Entradas etiquetadas como ‘Teatro Apolo de Almería’

Mi libro, en la Feria de Madrid (caseta 82 de Marcial Pons)

Os parecerá mentira, pero hace unos días cobré los primeros derechos por la venta de mi libro «La prensa libre no fue un regalo. Cómo se gestó la Transición». Sorpresa mayúscula. Había olvidado que no escribí mis memorias personales y periodísticas por dinero. Lo hice, naturalmente, por vanidad. Quizás, también, para que algunos me conozcan un poco mejor y, aun así, me quieran.

Mi libro en la caseta 82 de Marcial Pons en la Feria de Madrid. En primera fila …y a la vista.

El caso es que hoy he recibido una foto que han hecho unos amigos de la caseta 82 de Marcial Pons en la Feria del Libro de Madrid y ahí están mis memorias. En primera fila y a la vista.

Caseta 82 de la Feria del Libro de Madrid. Muy recomendable. Claro que no soy objetivo…

Me dice mi librero favorito que la venta no ha ido mal y que ya quedan pocos ejemplares para saltar a la segunda edición. Aún estás a tiempo de hacerte con un ejemplar de la primera edición. Quedan pocos.

Portada de mi último libro

Empezamos por llenar de amigos y presuntos lectores el salón principal del Ateneo de Madrid (la Cátedra Mayor) en otoño. Presentación emocionante con el teniente general Andrés Cassinello, mi compadre Joaquín Estefanía, y mis amigos Manuel Saco, Nativel Preciado y Antonio Cantón. Así fue mi puesta de largo en el Ateneo.

Del Ateneo de Madrid pasé al Teatro Apolo de Almería donde actué de niño. ¡Cuántos abrazos de amigos de toda la vida en mi tierra!

Y, por fin, salió una crítica en Babelia de El Pais, mi diario de toda la vida. Y hasta fui invitado por el gran Javier del Pino para hablar de mi libro un buen rato en «A vivir que son dos días». 

El no va más fue hablar de mi libro en Radio Clásica, mi emisora favorita, en un programa sensacional con Clara Corrales y Martín Llade. Casi me arranco a cantar una copla de las de mi madre. Y en Radio Nacional de España con mi paisano Carlos Santos.

En la Casa de Vacas del parque del Retiro de Madrid, el mes pasado presentamos mi libro con mi admirado amigo José María Pérez, Peridis, de maestro de ceremonias. Luego me fui a Ourense y volví a hablar del libro con mi amigo Manuel Saco (autor del preámbulo) y seguí con mi «book tour» con los alumnos de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Información. 

La «noche de los libros», víspera del Día del Libro, la dedicamos en Marcial Pons a «La prensa libre no fue un regalo» con tres colegas brillantes. Como veis, no paro. No sé si se ha vendido bien mi libro por su calidad e interés o por la lata que doy con tantas presentaciones. Ya me conocéis. Agitación y propaganda («agitprop») a tope.

Estoy muy contento por haberlo escrito, como si fuera libre, en pleno confinamiento. Me quité un peso de encima. Además, me pagan por ello y no me rebajan la pensión.

Seguramente, la publicación de mi libro de memorias periodísticas contribuyó a que mis colegas de la Asociación de la Prensa de Madrid me concedieran el mejor galardón que pueda concebir: el Premio de Honor de la APM a toda una vida dedicado al Periodismo.

¿Qué mas puede pedir un abuelo jubilado como yo? Si lo llego a saber, lo hubiera escrito y publicado mucho antes.

 

 

 

 

 

Emocionado y agradecido recibo el Premio que me dan mis colegas

Mis narcisos aún no han florecido este año, pero yo sí. Hoy recibí uno de los dos premios más importantes de mi vida: el Premio de Honor 2022 de la APM «por toda la trayectoria profesional».

Doble página del folleto de los Premios de la APM con el retrato que me hizo el gran Bernardo Pérez, compañero y amigo de muchos años en El País. (Se nota que me quiere).

Emocionado y agradecido, he recibido el reconocimiento que mis propios colegas, miembros del Jurado, han hecho de mis 54 años de periodista. El acto, iniciado con el discurso de Juan Caño, presidente de la APM,  ha sido fantástico.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, me entregó el Premio de Honor y dio un discurso espléndido, sin un papel, en favor de la libertad de expresión.

El otro premio, como «mejor profesor», me lo concedió hace décadas el tribunal más duro que pueda imaginarse: el de mis alumnos de Economía Aplicada. Colegas, que son maestros consagrados, y alumnos universitarios que votaron a mi favor, sin haber presentado yo mi candidatura, me han hecho muy feliz.

