Cuando los payasos no son cosa de risa

Esta semana la revista Entertainment Weekly adelantaba otra de sus primicias en portada, en esta ocasión el aspecto que tendrá Pennywise, el payaso asesino (por decirlo de alguna manera) de la nueva adaptación de la novela It, una de las mejores del prolífico Stephen King.

Inmediatamente saltaba un pequeño debate entre los aficionados al género, ¿es más terrorífico este Pennywise que el de la miniserie, originalmente tres horas en dos episodios, de ese lejano año de 1990? Lo interpretaba Tim Curry, el mismo que también se caracterizó como el Señor de las Tinieblas en Legend (1985), y el suyo era un payaso más cotidiano, más sencillo, más normalito… excepto cuando enseñaba los dientes.

El nuevo Pennywise ha sido calificado como «muñeca de porcelana», «bailarina» o criticado porque evidencia demasiado su naturaleza monstruosa. Lo encarna el joven Bill Skarsgård’s (Matthew en la serie Divergente), un actor que precisamente nació en 1990. La diseñadora del vestuario Janie Bryant, de Deadwood o Mad Men, ha asegurado que deseaba captar el hecho que Pennywise había vivido varias épocas, por eso en su creación hay elementos medievales, del Renacimiento, isabelinos o victorianos. «Refleja sus vidas pasadas y ataca a los niños como si fuera una sombra», comentó Bryant.

Aunque Stephen King le daba un cierto origen mitológico y ancestral al origen de It, era el Mal adquiriendo distintas formas (entre ellas la de hombre lobo o araña) en función de aquello que podía aterrar más a su víctima. También la materialización de los terrores que habitan en el subconsciente, individual o colectivo, de todo lo malvado y perverso que puede haber dentro de nosotros y cómo ello puede afectar sobre todo a los más indefensos o pequeños (los niños se encuentran entre las presas favoritas de It). Y lo hacia ubicándolo en la población norteamericana de Derry, con un grupo de chicos llamado El Club de los Perdedores enfrentándose, también de mayores (la acción transcurría en dos décadas, la de los 50 y la de los 80), a Eso.

La novela es larga, y requerirá también de dos partes para intentar ser lo más fiel posible al texto de Stephen King. La primera entrega se estrenará en septiembre de 2017. En cuanto al director finalmente elegido, el argentino afincado en Barcelona Andrés Muschietti, tuvo su carta de presentación en el largometraje con el cuento de terror Mamá, apadrinado por Guillermo del Toro.

Procedente de la publicidad, el estilo de Muschietti es más pulcro, más bonito y limpio. Personalmente, hubiera preferido al director que estuvo implicado en el proyecto antes que Muschietti, Cary Fukunaga de quien se hace difícil olvidar que dirigió esa aclamada primera temporada de True Detective, o que nos ha brindado obras como Bestias sin patria o una notable adaptación de Jane Eyre con Mia Wasikowska y Michael Fassbender como protagonistas. Y las tres citadas son todas desasosegantes a su manera y rodadas con personalidad.

Pero, volvamos a lo que pone el título de este post.  Ya en la época del cine mudo, el magnífico Lon Chaney nos demostraba que ser payaso más que divertido podía ser toda una tragedia en El que recibe el bofetón (1924); o en los albores del cine sonoro, simbolizaba el grado de decadencia al que podía llegar el hasta entonces severo y respetado profesor Rath (a cargo de otro de los grandes intérpretes de la época, Emil Jannings) cuando caía perdidamente enamorado de la cantante de cabaret Lola-Lola (Marlene Dietrich) en El ángel azul (1930), una pasión que lo conduciría irremisiblemente a la perdición.

Luego están esos «otros», los payasos que, más allá de la coulrofobia, es decir, al miedo irracional que se les pueda tener a estos simpáticos personajes, haríamos muy bien en rehusarlos, de tenerles miedo, mucho miedo si nos los encontráramos por ahí. Una breve muestra de lo más selecto entre los killer clowns que nos ha dado el cine y la televisión.

