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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Entradas etiquetadas como ‘asilo’

Hacinados y abandonados en Lesbos

Varios refugiados, a su llegada a la isla de Lesbos en 2015 / Yannis Kolesidis

Mientras las instituciones europeas funcionan con servicios mínimos por vacaciones en pleno estío, la protección y la atención de los solicitantes de asilo se están deteriorando de forma dramática en la isla griega de Lesbos. Según denuncia Médicos Sin Fronteras, los “radicales” recortes en la prestación de servicios de salud en la isla, así como la reducción de la asistencia jurídica y el cierre de refugios está empeorando la situación de vulnerabildad de las personas que atienden.

«Sus condiciones de vida son difíciles y viven hacinadas. Al complicado sistema legal y al intenso sufrimiento personal se suman la honda sensación de pérdida del hogar, la familia y los amigos, y la violencia que muchos refugiados han padecido durante el viaje», expone Louise Roland-Gosselin, responsable de Incidencia Política de MSF en Grecia.

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Así está incumpliendo Europa la obligación de acoger refugiados

Un refugiado muestra una pancarta en la que se puede leer «Ayuda» durante una manifestación en la frontera con Hungría cerca de Horgos al norte de Serbia. (EFE/Sandor Ujvari))

El compromiso de la Unión Europea con los refugiados hace agua. En septiembre de 2015 el Consejo Europeo adoptó dos decisiones legales que establecían un mecanismo temporal para aliviar la presión de países como Grecia o Italia. A pocos meses para que finalice el plazo dado a los estados miembros para alcanzar las cifras comprometidas, la realidad es cuando menos decepcionante.

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Dinamarca: de ratificar la convención de Ginebra a proponer confiscar joyas a los refugiados

Un grupo de refugiados camina por una autovía por el norte de Dinamarca. Foto: EFE/Archivo

Un grupo de refugiados camina por una autovía por el norte de Dinamarca. Foto: EFE/Archivo

Dinamarca, uno de esos países que a menudo se pone como ejemplo de país modelo, apareció hace poco en los titulares tras proponer confiscar joyas y objetos valiosos (eso sí, el gobierno danés hace excepciones como el anillo de compromiso) a los refugiados como modo para sufragar el coste que supone su estancia en el país. Esta propuesta, iniciativa del gobierno del Partido Liberal (Venstre) -que salió de las urnas el pasado junio- con Lars Løkke Rasmussen en cabeza, es en realidad una de tantas para reducir la llegada de refugiados al país. ¿Cómo? Restringiendo las leyes de asilo y haciendo el país menos «atractivo» para los sirios, afganos o cualesquiera nacionalidades que huyen de sus países de origen.

Al Partido Liberal, de momento, el proyecto legislativo le ha costado un eurodiputado: Jens Rohde, quien recientemente anunció que se unía al Partido Social Liberal. Rohde desertó tras considerar que la propuesta se acercaba más al partido antiinmigración DF -a quien el gobierno en minoría necesita en el parlamento danés- que al suyo, partido de centro-derecha.

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Calais, piezas que encajan a la perfección

Un grupo de inmigrantes esperan un tren para ir a Inglaterra en Calais. (Yoan Valat/ EFE)

Un grupo de inmigrantes esperan un tren para ir a Inglaterra en Calais. (Yoan Valat/ EFE)

Construidas con plásticos y paletas de madera, maliatadas con cuerdas se levantan improvisadas algunas tiendas a modo de refugio. Es un espacio donde el tiempo no pasa o si lo hace se hace eterno. Muchos de los que sobreviven temporalmente llevan meses de travesía y ahora se encuentran a 30 kilómetros de su meta. Es la última estación, es Calais, una ciudad portuaria francesa. No es una ciudad cualquiera, es la vía de conexión entre Francia y el Reino Unido, bien sea en ferry o a través del eurotúnel, una gran obra de ingeniería que conecta ambos países.

Su viaje, que para algunos empezó en Asia, para otros en África, se encuentra detenido. Hoy, igual que ayer, y quizás que mañana si no hay suerte, intentarán de un modo u otro llegar a Inglaterra. Ninguno de ellos soñó con ello, más bien fue la última opción ante la pesadilla en la que viven sus países. Muchos de ellos piden el asilo, es decir, ser reconocidos como refugiados políticos, con la esperanza de poder sobrevivir.

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Marruecos-España: trampa en las vallas

Un grupo de inmigrantes viajan en patera en aguas de Melilla / EFE - ARCHIVO

Un grupo de inmigrantes viaja en patera en aguas de Melilla / EFE – ARCHIVO

Últimamente, cuando hablamos de inmigración lo hacemos en medio de un ir y venir de números y hechos poco contextualizados: «300 inmigrantes intentan saltar la valla de Melilla», «Más de 17.000 inmigrantes intentan entrar por Ceuta y Melilla este año», «Inmigrantes apedrean a los agentes de la valla de Melilla en un nuevo asalto«. Pero hay mucho más de lo que hablar, bastante más. Hay que hablar de las devoluciones en caliente. Consisten en «agilizar» la devolución a su país de origen de los inmigrantes que intentan saltar la valla, aún cuando éstos han solicitado el derecho de asilo (recogido en la Carta Internacional de Derechos Humanos).

