¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de junio, 2015

10 datos importantes para que puedas opinar mejor sobre Grecia

«Grecia debe poner algo de su parte», decía ayer Mariano Rajoy. Lo cierto es que lo ha hecho. Lo cierto es que, con Gobiernos de distinto signo al frente del país, los griegos han puesto mucho de su parte en los últimos años para salir del grave atolladero al que les llevó, entre otras razones, la crisis global, su carácter de Estado financieramente casi fallido y un Gobierno de derechas, del partido Nueva Democracia, que durante años mintió gravemente a sus socios europeos.
Estas son algunas de las cosas que los griegos han hecho estos años -desde que a finales de 2009 se desata la crisis de su deuda soberana y en mayo de 2010 se aprueba su primer plan de rescate-, así como algunas de las consecuencias de las recetas económicas aplicadas por dictado de la Troika:
1. El PIB griego era en 2009 de 237.431 millones de euros. En 2014 había bajado a 179.081. Es una caída del 24,58%. Dicho de otro modo: el conjunto del país ha visto disiparse en cinco años casi una cuarta parte de su riqueza. (En España, en los tres años de la Guerra Civil 1936-1939, el PIB se redujo en menos del 7%).
2. El PIB por capita, o por habitante, ha caído un 23,1% en cinco años, al pasar de 21.200 euros en 2009 a 16.300 euros en 2014.
3. El paro, según la Autoridad Helena de Estadística, ha pasado del 9,3% en el primer trimestre de 2009 y el 11,7% en el primer trimestre de 2012 al 25,4% en el primer trimestre de 2015. El máximo histórico fue en el tercer trimestre de 2013, con el 27,9%.
4. El salario mínimo ha bajado un 16,4% en seis años (de 818 euros/mes en 2009 a 684 euros al comienzo de 2015, si bien el Gobierno de Syriza ha anunciado que lo subirá a 751 euros) y en un 20,8% en los cinco últimos años (de 863 euros/mes en 2010 a 684 en 2015).
5. Algunas pensiones han bajado hasta un 48%.
6. El número de funcionarios, que era altísimo (en torno a un millón, en un país con una población de unos 10,8 millones de habitantes), ha bajado en más de un 25%
7. La deuda pública ha oscilado poco en volumen, pero se ha disparado en porcentaje sobre PIB. En 2009, 301.002 millones de deuda, lo que suponía el 126,8% del PIB. En 2010, 330.291 millones de deuda, el 146% del PIB. Ahora, a mediados de 2015, unos 325.000 millones de euros, cerca del 180% del PIB.
8. El déficit público sí ha bajado, y mucho. Ha pasado del 15,20% en 2009 al 3,5% en 2014.
9. Las ayudas. Grecia ha recibido en estos años de planes de rescate unos 240.000 millones de euros de financiación exterior. ¿Y en qué se han empleado? El 11% se ha destinado a financiar las políticas del Gobierno. El 16%, a pagar los intereses de la deuda. El restante 73%, a pagar a bancos y a fondos de inversión privados.
y 10. Actualmente, más del 90% de la deuda griega está en manos públicas, sobre todo del Banco Central Europeo -BCE- (27.000 millones de euros), el Fondo Monetario Internacional -FMI- (24.000 millones) y especialmente el EFSF (142.000 millones), una especie de fondo monetario de la zona euro en el que cada país contribuye con un peso similar al que tienen en el BCE (ahí están los 26.000 millones en préstamos y avales que ha aportado España).

Grecia: ¿ruptura o negociación extrema?

