Un microrrelato por día y cada uno de 150 palabras. Ni una más, ni una menos.

Archivo de octubre, 2010

Jorge «el Hurón» Sánchez

La extraña forma de su alargado y estilizado cuerpo explicaba a primera vista el por qué de su apodo. Jorge «el Hurón» Sánchez poseía la excepcional capacidad física de doblar sus articulaciones, la cual supo utilizar para ganar el reconocimiento de su público. Su particular plasticidad y flexibilidad le permitían lograr las increíbles posturas de gran dificultad que la gente aplaudía y aclamaba.
—Y a continuación, el increíble Jorge «el Hurón» Sánchez intentará una nueva posición que nunca ha sido realizada por un contorsionista —anunció el presentador con un megáfono en la mano y comenzaron a sonar los redoblantes. Aquel día, «el Hurón» Sánchez, haciendo un notorio esfuerzo, colocó su pierna derecha detrás de la espalda, la sostubo con el brazo izquierdo, giró la rodilla para rodear su cuello, utilizó el brazo derecho para trabar el movimiento y minutos después, murió asfixiado por su pantorrilla. Nadie pudo desatar el nudo.

El nuevo Teletransportador

Al unirse los beneficios de la ciencia con las ancestrales virtudes de la magia, se ha creado lo que hoy conocemos como “Teletransportador”. La «tecnología mágica» —arte que estudia la fusión entre la hechicería y la física— ha contribuido a la evolución de la sociedad y por su puesto, a la fabricación de tan maravilloso medio de transporte. Los magos y científicos, descendientes de aquellos que lograron unir elementos tan enemistados como el agua y el aceite, ahora ponen a nuestra disposición la nueva «Cabina de Teletransportación Personal». Con solo meterse en la caja mágica, recubierta por una tela holográfica negra, usted aparecerá en la caja gemela ubicada, si así lo quiere, al otro lado del planeta. Si llama ahora, también recibirá gratis un Pet Teletransportador. No se pierda esta oportunidad. ¡Llame Ya!
Después de tantos años de evolución, el mundo no puede deshacerse de la venta directa por televisión.

Serie Comentarios Microrrelatados

Todo enunciado surge como respuesta a un enunciado anterior y a su vez, genera una nueva respuesta. Bienvenidos a la cuarta entrega de la serie «Comentarios Microrrelatados», donde se muestran algunos de los microrrelatos, anécdotas, cuentos o historias que se publicaron en los comentarios del mes. No se tendrá en cuenta ni la gramática, ni la puntuación ni nada por el estilo. Lo importante es la historia, inspirada en una historia anterior.
Sin más, los dejo con los comentarios microrrelatados. Muchísimas gracias a los autores por engancharse.

Comentario publicado en la entrada «Según la ocasión».

El verdadero amor es el de Sergio. Un amor que alcanza grandes cotas negándose a sí mismo, y proyectando su persona sobre la persona amada. Esto es amor, y entrega. Y verdadero amor. Porque Sergio consume grandes dosis de amor, y necesita ora una tanguista, ora una mujer de la pradera; ya una ejecutiva, venga una bombera… esto es amor a grandes dosis. Primero, Sergio asume otras personalidades, pero al cabo, Sergio consume personalidades, y necesita almas enamoradas para saciar su amor. Este es el verdadero amor; el verdadero amor nace, y crece y se desarrolla. Nace en hombre o mujer, que necesita varón o hembra, y luego crece y necesita alimentarse a sí mismo. Nutrirse a sí mismo, cada día, cada noche, arriba y abajo, cada vez más… implica consumir grandes dosis de sentimiento, como un ninfómano o una donjuana: el verdadero amor.

Autor: GratisMadrid.

Comentario publicado en la entrada «Un hombre con capucha negra».

Cuando buscaron un sustituto para actuar de mano justiciera contra brujas y endemoniados, hallaron solo dos candidatos. El primero tenía el rostro amarillento y unos ojos entrecerrados, de sospechoso. Aunque alegó sobrada experiencia en ejecuciones, le descartaron de entrada y eligieron al segundo candidato. Nadie se percató del parecido que mantenía aquel verdugo inmisericorde con el padre de las quintillizas, tan desfigurado estaba por el dolor y la locura de la pérdida. Cuando le dieron el puesto y el hacha, se escucharon gritos en el calabozo de la Inquisición, pero nadie en el pueblo ni en la fortaleza se extrañó, puesto que en aquel infierno no había otro sonido que el producido por el dolor…

Autor: Metamorfosis.

