¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de julio, 2016

¿Ha dado Rajoy al rey un ‘sí’ simulado y un ‘no’ diferido?

El amago de ayer de Mariano Rajoy de saltarse a la torera la Constitución es uno de los disparates políticos y jurídicos más clamorosos que se han producido en España en muchos años. Y un feo ominoso al rey, una presión rayana con el chantaje a los líderes del resto de formaciones políticas y una tomadura de pelo colectiva al conjunto de los ciudadanos, especialmente a los que votaron al PP en las elecciones del pasado 26 de junio.

¿Qué está haciendo Rajoy tras proponerle Felipe VI como candidato a presidente de Gobierno? ¿Ha aceptado la propuesta o no lo ha hecho? ¿Se han leído Rajoy y sus asesores el artículo 99 al completo de la Constitución? Dice así:

«Artículo 99

1. Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.

2. El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara.

3. Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.

4. Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores.

5. Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.»

En los últimos días, el rey, la presidenta del Congreso y los representantes por los grupos políticos con representación parlamentaria cumplieron con pulcritud lo que dispone el 99.1. Ahora Rajoy, tras aceptar ayer la propuesta del rey, tiene que cumplir con la misma pulcritud el 99.2 -exponer ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que formaría si es investido-, y el 99.3 -someterse a las votaciones-.

No vale apearse en medio. Hacerlo, vulneraría de modo flagrante la Carta Magna, impediría que el rey haga esas «sucesivas propuestas» que dispone el 99.4, no echaría a andar la cuenta atrás que se fija en el 99.5 y llevaría al conjunto del Estado a un limbo jurídico y constitucional. Se antoja difícil imaginar alguna acción política tan irresponsable con la legalidad constitucional como esta que apuntaba ayer Rajoy. La Abogacía del Estado y la Fiscalía General, hoy muy activos en otro conflicto constitucional, deberían advertírselo al presidente en funciones, y este no empecinarse en el sostenella y no enmendalla en el que andan esta mañana algunos de sus ayudantes.

Mariano Rajoy debería salir hoy mismo y declarar solemnemente que al rey le ha dado un ‘sí’ completo, y no un ‘sí’ simulado y un ‘no’ diferido.

El rey debe nominar un candidato con rapidez

En su estrategia para lograr la investidura de Rajoy, el PP amplió hace ya unos días su campo de presión, de modo que les llegara no solo a Pedro Sánchez (PSOE) y a Albert Rivera (Ciudadanos), sino incluso al propio rey.

«Intentarán que Felipe VI no proponga la investidura al partido más votado, para no verse Rajoy en la tesitura de declinar la invitación y decirle de nuevo que no al Rey, y también para que así no pase de nuevo el turno a Sánchez, no sea que lo vuelva a intentar», escribí el pasado 17 de julio.

La estrategia ha dado ya algún fruto, al menos a efectos de opinión publicada. Dirigentes políticos ( y no solo del PP), analistas diversos, algunos periódicos… dan por hecho, y les parece normal, que el monarca probablemente no nomine a nadie cuando el jueves acabe la ronda de consultas con los representantes de los diferentes grupos políticos que ha comenzado hoy.

No lo es, no es normal. El artículo 99 de la Constitución dice en su punto 1, literalmente:

«Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno».

Es cierto que no hay un plazo concreto, pero esa forma de redacción adoptada por los padres de la Carta Magna -«previa consulta… propondrá un candidato»- parece más una invitación a la inmediatez que a lo contrario, al retardo.

En el Diccionario de la Real Academia, «previo» o «previa» se define como «anticipado, que va delante o que sucede primero», y tanto «delante» como «primero» apuntan a una sucesión inmediata, a un «detrás» y a un «segundo» que no se demoran.

Empujar al rey a que demore su propuesta de candidato es hacerle correr riesgos reputacionales innecesarios e incluso poner en cuestión su neutralidad.

El rey debería proponer a un candidato cuanto antes. ¿Y a quién? Si, con lo que le están contando los distintos líderes, no ve clara Felipe VI la investidura de ninguno, tendría que empezar por proponérselo a Rajoy, cuyo partido fue el más votado el 26-J y es el que más síes tiene ya asegurados, los 137 del PP, y más posibilidades de sumar los que le faltan.