Los datos son contundentes. Grecia es un Estado financieramente casi fallido. Hay mucho fraude fiscal. La recaudación de impuestos es muy baja. Tiene un sector público probablemente sobredimensionado. Su sector privado es pequeño y poco competitivo, fabrica pocos productos y servicios a gran escala, exporta poco. Su único bien exportable masivo es el turismo, pero incluso ahí tiene competidores –como Turquía, por ejemplo- que le limitan la capacidad de ingresos y su crecimiento. Además, tiene unos gastos militares excesivos -por la rivalidad histórica con Turquía, entre otros motivos-, entre los más altos sobre PIB de toda Europa. Y por último, tiene una deuda pública inmensa, de unos 325.000 millones de euros, cerca del 180% de su PIB.
¿Todo eso es nuevo, es obra del Gobierno de Syriza, que llegó al poder en enero pasado? No, en absoluto. Hace muchos años que la economía griega es así y hace muchos años que los socios de Grecia en la Unión Europea y los acreedores de la banca privada saben o deberían saber que eso es así. Es más, en parte es así porque ellos mismos lo fomentaron, lo toleraron o miraron adrede hacia otro lado.
Durante muchos años, con Gobiernos griegos sobre todo conservadores, Grecia engañó con sus estadísticas a la UE, ocultándole que su déficit público era muy superior al que le daba derecho a entrar en el club conforme a los criterios de Maastrich. En el fraude de datos, tuvieron los griegos un cooperador necesario, el banco norteamericano Goldman Sachs, que les diseñó complejos instrumentos financieros que escapaban a la vigilancia de los controladores del Eurostat. (Por cierto, uno de las cabezas pensantes y ejecutantes de aquellos mecanismos de Goldman Sachs para la Grecia mentirosa era Mario Draghi, exministro de Finanzas italiano y hoy presidente del Banco Central Europeo -BCE-…)
La fabulación era tan eficaz que los bancos privados alemanes y franceses prestaban a manos llenas a los griegos, al sector público y al privado. Todos sabían o debían saber que los fundamentales de la economía griega era como se describe en el primer párrafo de este artículo, pero todos seguían bailando en la misma fiesta.
Cuando en 2007 llega la recesión a buena parte de Occidente, el descarnado Estado griego financieramente casi fallido queda al descubierto y se ve obligado a pedir dos planes sucesivos de rescate. Ambos han sido patadas hacia adelante que suponían crecientes sacrificios para los griegos, sobre todo para la población más desfavorecida, sin que apenas se aliviaran pese a ello las cuentas públicas… La receta sólo ha funcionado… para los acreedores privados. En total, Grecia ha recibido estos años unos 240.000 millones de euros, de los que el 11% se ha destinado a financiar las políticas del Gobierno, un 16% a pagar los intereses de la deuda y el restante 73% a pagar a bancos y fondos de inversión privados.
En ambos planes de rescate, y en el que ahora se estaba prorrogando, ha fallado algo en el diagnóstico, ha faltado la constatación de una evidencia: Grecia no podrá pagar nunca una deuda que llega casi al 180% de su PIB. O hay una quita o una reestructuración de la deuda, y un plan de inversiones en el país impulsado por la UE que reactive el consumo y la confianza en el futuro, o su economía (cada vez más pequeña, pues los recortes han reducido un 20% el PIB en seis años) y su población no podrán con ese reto ni siquiera con sacrificios extremos.
El pulso entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la UE y el BCE por un lado y el Gobierno griego por otro ha llegado en los últimos días a un punto de tensión quizás ya irreversible. Hace apenas cuatro días, cuando el acuerdo parecía cercano, el FMI aprieta un poco más. El Gobierno griego de Alexis Tsipras, que ya había cedido bastante –y se encontraba con disensiones internas en la propia Syriza- y había cruzado varias líneas rojas autoimpuestas, considera que quieren humillarlo y anuncia el viernes a la otra parte que someterá el pacto a un referéndum en Grecia, al tiempo que pide una financiación extraordinaria de urgencia para estos días. El sábado, el Eurogrupo expulsa al ministro griego Varoufakis de la reunión prevista, el Parlamento griego aprueba el referéndum, para el 5 de julio, y el Gobierno anuncia a las claras que apoyará el no. El domingo, el BCE congela la financiación a los bancos griegos, y el Gobierno de Tsipras decreta para hoy lunes el corralito (limitaciones a la libre disposición de dinero) y cierra los bancos…
¿Estamos ante una ruptura definitiva y una inminente salida de Grecia del euro, ruptura que Tsipras quiere que sea bendecida por los griegos en referéndum, o de nuevo estamos ante una última maniobra extrema de negociación de Grecia para que la otra parte ceda algo que pueda vender al pueblo griego como una pequeña victoria de última hora?
La solución, en pocas horas -porque mañana, martes 30 de junio, acaba la prórroga del actual plan de rescate y acaba también el plazo que tiene Grecia para pagar al FMI créditos por 1.600 millones- o en pocos días, antes del domingo 5 de julio, fecha del referéndum griego.
Por cierto: el texto de la pregunta del referendum aún no se conoce.