Ésta es una práctica habitual en la frontera de Ceuta y Melilla que separa Marruecos de España, donde el método que todos hemos podido ver han sido brutales palizas propinadas por gendarmes marroquíes… en territorio español -y ante la presencia de la Guardia Civil española-. Organizaciones e instituciones como Amnistía Internacional, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo (TDHE) o la propia ONU han denunciado esta práctica, llegando incluso a condenar a España, en el caso del TDHE, por violar el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

A pesar de estar prohibidas por la Ley española de Extranjería, las devoluciones en caliente son una realidad del día a día y, según los planes del gobierno español, podrían llegar a estar amparadas por la ley. Ya abordamos el tema una vez aquí, con motivo del primer aniversario de la tragedia de Lampedusa, y ahora volvemos a hacerlo de la mano de PEIO AIERBE, coordinador del Centro de Estudio y Documentación sobre racismo y xenofobia Mugak.

Estamos viendo palizas y agresiones a los inmigrantes subsaharianos en la frontera, incluso en territorio español. ¿Es cosa de ahora o estamos ante una práctica habitual de las autoridades de Marruecos?

P.A. El maltrato hacia las personas que tratan de saltar la valla en Ceuta y Melilla es, por desgracia, habitual por parte de las fuerzas policiales marroquíes. El punto álgido de esta política represiva quedó simbolizada, hace ya diez años, cuando en septiembre de 2005 cinco inmigrantes murieron por disparos y un centenar resultaron heridos cuando intentaban saltar la valla. Los gobiernos español y marroquí se acusaron mutuamente de ser los autores de los disparos, pero ambos colaboraron para que no llegara a realizarse una investigación que aclarara las responsabilidades. En la actualidad, la novedad viene de la estrecha colaboración entre ambas administraciones en la represión de estas personas, lo que se ha visualizado en la entrada de gendarmes marroquíes a territorio español para llevarse a inmigrantes que habían logrado superar la valla. Esta entrada, violando lo que se reclama como soberanía española, hubiera levantado en el pasado fuertes críticas en sectores militares y conservadores. En cambio, hoy en día, todo vale contra lo que se ha construido política y mediáticamente como una amenaza.

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Viaje a la deriva

Una barcaza con inmigrantes africanos a bordo, cerca de la costa italiana de Lampedusa. (EFE)

Una barcaza con inmigrantes africanos a bordo, cerca de la costa italiana de Lampedusa. (EFE)

Por Blanca Blay

Centenares de cuerpos se acumulaban alineados uno al lado del otro, inertes, cubiertos con una tela de plástico oscura. Los pasajeros de la embarcación, la mayoría eritreos y somalíes, se encontraban a poca distancia de la orilla de la pequeña isla. Pretendían llegar a Europa en busca de una vida mejor.

Cerca de un año atrás, el 3 de Octubre de 2013, Italia se vistió de luto. Se oyó y se leyó en todos los idiomas: el drama de Lampedusa, la vergüenza de Europa. Al menos 366 personas murieron intentando cruzar el mediterráneo.

El entonces primer ministro italiano, Angelino Alfano, llamó a los socios europeos a cooperar: “esperamos que la Unión Europea se de cuenta que este no es un desastre italiano sino europeo”. Y es que aunque la Unión Europea es sólo una, la inmigración masiva de personas provenientes del norte de África o de Oriente Medio no afecta a todos los socios por igual. La mayoría de navíos salen con destino a Italia, Grecia, España o Malta, sus vías de entrada al continente en el que buscan refugiarse porque huyen de una situación, bien sea política o económica, que les impulsa a zarpar poniendo en peligro sus vidas, a la deriva.

Si bien el pasado Octubre Italia puso en marcha la operación «Mare Nostrum», una operación militar y humanitaria dirigida a «proteger la vida en el mar y combatir el tráfico de seres humanos», según describe la Armada italiana, poco se ha traducido en medidas concretas a a escala europea. Con un coste de 9 millones de euros al mes, la operación ha salvado a más de 40.000 personas. Sin embargo, no es suficiente ni es una responsabilidad compartida a la práctica. Aunque los países de la frontera sur sean sólo las vías de entrada para muchos, y no su destino final, siguen siendo estos países los que más necesitan de la cooperación en Bruselas.

En cualquier caso, la tendencia en Europa sigue centrada en la exclusión: construcción de vallas más altas –o incluso con cuchillas-, instalación de más material de vigilancia y mayor control de las fronteras, por no mencionar la falta de garantías y las devoluciones ilegales o las condiciones de algunos centros de internamiento de extranjeros. La UE necesita dedicar más esfuerzos a establecer políticas que contemplen como prioridad el respeto de los Derechos Humanos a la hora de regular el control de fronteras y gestión de los flujos migratorios. .