Si no propusiera a nadie, si se tomara el rey demasiado tiempo, estaría demorando el procedimiento y la puesta en marcha de los pasos y los plazos que prevé el artículo 99 de la Constitución en sus siguientes puntos -la celebración del pleno de investidura, las votaciones, la cuenta atrás de dos meses para convocar elecciones si no queda otra…-, lo que podría interpretarse como una colaboración indebida de Felipe VI en la estrategia del PP y una posible merma de derechos del resto de grupos políticos, que no tendrían la oportunidad de jugar su propia baza en una investidura alternativa.

Estaría en cuestión, en definitiva, el papel de árbitro y moderador que la Constitución establece para el rey.

Ana Pastor, ante el reto de la independencia

Ha habido cierta unanimidad política y mediática en que ha sido un acierto promover a Ana Pastor como presidenta del Congreso de los Diputados. Se ha elogiado su carácter dialogante, su tono moderado, su capacidad de trabajo, su gestión en Fomento (con algunas lagunas, como el Alvia), su ninguna sombra de corrupción… Dividida y despistada la izquierda y pactado por PP y Ciudadanos -y por algunos nacionalistas, según vimos- que el presidente de la Cámara sería un dirigente del primero de ellos, pocos en el partido de Rajoy podían presentar un perfil, como el de Pastor, que fuera admisible para el resto.

Ana Pastor, sin embargo, ha de pasar aún por algunas pruebas que ratifiquen -o que desmientan, esperemos que no- su idoneidad para el cargo. La principal, demostrar que ejerce el liderazgo de uno de los tres poderes del Estado, el Legislativo, sin someterse a los caprichos y dictados del poder del que ella misma procede, el Ejecutivo.

Pastor es muy cercana a Rajoy, al que admira y al que reconoce como su jefe político directo, un jefe al que ni se le rebate ni se le cuestiona, solo se le obedece. Le ha mostrado durante años una lealtad absoluta, superlativa. Tras todo ese pasado al servicio de Rajoy, ¿entenderá ahora Ana Pastor que ha de poner cierta distancia y tener criterio propio y ejercerlo, incluso aunque contraríe al presidente del Gobierno en funciones? ¿Tomará algún día alguna decisión relevante al frente del Congreso que perjudique a Rajoy?

En estos días de rondas de contactos del Rey y de idas y venidas de Ana Pastor de la Carrera de San Jerónimo a Zarzuela y de diálogo con todos los grupos parlamentarios va a tener Pastor una primera gran oportunidad de añadir a sus calificativos uno nuevo: independiente, autónoma. Hasta la semana pasada era una diputada y dirigente del PP. Ahora ya no, ahora ocupa la tercera magistratura del Estado y es la presidenta de todo el arco parlamentario. Ha de ejercer el cargo con absoluta independencia. Ha de ser independiente y parecerlo.

Aclárennos el misterio de los 29.321 muertos muy vivos, señores ministros

Pese a que somos un país y una cultura que respeta a sus muertos, que honra a sus muertos, que registra y certifica a sus muertos, parece que hemos entrado en un profundo bache de confusión mortuoria severa en nuestro devenir histórico.

Hace poco más de un año, en el arranque de 2015, se nos murieron en tres meses casi 20.000 personas más de lo habitual (128.703 fallecidos en toda España en el primer trimestre de 2015, frente a 110.357 en el primer trimestre de 2014 y 107.381 en el primer trimestre de 2013) y este es el día en que -¡y mira que hemos preguntado desde 20minutos en todas las instancias posibles!- aún no tenemos explicación oficial alguna sobre a qué se debió tal cataclismo.

Ahora nos acaba de contar el Tribunal de Cuentas que ha detectado que 29.321 españoles que en el Instituto Nacional de Estadística (INE) están muertos y bien muertos, siguen a efectos de la Seguridad Social tan vivos -o son tan vivos sus familiares y allegados- que continúan cobrando la pensión.

Aclárennos cuanto antes el misterio, ministros en funciones Luis de Guindos, jefe máximo del INE, y Fátima Báñez, jefa máxima de la Seguridad Social -y de la hucha de las pensiones, a la que tiene ya no sé si medio muerta o medio matada-.

Y ahora, a presionar al Rey

«Que negocie el señor Rajoy en serio, con propuestas, no con amenazas ni chantajes», decía Pedro Sánchez el pasado miércoles, tras su reunión de hora y media con el líder del PP. No parece que le vayan a hacer mucho caso al líder socialista. Si a partir de ahora hay propuestas, previsiblemente serán muy ligeras, muy leves, solo para poder decir ante la opinión pública que se han hecho. Nada lo suficientemente contundente como para que le pueda servir al PSOE y a Pedro Sánchez para desdecirse del triple no, o al menos del último (no a la gran coalición, no al apoyo directo a la investidura de Rajoy, no a una abstención), y explicárselo a su electorado sin que se le vaya en masa a Podemos.