Comentario publicado en la entrada «Un hombre con capucha negra».

Un grupo subía lentamente hasta la cima de una montaña. Allí se realizarían los últimos festejos en donde la chicha el baile y el canto no iban a faltar.
Atrás habían quedado los días en Cusco, ahora, había que terminar la Capacocha y realizar la última ofrenda al Inca.
Del grupo sobresalían tres niños de unos 10 años, hermosos, casi perfectos, tratados como deidades y ataviados como reyes.
Un hombre los guiaba, el Curaca del Ayllu y padre de los niños, al que ni las semanas de viaje de vuelta a sus tierras, ni las contingencias del mismo, más aún, ni siquiera la inconmensurable ofrenda que estaba por entregar, hicieron desistir de su misión, todo sea por la gloria del Inca, por mayores beneficios para sus tierras y para el suyo propio.
Finalmente el grupo llegó a la cima andina, luego de los festejos los niños fueron dormidos a base de chicha y otras bebidas, fueron puestos en la cueva previamente preparada, cubiertos de flores y de ofrendas, la cueva fue cerrada y el frío, el frío eterno que hace a casi 7000 metros de altura, hizo el resto……..
Al otro lado del mundo, hacía al rededor de 200 años que la Inquisición había comenzado su labor santificadora en España, y la caza de brujas en Europa central estaba a punto de comenzar.

Autor: Penélope G.

Comentario publicado en la entrada «Nuestra experiencia en el crucero».

Quisiera creer que es suficiente.
Quisiera borrar todo mal recuerdo.
Quisiera pensar que cada día sale el sol.
Quisiera ver con otros ojos el mar, ese mar que ola tras ola arremete y se esconde.
Quisiera tener tiempo y manos para modelar la paciencia, pero el respeto se corrompe y su medicina caduca.
Quisiera creer que es suficiente, pero nada es suficiente. Todo contrato se renueva o expira.
Quisiera ver un futuro donde el tiempo no pasara. Que no pasara el presente. Que el presente se convirtiera en pasado.
Quisiera que el pasado tuviera la fuerza suficiente para reflejarse en el futuro.
Quiero un futuro como presente.

Autor: Enmascarado.

Comentario publicado en la entrada «Las dos caras de la moneda».

Siempre que tiraba la moneda al aire le salía una cosa u otra, el día que salía cara lo pasaba en casa con su mujer, se sentaban en el sofá después de encender la tele y tranquilamente se ponían a ver las noticias, o lo que en ese momento estuviesen transmitiendo , después iban al jardín cortaban el césped y lo arreglaban todo hasta la hora de comer para una vez terminadas estas cosas montar en el coche y salir rumbo a la ciudad para meterse en el cine o en el teatro y ver una obra normalmente humorística que es lo que a ella le gustaba. Ya terminando el día cenaban cualquier cosa, veían la tele un rato y se acostaban para hacer el amor antes de dormirse.
La vez que salía la cruz ese día Anselmo se marchaba a casa de su querida jovencita Rosi y hacían parecido a lo que hacia con su mujer pero con mas asaltos a cada dos por tres en los juegos de cama.
Pero esta vez cuando la moneda cayó y se quedó de canto, Anselmo tuvo un gran sobresalto y como si el destino lo hubiera decidido sufrió un infarto que acabó con su vida.

Autor: Antonio Larrosa.

Comentario publicado en la entrada «El cuarto oscuro».

……oscuridades. eran las 3 de la madrugada en invierno ……..diluviaba …..todas las luces de las calles estrechas de mi barrio , estaban apagadas , corría rumbo a casa, había una luz como suavemente rojiza, luz suficiente para ver por donde uno andaba, bajo hilos gruesos de lluvia ……confieso que me entro un cierto miedo , pánico , pavor , terror ……así sobresaltado por mis propios miedos …..logré por fin ¡¡¡ poner la llave en la cerradura del portal, entrar , y calmados mis temores ……empecé a subir por la escalera completamente a oscuras. Subía alegre ¡¡¡ rápido ¡¡¡ y de pronto ….¡¡¡ tropecé contra la oscuridad , salí rebotado escaleras abajo …..mi mente se hizo pedazos ¡¡¡ había tropezado contra la Oscuridad ¡¡¡¡ qué fuerte ¡¡ ¿ y eso cómo es ?……alucinado ¡¡¡ aturdido ….¡¡¡ volví a subir lentamente, no se veía nada ¡¡¡ y entonces ¡¡agarre a la Oscuridad ¡¡¡ joer ¡¡¡ era Don Vicente ¡¡¡ enanito de mi escalera , jorobado , media menos de un metro , iba completamente de negro siempre, ….¡¡¡ES USTED DON VICENTE ¡¡¡ era sordo además …..si ….si …..¡¡perdóneme el encontronazo ¡¡¡ no le he visto ¡¡¡ etc etc etc parece broma o tontería ¡¡¡pues no lo fue ¡¡¡ mi mente leyó –interpretó , en el primer momento ….que había tropezado con la Negra Oscuridad ¡¡¡¡ qué fuerte ¡¡¡