Vuelve la especie del adelanto electoral

Vuelve a circular en Madrid la especie de que Rajoy adelanta las elecciones a finales de septiembre. Que por eso no hace cambios en el Gobierno. Que por eso los retoques en el PP han sido nombrar al director de campaña, Jorge Moragas, y apostar en Comunicación, por una cara nueva y muy televisiva, Pablo Casado, y apenas mover nada más dentro (Cospedal, Arenas) para evitar intrigas y cerrar filas.
En estas cosas, Mariano Rajoy es un enigma envuelto en un misterio. Nadie parece que sepa realmente en qué anda. Hay quien sostiene que el adelanto se debería, entre otras razones, a:
-Sorprender a los rivales lo menos preparados posible. Sobre todo a Ciudadanos, que está aún en su proceso de primarias, elaboración de programas y asentamiento de su expansión territorial.
-Confiar en que la economía arroje en las semanas inmediatamente anteriores a las urnas unos cuantos buenos datos: paro registrado bajando en agosto por muchos meses consecutivos, balance muy positivo de la temporada turística de verano, previsible índice de confianza del consumidor al alza, balance positivo de varios datos macroeconómicos respeto a la ‘herencia Zapatero’…
-Darles a los nuevos alcaldes o presidentes autonómicos de PSOE y de Podemos (o de plataformas ciudadanas) el menor tiempo posible de apuntarse algún éxito de gestión y de mostrar otras formas de hacer política.
-Complicarle las cosas a Artur Mas en su intento de convertir las elecciones catalanas anunciadas para el 27 de septiembre en un plebiscito independentista. Hay quien le ha advertido a Rajoy, además, de que si las generales son en noviembre, el nuevo Parlamento catalán salido de las elecciones del 27-S podría adoptar decisiones soberanistas difíciles de responder desde Madrid ya que para entonces se habrían convocado las generales para noviembre y el Gobierno estaría en funciones y en el Congreso y en el Senado no habría posibilidad de plenos ya que sólo estarían vigentes las diputaciones permanentes de cada Cámara.
¿La solución? ¿La decisión final y su anuncio? Quizás inmediatamente después de la Conferencia Política del PP que convocó Rajoy el pasado jueves y se celebrará el 11 y 12 de julio.

Cuatro candidatos a presidente del Gobierno

Mariano Rajoy el jueves pasado, con su anuncio vía plasma y suspense de la reestructuración interna en el PP para promocionar, entre otros, a Pablo Casado y a Jorge Moragas.
Pablo Iglesias el viernes, con el arranque en Cádiz, mochila a la espalda, de su gira por «los Ayuntamientos del cambio», las ciudades con alcalde de Podemos o de movimientos alternativos apoyados por Podemos.
Pedro Sánchez ayer domingo, con su proclamación a la americana (traje oscuro, camisa blanca, corbata infrecuente, bandera enorme, su mujer en el escenario…) como candidato del PSOE a presidente del Gobierno.
Y Albert Rivera hoy lunes, con la presentación de su candidatura a las primarias en las que Ciudadanos elegirá a su candidato a la Presidencia del Gobierno.
La campaña electoral para las generales ya ha comenzado. Aún no se han apagado los ecos de las municipales y autonómicas del pasado 24 de mayo (de hecho, los nuevos gobiernos autonómicos están aún por formarse) y ya nos estamos metiendo en la batalla grande, la de la Moncloa.
Hace medio año, todo apuntaba a que pasábamos del bipartidismo al tetrapartidismo, de dos grandes partidos dominantes que sumaban incluso más del 80% de los votos, a cuatro partidos de entre el 15% y el 25% de los sufragios. El 24 de mayo corrigió un poco esa impresión. Era un tetrapartidismo, sí, pero con dos más grandes, PP y PSOE, y dos medianos, Podemos y Ciudadanos. Pero los pactos de Gobiernos municipales y regionales les han dado a estos dos últimos una importancia capital, y probablemente una expectativa de mejora de votos de cara a las generales de otoño.
Todo está muy abierto. Los cuatro jefes de filas (Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera) creen que tienen posibilidades de ser presidentes… o al menos vicepresidentes de un Gobierno de coalición.