El coste en vidas humanas

Al menos 23.000 inmigrantes han muerto desde el año 2.000 intentando pisar Europa, según revela un informe de Amnistía Internacional (AI). Según datos de la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas, un total de 124.380 inmigrantes han llegado en embarcaciones ilegales a las costas europeas desde enero de 2014 (más del doble que en 2013), la mayoría de ellos huyendo de la guerra, la violencia y la persecución. Se calcula que Italia hospeda a más de 108.000, mientras que Grecia ha rescatado en sus fronteras a unos 15.000, España cerca de 1.800 y Malta unos 300.

Además, tal como indica AI en el informe, “debido al bloqueo mediante vallas de otras rutas de entrada a la UE más seguras, al aumento de la vigilancia y al despliegue creciente de fuerzas de seguridad, la gente se ve obligada a tomar rutas cada vez más peligrosas, a veces con trágicas consecuencias. Sufren violencia en las fronteras de la UE y se ven privadas de su derecho a solicitar asilo”.

 

 

Los valores de la república francesa

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Protestas en Francia en contra de Manuel Valls por la expulsión de la alumna gitana // Afp

Tras días de silencio y polémica, el sábado pasado el presidente francés, François Hollande, se pronunció sobre la deportación de la familia Dibrani, gitanos de la minoría romaní que residían en Francia de manera ilegal. La acción emprendida por su gobierno a principios de Octubre desató las críticas -más por la manera en que ocurrió que por la expulsión en si- y las palabras de Hollande no han hecho más que atizar el fuego. 

Después de denegar el permiso de asilo que la familia había pedido, el Ministerio del Interior, con Manuel Valls en cabeza, ordenó a la policía encargarse de devolver a los Dibrani de vuelta Kosovo. Primero fue el padre, el 8 de octubre, y al día siguiente, fueron la madre y los seis hijos. Cuando esto ocurrió todos estaban en casa menos Leonarda, ahora foco de todos los medios de comunicación por su arresto durante una excursión escolar.

Cuando salió a la luz el modo en que Leonarda había sido detenida muchos se indignaron y salieron a las calles a protestar. Rozando la legalidad, que prohíbe una acción policial de este calibre en las escuelas francesas o cerca de éstas, la policía hizo detener el autobús en el que viajaban Leonarda y sus compañeros de clase, que iban de excursión con el colegio. Así, aunque no ocurrió en la escuela sí que pasó durante horario lectivo y ante las miradas de incomprensión de sus amigos y la impotencia y resignación de sus profesores.

Sin embargo, ninguna de las críticas o las protestas, surgidas no sólo de entre sectores de la población sino también desde dentro del propio Parti Socialiste, sirvió para que el ministro del Interior francés, Manuel Valls, rectificara o matizara lo más mínimo de sus palabras. Tampoco lo hizo que centenares de estudiantes tomaran las calles de París y de otras ciudades del país para pedir el regreso de los Dibrani y la dimisión del ministro. Valls, de los políticos más populares hoy en Francia, se ha mantenido firme desde el primer momento y ha puesto en tela de juicio los valores de su partido, que con acciones como ésta recuerda más a la lucha contra la inmigración de Sarkozy que a la supuesta política izquierdista de Hollande.

Lo único que hizo el ministerio fue abrir una investigación para comprobar precisamente la legalidad del proceso de deportación llevado a cabo y, bajo poca sorpresa, esa investigación fugaz afirma que el proceso ocurrió ‘dentro de la ley’ y que en todo caso debería corregirse la legislación e incluir que la policía tampoco debe de actuar en plena actividad escolar, con independencia de si ésta tiene lugar o no dentro de la escuela.

Por si no fuera suficiente lo ocurrido hasta el momento, durante su aparición estelar ante las cámaras, Hollande sugirió que «dadas las circunstancias, si se realiza una solicitud y si quiere continuar sus estudios en Francia, [Leonarda] será bienvenida». La idea del  presidente, de alargar la mano sólo a Leonarda dejando su familia en Kosovo, es tan absurda que cae por su propio peso. Con este gesto, Hollande, sienta un precedente que no gusta a la derecha ni satisface lo suficiente a la izquierda y que complica el debate sobre la inmigración en Francia.

Por último, mientras episodios de este tipo ocurren en la república francesa, segunda potencia europea y tierra de la ‘liberté, egalité et fraternité’, poco a poco y en silencio el partido de ultraderecha Front National va ganando adeptos. Según un sondeo publicado por ‘Le Nouvel Observateur’ el partido obtendría el 24% de los votos en las elecciones europeas, que tendrán lugar esta primavera, y se convertiría en el partido más votado de Francia. Miedo. ¿Dónde quedan los valores?

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com