Portada del libro (editado por Marcial Pons) que tanto ayudó a convencer al Jurado de la APM para que votaran a mi favor.

Esto es parte de lo que mis hijos, que conocen mis debilidades, llaman «vanity tour», que comenzó con la publicación reciente de mis memorias periodísticas («La prensa libre no fue un regalo»), la presentación del libro en el Ateneo de Madrid, en el Teatro Apolo de Almería y seguirá, pronto, en el Foro de La Región en Ourense y Vigo…

Con Karmentxu Marín (de Doblón y El País) y Miguel Ángel Noceda (de La Gaceta de los Negocios y El País), miembros del Jurado de la APM.

Este libro, leído por dos amigos muy queridos, miembros del Jurado de la APM, ha sido clave, a mi juicio, para la obtención del Premio de Honor «por toda una vida de periodista» frente a otros candidatos, mejores que yo, que aún no han publicado sus memorias. Les animo a que lo hagan en cuanto se jubilen. Yo aproveché el confinamiento por el Covid para contar mi vida. Me alegro de haberlo hecho.

Con los demás premiados: Nieves Herrero, Laura de Chiclana, Luis de Vega y Félix Madero.

La Asociación de la Prensa de Madrid ha premiado también a otros notables colegas, más jóvenes que yo, que siguen triunfando en activo: Nieves Herrero, Laura de Chiclana, Luis de Vega y Félix Madero.

Dos de los premiados (Laura y Luis) han ganado el reconocimiento del Jurado por su cobertura, arriesgada y valiente, de la invasión ilegal rusa de Ucrania. El embajador de Kiev en España agradeció el trabajo de la prensa para contar la verdad de esta guerra tan bárbara. Y el acto concluyó con la actuación, emocionante, del coro infantil ucraniano en Madrid.

Coro de niños de Ucrania.

La dulzura de sus voces (niños desde 5 años años hasta adolescentes) contrastaba con la dureza de las imágenes que nos llegan de su patria herida por los crímenes de un dictador como Putin. Compatriotas de estos niños cantores mueren a diario violentamente en su patria. Imposible no cruzar canciones y sonrisas tan dulces con imágenes tan terribles y profundamente tristes de la guerra. ¡Es bárbara la guerra!

Texto de mi página en el folleto de la APM repartido en el acto de hoy en el Centro Cultural Conde Duque

Mi hija, Andrea Martínez Westley, acudió a darme su abrazo. Gracias, princesa. Erik y David estaban fuera de Madrid.

Con Andrea Martínez Westley. ¡Qué más puedo pedir!

 

 

En Canal Sur… fui alguien

Facebook me envía hoy un recuerdo bonito de hace ¡tres años! Yo pensaba que fue ayer… Es un reportaje de Canal Sur sobre mi vida y milagros (de jubilado) en el que ya anticipaba que «la libertad no nos tocó en una tómbola».

En Canal Sur, poco antes del confinamiento por el COVID que me permitió escribir «La prensa libre no fue un regalo».

Durante la pandemia y el confinamiento le fui dando forma de libro a aquella idea, más orientada al periodismo en la Dictadura y en la Democracia, y se convirtió en «La prensa libre no fue un regalo» que presentamos en el Ateneo de Madrid el pasado 27 de septiembre y en el Teatro Apolo de Almería el pasado 18 de octubre.

¡Qué lejos queda aquel reportaje anterior a la pandemia! Pero aún me gusta. En Canal Sur, la tele de mi tierra, fui alguien.

Portada del libro, editado por Marcial Pons

 

 

Los Coloraos, amparados por la Ley de Memoria Democrática

Más vale tarde que nunca. Los amigos de los Coloraos (fusilados por orden de Fernando VII en 24 de agosto de 1824) estamos de enhorabuena, tras la publicación en el BOE de la Ley de Memoria Democrática que podría proteger «lugares de memoria» dignos de recuerdo como el Pingurucho dedicado a los Mártires de la Libertad. La Voz de Almería ha publicado los detalles.

Información del La Voz de Almería sobre la declaración de los Coloraos como «lugar de memoria».

Precisamente, el pasado 18 de octubre, en la presentación de mi libro («La prensa libre no fue un regalo») en el Teatro Apolo de Almería, recibí de manos de Alfredo Sánchez, destacado activista del Bicentenario de los fusilamientos, el PIN que lo representa. Desde entonces lo llevo con orgullo en mi solapa.

