Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

Archivo de septiembre, 2014

La Autoridad Fiscal Independiente saca los colores a las cuentas del Gobierno: Constata «sesgos sistemáticos» en las previsiones

El Gobierno presentó el pasado viernes su nuevo cuadro macroeconómico a partir del cual ha elaborado el anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2015. En resumen, se mejoran las previsiones de crecimiento del PIB correspondientes a 2014 (un 1,3%) y 2015 (otro 2%), y se estima que el desempleo se reeduzca en 620.000 personas.

En pleno debate sobre el peligro de que la zona euro vuelva a sumirse en una recesión, el Ejecutivo ha dado una muestra de optimismo y presenta unas previsiones con un crecimiento creciente (valga la redundancia). ¿Demasiado optimista? Pues casi que sí, si atendemos al informe publicado ayer por la flamante Autoridad Fiscal Independiente (AIREF), el organismo autónomo diseñado desde Europa y encargado de revisar las cuentas del Gobierno.

«Del análisis realizado se observa la existencia de sesgos sistemáticos en muchas de las variables previstas por el Gobierno con respecto a las previsiones de consenso», concluyen los responsables. ¿De cuánto sesgo podemos estar hablando? En el periodo 2011-2014, los miembros de la AIREF estiman que el optimismo respecto a la realidad alcanzaba el 0,9% del PIB cada año.

También las previsiones respecto al déficit público fueron «persistentemente más positivas que las del consenso«, añaden desde la Autoridad Fiscal, y denuncian que, sistemáticamente, el Ejecutivo se ha equivocado más que la media del consenso durante el periodo 2011-2014. Es decir, que los cuadros macroeconómicos del Gobierno son de los menos fiables y están llenos de voluntarismo y optimismo antropológico. Muy bien. Estupendo.

Ahora piensen en las miles de empresas, familias y otros actores económicos que toman sus decisiones en función de las previsiones oficiales del Gobierno. Una vergüenza.

La deuda pública española se reduce por arte de magia… contable

Era algo esperado, pero estamos viendo ahora las consecuencias. El INE ha cambiado el método de cálculo del Producto Interior Bruto (PIB) español, de forma que incluye desde el mes pasado un peso estimado de lo que suponen actividades ilegales como las drogas o la prostitución en nuestra economía. En total, son más de 26.000 millones de euros de subidón contable que se ha anotado España sin que la economía haya cambiado en absoluto. Solo su contabilidad.  billetes

Lo más curioso, para mi, es cómo esta subida mágica del PIB ha supuesto que, de la noche a la mañana, España, a efectos internacionales, se haya reducido su deuda pública y su déficit. Como el PIB ha crecido, también lo ha hecho el denominador de varios ratios y magnitudes claves de la actual economía española. Así, el porcentaje de deuda pública española ha pasado del 98,9% a un 96,4%, tal como reconoce el Banco de España en un comunicado.

Aún no están publicados, pero es más que probable que el actual déficit público de España también se revise a la baja. Un pequeño retoque estético en la línea de otros que lleva aprobando el Gobierno alrededor de las cuentas y las estadísticas oficiales. Nada de lo que han hecho ilegal. De hecho, es probable que estas nuevas cuentas sean más ajustadas que las anteriores. Pero no deja de ser curioso cómo todas estas reformas van siempre en favor de los intereses del Ejecutivo…

Injusticia insoportable: A igualdad de competencia los alumnos españoles ‘pobres’ repiten más curso que los ricos

Un breve informe recién publicado por la OCDE (y del que se han hecho eco en su Twitter Ismael Sanz, director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa-INEE, y el politólogo Pepe Fernández Albertos) muestra hasta que punto la desigualdad socioeconómica es un cáncer que afecta de distintas maneras a la igualdad de oportunidades consagrada por la legalidad constitucional en España. No es solo que los alumnos de familias ricas españoles tengan más facilidad para alcanzar ciertas competencias educativas (lógico), sino que a igualdad de competencias lo siguen teniendo fácil, mucho más fácil.  disadvantaged students OCDE

«Cuando comparamos un grupo de estudiantes en desventaja con un grupo aventajado de iguales competencias, hay tres veces más repetidores por cada no repetidor en el grupo de los desfavorecidos respecto al grupo de los privilegiados», señalan desde la OCDE, a partir de datos obtenidos en los informes PISA. Esta situación se vive en otros países europeos, pero solo Grecia presenta una diferencia tan marcada en el seno de la UE.