Balance final de las municipales, en muchos datos contundentes

El lunes 25 de mayo por la tarde, 24 horas después de las elecciones del domingo 24, aún insistía Mariano Rajoy en que el Partido Popular había ganado las elecciones municipales. Era una verdad estadística, por el número total de votos y de concejales que el PP había conseguido. Pero era una mentira y un error políticos, según se comprobó anteayer sábado con la constitución de los ayuntamientos.
Unas elecciones las gana o las pierde quien gana o pierde poder respecto a la situación anterior, quien pasa a tener más o menos presupuesto público encomendado a su gestión, o más o menos población para la que administra lo público… Nadie ha perdido tanto en estos criterios como el partido de Rajoy.
El balance final municipal del 24 de mayo es muy elocuente, espigando algunos datos en 10 puntos clave:
1. PP tiene alcaldes en 19 de las 50 capitales de provincia. Hasta el sábado pasado los tenía en 36. Además, ha perdido 4 de las 10 ciudades más pobladas (Madrid, Valencia, Sevilla y Palma de Mallorca, cuyos presupuestos sumados superan los 6.500 millones de euros). Considerando sólo las 142 ciudades más pobladas, ha pasado de gobernar en 85 a hacerlo en 39, con lo que ha perdido el gobierno local de 11 millones de personas: sus administrados pasan de 16 millones a 5. Por si todo fuera poco, el cataclismo empuja hacia la jubilación política a toda una generación de líderes territoriales que han sido imbatibles durante dos décadas.
2. PSOE tiene alcaldes en 17 capitales de provincias, frente a las 9 que tenía anteriormente. Es, además, el partido que más ciudades gobierna entre las 142 más pobladas: 68 (frente a las 39 del PP). Y ha recuperado gran parte del llamado ‘cinturón rojo’ de Madrid, los grandes municipios que rodean la capital: Alcalá, Móstoles, Fuenlabrada, Leganés, Getafe… El punto débil de parte de este poder socialista es que se lo debe al apoyo en las investiduras de movimientos alternativos, más o menos ligados a Podemos, que previsiblemente será el gran rival del PSOE por el liderazgo de la izquierda en las elecciones generales del próximo otoño.
3. Podemos y los movimientos ciudadanos de izquierda se han hecho con el poder en tres de las cinco ciudades más pobladas (la primera, Madrid, 3.165.235 habitantes según el padrón de 2014; la segunda, Barcelona, 1.602.386; y la quinta, Zaragoza, 666.058). Si se le suman otras ciudades medias (A Coruña, 244.810: Badalona, 217.210; Cádiz, 121.739; Ferrol, 70.389…), más de 6 millones de personas van a contar con un alcalde de origen alternativo, no con un profesional de la política tradicional.
4. Ciudadanos no logra apenas Alcaldías significativas, sólo gobernará 2 de las 142 ciudades más pobladas, pero ha sido la llave de muchos gobiernos locales, sobre todo para el PP. Tras las generales de otoño, puede hacer valer esa condición para entrar a cogestionar algunos de ellos.
5. CiU fue la más votada el 24M en Cataluña, pero cedió muchos puntos y ha perdido su buque insignia municipal, la ciudad de Barcelona, una seria contrariedad en la estrategia soberanista de la formación.
6. ERC, que el 24M duplicó resultados en votos, obtiene también más poder municipal. No tanto en Alcaldías, pero sí en alianzas de apoyo o de Gobierno. Incluso transversales, como en la ciudad de Barcelona.
7. PNV se hace con la Alcaldía de las tres capitales vascas: Bilbao, San Sebastián y Vitoria.
8. EH Bildu consigue la Alcaldía de Pamplona. Es la primera vez que la izquierda abertzale alcanza el poder en una de las primeras instituciones navarras.
9. IU desaparece de algunos grandes ayuntamientos (por ejemplo, Madrid), le va mejor en aquellos donde se integró en movimientos ciudadanos (por ejemplo, Barcelona) y logra un éxito inesperado en Zamora, donde se hace con la Alcaldía.
Y 10. Compromís, también una formación relativamente nueva y nacida en parte de movimientos ciudadanos, crece con fuerza en todas las ciudades grande y medianas de la Comunitat Valencia, se hace con la pieza mayor -la Alcaldía de Valencia- y se perfila como un agente político central en las alianzas autonómicas y, previsiblemente, en las que se preparen para las generales.
El mapa del poder municipal, en fin, ha experimentado tal seísmo, que todo indica que hemos entrado en una Segunda Transición.