Autor: Jordi Durall.

Comentario publicado en la entrada «En los confines del vagón de un tren».

Lo más bonito que he leído
sobre un papel escrito,
son estas dos palabras:
“Te Amo”
Pero con ciento cincuenta,
la verdad que es este post,
este bonito relato.
Que no te deja indiferente,
que te llega al corazón,
aunque lo tengas desgarrado.
Por mal trato, por olvido,
por haber o no haber vivido,
aunque lo lleves partido,
o aunque lo tengas quemado.

Autor: Al S. de Gomaranto.

Comentario publicado en la entrada «La ancianidad desvanecida».

Alcanzar la esencia, es destapar el alma.
Lograr la fórmula química, descifrar el genoma, descomponer el átomo, desarticular la bomba, hallar el valor de la x, encontrar los tres pies al gato, escribir la moraleja… acotar lo infinito.
Tan importante y valioso, como el poder de un espermatozoide para representarte en otra vida.

Autor: Temasarte.

Comentario publicado en la entrada «Las dos caras de la moneda».

«Si hay que culpar a alguien, habrá que culpar al destino»,
Tiró la moneda al aire y al caer no lo hizo en la palma de su mano. Rebotó en el suelo y se fue rodando en dirección a la calle.
El salió corriendo detrás, pero el destino quiso que un camión recogedor de basura le pasara por encima y le quitase la vida en ese mismo instante.

Autor: Xulita.

Comentario publicado en la entrada «La carta postergada».

El hijo volvió a posar su mano en la pared de mármol. Sólo escuchó el viento. Fue entonces cuando creyó ver un pájaro en la tupida enramada del ciprés más altanero. Luego sintió un batir de alas, como un abrazo.
—Tu padre me pidió que le leyera tu carta, pero la parca fue más rápida.
Al abrir el sobre, cayeron las lágrimas. El enterrador las arrastró a la tumba abierta con la primera paletada.

Autor: Sirio.

Ver la primera entrega de la Serie Comentarios Microrrelatados.
Ver la segunda entrega de la Serie Comentarios Microrrelatados.
Ver la tercera entrega de la Serie Comentarios Microrrelatados.

Un frasco con ideas

Muchas veces sintió que las ideas se le iban a terminar, que las estaba desperdiciando. Cada pensamiento nuevo, cada instante ocurrente o no de su cerebro, era un renacer del temor a no poder producir más ideas en el futuro. Las visualizaba a todas ellas como si fueran canicas dentro de un frasco de vidrio que se iba vaciando de a poco. Despertaba a mitad de la noche, transpirando, imaginándose el frasco vacío. Finalmente su presagio terminó por cumplirse. Hace algunos días que tiene la imaginación cansada, así como se cansa un músculo. Agotado de tanto producir se le debilita el pensamiento. Incluso a veces pierde la capacidad de procesar la información recibida para poder generar una respuesta. Por suerte, en su juventud, en sus años de incansable producción cuando comenzaba a surgir su temor, empezó a llenar una gran caja con ideas. Hoy, al abrirla, se encontró con ésta.

Bajo un mismo cielo

Aprendimos a leer cada uno de nuestros sentimientos como si estuvieran escritos en un diario. Con tan solo escuchar mi tono de voz, ella reconocía mis más profundas emociones. Con tan solo mirar las facciones de su cara, podía realizar una certera deducción de sus sentimientos. Nuestros estados de ánimo eran transparentes. Teníamos intimidad y compañía. Libertades y tolerancia. No había disfraces ni nada que nos pudiéramos ocultar sin que uno de los dos lo intuyera. Aquel día llegó a casa y lo primero que noté en sus movimientos fue la ansiedad. Estaba inquieta. Comenzó a contarme la idea con el entusiasmo de un niño hiperquinético. Fue así como me propuso que nos abrazáramos con fuerza hasta fundirnos en una única persona. «Es imposible», contesté escéptico. Hoy somos dos, conviviendo en un mismo planeta, en un mismo mundo, en una misma ciudad, en una misma casa, en un mismo cuerpo.


