¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de septiembre, 2013

Sin brotes verdes en el consumo

El paro es el gran problema económico que más preocupa a los ciudadanos. Con sobrada razón: en España hay 4,69 millones desempleados inscritos en las oficinas de empleo y 5,97 millones de desempleados según una macroencuesta oficial, la EPA. Pero hay otro gran problema, del que se habla menos, y que está íntimamente relacionado con el primero: el consumo. La crisis económica en la que estamos encenagados desde hace ya seis años, fue primero financiera; y de sobreendeudamiento de las personas, las empresas y los Estados; y en el caso español, fue también del ladrillo… y se convirtió pronto en una crisis del consumo. “La sociedad de consumo (consumo masivo, producción masiva, crecimiento empresarial, aumento del empleo, más consumo…) se nos está parando”, escribí aquí hace más de cuatro años y medio.
Todo lo que vino después –el desplome en las ventas de muchas empresas y su entrada en pérdidas, los despidos masivos, los recortes públicos (con su correspondiente parón del consumo público), la lucha desaforada contra el déficit, los recortes de derechos sociales, el encarecimiento de la deuda, las subidas de impuestos, los miedos y las incertidumbres… no hicieron sino parar aún más el consumo y alimentar esa pescadilla que se mordía la cola, pues menos consumo es menos ventas, menos impuestos recaudados, menos producción, más desempleo, nuevos recortes…
Desgastado por 20 meses tomando medidas muy impopulares y por siete meses de caso Bárcenas, el Gobierno de Mariano Rajoy y el partido en el Gobierno (el PP) han vuelto de las vacaciones veraniegas predicando que la economía va a mejorar muy pronto, que todo va a ir a mejor en breve. No se atreven a hablar de brotes verdes, pero la semana pasada el ministro de Economía, Luis de Guindos, decía al Financial Times que España “está empezando a ver la luz al final del túnel”, y Rajoy prometía bajar los impuestos dentro de un año…
Es cierto que en nuestra economía hay algunos indicios positivos (seis meses consecutivos bajando el paro registrado, la prima de riesgo bastante más baja, las exportaciones creciendo mucho, la llegada de turistas extranjeros muy alta…), pero también los hay negativos, y algunos de ellos en el mismo campo en que se ha producido el positivo: la afiliación a la Seguridad Social está cayendo y mucho, la temporada de turismo nacional va mal, la tasa de morosidad bancaria está en récord, lo que quiere decir que no se reactivará el crédito… Incluso la contundente derrota de Madrid2020 es otro indicador negativo para nuestra economía.
Los ciudadanos aún ven tantas sombras en el horizonte que consumen poco. Unos porque apenas tienen y/o están en paro, y otros porque tienen miedo, miedo a perder el empleo, o a que les bajen el salario -como han sugerido recientemente desde el FMI a CEOE- o a que les quiten una paga extra -como a los funcionarios el año pasado- o a perder capacidad real de compra -como los pensionistas con la inminente reforma de las pensiones- o a que nos suban de nuevo los impuestos.
Como el paro o el empleo o las exportaciones, el consumo también se mide de modo casi permanente, con datos y con encuestas.
Un dato, muy malo: las ventas del comercio minorista (el que vende productos al consumidor final) llevan cayendo 37 meses seguidos (desde que Zapatero subió el IVA, en julio de 2010), comparando cada mes con el mismo mes del año anterior. En julio de 2013, último dato conocido, se vendió el 2% menos que en julio de 2012. La caída seguirá “por lo menos tres o cuatro años”, dice algún experto.
Una encuesta, regular tirando a mala: el Indicador Mensual de Confianza del Consumidor (ICC). Antes lo elaboraba el ICO, ahora lo hace el CIS. Es un índice de 200 puntos. Es verdad que en un año, desde agosto de 2012 a agosto de 2013 ha subido de 41,6 puntos a 68,6, pero aún está muy lejos del aprobado, que sería 100. Entre 0 y 100 puntos, indica que los ciudadanos tiene una percepción desfavorable sobre cómo va la economía; entre 100 y 200 indica una percepción favorable. Atentos a algunas de las preguntas y las respuestas del último ICC.
Una pregunta: “¿Cree Ud. que sus posibilidades de adquisición de bienes duraderos (coches, muebles, electrodomésticos, ordenadores, etc.; pero nunca viviendas, bienes inmuebles) durante el próximo año serán mayores, menores o iguales que las de este año?”. La respuesta: Mayores, 7,7%. Iguales, 61,0%. Menores 28,2%.
Otra pregunta: “¿Considera Ud. que la situación de la economía española dentro de seis meses será mejor o peor que la actual?”. Las respuestas: Mejor, 27,0%. Igual, 6%. Peor, 47,6%.
La encuesta se hizo hace nada, del 19 al 23 de agosto pasados. La temporada arranca con pocos atisbos de que el consumo se recupere a corto plazo.