Una segunda transición

He pasado esta mañana, sobre las 9, por la plaza de Cibeles, y he recordado una vieja historia. Ante la sede central del Ayuntamiento de Madrid, donde poco después Manuela Carmena iba a ser elegida alcaldesa, ya había un par de furgonetas de la Policía, muchas vallas y algunos curiosos. Como en diciembre de 1976.
El 15 de diciembre de 1976, los españoles habían sido convocado a un referéndum para bendecir, o no, la Ley de Reforma Política impulsada por Adolfo Suárez. No había entonces encuestas, ni previas ni a pie de urnas; ni teles o radios abiertas las 24 horas para seguir en directo el escrutinio; ni internet, claro. Había, eso sí, mucha incertidumbre y ninguna certeza sobre la respuesta que darían los españoles a aquella pregunta del referéndum.
La actual sede del Ayuntamiento de Madrid, en Cibeles, era entonces el Palacio de Comunicaciones, la sede central de Correos y Telégrafos, y el Gobierno había instalado en sus puertas aquel día una pantalla para que los interesados pudieran seguir el recuento de los votos.
Éramos muchos. Mi amigo Juanjo Calvo y yo estuvimos toda aquella fría noche de diciembre siguiendo el escrutinio en aquella pantalla, hasta el final, hasta la madrugada. Hasta que se apagó. El sí a la reforma política, a la ley que iba a permitir a España transitar de la dictadura de Franco a una democracia parlamentaria, ganó con el 94,17% de los votos. Arrancaba la Transición.
Esta mañana, los votos ciudadanos y los votos de concejales que en ese mismo Palacio de Comunicaciones convertido en Ayuntamiento le daban a Manuela Carmena la Alcaldía de Madrid -y los que también hoy le han dado a Ada Colau la de Barcelona, o a Joan Ribó la de Valencia, o a Pedro Santisteve la de Zaragoza, o tantos otros más- tienen una nueva carga simbólica, abren un nuevo tránsito. En muchos ayuntamientos han llegado al poder nuevas formas de hacer política, nuevas prioridades, nuevos partidos y movimientos alternativos surgidos de la calle, y en muchos otros ayuntamientos han seguido en el poder -pero reconvirtiéndose por el empuje de los nuevos partidos- las formaciones de la primera transición.
Unos y otros, y todos los ciudadanos, estamos probablemente entrando en una Segunda Transición.

