar del calor y el frío en 30 días, pero es el momento de despedirse hasta el año que viene, como pasa con los amores de verano. No obstante, siempre nos quedará Lo más raro de la semana,con todas aquellas cosas extrañas que no han tenido hueco en el blog hasta ahora. Empezamos.

Lo primero que quiero decir, antes de contar las historietas de hoy, es que si tenéis jardín le echéis un ojo de vez en cuando, porque si os despistáis unos alces fogosos os pueden montar una orgía, tal y como ocurrió en Suecia (¡gracias, David!). Ahora sí, empezamos.

1. Guardó un mes el cadáver de su esposo por si resucitaba

Vivimos tiempos difíciles. Tiempos en los que la gente ve Más allá de la vida y teme encontrarse con acreedores fallecidos en acto de servicio. Quizás por eso, en Colombia, una mujer (Alba Yacué) escondió durante un mes el cadáver de su marido (Lucio Chacué) con la esperanza de que pudiera resucitar.

Parece una historia truculenta interesada por las fechas en las que estamos, pero no. Según cuenta la prensa colombiana, fue el propio marido quien le pidió que si moría guardara su cuerpo un mes porque confiaba en resucitar. La mujer le dio su palabra y cumplió lo prometido supongo que dando gracias de que no le pidiera buscar las bolas de dragón.

Los vecinos se preguntaban qué había pasado con el cadáver. Lo cierto es que el pobre Lucio estaba en la cama de matrimonio envuelto en una sábana, muerto, aunque eso no lo sabríamos aún si no llega a ser porque las autoridades allanaron la casa de Alba.

2. Perdió sus deberes y ahora son un éxito en YouTube

La historia bonita de la semana la protagonizó la pequeña Kylie John, de 8 años, quien perdió una memoria USB en cuyo interior se encontraban sus deberes. Kylie había hecho una presentación en la que cantaba animando a la gente a reciclar y a hacer de este mundo un lugar mejor (Un futuro lleno de amor, vamos, como la canción que cantaban Seedorf, Roberto Carlos y compañía cuando estaban en el Real Madrid).

Pues bien, Darryl Lahteenmaa encontró el objeto mientras paseaba a su perro y, como es un poco cotilla, echó un vistazo a su contenido. Vio la canción y le gustó tanto que una niña se preocupara de esa manera por su entorno que decidió darle un empujoncito «reciclándola». Así pues, con la ayuda de la cantante Sarah Giardino, hicieron un apaño que dio como resultado un éxito en YouTube, según recoge la prensa internacional.

Ahora es la envidia de sus compañeros, así que, consejo Homer: si queréis ser famosos, perded vuestros deberes.

3. Quitando el protagonismo a las estrellas

Siempre que veo a los muchachos encargados de limpiar las pistas en los estadios me acuerdo de la película El aguador. Es increíble cómo pasan desapercibidos, pese a que ellos también están trabajando. Ahora me diréis que su trabajo lo puede hacer cualquiera y el de los deportistas de élite no. Bueno, tal vez llevéis razón, pero… ¿no hay nada que vosotros sepáis hacer mejor que ellos? Pues en uno de los partidos que enfrentaban a Rangers y Cardinals en la final de béisbol, uno de esos chicos decidió que era su momento… y se llevó una ovación. (Gracias, María)

4. Destroza el parquímetro con una motosierra

Cuánto daño han hecho la zona azul y los anuncios de motosierras de Pepe Domingo Castaño. Solo de esta forma se entiende la reacción (quizás un tanto exagerada, para qué engañarnos) de un señor a quien una agente iba a multar en Brooklyn porque había excedido el tiempo de aparcamiento. El hombre, ni corto ni perezoso (una expresión que se está perdiendo, por eso la uso), saca una motosierra y se cepilla el parquímetro, ante la atónita mirada (otra expresión en desuso) de los viandantes (también en desuso, por cerrar el círculo). Demasiado fuerte para ser real, ¿verdad? Pues sí, es parte de la promoción de una película… pero muchos medios picaron.

PD: Por cierto, mucho cuidado con lo que hacéis en presencia de vuestros hijos (gracias, Sara).

La acusadora mirada al padre irresponsable

BecConsejo: «Disfrútalo mientras aguante»

Padres, hijos y deportes favoritos. Lo que parece un plan ideal para ir a Central Park un soleado domingo puede convertirse en una nefasta idea según cómo actúen los protagonistas. Me explico…

Tal vez recordáis aquel viejo post en el que veíamos cómo un padre dejaba caer a su criatura por su afán de coger la bola durante un partido de béisbol en Estados Unidos. Pues bueno, algo similar ha pasado nuevamente, esta vez en Taiwan, aunque con un detalle adicional que pone al hombre en un brete: la mirada de mamá.

Antes de que veáis el vídeo, os resumo brevemente lo que ocurre. La bola se acerca a la zona donde está papá (al que llamaremos José) y éste sostiene a su hija (Eva, por ejemplo) para que la alcance. El problema es que aquí a papá le puede la presión. Supongo que piensa que la criatura no va a alcanzar y no quiere perder la ocasión de quedarse con la bola. «¿Qué hago?», se preguntaría José. «¿Qué hago?», se repreguntaría rápidamente antes de tomar una decisión.

Y lo que hizo fue darlo todo para coger la bola soltando lastre; es decir, dejando caer a su hija que de repente se volvió demasiado mayor como para ir en brazos. Desgraciadamente para él no cogió la bola y la criatura cayó al suelo (bueno, a un asiento), todo bajo la atenta mirada de la madre y esposa (María, pongamos), que no iba a pasar el detalle por alto.