Las amenazas y chantajes que decía Sánchez no sé si van a seguir. La presión de estas ultimas tres semanas, con seguridad va a continuar con Sánchez, para que ceda una abstención, y con Albert Rivera, para que la abstención de segunda vuelta la convierta en sí de segunda o incluso de primera vuelta, y con alta probabilidad al Rey. ¿De qué modo?

«El rey se equivocó en enero, cuando ofreció a Sánchez que intentara la investidura». «A su padre, más veterano, no le hubiera pasado». «No tenía que haberse echado a nadar en una piscina sin agua». «El fracaso de Sánchez fue también un fracaso para el rey». … Son comentarios que he escuchado en los últimos días en el cogollo del PP. Y a renglón seguido, alguno: «Ahora, si todo sigue así, el Rey no tiene que ofrecerle a nadie la investidura tras la ronda de consultas, tiene que dejar que los partidos sigan hablando». Es decir, desde el PP intentarán que Felipe VI no proponga la investidura al partido más votado, para no verse Rajoy en la tesitura de declinar la invitación y decirle de nuevo que no al Rey, y también para que así no pase de nuevo el turno a Sánchez, no sea que lo vuelva a intentar.

Y, con ese bloqueo de la situación arrancado sagazmente a Felipe VI, seguir presionando a Ciudadanos y sobre todo al PSOE con lo de la responsabilidad de Estado, Bruselas, la urgencia de fijar el techo de gasto, los Presupuestos de 2017, la financiación autonómica (o sea, los barones socialistas que gobiernan)… y portadas, editoriales, columnas de ilustres has-beens y encuestas a medida y bien cocinadas en la prensa afín, ya casi toda.

Niza como símbolo y como alerta

Lo que más aterra del atentado de anoche en Niza es por un lado el cuándo y el dónde y por otro el cómo. El cuándo, un 14 de julio, y el dónde, en una celebración popular de la fiesta nacional francesa, por la enorme carga simbólica que esa fecha y esa fiesta tienen.

Los franceses celebran su fiesta nacional el de julio porque un 14 de julio, el de 1789, los revolucionarios franceses tomaron la prisión de la Bastilla, símbolo del Antiguo Régimen, y emprendieron el camino que abría una nueva edad en la historia del mundo. La Revolución Francesa no es solo francesa, es universal. Es uno de los hitos más relevantes de la historia de la civilización, el símbolo original de muchas de las libertades del mundo moderno. Quien atenta un 14 de julio contra una multitud que celebra el 14 de julio atenta en realidad contra toda esa civilización, atenta contra todos nosotros.

La forma de atentar, el cómo -lanzar un camión a toda velocidad a atropellar y matar a cientos de personas- aterra por lo simple, lo indetectable, lo imprevisible, lo difícil que es defender a los ciudadanos de algo así. Esta mañana, en Los Desayunos de TVE, Luis de la Corte, experto en terrorismo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, analizaba este ataque «de baja sofisticación y alto impacto» y contaba que ya se produjeron hace unos meses en otras dos ciudades francesas, Dijon y Nantes, sendos precedentes de este tipo de ataques, por fortuna sin víctimas mortales.

Lo que inquieta ahora es que el macabro éxito del terrorista de ayer haga que se extienda el método, sea por emulación de otros yihadistas o sea por órdenes y estrategia del Estado Islámico.

Qué tiene que ver el arco inglés con el teléfono móvil

Dos semanas después, anteayer se me averió de nuevo el coche. Está en el taller, con síntomas de fallo multiorgánico. He venido de casa al periódico en metro, 12 estaciones. El vagón casi vacío, ya se nota el veraneo, apenas una veintena de personas. Dos hombres leían la edición impresa de 20minutos, una mujer ojeaba una revista que no he identificado y nueve viajeros, nueve, casi la mitad del total, iban embebidos en su teléfono móvil, muchos de ellos con auriculares.

La vida entera nos la cambió mucho internet a finales del siglo XX y ahora nos la cambia del todo el móvil en estas primeras décadas del siglo XXI. Casi siempre, para bien, pero a veces para menos bien. Por ejemplo, nuestra salud y nuestra anatomía.

