Entradas etiquetadas como ‘adelgazar’

Un desayuno excepcional

(GTRES)

No hay mejor manera de celebrar un nuevo día que ofreciéndole al cuerpo un delicioso y nutritivo desayuno necesario para afrontar la jornada, después de una noche de ayuno.

Es real que mis desayunos son lentos y casi sagrados. Muchas veces me habéis preguntado en qué consisten mis comidas más tempranas, así que aquí está la respuesta.

PRIMERA OPCIÓN:

Base: preparad un antioxidante té verde y mezclarlo con un vaso (250 ml) de bebida vegetal de almendras, avellanas (mi favorita) o arroz, en un bol. Como veis, evito tomar leche.

A éste le añadís:

  • 100 gramos de frutos rojos (frambuesas, arándanos, moras)
  • 25/30 gramos de trigo sarraceno (si no eres celíaco, la avena también es una gran aliada)
  • 1 cucharadita de lino
  • 1 cucharadita de sésamo tostado (o crudo machacado) y chía
  • 1 cucharilla de pipas de girasol o calabaza
  • 1 cucharada de frutos secos crudos (nueces, almendras y avellanas)
  • 1 cucharilla de coco ecológico deshidratado
  • 1/2 cucharadita de cúrcuma y un pizca de pimienta (para asimilar la primera). Una maravilla como antioxidante, pero tened cuidado si estáis embarazadas o estáis dando el pecho.

Truco: si algún día tenéis prisa, podéis batirlo y tomarlo como si fuera una riquísima papilla.

SEGUNDA OPCIÓN:

Preparamos nuestra la base anterior y le echamos:

  • 100 gramos de manzana (con piel, si es ecológica) o 2 orejones de albaricoque
  • 25/30 gramos de quinoa, arroz integral o amaranto cocido
  • 1 cucharadita de lino
  • 1 cucharadita de sésamo tostado (o crudo machacado) y chía
  • 1 cucharilla de pipas de girasol o calabaza
  • 1 cucharada de nueces, almendras y avellanas crudas
  • una cucharilla de aceite de coco ecológico
  • 1/2 cucharadita de canela (regula los niveles de azúcar, sube las defensas, rejuvenece y aumenta la libido)

A qué esperáis para mimaros. Sed. Cada día.

(GTRES)

Avec tout mon amour,

AA

Esa loca costumbre de madrugar para ir al gimnasio

trainDesde que leí que el cuerpo quema más cantidad de grasa si entrenas sin desayunar, con la intención de aprovechar ese momento en que las reservas de glucógeno están vacías para usar las grasas de reserva como combustible, no hay día que me acueste en la cama y no adelante el reloj un par de horas para acudir con legañas y sonidos abdominales al gimnasio y así evitar la tiranía de las zanahorias crudas de una que no pierde comba para lanzarse a la artillería pesada de lo que más le gusta a diario y que, con franqueza, últimamente no hace más sentadillas que las que ejecuta cualquier persona que acude al baño a hacerle un favor a sus riñones y se sostiene a pulso para no ensuciarse.

Macarrones con tomate, nachos con guacamole y queso fundido, jugosas tortillas de patata con cebolla, baguettes celíacas recién hechas con aceite de oliva y un buen ibérico, crujientes pizzas, chocolate con nueces, magdalenas expandiéndole en la leche… Siento orgasmos. Y retortijones, a partes iguales, a cuando tomo una insípida lechuga iceberg.

comida

Cada noche dejo apoyada en la puerta de entrada de mi casa una mochila con todo lo que necesito para empezar el día a tope de power. Con un outfit compuesto por un pantalón no demasiado ajustado, para no marcar demasiado -en mi vida personal aparento ser una monja de clausura decolorada-, una camiseta negra y unas cómodas deportivas.

gim

Y tampoco hay día que no suene el despertador y no vuelva a abrazar el almohadón y regrese a los brazos de Morfeo, sin remordimientos ni penas, hasta que piso Mediaset y el universo entero me restriega con la fuerza de un portazo las horas que han dedicado ya, en lo poco que lleva puesta la M30, a Pilates, boxeo, spinning, zumba y a hacer el pino puente. Estos amantísimos del deporte, cuando te sientes muy vaga, se reproducen más que el pulgón del repollo.

El gimnasio se me resiste; es una evidencia como que hay “lluvia” de helio en Saturno, que el ajo no propicia los besos o que los trolls de las redes sociales son como los matones cobardes del patio de un colegio.

Y es que antes los gimnasios molaban más, en los 80 se entrenaba con la música de Alaska o Europe, mallas de colores brillantes con tanga superpuesto y usaban las espalderas, los iniciados tomaban bicarbonato para las agujetas y todo estaba lleno de karatecas.

Sólo por ellos madrugaría. En calentadores y colores.

aa

Avec tout mon amour,

AA