 

 

El muñeco de ‘Poltergeist’ (1982)

No solo las personas resultan terroríficas, ahí está este muñeco de la famosa película producida por Spielberg y dirigida por Tobe Hooper (el de La matanza de Texas), aunque algunos aseguren que finalmente también fue el propio Spielberg quien llegó a tomar las riendas tras las cámaras. Pocas escenas, breve presencia, pero otro icono del género.

 

‘Los payasos asesinos del espacio exterior’ (1988)

Uno de los títulos míticos de serie Z del cine de terror ochentero. Un cometa cae a la Tierra, cerca de una apacible población, y lo que trae es una carpa bajo la cual hay unos alienígenas muy hambrientos. Pero, lo que más nos interesa para el tema que nos ocupa, es que sus ocupantes van vestidos de payaso en lugar de con trajes espaciales. El algodón de azúcar tampoco volvió a ser lo mismo después de esta delirante… payasos del espacio exterior.

 

‘Clownhouse’ (1989)

Precisamente el chico protagonista de este slasher ochentero padecía de coulrofobia. Conocedores de su pánico, sus dos hermanos mayores tenían la mala idea de llevarle a un circo cercano donde actuaban tres payasos, pero éstos habían sido asesinados y sus identidades usurpadas por tres psicópatas fugados de un centro mental. Y lo inquietante traspasó la ficción. El director, el californiano Victor Salva, fue acusado al cabo de unos años por el joven protagonista, Nathan Forrest Winters, de haber abusado sexualmente de él durante el rodaje de la película. Cumplió quince meses de cárcel, de una condena de tres años. Posteriormente, Victor salva rodaría Jeepers Creepers (2001) que también gozó de un cierto éxito comercial.

 

Pennywise en ‘It’ (1990)

Tim Curry en la citada caracterización en la miniserie de TV basada en la novela de Stephen King.

 

John Wayne Gacy en ‘Gacy’ (2003)

Poca broma. John Wayne Gacy jr. tenía el pseudónimo artístico de «Pogo el payaso» y se ganaba la vida en fiestas de disfraces y cumpleaños. Fue arrestado en 1978, y en 1980 se le declaró culpable de haber secuestrado, violado y asesinado a 33 menores. La sentenció le condenó a 21 cadenas perpetuas y 12 penas de muerte. De entre ellas, realmente solo pudo cumplir una, el de ejecución por inyección letal en mayo de 1994.

 

Capitán Spaulding en ‘La casa de los 1.000 cadáveres’ / ‘Los renegados del diablo’ (2003 – 2005)

Puede recibirte afablemente en la apartada gasolinera que regenta, y parecer también un gran patriota; sin embargo, es el patriarca de una familia de asesinos en serie sin piedad. Es el mejor personaje icono del cine de Rob Zombie.

 

Billy en ‘Saw’ (2004 – )

¿Marioneta, showman o payaso? Montado en su triciclo, era el emisario del retorcido y sádico Jigsaw. Nunca traía buenas noticias. En las películas no se menciona su nombre, pero el director y creador de la película original, James Wan, lo bautizó como Billy.

 

El payaso de ‘Bienvenidos a Zombieland’ (2009)

No podía faltar el payaso zombi, una de las presencias más inquietantes de la película protagonizada por Emma Stone, Jesse Eisenberg, Abigail Broslin y Woody Harrelson. También es una clara prueba que tras un apocalipsis zombi los parques de atracciones ya no serían igual de divertidos o, al menos, seguros.

 

John Wayne Gacy y Twisty el payaso en American Horror Story (2014)

Inspirado en el caso real del tristemente famoso John Wayne Gacy. Pero, igual se pasaron tres pueblos. Freak Show, la cuarta temporada de American Horror Story le valió a sus autores las protestas de los payasos profesionales en Norteamérica.

 

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