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Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

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¿Tiene relación la afiliación a sindicatos en un país con su tasa de desempleo? Un vistazo a los números

¿Son los sindicatos una herramienta útil para luchar contra el desempleo? ¿Cumplen una función a la hora de incentivar la existencia y promoción de un empleo de mayor calidad? ¿O son lo contrario? ¿Suponen un freno contra el desempleo juvenil al defender sobre todo los intereses de los insiders? Todas estas respuestas merecerían al menos una investigación científica seria, así que por mi parte pretendo tan solo apuntar algunos datos e ideas.

Tal como muestran los datos de la OCDE (ver gráfico inferior), España está más o menos en la media de los países desarrollados en cuanto a densidad sindical: A finales de 2013 (últimos datos disponibles) tenía un porcentaje de trabajadores afiliados a algún sindicato respecto al total de trabajadores de un 17,5%. Más o menos en la órbita de países tan poco sospechosos como Holanda, Suiza o Alemania, pero muy lejos de Finlandia, Suecia o Dinamarca, los tres por encima del 65% de sindicación.

densidad sindical

 

En la medida que países como Francia (7,7% de densidad sindical) o Estados Unidos (10,8%) están muy por debajo de la media OCDE (y por tanto de España) en cuanto a porcentaje de trabajadores sindicados, entiendo que éste no es un indicador especialmente decisivo a la hora de explicar las tasas de desempleo en unos y otros países. Es cierto que los países con mayor densidad sindical tienen unos mercados de trabajo muy dinámicos, pero también lo es para algunos de los países con menor presencia de las «trade unions».

Quiero detenerme, no obstante, en los datos concretos de España, por que hay varios factores que me han llamado la atención:

España es uno de los únicos tres países (junto a Chile e Italia) en los que la densidad sindical ha crecido durante la última década (ver gráfico más abajo). El crecimiento es especialmente notorio a partir de 2008, cuando se desata la crisis económica en España, tal como muestran los datos anuales de la OCDE. Desde entonces, se ha mantenido este porcentaje de afiliados en el entorno del 17,5% del total de empleados asalariados por cuenta ajena.

evolucion densidad sindical

 

¿Qué es lo que ocurre? ¿Ha habido trabajadores que se han afiliado en masa a los sindicatos para tratar de evitar los despidos ocasionados por la crisis? Sospecho, a la luz de los datos de la OCDE, que es un asunto más sencillo, pero no por ello menos interesante: Entre 2007 y 2012 el mercado laboral español ha destruido casi 2,5 millones de empleos (de 16,6 millones a 14,1). En ese mismo tiempo, la destrucción de empleos entre los trabajadores sindicados ha sido relativamente menor: de 2,6 millones a casi 2,5.

Los datos parecen sugerir que los trabajadores sindicados se han visto afectados en menor medida por el desempleo. Esto se me ocurre que podría sugerir varias cosas: O bien la sindicación facilita una respuesta más flexible ante los problemas económicos de una empresa, o bien la propia empresa tiene incentivos para buscar opciones alternativas al despido entre sus empleados sindicados. Otra opción (hay muchas más) es que la correlación sea distinta: los sectores de mayor sindicación (por ejemplo la industria) se han visto menos afectados por el desempleo que otros sectores de más baja densidad, como la construcción o los servicios.

Sea lo que sea, me parecen unos datos interesantes a partir de los cuales trabajar… ¿Vosotros qué creéis? ¿Es mejor un país con una alta sindicación, o al contrario?

160.579 nuevos ocupados: La economía española consolida el círculo virtuoso

Podemos poner todos los matices del mundo a los datos de paro y afiliación conocidos hoy (alta temporalidad, el porcentaje de desempleados sigue siendo alto…) pero lo que es innegable es que a la vista de los mismos se constata que la recuperación económica en España se consolida y alcanza velocidad.

Se consolida porque tal como muestran los datos de afiliación de la Seguridad Social, ya se registran dos años consecutivos de creación neta de empleo. En marzo de 2014 los nuevos afiliados fueron apenas 115.000 en tasa anual. Y en lo que va de 2015 ya son más de 536.000 las personas que han encontrado un empleo, y han sido dadas de alta en el sistema.