Las cámaras captaron la mirada acusadora de María, que no sabemos si estaba disgustada porque José había tirado a Eva al suelo, porque había cogido a la niña de la pierna para levantarla, porque había sido incapaz de coger la bola o porque tenían el sofá lleno de trastos y lo iban a tener que ordenar un poco para que el bueno de José durmiera ahí las próximas noches.

Por eso yo prefiero el fútbol, la pelota casi nunca llega a donde estás y si llega… mejor que te agaches.

PD: Padres, no hagáis esto en casa. Por lo menos si queréis volver a retozar con las mamás.

El disgusto del niño en el campo de béisbol

BecConsejo: «Piensa en los niños»

En el último post, el de la mujer detenida el día de su boda (por más que algunos se empeñen no me lo he inventado, haced una búsqueda en Google con su nombre y veréis) se originó un pequeño debate sobre qué personaje de Los Simpsons decía aquello de «¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?». Yo os decía que era la mujer del reverendo Lovejoy e insisto, después de oír el audio en YouTube.

Pues bien, esa frase que cerraba el último post me vale para enlazar con el siguiente, porque a menudo nos convertimos en niños y les quitamos la ilusión a los que sí son aún críos. A veces sin querer, como en el vídeo que veremos a continuación, otras queriendo, como cuando el señor Burns le intenta quitar la piruleta a Maggie.

Os pongo en antecedentes: están jugando un partido de béisbol los Giants y los Dodgers cuando una bola se va fuera y se acerca a un niño que la espera como si aquello fuera lo último que fuera a hacer en su vida. Sin embargo, la atractiva joven que está sentada delante de él se levanta y coge la bola. Vaya… su gozo en un pozo. ¡No imagináis cuánto!

El niño se lleva un disgusto de los gordos, casi tanto como cuando mi madre me dijo que no me compraba un bollo y yo me puse a darme cabezazos contra el suelo de la panadería (comprobaréis que de pequeño yo no era mucho más listo que ahora, luego aprendí y me daba cabezazos contra el sofá, que es mucho más blandito). El pobre se pasa un rato haciendo pucheros y cruzando los brazos, haciendo plausible su disgusto.

Ahora bien, ¿qué hay que hacer en estos casos? Su deseo de tener una pelota es relativamente asequible, pero podría ser un mal ejemplo enseñarle que todo lo que quiera lo tendrá. Me imagino al muchacho yendo a un concierto de Justin Bieber y poniéndose a llorar porque no tiene la camiseta que Justin (Baby, baby, baby uhhhh) ha lanzado al público. A ver si el fan que la recoge se la da…

Bueno, sea cual sea vuestra opinión (yo no lo tengo claro), supongo que sabréis que al final el niño consiguió su bola. Si veis el vídeo hasta el final descubriréis que tanto él como su amigo/hermano/desconocido que está a su lado reciben una. Todo porque durante el descanso pusieron la imagen del niño en las pantallas gigantes (ahora la ponen en YouTube y es todo un éxito).

Sin embargo, quien piensa en los niños (que diría la señora Lovejoy) no es la atractiva joven que recoge la bola, sino un señor con acreditación, que hace de él un niño feliz y famoso en YouTube.

PD: Y yo me pregunto… ¿por qué demonios os cuento todo esto, si a mí ni siquiera me gusta el béisbol?

Error y fracaso en el campo de béisbol

BecConsejo: «La familia es lo primero»

Aunque ahora es un apasionado, cuando yo era pequeño mi padre no era muy aficionado al fútbol. Yo lloraba las derrotas del Real Madrid ante el PSG en soledad mientras él se preguntaba años más tarde quién demonios era Jarni. Ahora los tiempos han cambiado, pero en el debe de mi infancia está que solo me llevó dos veces al fútbol: las mismas que le he llevado yo a él cuando me hice mayor.

De todos modos, viendo cómo está el percal, casi prefiero eso a que me lleve al campo y me la líe, como ha pasado en un partido de béisbol en Estados Unidos.

Es posible que lo hayáis visto ya en la tele o en alguna web, pero por si acaso… os cuento. Jugaban Los Angeles Dodgers contra los Florida Marlins y una bola vuela hacia la grada. Si habéis estado alguna vez en un campo o en un concierto, sabréis que hay auténtica devoción por coger cualquier cosa que sale del campo/escenario, de modo que no os extrañará lo que ocurrió (¿o sí?).

Un padre levanta a su hija para que ¿coja la bola? ¿celebre? ¿le dé el aire? ¿salude a un amigo? ¿le escupa al de abajo? ¿compruebe si está lloviendo? Bueno, el caso es que la levanta pero…

… Pero cuando ve llegar la bola papá decide que esa pelota tiene que ser suya, suya y de nadie más, y deja (caer) a su hija a su suerte. La pequeña se lleva una tarascada, nada grave afortunadamente. Minutos después del porrazo sonríe alegremente mientras su padre intenta ganarse su perdón.

Quiero pensar que nunca os han dejado caer en un concierto ni en un partido, así que os pregunto otra cosa: ¿alguna vez habéis logrado conservar una reliquia de uno de estos acontecimientos? No sé, un balón, una toalla…

PD: Lo peor de todo es el padre no cogió la bola.

PD2: Mamá, sabes que no se me olvida que no me dejaste ir a ver aquel Valencia-Ajax.