Comienza la gala en la que sabremos si Belén Esteban sigue metiendo mano en Gran Hermano VIP

Hola amores.

Belén Esteban, esa mujer que piensa que es más santa que Teresa de Jesús y que se equivoca menos que Jordi Hurtado jugando al Trivial, ha estado toda la semana haciendo campaña para que sus seguidores salven a Raquel Bollo.

¿Lo habrá conseguido?

Empezamos

Esta noche hay visita de familiares. Están todos ya metidos en el confe. Hay mucha tensión. Mucha. Eso parece la mesa de los sueltos en una boda.

Los porcentajes están claros: hay uno con 53,5 y otro con 36,8%.

Esta noche hay actuación. Mandan a los concursantes al pabellón a ver a un grupo que va a tocar y que para variar yo no conozco. ¿Por qué nunca llevan a Queen, Nirvana, o Janis Joplin?

Volvemos al confe. Jordi saluda a la novia de Carlos Lozano que ha venido de Perú y ha dormido menos que Pocholo en Nochevieja.

En el confe están los perros de Rappel, que han ido a verle. Pobres animales, para unos días de tranquilidad que tenían los bichos. Uno de los perros está tan aburrido que lo mismo se le para el corazón.

«Como siempre es muy soberbio, pero montañas más grandes han caído», dice en el plató Rosa Venenito y cuando Jordi le corrije y dice «torres», ella dice «Y MONTAÑAS». ja ja ja ja Pa soberbia yo y para chulo mi toto.

En fin. Alejandro se reencuentra con su padre. Se dan un abrazo por cada dos palabras. «Oye, ¿me he enterado que fumas?», le dice su padre. JA JA JA  Le falta castigarle ahí mismo.

Entra la madre. Debacle de lloros y besos. Se abrazan que si los quieres despegar tienes que usar disolvente y una espátula. JA JA JA Segunda bronca de su padre: «Quillo, esas palabrotas». O se van pronto o el señor acaba soltándole un guantazo y  mandándolo a su habitación.

Vídeo: El Pequeño Nicolás y Alejandro haciendo planes para nominar. Es como ver a Kruela DeVil hablando de cachorritos. Lo que pasa es que si estos dos hubieran planeado el desembarco de Normandía ahora todos hablaríamos alemán.

Encuentro de Lozano con su novia.

Ella llora porque le echa de menos y él le pide perdón porque dice que sólo pensaba que iba a estar una semana.

Madre mía, la confianza es la base de esta pareja. Él le hace jurar por dios que se ha «portado bien». Y ella le dice que porqué no lleva puesto su collar y sus cosas.

«Ya sabes que te amo, ¿es que no te lo he demostrado lo suficiente?», le dice ella y Lozano le dice que sí, pero que como «el idiota éste» está siempre con lo mismo, pues claro.

Lozano le dice que busque a una tal Yolanda que la «cuide». Y luego se lo dice doscientas veces más, porque la muchacha es gilipollas y no sabe cuidarse sola.

El fondo de corazón de la sala es de lo más fino y elegante. He visto infografías así en clubes de esos que están al pie de la carretera y que sólo abren por las noches. ¿Eh? ¿Que por qué he visto yo eso? Esto…

Sigamos.

Jordi dice ahora que la hija de Carlos iba a recibir un mensaje en vídeo de su hija, pero que la madre, Mónica Hoyos, ha dicho que no cuando se ha enterado de que venía la novia de Carlos. Eso es resentimiento y lo demás son tonterías.

Y vemos la bronca de Carlos Lozano con Alejandro y El Pequeño Nicolás. Lo peor de todo no fue que los tres se pusieran a gritar, si no oír de fondo a Laura Totita chillar con esa voz estridente que podría hacer que le sangraran los oídos a un gato de escayola.

«Tú sabías quién era el marido de Raquel», dijo Nicolás en un momento del griterío, sin venir a cuento y a los gritos añadimos los de Raquel Bollo. Joder. Tú llevas ahí a los de Montruos S.A. y con esos gritos tienen energía hasta el año 2050.

El caso es que en un momento Carlos tocó a Nicolás, poniéndole la mano en el hombro y empujando ligeramente. Uy, el Pequeño Nicolás, se puso a pedir la expulsión de Carlos.

Al final la bronca derivó a un intercambio de actitudes adultas entre Alejandro y Laura la del abrigo que debe oler ya a mofeta con colitis del tiempo que lo lleva puesto. Cuando la bronca subió de tono Laura empleó tácticas de intercambio de opinión que se usan en el Club de Debate de Yale, tales como ponerse a hacer la flamenca, a decir «ole, ole, ole», y demás.

El «habla chucho que no te escucho» es el arma secreta de Laura.

«Carlos debería ponerse un burka, porque tiene una carita para la edad que tiene…», dice ahora en el plató Rosa. Y vuelve a sacar el tema de que Carlos Lozano sólo discute con las mujeres. Teniendo en cuenta que Lozano ha discutido hasta con las plantas del jardín, es una acusación bastante estúpida.

«Es posible que el público tenga ahí a Lozano para que piense que va a ganar y cuando vea el premio, eh, la torre para fuera. Como si le estuvieran haciendo un castiguito», dice Rosa. Sí, Rosa, sí. Y si ves una mariposa blanca y le pides un deseo, se te cumple.

Me parto con Alejandro. El pobre muchacho va como pollo sin cabeza de unos a otros y en cuanto alguien le muestra que está a disgusto con él se pone más nervioso que una langosta en la pecera de una marisquería.

Raquel a su reencuentro.

Sale su hijo en vídeo y la mujer pega un grito que habría espantado al niño de La Profecía. Le ponen el videoclip del niño y ella se pone a llorar.

Y justo después aparece el muchacho en persona y Raquel Bollo se pone a berrear que en China están los 1.300 millones de chinos mirando hacia acá acojonados y preguntándose qué cojones ha sido eso.

Madre del amor hermoso. Esta mujer cuando va a una reunión familiar tiene que ir con exorcista para que le eche agua bendita cada 5 minutos y evite que se parezca a la niña del exorcista en un día malo.

Entra la madre de Bollo, o sea, la masa madre, y ella ya chilla como si se se estuviera lavando los pies en un volcán. Joder, qué chillidos. Qué berridos. Qué longitud de onda, qué poderío, qué volumen. Esta mujer te chilla en el salón y te jode el WIFI.

Llaman a Matamoros al encuentro.

Se encuentra con su hermano. Se pone a llorar. ¿Por emoción? No lo creo. Seguramente es por el jersey que lleva su hermano, que es más feo que aparcarle el coche mal a tu padre para que se lo lleve la grúa.

De hecho, cuando Laura lo ve se descojona. Es que es una especie de vómito de lentejuelas y avalorios. Como si alguien le hubiera arrojado ácido al arcoiris y Matamoros se hubiera hecho un jersey con el desecho.

Y ahora el muchacho la coge en volandas y ella, cariñosa como es, le dice «que se me ve el culo, ¡gilipollas!». Ah, Laura, esa mujer tierna y dulce. Como una planta carnívora de tierna y dulce.

CAMBIO DE POST. CAMBIOOOOOOOOOOOOOOOOO

CAMBIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

1 comentario

  1. Dice ser Nu

    Plas plas plas! Me ha encantado la imagen de la langosta y los chinos y todos hablando en alemán!!! Jajajaja

    17 marzo 2016 | 23:18

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