Este estudio muestra que España es el séptimo país de la OCDE (de un total de 61) en el que es más probable que un alumno «en desventaja» acabe repitiendo (clicar gráfico derecho). De hecho, según los —en mi opinión demoledores— datos mostrados por los analistas de este organismo internacional, un alumno pobre tiene tres veces más posibilidades de repetir, frente a un alumno rico, ambos en igualdad de competencias educativas.

En este contexto no es de extrañar que el 53% de los alumnos «en desventaja» españoles hayan repetido al menos un curso. Más de la mitad pierden el ritmo, un coste que el país no se puede permitir. La cifra tampoco es que sea para tirar cohetes en el conjunto del alumnado (repiten el 32,9%, frente al 12,4% de la media OCDE), pero es notablemente más baja que para el subconjunto de los alumnos con más dificultades sociales y económicas.

¿Cuáles son las razones? Es más que probable que sean muchas a la vez, pero los analistas de la OCDE se atreven a apuntar a una falta de equidad en el acceso a «apoyo temprano y oportunidades de remedio efectivas» que eviten que la repetición de curso sea la única alternativa para los alumnos que vayan más retrasados. Además, también intuyen que la repetición de curso podría estar usándose más como «una forma de castigo para sancionar el mal comportamiento» en vez de un método para ayudar a los estudiantes con más dificultades de aprendizaje. Así, conductas como llegar tarde o faltar a clase (más frecuentes entre los ‘pobres’) se vería castigado con una mayor propensión a repetir curso.

Como he dicho antes, corregir esta desigualdad estructural debería ser una de las principales prioridades de cualquier Gobierno, sea del signo político que sea. Y es que un trato desigual ante unas mismas competencias no solo supone una injusticia flagrante, sino que supone un agente desligitimador en potencia para el sistema mismo. Y es que más allá de lo que digan las leyes y los reglamentos, la igualdad de oportunidades ha de ser un pilar de cualquier democracia que se precie.

Monago es independentista

José Antonio Monago, presidente de la Junta de Extremadura, es independentista. O al menos lo parece, a la vista de sus últimas decisiones referentes al gasto público autonómico. Porque no puede ser más inoportuno y generar más división entre españoles. Y es que nadie como él para —en medio de la crisis de recaudación más fuerte que se recuerda el país— aprobar tres bajadas consecutivas de impuestos (más aquí) y, por si no fuera bastante, una ayuda graciosa de 300 euros anuales a 35.000 mujeres extremeñas mayores de 75 años por el mero hecho de que vivieron la Guerra Civil Española y la Postguerra.  José Antonio Monago

Que conste: criticaría esta misma medida si se aplicara en mi región: Asturias; pero no es el caso. ¿Cómo es posible tanta alegría presupuestaria si las comunidades autónomas siguen presentando unos déficit públicos notables? El secreto no está en la masa (como diría esa marca de pizzas), no, sino en el modelo fiscal y de financiación autonómica español, que es un absoluto desastre que produce injusticias, agravios y trastoca las capacidades reales de unas y otras regiones. Un modelo que permite que, cuando a todos nos aprieta el cinturón, los receptores netos fiscales den lecciones a los aportadores netos. No se trata de dar las gracias, pero tampoco de escupir.

Vaya por delante que no compro los mensajes de Espanya ens roba y soy un firme convencido de que la solidaridad interterritorial, en términos de PIB, no se tendría que tocar apenas en cuanto a su montante total. Pero sí en los métodos y criterios de reparto. Monago se permite el lujo de dar recetas a los catalanes (con una finalidad política-electoralista evidente) mientras preside una comunidad autónoma que goza del mayor superávit fiscal de toda España (17,6% de su PIB) y mientras gestiona una región que cuenta, gracias a este sistema, con una financiación per cápita al menos un 15% superior al de la media.

financiacion

 

No olvidemos que el reciente informe del economista Ángel de la Fuente sobre las balanzas fiscales apuntaba a que precisamente el problema no estaba en si unos pagaban más impuestos que otros. Todos pagamos prácticamente los mismos tributos y eso está bien, pero lo que cambia y genera el agravio es que alrededor de un tercio de la financiación después se reparte con criterios no automáticos; es decir, que dependen de decisiones discrecionales de un gobernante de turno. No es de extrañar que, así, cada reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera sea una reunión de 17 «¿Qué hay de lo mío?«.