Luciendo el PIN del Bicentenario de los Coloraos junto a Alfredo Sánchez.

El pasado 27 de septiembre, tras la presentación de mi libro en el Ateneo de Madrid, tuve ocasión de felicitar personalmente a Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática, por haber conseguido sacar adelante una Ley que yo llamaría de «Justicia Democrática». Esa tarde también hablamos de nuestros Coloraos.

Abrazo, agradecido, a Fernando Martínez en el Ateneo de Madrid.

Cuando el actual secretario de Estado de Memoria Democrática era alcalde de Almería, a través de nuestro común amigo Miguel Naveros, me encargó que leyera el Himno de los Coloraos y un extracto de la carta que el periodista Benigno Morales redactó el 23 de agosto de 1824, víspera de su fusilamiento. Así lo hice, no sin emoción, a los pies del Pingurucho que conmemora la hazaña de nuestros Mártires de la Libertad, enemigos del absolutismo y la Inquisición impuestos por el rey felón.  Benigno Morales compuso el himno de la expedición de los Coloraos titulado «El Grito Nacional», cuyo estribillo, cantado a coro, era:

Libertad y unión: alzad, / venid, guerreros de España: / las cadenas arrojad: / ¡viva la libertad!.

Al gritar este estribillo, me estremecí de emoción y se me puso la piel de gallina.

Himno de la expedición de Los Coloraos (1824) contra la tiranía de Fernando VII

Con mi hijo David a cuestas (hace 33 años) tras el homenaje a los Coloraos.

Hacía pocos años que habíamos recuperado la libertad en España tras la muerte, en 1975, del último tirano. El Monumento a los Coloraos, destruido por la Dictadura antes de la primera visita del general Franco a la ciudad (que confundió Coloraos por Rojos), había sido reconstruido, por suscripción popular, con mármol blanco de Macael. Y ahí sigue en pie, pese a los intentos frustrados de miembros del PP que quieren retirarlo de la Plaza Vieja (hoy de la Constitución), donde está ubicado, y trasladarlo a otro sitio menos relevante. No lo conseguirán. El recuerdo de estos Mártires está muy asentado entre los almerienses amigos de la Libertad. Estoy convencido de que en el PP abundan también los amigos de la Libertad que no comparten la manía que algunos alcaldes y concejales de su partido tienen contra el Pingurucho de los Coloraos y su actual localización.

El 24 de agosto de 2024 se cumplirán los 200 años del fusilamiento de los Coloraos. Y el Pingurucho seguirá en su sitio. Allí estaremos.

¡Vivan los Coloraos!

 

¡Hala! El martes, 18 a las 20.00h, en el Teatro Apolo de Almería

El próximo martes, 18 de octubre a las 20.00h, estáis invitados a la presentación de mi libro «La prensa libre no fue un regalo» en el Teatro Apolo de Almería, donde yo actué de niño. ¡Qué ganas tenía de pisar mi tierra!. Si estáis por allí, no os lo perdáis.

Invitación al Teatro Apolo, el martes próximo, 18 de octubre, a las 20.00 h.

Me acompañarán en la mesa del venerable escenario estos amigos que glosarán mi libro (aunque sea a favor, con merecidas críticas):

Pedro Manuel de la Cruz, director de La Voz de Almería

Prof. Dr. Rafael Quirosa, catedrático de Historia Contemporánea de la UAL

Manuel Saco Cid, autor del preámbulo, periodista de TVE, cofundador de Cambio 16, El Sol y La Gaceta de los Negocios.

Amalia Sánchez Sampedro, periodista, corresponsal política de TVE y otros medios.

Antonio Cantón Góngora, empresario y moderador del acto.

Para aquellos que no puedan asistir, copio y pego a continuación un artículo resumen de mi libro que escribí hace unos días para El Siglo, a petición de Pepe García Abad, cofundador del semanario Doblón.

«Mi amigo y colega Pepe García Abad (a quien vi el martes 27 en la primera fila del venerable salón de Actos del Ateneo) fue subdirector del semanario Doblón y director en funciones, mientras yo me recuperaba de las heridas provocadas por las torturas de mis secuestradores. Es un periodista y escritor brillante, clave en la Transición y más allá, con quien he compartido grandes aventuras profesionales y muchas risas. Y hasta la construcción de nuestras casas en el mismo barrio. Me ha pedido que le escriba una reflexión sobre mi libro para la revista elsiglodeeuropa.es que él fundó.

