El árbol, anciano, sobresalía por sobre todos los elementos que daban lugar a la perfecta composición de la naturaleza. Era el mejor paisaje del planeta según recuerdan mis ojos, y no creo que nada de lo que pueda llegar a ver se asemeje a la magia desprendida desde ese sauce. Las ramas en cascada parecían llorar de felicidad al costado del lago, mirando las lejanas montañas que despertaban los más bellos amaneceres. Recientemente volví a visitarlo. Lloró una de mis lágrimas al ver el tronco talado, seco, inexistente. Lo habían cortado a unos veinte centímetros del suelo. Me lo imaginé rendido, desparramado sobre la costa, vivo, pero moribundo e inevitablemente muerto, arrastrado hacia algún aserradero, rebanado, convertido, transformado. El paisaje ahora se siente vacío pero los atardeceres se siguen despertando con las mismas ganas de antes ya que cuando hay luz, el sauce, anciano, sigue reflejándose sobre las tranquilas aguas.
Estimado amigo:
Estoy interesado en seguir tu blog de cerca, y para ello necesitaría tener un enlace de tu blog en el mío y la manera más fácil sería que te agregaras a mi blog en el apartado de «Ya eres miembro acceder»
Esperando noticias tuyas
Manu Medina
http://manuelmedina44.blogspot.com/
12 junio 2010 | 08:41
Deja de llorar por el sauce hombre, de algo hay que hacer los palillos, y las aspirinas…
Roble
12 junio 2010 | 08:55
Qué pena que mayoritariamente sea el ser humano quien nos prive de maravillas de la naturaleza, de forma tan brusca, sólo para satisfacer sus propias necesidades materiales…
Que tengas un buen día… 🙂
12 junio 2010 | 09:24
Estuvo bueno, pero con una pega. Si el final es ese (el árbol está talado pero continúa reflejándose en el lago) no debes poner un título tan revelador, ¿no crees?
Sigo por aquí, Walter. Saludos.
12 junio 2010 | 10:32
Me hizo recordar las sensaciones que me maravillaron al ver la película de Avatar. Vas describiendo el paraíso terrenal.
Un lugar donde la armonía la establecía ese centro, ese lugar de meditaciones donde la paz reinaba y un halo de misterio envolvía místicamente.
Sensaciones mezcla de silencio y belleza, el placer de la naturaleza virgen contaminado por los cantos de los pájaros o gritos de juegos de niños.
Es tal vez la reserva de mentalidad infantil que todos conservamos en nuestro recuerdo, castrada al talar ese centro neurálgico.
Es tal vez como ayer te decía, uno de los buenos recuerdos que al contrario que los malos nuestro cerebro recrea e idealiza en el lugar donde viven las endorfinas.
12 junio 2010 | 12:37
No entiendo como este blog sale en portada cada dos por tres. Es un truño bien gordo.
12 junio 2010 | 12:42
Precioso relato.
12 junio 2010 | 13:07
lo siento, dos desgracias terribles,
12 junio 2010 | 13:15
No hagas caso de los comentarios negativos, a mi me ha parecido un relato precioso. Al igual que me parece de mucho mérito expresar tanto y contar tanto tan solo con 150 palabras.
A mi me encanta escribir y sé lo dificil que es esto que tú haces.
Mi enhorabuena por esta entrada tan bonita ^^
12 junio 2010 | 13:38
Ya podía el mentiroso del taxista bloguero aprender de tí sobre cómo se escribe
12 junio 2010 | 13:51
Buen relato
http://www.septimageneracion.net/
12 junio 2010 | 15:18
Preciosos mini-relato. Esos preciosos árboles casas de miles de animales, sombra, regulan el clima y la atmofera.
La verdad que hasta bien crecido no he sido consciente del gran valor de estos seres.
Es una pena que si ya a los humanos los que nos gobiernan nos consideran simples unidades de consumo, los arboles simplemente serñan materia prima de objetos. Luego nos venden el cambio climatico.
12 junio 2010 | 17:42
A lo mejor vuelve a brotar algún día, como en tiempos del rey Nabucodonosor: 7 años.
12 junio 2010 | 19:12
Muy bonito post.
Una vez vi en el sur (argentino), un cementerio de árboles. Montones de árboles llevados desde la montaña arroyo abajo por la fuerza de una riada, descascarados de golpear en las piedras, blancos de agua y sol, bellos, creando un muelle sonoro sobre las aguas del arroyo.
Ahí supe cuál era la única manera en que debían morir los árboles.
Ya que todos hemos de morir, como nosotros, mercecen una muerte digna.
12 junio 2010 | 19:17
El «cementerio» estaba sobre la desembocadura del arroyo sobre un lago así de azul, como la foto.
12 junio 2010 | 19:19
Gracias Manu, voy a pasar por tu blog.
Sol, me gustó tu comentario firmado por Roble.
Gracias Estela, y sí, una verdadera pena.
Sí Víctor, estuve con la misma duda. Luego sentí que era más interesante el contenido que el remate. Pero tenés razón, podría haberlo escondido un poco más.
Enmascarado, los paisajes de Avatar también me parecieron fantásticos. Y otra cosa que me pareció fantástica fue “el lugar donde viven las endorfinas”.
Shizu, Aio, Lunch, Nacho… muchas gracias.
“Gracias”, buena crítica.
Membri64, y que llegue hasta el cielo.
Laura, y pensar que muchos árboles mueren en el mismo lugar donde nacieron.
12 junio 2010 | 20:52
Pero si esa es la isla de ‘LOST’ jajajaja
13 junio 2010 | 00:50
El tema que nos pones hoy es la desaparición del árbol.
Yo pongo en concreto uno, la encina.
Aquí, en concreto, en mi tierra, en España, las corridas de toros están siendo cuestionadas, como un maltrato al animal.
Pero lo que sí es cierto, es que si desaparecen las corridas, dejan de tenerse toros bravos, y las dehesas desaparecerán por la especulación del suelo.
¿sabe alguien qué es una dehesa?
. La encina, como símbolo de la dehesa, y el propio toro
Las encinas, desaparecerán también.
13 junio 2010 | 03:10
Me gustó la nostalgia que se percibe en tus palabras, pero coincido con que el título anticipa lo que va a pasar.
No me parece adecuado que en un texto tan breve despierten amaneceres y despierten atardeceres. Además de no ser metáforas novedosas, al volverse repetitivas, molestan (al menos es lo que me pasó mientras leía).
La descripción está muy lograda.
Me parece original que una de tus lágrimas haya llorado, y no vos.
¡Saludos!
13 junio 2010 | 08:23
te da pena y todo
13 junio 2010 | 09:46
como se nota que eres argentino…
13 junio 2010 | 13:20