Rajoy lanza a Iglesias como Aguirre lanzó a Carmena

«El próximo presidente será Mariano Rajoy o Pablo Iglesias», dijo ayer en una reunión en Moncloa con un grupo de periodistas José Luis Ayllón, que es secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y número dos de la vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría. Decirlo alguien así y en tal sitio y tal circunstancia es como decirlo la vicepresidenta, o como afirmarlo el propio Mariano Rajoy.
Pedro Sánchez, líder del PSOE y contra el que realmente tiraba Ayllón su invectiva, debe de estar preocupado. Y Pablo Iglesias debe de estar encantado. El Gobierno de Rajoy está cometiendo con Iglesias el mismo error que cometió Esperanza Aguirre con Manuela Carmena. Nadie ayudó tanto a la exjueza en su camino hacia la Alcaldía de Madrid como la condesa de Murillo. Aguirre convirtió a Carmena en el objetivo casi único de sus críticas, desprecios y desplantes, con lo que les dio dos mensajes claros a los votantes, y especialmente a los de izquierdas. Uno: el verdadero voto útil en la izquierda madrileña no era Antonio Carmona, el candidato del PSOE, sino Manuela Carmena. Dos: todo voto militantemente antiAguirre (y hay muchísimo en Madrid, como se ha visto), conviene que se deposite en la papeleta de Carmena.
El resultado de esta enorme labor de Esperanza Aguirre como activa directora de marketing de Manuela Carmena y de Ahora Madrid (la plataforma ciudadana que presentaba a la exjueza) fue espectacular. Carmena logró 519.210 votos, más del doble que Carmona (249.152), y tan cerca de los 563.292 de Aguirre que, salvo sorpresa o accidente, Carmena ha reunido apoyos suficientes (entre ellos el del socialista Carmona) como para convertirse el próximo sábado en la alcaldesa de Madrid, la mayor ciudad española.
Sorprende que, tan reciente el caso, desde el Gobierno de Rajoy se quiera jugar ahora a la misma ruleta. ¿O hay algún otro gato encerrado en la maniobra?

¿Montoro sigue o no sigue?

¿Montoro sigue o Montoro no sigue? Es una de las preguntas que más se escuchan estos días en los corrillos políticos madrileños, desde que Mariano Rajoy reconoció -tres días después del batacazo electoral del PP en las municipales y autonómicas del 24 de mayo- que haría algunos cambios en el Gobierno y en el partido.
Añadió después una obviedad el presidente del Gobierno y del PP: que los cambios serán «antes del verano».
-¡No lo vas a dejar para después, Mariano! -me comenta entre risas un exministro ya retirado de la política que conoce muy bien a Rajoy. -Los tiempos son claros. Si las elecciones son el 22 o el 29 de noviembre, hay que disolver a mediados o a finales de septiembre. Agosto apenas cuenta para hacer política. Luego lo que tenga que hacer lo hará rápido para aprovechar el impacto en junio y julio.
-¿El impacto de qué?
-De algunas caras que parezcan nuevas y de algunas medidas que tengan impacto mediático. Con lo que ha tardado, ¡no va a parir ahora un ratón! Al PP sólo le queda la salida demagógica para intentar llegar a las elecciones generales con posibilidades de remontar.
El verano meteorológico parece que ya ha llegado, con estos calores, y el verano astronómico llega el 21 de junio. Los marianólogos consultados dicen que los cambios serán entre el 13 de junio, día en que se constituyen los ayuntamientos («no haya ese día alguna sorpresa buena o mala para el PP o para algunos de sus dirigentes») y ese 21 de junio de comienzo del verano.
En el PP, se da por casi segura la caída de Carlos Floriano y la ascensión de Pablo Casado, y hay división de opiniones sobre Cospedal.
¿Y en el Gobierno? Se da por hecha la salida del ministro más impopular, José Ignacio Wert, a petición propia, para ser nombrado embajador de España ante la OCDE después de que Montserrat Gomendio, su segunda en el ministerio y su pareja sentimental (se casan el próximo 11 de julio), haya sido nombrada directora general adjunta de Educación… también de la OCDE. El reagrupamiento familiar en París, sede de la OCDE, sería, por lo tanto, inminente.
En abril pasado, en el último Barómetro del CIS que lo midió, Wert era el ministro peor valorado. Del 0 al 10, los encuestados le ponían de media un 1,56, récord negativo histórico. El segundo peor valorado era Montoro, con 2,13 de media. Si éste sale del Gobierno, sin embargo, no será por eso sino porque su gestión ha sido una de las más polémicas durante toda la legislatura: las subidas de impuestos, la amnistía fiscal, las amenazas de inspección a diferentes colectivos poco afines al Gobierno, las actividades actuales de su antiguo despacho de asesoría, las filtraciones quizás desde su departamento de datos fiscales tanto de ilustres miembros del PP (Rato, Esperanza Aguirre…) como de la oposición (Pujol, Monedero…). En fin, Montoro se ha metido o le han metido en tantos charcos que anda bastante embarrado.
Pese a todo, y hace bien, él sigue en el día a día como quien no tuviera fecha de caducidad. La edición de anteayer del Boletín Oficial del Estado (BOE) llevaba en su primera página la Orden firmada por Cristóbal Montoro Romero «por la que se dictan las normas para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para 2016». Sí, de los presupuestos que aún no sabemos -lo decidirán las urnas en noviembre- qué partido administrará.