Mi artículo en elsiglodeeuropa.es

Lo hago de mil amores y lo comparto también con mis lectores de 20minutos.es. Todo aprovecha para el convento. Gracias, Pepe.»

La prensa libre no fue un regalo

 José A. Martínez Soler

Mi último libro (“La prensa libre no fue un regalo”) trata de la forja de un periodista que transitó de la Dictadura a la Democracia, sin querer volver a las andadas de otra guerra civil tras la muerte de tirano. Fue una lucha larga y arriesgada de los periodistas, pero, sobre todo, de la sociedad española entera a la que el traje, rígido y opresor, impuesto por el dictador se le rompía por las costuras.

Ahí cuento como peleábamos por la libertad de expresión palabra a palabra. Nos procesaban en distintos tribunales especiales, ordinarios o militares, por delitos de prensa o de orden público, la censura nos prohibía el reparto de ejemplares, la policía nos perseguía, nos detenían… Yo mismo fui secuestrado, torturado y sometido a un fusilamiento simulado por haber publicado un artículo sobre la purga de mandos moderados en la Guardia Civil. Con una pistola a dos palmos de mi frente ensangrentada, pensé que iba a morir. Y sigo vivo para contarlo. Por fin, me atrevo a contarlo.

Esta es una historia de periodistas y políticos, de empresarios y trabajadores, que trata de describir, a veces explicar, cómo se gestó la Transición pacífica en España. Una rara historia de éxito. Algunos jóvenes piensan ahora, quizás con razón, que nos quedamos cortos al optar por la reforma política y no por la ruptura total con el pasado. Posiblemente, no saben que tuvimos miedo, mucho miedo. Miedo legítimo al ruido de sables y a la represión policial.

A medida que el dictador se acercaba a su fin, los franquistas, vencedores de la guerra civil, también tuvieron miedo a la eventual revancha de los vencidos. El miedo mutuo, una pizca de generosidad y la desconocida debilidad de ambas partes, nos hizo demócratas. Por eso nació la Constitución del 78, la más larga, y la única en paz, de la historia de España. Por fin, le quitamos la razón al gran poeta Ángel González. Decía que la historia da España era como la morcilla de su pueblo: “se hace con sangre y se repite”. Pues, no. Esta vez no fue así. Se hizo sin sangre y, pese al intento de Golpe de Estado del 23-F de 1981, no se repite.

Aunque no lo parezca, mi generación lo tuvo fácil. Cuando, por razones también biológicas, saltó el tapón generacional de los ex combatientes, incrustados en la prensa de la Dictadura, los jóvenes periodistas, ansiosos de libertad, ocupamos su lugar. Gran oportunidad. Teníamos un presente oscuro y un futuro brillante. Mi compañero de mesa en el diario franquista Arriba nos hablaba de sus batallas en la División Azul que luchó a favor de Hitler. En el despacho de al lado, Antonio Izquierdo solía poner su pistola junto a su máquina de escribir. Cerca de mi mesa había dos redactores próximos al Partido Comunista. Fascistas abiertos y comunistas y demócratas clandestinos convivíamos en la misma redacción. Los primeros, en declive; los segundos, en alza. En la muerte de Franco, la curva descendente de los franquistas se cruzó con la curva ascendente de los demócratas. Eso también ayudó la Transición pacífica.

La Iglesia católica, con el cardenal Tarancón al frente (“Tarancón, al paredón”, gritaban los fascistas del bunker) fue evolucionando lentamente del rígido nacional catolicismo, que bendecía al dictador bajo palio en sus templos, hacia posiciones mas abiertas y dialogantes. Algo parecido ocurrió con el Ejército. Ante la muerte cercana de Franco ya no era una piña. Surgieron los oficiales y jefes de la UMD (la Unión Militar Democrática) que envidiaban a sus colegas portugueses que, con claveles en sus fusiles, nos precedieron en la transición en paz de la Dictadura a la Democracia.

Y la prensa ayudó lo que pudo. Lo contaba como podía. Denunciaba la corrupción generalizada del franquismo y su incapacidad para homologarnos con Europa. Queríamos ser ciudadanos libres, como nuestros vecinos del norte, y no súbditos oprimidos por un tirano que venció en la guerra civil con la ayuda de Hitler y Mussolini.