Leí el domingo pasado en 20minutos que, además de tendinitis varias y síndromes del túnel carpiano, los móviles están ahora provocando en algunos hiperusuarios de la cámara fotográfica el ‘codo de selfie’, con inflamaciones similares a las del ‘codo de tenista’.

Me recordó una vieja historia, la de otro objeto que también cambió el rumbo de la sociedad y de la vida… y la salud de sus usuarios.

Baja Edad Media. La guerra era por aquel entonces en casi toda Europa –y desde hace muchos siglos- una de las principales actividades económicas, si no la principal. Una larguísima guerra concreta, que acabará llamándose Guerra de los Cien Años, pero en realidad durará 116, enfrenta a los reinos de Francia e Inglaterra. Batalla de Crécy, al norte de Francia, 26 de agosto de 1346. En el lado francés, 12.000 caballeros, 6.000 ballesteros, 15.000 infantes. En el inglés, muchísimos menos: 2.500 caballeros, 6.500 infantes. Y, sin embargo, victoria total y aplastante de los ingleses, y este parte de bajas: 1.200 muertos y heridos en las filas inglesas, 12.000 muertos en la filas galas. ¿Qué había pasado? La gran mayoría de los 6.500 infantes ingleses eran arqueros, pero no arqueros normales: arqueros de arco largo, luego llamado arco inglés. Tan nuevo, tan innovador, que fue el factor decisivo de la batalla.

El arco no era largo, era larguísimo. Medía hasta dos metros. Era muy difícil de manejar, los arqueros necesitaban varios años de adiestramiento. La tensión que desarrollaba un arco tan grande era tal que solo hombres muy fornidos lograban sujetar la madera con el brazo izquierdo totalmente desplegado y hacer retroceder la cuerda con el derecho hasta la altura de la oreja para lograr el disparo de la saeta. Las flechas volaban lejísimo, a doscientos metros de distancia. Una a una, eran imprecisas. Pero, disparadas a la vez miles de saetas por miles de arqueros coordinados, caían como sucesivas lluvias letales sobre la caballería rival antes de que esta empezara su temible carga, hasta entonces imparable, indefendible. Los efectos del arco largo sobre caballeros y caballos eran demoledores. Las saetas llevaban atrás plumas de ganso para que planearan mejor y llegaran más lejos, y las miles de flechas lanzadas a la vez provocaban un siseo estrepitoso de plumas que se convirtieron después en señal del ulular de la muerte. Al arco largo se le llamó después «la ametralladora de la Edad Media».

El arco inglés cambió todo, la historia militar y en parte también la historia social del mundo. Acabó con la supremacía secular de la caballería y dio paso a la de la infantería. Cerró en parte la brecha social entre la clase alta de la caballería, de los que podían pagarse un caballo para ir a la guerra, y la clase baja de los de a pie, de los infantes que convertidos en arqueros competían casi de igual a igual por la victoria y por el botín. Para algunos historiadores, el arco fue un activador de la movilidad social, casi un precedente de la lucha de clases.

El arco inglés provocó otras transformaciones. Anatómicas. En muchas excavaciones, se ha identificado a los arqueros por su deformidad sobrevenida. Su brazo izquierdo se había alargado, y la muñeca, el hombro y los dedos de la parte derecha de su cuerpo mostraba signos de descalcificación.

En las excavaciones del futuro -si la incineración de cadáveres no acaba siendo universal-, los investigadores verán en nosotros las transformaciones anatómicas provocadas por el móvil. Sabrán leer en nuestros restos cuántos mensajes mandábamos de media al día, qué dedos usábamos más, si éramos diestros o zurdos, si nos hacíamos muchos selfies y acabamos con ‘codo de selfie’…

 

Tras el triple no del PSOE, la presión vuelve a Rajoy

Trece días después del 26-J, Mariano Rajoy está donde estaba el día de las elecciones, cuando celebraba el resultado. Tiene garantizados en el Congreso de los Diputados 137 votos afirmativos, los de su partido, el PP, y ni uno más, y estamos muy probablemente a menos de trece días de la ronda de consultas del rey para proponer un candidato a la investidura. Se ha comido ya Rajoy la mitad de su plazo ordinario.