Algunas otras cosas que pasaron en las elecciones andaluzas

El CIS ha publicado esta mañana su estudio postelectoral sobre las elecciones autonómicas que se celebraron en Andalucía el pasado 22 de marzo, en las que ganó el PSOE de Susana Díaz sin mayoría absoluta.
El estudio se basa en 1.487 entrevistas realizadas en todo el territorio andaluz entre el 27 de marzo y el 27 de abril pasados. Está lleno de información, arroja mucha luz incluso sobre algunas transformaciones que se están produciendo en la sociedad española. Aquí tienes el estudio entero, bucea en él cuanto quieras. Yo lo he hecho y…

Rivera hace 3 meses: «Si el PP no hace limpieza, nosotros no nos podemos manchar»

«Bárcenas no es un tesorero infiel que le ha robado todo el dinero a todo el mundo, no. Es un señor que ha participado de una fórmula de trabajo de una banda organizada y hay que ver si el presidente del Gobierno, si sus miembros de Gobierno, quiénes del Partido Popular de hoy o de los que estuvieron forman parte de la banda», me decía Albert Rivera hace tres meses, hablando de la corrupción y de la posibilidades de pactos después del 24M.  Y también: «El Partido Popular tiene que hacer limpieza, y si no hay limpieza nosotros no nos podemos manchar». Y añadía: «Los partidos nuevos no podemos participar de una especie de pasteleo para lavarle los problemas de los demás. Si hay que pactar cosas con un Partido Popular o con un Partido Socialista, si tenemos que compartir Gobierno, será porque compartimos principios. Y para mí, un principio básico es la ética en la política, la limpieza en la política y la transparencia en ese sentido».
En la entrevista, Rivera habló de casos concretos. De los ERE, de Gürtel, de Bárcenas, del Palau. Lo que dijo sobre si pactaría con el PSOE en Andalucía, por ahora se ha cumplido

-Si [Susana Díaz] depende de Ciudadanos, ¿Ciudadanos pacta?
-Con los ex presidentes de la Junta imputados, no, no, no.

Ayer Rivera tuvo sendas reuniones a solas con Mariano Rajoy y con Pedro Sánchez. Tanto el líder del PP como el del PSOE tiran del de Ciudadanos, uno de su brazo derecho y otro de su brazo izquierdo, para lograr su apoyo en las instituciones donde el nuevo partido tiene la llave del poder. Hay una plaza política de primer orden en este pulso: la Comunidad de Madrid. Y los recientes efluvios del caso Púnica (la imputación de los consejeros Salvador Victoria y Lucía Figar, la investigación abierta a seis nombres que han sido elegidos diputados autonómicos por el PP…) han trasladado a Cristina Cifuentes, a Esperanza Aguirre y a Mariano Rajoy la presión de hacer limpieza… y a Ciudadanos la de mancharse o no mancharse si no la hace.