El malestar es evidente en otras comunidades porque a veces da la impresión de que a Monago estas medidas populistas le salen gratis. Tener una región sobrefinanciada no significa que le sobre el dinero, ni mucho menos, pero sí que manda una señal peligrosa a los gobernantes, ya que tienen incentivos para aumentar el gasto sin tener el control directo del contribuyente. Quiero decir: que si los extremeños vieran con nitidez que la ayuda de 300 euros a mujeres mayores que vivieron la Guerra la tienen que pagar solo ellos, quizás a Monago no se le ocurrirían medidas así, o no se atrevería a bajar impuestos alegremente mientras el resto de conciudadanos soporta presiones fiscales sin parangón.

¿Mi solución? Seguir con la solidaridad interterritorial, por supuesto, pero reformarla. Reformarla en un sentido federalizante, es decir, que cada territorio recaude sus impuestos (así los ciudadanos podrán saber más directamente qué hace su Gobierno con su dinero) y que las tasas de solidaridad estén vinculadas a criterios automáticos, a los que se les podría añadir otros fondos especiales de solidaridad, etc. Pero lo que no puede ser es que el dinero siga entrando en el Ministerio de Hacienda, y eso se convierta en una caja negra de la que es casi imposible conocer su funcionamiento.

¿Es objetiva la prensa española a la hora de hablar de los grandes empresarios?

Menuda semana que llevamos. Si el pasado miércoles era el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, ayer domingo fue su homólogo en El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, el que fallecía a los 79 años de edad. Como empresarios de reconocido éxito (unos más que otros) y como hombres con una faceta pública, se han sucedido en ambos casos las avalanchas informativas sobre ambos personajes. Artículos hechos en ocasiones con urgencia y, si atendemos a las fuertes críticas leídas en las redes sociales, con más similitudes a una elegía o una hagiografía que a un artículo de análisis con pretensiones de objetividad y neutralidad.  Isidoro Álvarez

Digámoslo claro: Muchos lectores (internautas, sobre todo) critican a la mayoría de los medios por un supuesto tratamiento sesgado de la información relativa a la vida de estos dos veteranos empresarios. Bien porque no se han destacado lo suficiente los puntos oscuros de sus respectivas carreras (injusticias contra los trabajadores, evasiones fiscales…), bien porque se han omitido en su totalidad, bien porque más que de un halago moderado nos encontremos con lo que yo llamo un repaso lingual a la superficie exterior colorrectal del fenecido. Algo que choca con una profesión periodística bien entendida.

A mi, que estos días he leído de todo, me parece justo eso, que ha habido de todo. Tratamientos informativos que han caído en flagrantes omisiones de todo aquello que pudiera ser negativo, análisis críticos que han obviado los indudables méritos de Botín y Álvarez y despliegues mediáticos que, en general, han tocado todos los ángulos de los mismos, con mayor o menor acierto. Para mi, salvo puntuales excepciones, el lector se ha podido informar con plena libertad y pluralismo de aquello que pudiera resultar interesante sobre estos dos dinosaurios de la gran empresa.

El pluralismo informativo no es tanto que cada medio albergue todas las opiniones dentro de sí. Eso sería imposible en la práctica y creo que incluso indeseable. El pluralismo, como yo lo entiendo al menos, se trata más bien de un campo de juego en el que compiten los distintos medios, cada uno con su agenda y su perfil ideológico. Antes, en la era del «solo papel», suponía un problema ya que los altos costes del mismo limitaban la edición a los muy capitalizados. Pero con internet ya no valen excusas. La responsabilidad de la prensa es no contar mentiras y escribir con honestidad (que no objetividad). Es responsabilidad de los lectores por tanto informarse a través de una o varias fuentes, picotear o mostrar fidelidad dentro del abanico (nutridísimo) de la prensa española.

Emilio Botín

Emilio Botín

Y es que lo que no hubiera resultado positivo en ningún caso es una uniformidad informativa de los distintos medios que se inclinara solo por el elogio incondicional o por la crítica feroz. No nos hagamos los despistados, el nuevo lector de diarios (sobre todo el digital) picotea de aquí y de allá, por lo que no representa grandes dificultades acceder a información alternativa o simplemente distinta a la que habitualmente consumimos.

¿Podría haber sido mejor el tratamiento informativo respecto a estos dos empresarios? No me cabe duda. ¿Ha habido un bloqueo informativo que ha impedido a los lectores acceder a una pluralidad de opiniones y visiones distintas? No, ni mucho menos. ¿Y vosotros qué pensáis?