Muerto Franco, Adolfo Suárez y otros franquistas, convertidos en demócratas de toda la vida, contribuyeron a desarmar las instituciones de la Dictadura, mediante la Ley de Reforma Política, y legalizaron a los sindicatos y partidos clandestinos, incluido el Partido Comunista. Los extremistas o inmovilistas del bunker franquistas se refugiaron durante décadas en sus cuevas. (Solo ahora enseñan su patita con las siglas de VOX). Los demás firmaron los Pactos de la Moncloa y acordaron la Constitución de 1978, la única aprobada sin ruptura con el pasado. Surgieron líderes extraordinarios (Suárez, Abril Martorell, González, Guerra, Carrillo, Fraga, etc.), propiciados por una situación de alto riesgo también extraordinaria. Fue una transición bastante ejemplar, con sus luces y sombras, que ha servido de ejemplo para otros países.

Creo que toda la sociedad española debe felicitarse por ello y animar a los jóvenes para que no se duerman en la defensa de la libertad. “Por ella, Sancho, se puede y se debe aventurar la vida”, dijo don Quijote. La libertad, como el oxígeno, se valora más cuando te falta. Y ésta no nos tocó en una tómbola. Ojalá nunca les falte a los jóvenes de hoy, mejor formados que nosotros. Este no es un libro de texto para futuros periodistas, pero puede ayudarles a construir y consolidar su futuro en libertad conociendo mejor el pasado de su padres y abuelos. Así sea. Y a los de mi generación puede provocarles un ataque de nostalgia (“La sonrisa al trasluz” que decía Gómez de la Serna) y, ¿por qué no?, un chute de amor a España. Amén.

Parta abrir el apetito a posibles compradores, también copio el prólogo que, por ser almeriense y amigo, escribió para mi libro el teniente general Andrés Cassinello, cuyo libro ha sido presentado en Madrid el pasado 5 de octubre:

Prólogo del tte general Cassinello

Prólogo (2) pag 16

Y, ya puestos a presumir, ¿por qué no copiar y pegar el Preámbulo que ha escrito mi amigo Manuel Saco? Ahí va:

Preámbulo que escribió para mi libro Manuel Saco, que editó primorosamente el manuscrito, junto con mi hijo Erik, mi esposa (awestley.com) y el general Cassinello.

Preámbulo (2) pag 18

Preámbulo (3) Pag 19

Preámbulo (4) Pag 20

Primera página de mi libro.

 

 

¡Qué Cambio! De la opresión hacia la libertad

Fundadores y ex directivos de Cambio 16 nos juntamos ayer, en una sesión de trabajo, para avanzar con la Expo, Catálogo, etc., de nuestro semanario desde 1971 hasta 1977, o sea, desde la opresión de la Dictadura hasta la conquista de la libertad tras las primeras elecciones libres del 15-J. En noviembre del año pasado, Cambio 16 cumplió medio siglo (nació unos días antes de la demolición del diario Madrid) y la pandemia nos había impedido avanzar con el proyecto. Este año, gracias sobre todo a Román Orozco, Ignacio Fontes y Miguel Ángel Aguilar, vamos progresando a mejor ritmo.

Los 8 del «núcleo duro» de fundadores y ex directivos de Cambio 16, en la sede la Asociación de Periodistas Europeos. Detrás de nosotros, la colección completa del diario Madrid, cerrado por Franco, nos contempla.

Nos hicimos esta foto para compartirla con Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática, y felicitarle por su impulso a la nueva Ley de su departamento. Se llama de Ley Memoria Democrática, pero yo la llamaría de «Justicia Democrática».

El «núcleo duro» del Proyecto «¡Qué Cambio! ayer en plena faena. Nos faltó Manolo Saco que está en Ourense.

Manolo Saco fue el primer contratado por la empresa que pensaba lanzar Cambio 16 y se encargó de comprar las grapas y los primeros folios en la papelería de la esquina. Yo fui el segundo. Ambos celebramos en mi casa, con unos churros, el 50 aniversario del número cero de Cambio 16, nacido en septiembre de 1971.

Con Manolo Saco celebrando el año pasado el 50 aniversario del número cero de Cambio 16.

Este año pensamos celebrar el 51 aniversario del número 1 de Cambio 16 en Almería, coincidiendo con la presentación de mi libro («La prensa libre no fue un regalo») el 18 de octubre a las 20.00 horas en el Teatro Apolo de mi tierra (y la del secretario de Estado de Memoria Democrática). No confundir con la presentación que, con entrada libre, haremos el martes, 27 de septiembre, a las 19.00 h,  en el Ateneo de Madrid.

 

Portada del número 1 de Cambio 16, noviembre 1971.

Con Manolo Saco en Almería en septiembre del año pasado,