Autocrítica y reflexión de futuro

La severa derrota de Madrid2020 nos ha puesto un espejo delante. La imagen reflejada no es nada halagüeña. Podemos romper el espejo, consolarnos diciéndonos que el centenar de miembros del COI son un club poco respetable y muy sospechoso, hablar de tongos y de componendas y de conspiraciones… O podemos aprovechar el revolcón para ser autocríticos, para reflexionar sobre cuánto de imperfecto o de desastroso hay en nuestra realidad para que se nos vea fuera con la dureza que reflejaban algunas preguntas y muchos votos de los miembros del COI.
Da la impresión de que el poder planeaba apoyarse en la bendición olímpica para que los ciudadanos cejáramos en nuestro escrutinio y nos olvidáramos de los escándalos y de la recesión y creyéramos de modo ciego que esta vez sí, que ya ha cambiado el ciclo, que ya está cerca el final del túnel. No ha lugar, la comunidad internacional -es verdad que representada por un club poco recomendable, pero eso ya lo sabíamos- no lo ha comprado. Nos han visto las costuras, las de la crisis económica e institucional, los recortes, las contradicciones, la desigualdad, el dopaje, el oportunismo político.
Toca mirar al futuro, pero con otros ojos y otros planes. Necesitamos un plan B, o mejor un Plan A con fundamentos nuevos. Un plan que diga qué queremos ser de mayores en el mundo globalizado del siglo XXI, a qué queremos jugar, a qué aspiramos, con qué soñamos, cómo nos vamos a organizar y qué esfuerzos vamos a hacer colectivamente para lograrlo. Un plan que se elabore con el consenso del mayor perímetro posible de la sociedad española y con pautas mucho más democráticas.
Pero hay una pregunta previa, un primer paso imprescindible: ¿Es la actual clase dirigente la adecuada, o han de hacerse antes casi todos el harakiri?

Y a la primera ya tal

!Dios mío, qué grande soy!
-se decía ayer Rajoy-.
Tras darme la mano Obama
y aplaudirnos el G20,
ahora nos elige el COI
para Madrid 2020.

Adiós Bárcenas y crisis
y la Diada y otras tisis;
el PP cohesionado,
mi futuro asegurado,
Botella y Aznar contentos,
escaños unos 200…

La votación ha empezado
y el belga ha determinado
«Et Madrid éliminée»
¡Cómo! ¡Dónde! ¡Cuándo! ¡Qué!
Nos han tratado fatal
y a la primera ya tal.

En empleo hemos retrocedido 11 años

Hay un dato económico especialmente preocupante, de entre los muchos que hizo ayer públicos el Ministerio de Empleo: el de afiliación a la Seguridad Social. Es uno de los más fiables que existen a la hora de saber cuánta gente está realmente trabajando en España, al menos en la economía emergida, en la que paga impuestos y cumple las leyes.
Pues bien: la afiliación media en agosto pasado fue de 16.327.687 personas, 99.069 menos que un mes antes, 568.290 menos que un año antes y -¡horror!- casi 3 millones menos que hace seis años, pues en agosto de 2007, inmediatamente antes del inicio de la crisis, la afiliación media fue de 19.286.185 personas. Y más datos: hay que remontarse a un agosto lejano, el de 2002, para encontrar un número de afiliados tan bajo. Aquel año, 16.321.805 de afiliación media. Dicho de otro modo: en términos de empleo, España ha vuelto hoy a 11 años atrás. Nuestra economía, que en magnitudes totales de PIB es bastante más grande (en 2002, nuestro PIB era de unos 730.000 millones de euros, y hoy está en torno al billón), soporta el mismo empleo que hace 11 años y un 15,5% menos que hace seis años.
El desplome del empleo tiene en el conjunto de la economía unas consecuencias devastadoras: en el consumo, en la producción, en la actividad, en el crédito, en el paro (lógicamente)… Y en la cuentas públicas y el sistema de protección social. Al mismo tiempo que el número de afiliados a la Seguridad Social cae, el número de pensionistas a los que aquellos financian sus pensiones no deja de crecer. A finales de 2007, teníamos 19,19 millones de afiliados ocupados y 1,36 millones de afiliados en desempleo, cuya cotización se paga desde las propias arcas públicas (es decir de cotizantes, de personas que aportaban dinero al sistema público) y 7,58 millones de pensionistas, de personas que reciben dinero. Una ratio de 2,71 afiliados por cada pensionista. Ahora tenemos 16,3 millones de afiliados ocupados y 2,71 de afiliados en desempleo frente a 8,3 millones de pensionistas. La ratio se nos ha caído en seis años de 2,71 a 2,30, el peor dato desde hace doce años.
El futuro inmediato no mueve al optimismo. Previsiblemente, la afiliación media seguirá cayendo en otoño e invierno por la estacionalidad de nuestra economía (siempre lo ha hecho durante la crisis; el suelo anterior fue en febrero pasado, con 16,15 millones de afiliados ocupados) y el número de pensionistas seguirá creciendo, a un ritmo de unos 10.000 más al mes. Nuestra ratio afiliados/pensionistas se puede acercar peligrosamente al 2 pelado.

Los datos detallados del paro no son buenos

Los datos pormenorizados sobre el paro registrado en agosto, hecho públicos esta mañana por el Ministerio de Empleo, no son para estar muy contentos. El optimismo que intentaban trasladar ayer a la opinión pública tanto el Gobierno (el propio Mariano Rajoy) como el Partido Popular (su secretaria general, María Dolores de Cospedal) apenas tienen base científica. Así he desmenuzado los datos en Twitter: