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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Why Boston?

 

¿Por qué tanta noticia alrededor de Boston y su maratón? ¿Por qué, de repente, esa ciudad se convierte en una referencia circular? Desde hace un año, toda mención al presidente Obama, a los populares maratones y atentados parece desembocar en Boston.

Vamos a intentar mostrar el núcleo del asunto. Para el gran público decir Boston era referirse a los Boston Celtics, el equipo de Bird, Parish y McHale. Para toda nuestra generación Boston, la ciudad más poblada de Massachussets, era una lejana referencia donde yacía el viejo parqué marrón claro del Garden, era hablar de NBA. Posteriormente la ciudad asomaría como etiqueta de un inalcanzable gran centro educativo, tras su Massachussets Institute of Technology, el archifamoso MIT al que la falta de una estrategia educativa enviaba a nuestros cerebros más dotados. Pero no hablaremos aquí de Javier García Martínez ni de Karen Márquez o Teresa Gonzalo.

La realidad es que el planeta deporte, el que se pisotea a diario, lleva rendido ante Boston ni más ni menos que desde 1897.

En aquel momento, diez años más tarde de haberse fundado la Boston Athletic Association – BAA – y consecuencia directa de la fiesta olímpica que se celebró en 1896 en Atenas, los dirigentes de la misma organizaron el primer maratón en suelo americano. Mañana Lunes, por 118ª vez, se corre la prueba de maratón más longeva, jamás interrumpida y quizá más famosa del mundo.

Máxime tras los desgraciados hechos de hace un año. Los atentados de la línea de meta que saltaron a todas las portadas del orbe.

Sin remedio, a quienes corremos nos asalta una pregunta por encima de todas ¿En qué momento se convierte el maratón de Boston en un escaparate global para que unos terroristas lo escojan para su demostración de cobarde terror?

Quizá siempre lo ha sido. Ha permanecido más alejado de los medios de comunicación de todo el mundo que sus coetáneos más famosos como Nueva York o Londres.

 

  • Hay una motivación sociológica. Lindando con la exaltación americana.

Boston se corre en el tercer lunes de Abril. En algunos estados del Este Atlántico es la festividad del Patriot’s Day, conmemoración añeja del arranque de la Guerra de la Independencia de Estados Unidos (1775). La efusividad patriótica norteamericana se sublima en este día y el maratón de Boston se celebra históricamente este día.

 

  • Es una prueba multitudinaria.

Con más de treinta mil participantes que superan una criba múltiple de tiempos y selecciones varias, la prueba de Boston no es la más populosa. Están las cincuenta mil almas de Nueva York, Londres o Paris o la facilidad de convertir Chicago o Berlín en una fiesta. Pero el corredor tiene la oportunidad de exprimirse un poco más en el clásico recorrido, que está vigente desde hace más de cien años. Va discurriendo por todo el estado, de oeste a este desde Hopkinton hasta la biblioteca pública de Boston.


Fuente: MachoCarioca WikiCommons

 

  • El maratón de Boston ha sido escenario del crecimiento del running mundial.

Mucho antes de que Nueva York fundase su prueba (que data de 1970), Boston representaba un maratón moderno, con participación internacional desde 1900. Tan pronto como en 1901 se establecía un sistema legal de apuestas entorno a la carrera, que ya mostraba todos los síntomas del deporte profesionalizado. El líder de la prueba de 1901, Ronald McDonald, caía fulminado tras beber de una esponja que le fue entregada en un punto de la carrera, potencialmente víctima de algún primitivo sistema de dopaje.

Pero el recorrido que atraviesa la célebre Heartbreak Hill ha visto las batallas más epicas de los años de entreguerras, las victorias y segundos puestos del héroe nacional de ascendencia irlandesa John Kelly o el dominio durante una década de Mr Marathon, Clarence deMar, también medallista en los Juegos de París 1924. Ha conocido la lucha de un maratoniano indio, el Narragansett Ellison Tarzan Brown que venció en 1936 y 1939.

Por sus calles han pasado victoriosos monstruos que hoy día son apenas recuerdo en un ránking mundial o marcas asentadas en el correr. Ron Hill hizo 2h10 en 1970. El descomunal Bill Rodgers barrió en el cambio de década con cuatro triunfos, camino de los años de Alberto Salazar, Bob de Castella y Toshihiko Seko. En otras palabras, nada de lo que hoy disfrutas en este mundo del correr existiría sin esta feroz guerra entre los maratonianos más rápidos por las avenidas de Boston.

 

  • Es un museo viviente. Las tradiciones lo colocan en la esencia de aquellas colonias que originaron el país.

Hay más. Es un escenario único, comparable a Paris, Atenas o Londres (y batiéndolos, probablemente).

Las villas ajardinadas que muchas veces hemos visto en televisión, los estudiantes de los colleges de la zona ofreciendo apoyo y bebida a los miles de participantes, o el túnel de los gritos, ese medio kilómetro de estudiantes del colegio femenino de Wellesley que forman un griterío cariñoso y norteamericano desde la primera edición en 1897.

 

Es preciso parar un segundo a comprender en qué situación estaba la vieja sociedad europea en 1897 e intentar trasplantar en ese momento un evento festivo con marcado sabor a siglo XX.

Otro ejemplo de tradición.

Desde 1903, cuando probablemente los corredores pedestres de tu país fueran dos docenas de excéntricos aristócratas o duros campesinos que apostaban con su fuerza para conseguir unas monedas o comida, se celebra en Boston un partido de béisbol en la Fenway Park, la denominada catedral de la ciudad. Como locales, los Boston Red Sox, la aristocracia de la Major League. La tradición es que, al terminar el partido, los miles de espectadores salen del estadio y se dirigen corriendo a animar a los corredores del maratón.

Has leído bien. Se viene haciendo desde 1903.

 

  • Boston Strong?

De una manera casi cinematográfica, el vínculo entre los corredores y el centenario equipo de béisbol se hizo más poderoso después de los atentados de 2013. Milagrosamente, la coalición «Boston Strong» apeló a la épica del ser humano e hizo que la temporada aciaga de los medias rojas en 2012 se convirtiera en un campeonato meses después de las bombas en el maratón.

Estas dos palabras suscitan la literalidad de la fuerza de Boston. Se ha definido como el eslogan de la salida de la crisis. Pero es algo más que la mimetización de aquel «livestrong» que promoviera el ciclista Lance Armstrong. Todavía más interesante como objeto de estudio, de conexión de dos eventos deportivos con más de ciento diez años de antigüedad que encarnan, a su vez, algo más que una ciudad. Como en los cómics de Asterix, son palabras que elevan Boston a ser potenciales ganadores de ese apelativo de «Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor

Boston Strong es hoy una marca. Una identidad que respetuosamente ha ido colocando sus activos en ese mundo de tiburones. Los labels de 2014 tienen que hacer un hueco a ese grito que surgió en twitter horas después de los atentados. La capacidad de los norteamericanos de optimizar esas dos palabras han sido una de las señas de cambio entre los maratones de Boston en que unos pocos miles de duros corredores cumplían rapidísimos tiempos de corte, y los maratones espectáculo, pruebas retroalimentadas por cada mención en los medios de comunicación.

Todo junto conforma una carrera única.

Los kenianos y etíopes. Mutai y Cheruiyot recogiendo el legado de los sputniks de hace décadas. Un recorrido que la Federación Internacional de Atletismo no homologa por tener un desnivel entre la salida y la meta superior al reglamentario, al mismo tiempo que es una ondulada y tortuosa carrera. Las grandes damas como Joan Benoit, Rosa Mota e Ingrid Kristiansen, el incidente de la maratoniana K. Switzer, que corrió camuflada con dorsal de hombre en 1967 y escoltada por su marido.

Cada una de las historias que nos traigan a casa amigos como Juan o Rafa, que el año pasado se libraron por escasos metros de sufrir las consecuencias directas de un atentado mientras hacían lo que más amaban.

¿Por qué Boston?

¿Se entiende mejor ahora?

2 comentarios

  1. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Como veo que el blog va de correr y de preguntar voy a hacerte una pregunta corriendo-¿Porque a los que escribimos para gente inteligente no nos lee nadie? ¿Acaso ya no queda nadie inteligente? antoniolarrosa.com .Clica sobre mi nombre

    20 abril 2014 | 17:45

  2. Dice ser Manuwar

    Qué lío. Otro maratón pendiente y este pilla al otro lado del charco.

    No me da la vida.

    23 abril 2014 | 14:41

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