PD: El microrrelato de hoy adhiere a la propuesta de las bitácoras Pensamientos JFS y Artecar24.com, en donde se convoca a escribir sobre “la convivencia” como temática única.
Por consiguiente, hoy hice una búsqueda doble: enlazar una historia a una noticia y a su vez, inclinar la historia hacia un tema específico.
Desde ya, felicitaciones a los impulsores de la iniciativa.

Safari

Tiró el cuerpo sobre la tabla de madera y comenzó a trozar una a una todas las presas. Con el primer hachazo cortó las patas y las tiró a un costado. A nadie en la familia le gustan los pedazos que tienen poca carne. La cabeza también fue otra presa despreciada por incomestible. Los siguientes cortes cayeron en seco, rebanando las demás extremidades que luego fueron a parar a la olla donde ya esperaban las papas, las zanahorias, los zapallitos y las calabazas. Cuando todo estuvo listo, el tigre encendió el fósforo y le dio vida a la fogata destinada a cocinar el exótico manjar. No todos los días se come carne humana. Los cachorros, ansiosos por degustar la reciente víctima, esperaban bajo la sombra de un árbol, a unos 10 metros del lugar donde su sacrificado padre había atacado al pobre desdichado del safari que les sacaba algunas fotos.

Percepción extrasensorial

Había soñado con la telepatía desde pequeño. Fantaseaba cotidianamente con tener aquella excepcional habilidad de comunicarse con la mente, tal como lo hacían los personajes de las novelas de ciencia ficción. Pero la vida continuó y poco a poco fue olvidándose de jugar hasta que siendo adulto, después de cinco felices años de matrimonio, su mujer sufrió un accidente y cayó en un profundo estado de coma. Desde aquel día la utopía volvió a cobrar vida cada noche. Él se desahogaba hablándole telepáticamente y le contaba cómo se sentía, todo lo que la amaba, cuánto la extrañaba. Nunca había recibido respuesta hasta el día de hoy en que le preguntó si necesitaba algo. —Me gustaría un abrazo —respondió su mujer sin mover los labios, sin abrir los ojos, sin hacer señas con las manos. Todavía se pregunta si la escuchó a ella, o si fue burlado por su propia imaginación.

Aquel mundo

El viento acaricia, saca las arrugas, limpia los poros. La brisa es suave en aquel lugar donde nadie ha llegado. Los ríos son espesos, lentos y pesados. Se pueden armar figuras de agua y comerlas en su estado líquido que extrañamente permanece unido. Las cataratas caen en cámara lenta. La gravedad es liviana y las hojas tardan el doble en llegar al suelo. En aquel mundo los árboles caminan, estudian, trabajan, miran televisión, se casan, forman una familia y luego mueren. La tierra, increíblemente fértil. Imposible explicar lo que se siente al tocar esa poderosa materia. No existe descripción que le haga honor a su voluptuosidad. Allí, el suelo, de un extraño color rojizo, se utiliza para sembrar niños. Luego los cosechan, los crían, los engordan y por último los consumen. Sólo una muy pequeña minoría de los habitantes del planeta es vegetariana. No existe delito más grave que ese.

Bucles negros

Era la primera vez que la veía. Yo estaba sentado en la biblioteca de la facultad leyendo un libro que no viene al caso, cuando sentí que alguien se acomodaba a un costado para sentarse a leer. Cansado de una oración que parecía no terminar nunca y tentado por la necesidad de ver quién estaba a mi lado, sin esperar a finalizar la lectura del párrafo, levanté la vista y pude ver cómo sus voluptuosos bucles negros colgaban frondosos hacia el suelo, golpeando y rebotando contra sus hombros. Bajé la mirada —movilizado por la costumbre de volver a la lectura después de una leve distracción— e instantáneamente sentí la necesidad de mirarla por segunda vez. No sé bien por qué. Quizá para observarla con más detalle. No había pasado ni un segundo desde que había conocido aquella agradable mujer, pero si tengo que ser objetivo, fue amor a segunda vista.