Esta realidad supone entrar de lleno en un círculo virtuoso contrario al vivido durante la crisis: El cambio a positivo de la coyuntura económica conlleva una mayor actividad económica, que sirve para generar empleo, que a su vez aumenta el consumo y la recaudación tributaria, lo que a su vez realimenta la rueda de nuevo.

La situación española dista mucho, muchísimo, de estar en tasas aceptables. Lo que no se puede negar es que el signo de la misma ha dado un vuelco. Más allá de la estacionalidad, de la precariedad o de la temporalidad, lo cierto es que hace apenas dos años el drama económico era cómo frenar la sangría de empleo. Ahora, el debate en todo caso parece ir sobre la calidad de ese empleo. Quizás no sea mucho, pero es un cambio sustancial.

Nota rápida sobre el empleo: Los datos de la EPA del primer trimestre NO son buenos

Este martes hemos conocido los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) referentes al primer trimestre del año. En concreto, el mercado laboral español destruyó 184.600 puestos de trabajo y el número de parados (no lo olvidemos, aquellos que buscan empleo) descendió en 2.300 personas. El Gobierno, a través del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no ha tardado en salir eufórico a proclamar que estas cifras son buenas y evidencian que España está saliendo de la crisis.

Pues siento estar en desacuerdo con el ministro (mi director, Arsenio Escolar, también lo está). Es cierto que el primer trimestre suele ser uno especialmente malo y que no es de los peores de la serie histórica, pero los datos están muy lejos de ser buenos. Muy lejos. Y es que «España sigue destruyendo empleo aunque a menor ritmo», tal como señala la investigadora de Fedea Sara de la Rica, para quien «incluso en términos desestacionalizados se destruye el 0,1% del empleo. Es un número más bajo que los anteriores, pero seguimos en tasas negativas», concluye, aludiendo a que no es que los parados hayan encontrado por fin un empleo, sino que han desistido de buscar.

Datos del paro (vía Porcentual)

Datos del paro (vía Porcentual)

También es especialmente preocupante el descenso en la tasa de actividad: aquellos que están en edad de trabajar y que, 0 bien están trabajando o bien están buscando trabajo. Pues bien, esta tasa están en niveles especialmente bajos: alrededor de un 59%. Seguimos con niveles de desempleo cercanos a los seis millones de personas y no da la impresión de que la actividad tenga el empuje necesario para reducir esos volúmenes en muchos (demasiado) tiempo.

La tan alabada reforma laboral está demostrando no servir para aquellos grupos sociales especialmente afectados por la crisis. Así, ya son casi 2 millones los hogares con todos sus miembros en paro, después de haber subido en más de 53.000 en el último trimestre.

Que conste que llevo meses hablando de un cambio de ciclo y mostrándome optimista respecto a la coyuntura económica. Pero lo que no se puede negar es que los resultados de esta EPA son un jarro de agua fría, tal como expone un organismo tan poco sospechoso de antigubernamental como el servicio de estudios del BBVA. La creación de empleo está lejos aún y el que más se resiente es el sector privado, que pierde 175.100 empleos. La idea general la resume mejor que yo el secretario general de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer: «Nuestra economía no está en la senda del cambio de ciclo que se viene preconizando desde las grandes empresas y el Gobierno, sino que tiene riesgos potenciales y no aumenta su actividad». Más claro, agua.

No se trata de ser derrotistas ni de criticar por criticar. Al contrario. Estamos (casi) todos en el mismo barco y es una prioridad nacional generar empleo. Lo que no se puede hacer es mantener posiciones falaces y tratar de engañar a la población repitiendo que unos datos que son malos en realidad son buenos. Ni se puede tratar de ganar votos vendiendo optimismo que no se sustenta por datos reales. Así, sin autocrítica, no se tomarán las medidas adecuadas para por fin volver a la senda de la creación de puestos de trabajo.