A los gatos de la calle no hay que exterminarlos, hay que controlarlos de manera ética

Es verdad que las colonias felinas no controladas son un problema; en primer lugar para los gatos, que llegan al mundo condenados a tener una vida corta y llena de sufrimiento. Es cierto que si se alimenta a los felinos de la calle sin cabeza y se les deja nacer, crecer y, sobre todo, enfermar y morir, a su libre albedrío pueden suponer ocasionalmente un problema de salubridad. También es innegable que estos animales en libertad son una amenaza para la fauna silvestre, algo que causa no pocos enfrentamientos entre conservacionistas y defensores de los gatos.

Pero los gatos no son alimañas, las colonias de felinos que sobreviven como pueden en nuestras ciudades por culpa del abandono y la negligencia de los seres humanos no son «una plaga que hay que eliminar» como ha afirmado el  primer teniente de alcalde de Santa Cruz de Tenerife. No es el único gestor público que cree, erróneamente, que la captura y el sacrificio es la única solución.

Son seres vivos únicos, irrepetibles. Son vidas que tienen valor y es responsabilidad del ser humano buscar soluciones humanitarias para estos animales, porque somos nosotros la razón de que estén malviviendo y ‘peormuriendo’. No debería ser necesario recordar que los gatos no saben buscarse la vida en la calle.

Cada vez más consistorios hacen lo correcto, apoyan los programas  CES, de captura, esterilización y suelta, se coordinan con asociaciones cuyo fin último es el bienestar de estos animales, limitando el número de camadas que tienen, buscando adopciones para aquellos animales que necesitan a salvo en un vivir en un hogar, controlando el espacio que ocupan estas colonias, alimentándolas y procurándolas asistencias veterinaria cuando es preciso.

En marzo hablé con Mercedes Hervás, presidenta de la Asociación AGAR que gestiona las colonias de gatos ferales del madrileño parque del Retiro. Cuando AGAR asumió su protección en 2008, había más de 400 gatos censados por el ayuntamiento. En esos momentos había unos 270 censados, de los que 210 estaban esterilizados y un gran porcentaje también chipados. Un ejemplo de lo que se puede conseguir con esfuerzo y siguiendo la senda ética.

Esta colaboración entre ayuntamientos y proteccionistas está lejos de funcionar de una manera perfecta, faltan fondos, entendimiento, preparación… pero es el camino correcto a seguir, a lo que hay que tender en todas las ciudades.

De hecho, la futura Ley Integral de Derechos Animales de ámbito nacional en la que trabaja el Gobierno tiene como uno de sus punto a desarrollar el establecimiento de criterios para controlar las colonias felinas, para que el exterminio no sea nunca la opción a aplicar.

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1 comentario

  1. Dice ser Mascotass

    Cierto. Los gatos no son alimañas, son animales fantásticos. En muchas ocasiones, los culpables somos los humanos. Muy buen artículo.

    Saludos desde Infojaulas

    22 septiembre 2020 | 22:08

Los comentarios están cerrados.