El miércoles 29 de junio, Rajoy anunció personalmente que al día siguiente, jueves 30, llamaría a Pedro Sánchez, el líder del PSOE. Ni lo hizo ese día ni lo ha hecho después. Decidió cambiar el orden de los contactos, ir de menor a mayor en su llamada a los grupos políticos y esperar a que el PSOE celebrara el Comité Federal previsto para hoy, 9 de julio. ¿Qué había provocado ese cambio de estrategia? Quizá que alguien le aconsejó a Rajoy que volviera el foco y la presión hacia el PSOE y que dejara que Sánchez se cociera en su propia salsa de las tensiones entre algunos dirigentes socialistas. Quizá que alguien le aseguró al presidente del Gobierno en funciones que esta vez Sánchez claudicaría a las medianas presiones internas y a las fortísimas presiones externas, y le cedería a Rajoy al menos la abstención socialista para ser investido.

Si la nueva estrategia era esa, no le ha funcionado al PP. El Comité Federal del PSOE y los tres no de Sánchez a Rajoy -«no a la gran coalición, no a apoyar desde fuera un gobierno del PP y no a apoyar la investidura de Mariano Rajoy», ha dicho- devuelven el foco y la presión del calendario al líder del PP, y de modo muy notorio. Hoy, cuando ya se sabía el triple no del PSOE, a Rajoy se le ha preguntado si esta vez aceptará el encargo del Rey -si se produce- de ir a una sesión de investidura, y Rajoy no lo ha aclarado.

¿Declinará de nuevo el líder del partido más votado la invitación de Felipe VI, como hizo en enero pasado? Una pista: se lo pregunté anteayer jueves en Las mañanas de RNE (minuto 18 de la entrevista) a Andrea Levy, vicesecretaria general del PP, y dijo esto: «A la investidura se va para ser investido».

El problema de las pensiones, en 14 grandes datos

Algunos datos para que tengas argumentos al debatir sobre las pensiones:

1- Aunque la economía española crece a buen ritmo en las grandes magnitudes –o al menos eso dice la estadística oficial-, la Seguridad Social acabó el año pasado con un déficit del 1,26%, y todos los cálculos apuntan a que este año será igual o peor.

2- El número de pensiones que paga el sistema ha aumentado en unas 109.000 en el último año. En total, ya son 9,4 millones de pensiones contributivas, un 1,17% más que hace un año. De ellas, 5,7 millones son por jubilación, 2,3 millones por viudedad, 0,94 millones por incapacidad permanente, 0,34 millones por orfandad y 0,04 millones de pensiones a favor de familiares.

3- La media de los nuevos pensionistas que se han incorporado al sistema está en torno a los 1.400 euros mensuales, pues cuando estaban activos cotizaban por bases reguladoras bastante elevadas.

4- La prestación media del total del sistema supera los 903 euros mensuales por cada pensión. Ha subido un 1,9% desde junio de 2015 a junio de 2016.

5- La nómina mensual de pensiones contributivas que tiene que pagar la Seguridad Social es una cantidad enorme, 8.491,48 millones de euros, un 3,08% más que hace un año.

6- La Seguridad Social recauda una media mensual de 8.577 millones de euros al mes (dato a abril pasado), luego alcanzaría y sobraría un poco para los pagos medios mensuales ordinarios.

7- Las bonificaciones decretadas por el Gobierno Rajoy para los nuevos contratos han hurtado al sistema unos 2.500 millones de euros al año. Es decir, las políticas de fomento del empleo se están haciendo en parte a costa de la hucha de las pensiones.

8- Los topes de las bases máximas de cotización hacen que 25.000 millones de euros en salarios no coticen. Si lo hicieran, el sistema lograría unos 7.500 millones de euros más.

9- Como gran parte de los nuevos contratos son baratos y a tiempo parcial y muchos de ellos están bonificados –con exenciones que les permiten no pagar la cotización que les correspondería, sino otra mucho menor-, el crecimiento de la recaudación es muy inferior al crecimiento del número de cotizantes. De hecho, el número de afiliados de abril de 2015 a abril de 2016 ha crecido un 2,68% (455.540 personas más), pero el volumen del ingreso ha subido menos de la mitad en porcentaje, sólo un 1,3%.

10- Para pagar las extras de verano y de navidad, y el mes ordinario correspondiente, la Seguridad Social necesita, de golpe, unos 17.000 millones de euros en el mes de junio y otros tantos en el de diciembre para atender las pensiones. Es entonces cuando recurre a la hucha.

11- La hucha de las pensiones está menguando a gran velocidad. Cuando Mariano Rajoy llegó al Gobierno, tenía 66.815 millones de euros, y ahora ya solo le quedan 25.176 millones, después de las sucesivas sacas. La última, con nocturnidad, estivalidad y alevosía el viernes pasado.

