El ‘Quijote’ de Gilliam, una película maldita también después de estrenarse

Cápsulas de cine

Terry Gilliam había tardado algo así como 20 años en materializar su ansiado proyecto sobre la obra más célebre de Cervantes. El hombre que mató a Don Quijote era al fin una realidad y se presentó mundialmente en el pasado Festival de Cannes. No se hizo esperar para llegar también a los cines, de España y Francia, países desde donde había logrado captar el presupuesto necesario de productoras para llevarlo a cabo.

Antes de ese estreno, desde los medios hacía semanas que se hablaba de la maldición y las circunstancias que habían truncado en más de una ocasión ese sueño del cineasta norteamericano y que fue uno de los integrantes del mítico grupo humorista británico Monty Python. Problemas de financiación, dificultades técnicas y climáticas durante los intentos de rodaje o cambio de actores por diversos imprevistos. Pero ni así, ni habiendo logrado aparentemente su propósito se ha deshecho de la condena a la que está definitivamente abocada su película.

El hombre que mató a Don Quijote

( ©Warner Bros )

Hace unos días, el Tribunal de Apelación de París resolvía que los derechos de explotación pertenecían a Alfama Films, la productora del portugués Paulo Branco (un activo productor desde sus inicios en 1975, sobre todo en películas de Manoel de Oliveira y cine de autor) y que todo estreno en pantallas había sido «ilegal». La única excepción es la de España, en la que el coproductor Tornasol Films sí posee los derechos para su explotación comercial en nuestros cines.

Gilliam decidió romper con Branco hace tiempo al considerar que éste había incumplido su parte de trato al no reunir el dinero necesario para realizar su soñada adaptación.

Con esta sentencia, el director también deberá hacer frente a los 10.000 euros de las costas judiciales; y los Branco, tanto el productor como su hijo Juan, abogado, han asegurado que seguirán hasta donde haga falta con la demanda por daños, perjuicios e intereses varios. De hecho, todos los implicados, desde Gilliam al mismo festival de Cannes, deberán hacer frente a las posibles indemnizaciones.

Llueve sobre mojado para El hombre que mató a Don Quijote porque estamos hablando de una película que estrenada ya en Francia y España ha sido un fracaso absoluto en taquilla. El público ha pasado de la controversia o de la hazaña quijotesca que suponía el que Gilliam hubiera logrado rodar el proyecto.

Los datos son paupérrimos, desoladores. El hombre que mató a Don Quijote, protagonizada por Jonathan Pryce y Adam Driver, solo había sido vista, a fecha del 10 de junio (según datos del Ministerio de Cultura) y en una semana y media en cartel por 23.150 espectadores en España (con 152.867 euros recaudados). En Francia ha repetido similar desastre comercial con unos 750.000 euros ingresados. Su presupuesto fue de unos 16 millones, más los gastos de promoción.

Paulo Branco, de abanderado del cine de autor a verdugo del cine de Gilliam. Es la estocada final a un loco maravilloso, a un soñador, a un tipo obsesivo e incansable, de los que se crece ante las adversidades, y cuyas películas, aunque algunas se hayan convertido en títulos de culto como Brazil, Miedo y asco en Las vegas o Tideland, nunca han dado beneficios en la gran pantalla (12 monos sería la excepción). Gilliam ha vuelto a tener mala suerte. Los molinos, Sancho, esta vez sí eran gigantes.

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