La ‘sorprendente mascota‘, de una joven del Reino Unido, ha logrado ‘vender cuadros’ realizados con sus propias patas por 1.000 libras, algo más de 1.100 euros. ‘Ratatouille‘ en versión pictórica. 😉
Seguramente habéis entrado y os sentís estafados. Estáis hartos de estos titulares tendenciosos tomateros que os prometen borracheras y se quedan en un chupito de licor de manzana sin alcohol. Os entiendo. Sé que donde el martes decía «El perro arruinó la sorpresa en el último momento» podía haber puesto «Un perro derriba una cámara casera» y que donde ahora digo «Un invitado inesperado irrumpe en plena boda» debería ser «El viento afea una boda». Os entiendo.
Ahora quiero que comprendáis que yo soy de los que dicen vintage en vez de antiguo, social media community manager en lugar de responsable de participación y carrera de periodismo donde debería decir cinco años paseando por los pasillos de la facultad. Cuando me dan un regalo no lo necesito digo que es «práctico», cuando una chica no me gustaba decía que «me caía demasiado bien», cuando no quería comer verduras decía que «ya estaba lleno» y cuando el plan de mis amigos no me convence es porque «ya he quedado». Qué queréis que le haga, nunca supe llamar a las cosas por su nombre.
No obstante dejemos hablar de mí y hablemos de esta feliz pareja que se está casando. Son Gus y Jennifer Luna, un (ahora) matrimonio estadounidense que se estaba casando el día 10 de septiembre con un sol de justicia. Todo parecía acompañar para su boda al aire libre, es septiembre en Arizona, hasta que a Gus le cambia el gesto.
Jennifer, por su parte, admite que al principio se disgustó, pero luego pensó que no se podía hacer nada porque el tiempo es así. Es como si te casas un 3 de septiembre en Benidorm y te llueve a la entrada y a la salida de la iglesia. Aunque bueno, ese tipo de cosas igual las puedes prever consultando a nuestro meteorólogo (a quien cariñosamente llamo metereoloco, en homenaje a Mortadelo y Filemón).
La boda acabó mejor que peor (ahora que ha pasado, claro). Como curiosidad os cuento que tenían una ceremonia con arena (pues toma dos tazas) y que fue ahí cuando agudizó la tormenta. Luego se dieron un besito con los ojos cerrados y huyen como alma que lleva el diablo. Alguien le da un paraguas a Jenny (vaya, de un nombre de guiri, Jennifer, pasamos a un nombre de Hombres y mujeres y viceversa, Jenny) que sirve de bien poco.
PD: Dentro de lo malo, como dice la afortunada esposa, siempre podrá decir que su vídeo de bodas se encuentra fácil en YouTube.
Supongo que conocéis al pobre Gus, el perro más feo del mundo que, desgraciadamente, falleció víctima de un cáncer de piel a finales de 2008. El puesto había quedado vacante y, aunque es doloroso, había que buscarle sucesores en el certamen celebrado en California.
¿Quién ganó? ¿Qué perritos pueden considerarse más dolorosos de mirar que el encantador Gus (es que le cogí mucho cariño)? No os haré sufrir, aquí están:
Este es Pabst, una mezcla de boxer de cuatro añitos que se ha hecho con el galardón genérico de la fealdad canina. Tiene unos dientes que sobresalen a la vez que asustan, una cicatriz la barriga y unas uñas que crecen para todos lados.
El otro galardón, el de perro más feo con pedigree, de pura raza, fue a parar a esta perrita de Tennessee, una abuelita desenfadada que te conquista a la primera:
Se llama Miss Ellie y tiene ya 15 añazos. No tiene pelo, salvo en la cabeza y las patas, sólo le quedan un par de dientes, padece de cataratas en los dos ojos y cuenta con varios lunares y granitos. ¡Pero miradla qué coqueta! Qué encanto.
PD: Si alguna vez logro independizarme quiero tener un perro como estos.