12- La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) calculó que durante 2016 el número de afiliados a la Seguridad Social crecerá a un ritmo del 2,8%, mientras que la recaudación crecerá al 1,9%. Para cumplir el objetivo previsto por el Gobierno de que los ingresos por cotizaciones crezcan el 6,7%, la afiliación debería crecer un 8,9%, objetivo dificilísimo o directamente imposible.

13- Al ritmo que llevan la evolución del gasto -con la incorporación de nuevos pensionistas con pensiones medias bastante elevadas- y la evolución del ingreso -si siguen vigentes las bonificaciones y exenciones, y con cotizaciones bajas, por salarios baratos, a tiempo parcial y precarios-, la hucha se quedará totalmente vacía con la paga extra a los pensionistas de la navidad de 2017, en año y medio.

Y 14- Para evitar esa hucha vacía, para impedir la quiebra del sistema, los partidos tendrían que pactar cuanto antes reformas de efecto rápido o inmediato, y que esta vez no vayan a costa ni de los cotizantes ni de los pensionistas. ¿Cómo? Por ejemplo, con aportaciones del Estado. Un dato más: las aportaciones públicas a los respectivos sistemas de pensiones en la parte oeste de la Unión Europea representan, de media, el 13,2% del PIB, mientras que en España sólo son del 10,7%.

Algo huele raro en el último hachazo de Rajoy a la hucha de las pensiones

Además de nocturnidad, veranidad y alevosía, el último hachazo del Gobierno de Mariano Rajoy al Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la llamada hucha de las pensiones, huele raro. Huele a irregularidades administrativas y a maniobras políticas.

Del hachazo, por el que la hucha ha bajado de los 66.815 millones que tenía cuando llegó Rajoy al Gobierno a 25.176 millones ahora, nos enteramos los ciudadanos y los medios por una nota publicada por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social anteayer viernes a última hora de la tarde en su sitio web que comienza así:

«La Tesorería General de la Seguridad Social ha dispuesto hoy viernes 1 de julio de 8.700 millones de euros del Fondo de Reserva para garantizar el pago puntual de las pensiones contributivas.»

«Ha dispuesto hoy viernes 1 de julio de 8.700 millones de euros». O sea, que a esa hora de la tarde noche del viernes ya se había sacado el dinero de la hucha. Sorprendente, porque la ley que regula el Fondo de Reserva de la Seguridad Social dice esto:

«Artículo 4. Disposición de activos del fondo.

La disposición de los activos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social se destinará con carácter exclusivo a la financiación de las pensiones de carácter contributivo y demás gastos necesarios para su gestión, y sólo será posible en situaciones estructurales de déficit por operaciones no financieras del sistema de la Seguridad Social, no podrá exceder en cada año del tres por ciento de la suma de ambos conceptos y precisará de autorización previa del Consejo de Ministros, a propuesta conjunta de los Ministros de Trabajo y Asuntos Sociales, de Hacienda y de Economía.»

Autorización previa del Consejo de Ministros parece que no ha habido. Ni se menciona la autorización en la referencia oficial del Consejo de Ministros celebrado el mismo viernes, pocas horas antes, ni la vicepresidente y portavoz Soraya Sáenz de Santamaría se refirió a ello en la rueda de prensa tras el Consejo.

El límite del 3% del fondo fue abolido por un Real-Decreto ley que lleva la firma de Mariano Rajoy el 30 de noviembre de 2012, y publicado en el BOE al día siguiente, si bien se decía allí que la abolición sería solo para los ejercicios 2012, 2013 y 2014. No he encontrado en el BOE ninguna prórroga a ese plazo de tres años, pero quizás exista, pues Rajoy también le metió mano a la hucha de las pensiones en 2015. Lo que no creo que haya cambiado es la necesidad de autorización previa del Consejo de Ministros a propuesta conjunta de cuatro ministerios. ¿O sí lo ha hecho?

¿Anteayer viernes se sacó ese dineral de la hucha conforme a lo que disponen las leyes? ¿Nos lo explican, señores ministros en funciones de Empleo y Seguridad Social, de Asuntos Sociales, de Hacienda y de Economía -todos los que la ley cita- y señor presidente del Gobierno en funciones?

¿No será que había prisa por sacarlo, para pagar la extra de los jubilados, pero convenía hacerlo sin ruido y debatirlo en el Consejo de Ministros lo más alejado posible del 26-J, para no deteriorar las posibilidades electorales y de investidura de Rajoy?