Cinco claves del nombramiento de Ana Botín

En un tiempo récord. El Consejo de Administración del Banco Santander reaccionó con una tremenda rapidez a la noticia del fallecimiento de su presidente, Emilio Botín. En apenas unas horas, la propia entidad anunciaba públicamente la sucesión: Será Ana Patricia Botín, su hija, hija del expresidente, la que a partir de ahora dirija los designios de la mayor institución financiera de España y la Unión Europea. Se ha escrito mucho ya sobre el asunto, pero quiero destacar cinco claves que se me antojan interesantes: ana botin

1) Un traspaso de poderes diseñado hace meses. El propio Emilio Botín diseñó hace meses, junto a su equipo más cercano, el protocolo a seguir en el caso de que hubiera que llevar a cabo un traspaso de poderes. Dicho y hecho, en apenas unas horas tras la muerte del banquero, uno de los consejeros independientes (las formas son importantes) propuso el nombre de Ana Botín, éste se sometió a votación y fue aprobado sin ningún problema, tal como ha contado Carlos Segovia en El Mundo.

2) Un traspaso ‘hereditario’. Está claro que el hueco de poder dejado tras la muerte de Emilio Botín se tiene que llenar, pero no deja de ser llamativo e incomprensible (sobre todo para los inversores internacionales) como una de las empresas más capitalizadas del mundo se sigue administrando como si de una compañía familiar se tratara. En una época en la que se critican los usos y costumbres políticos menos democráticos (verbigracia, la Monarquía), me resulta curioso el hecho de que apenas haya sido criticado un nombramiento cuya causa directa es el lazo sanguíneo.

3) Un traspaso al margen de los accionistas. Otro aspecto llamativo es el hecho de que el nombramiento, siquiera por la urgencia, se ha hecho al margen de los dueños del banco (no olvidemos que los Botín apenas mantienen un 1% del accionariado total). Obviamente había que llenar el hueco de poder dejado tras el fallecimiento de Emilio Botín, pero tarde o temprano (como muy tarde en la próxima Junta General) se tendrá que someter a aprobación de los dueños este nombramiento. Veremos entonces si el banco seguirá siendo controlado por la minoría familiar, por otro equipo de gestores españoles o incluso por gestores internacionales.

4) Una gestora de prestigio. El hecho de que me sorprenda lo poco democrático que ha sido el proceso de selección de Ana Botín no me impide reconocer que es una de las gestoras más prestigiosas de Europa. De hecho, la BBC la situó como la tercera mujer más poderosa del Reino Unido, solo por detrás de la reina de Inglaterra y la ministra de Interior, Theresa May. Más allá de la sabiduría bancaria que haya podido adquirir en casa, su hoja de servicios incluye notables episodios: Estudios en Harvard, ocho años trabajando para JP Morgan, presidente de Banesto… Por experiencia al más alto nivel no va a ser.

5) Primera mujer ‘en lo más alto’. Me sorprende también que no se haya dado más relevancia al hecho histórico de que una mujer, por primera vez (que yo recuerde) vaya a presidir una de las principales entidades financieras españolas. Hablamos muy frecuentemente del techo de cristal que impide a las mujeres alcanzar puestos más altos en igualdad o superioridad de condiciones, así que creo necesario resaltar una buena noticia a este respecto. Veremos a una mujer por primera vez al frente de un banco grande de verdad y no me cabe duda de que dejará su impronta y será la primera de muchas. Es algo imparable.

Adiós a Emilio Botín, el último banquero ‘pata negra’

El presidente del Banco Santander, Emilio Botín Sanz de Sautuola, ha fallecido esta pasada madrugada a los 79 años, a causa de un infarto. El estado de salud del financiero cántabro era, al parecer, bueno, por lo que la noticia ha supuesto un terremoto para la principal entidad del país (aún se estaba preparando su relevo en el banco) y para todo el sistema bancario español. Botín, para lo bueno y para lo malo, y a pesar de su heterodoxia aparente, era el icono y el estereotipo del banquero español.

Emilio Botín

Emilio Botín

Se va así el que ha sido el paradigma del banquero en España, un modelo a seguir por su astucia y oportunismo. Hijo, nieto y bisnieto de banqueros, Botín llegó al poder de una entidad familiar mediana, que tenía media docena de bancos por encima suyo, y deja el banco más grande de España. A base de una estrategia (casi) siempre rompedora con el consenso —no se sumaba a pactos de precios, fusiones de un tamaño inmenso, compraba cuando el resto vendía…— y siempre cercana al poder político, este Rothchild ibérico escaló paso a paso en el contexto nacional e internacional hasta situar al Santander en la élite de la élite Europea. Al inicio de la crisis, probablemente dirigía la institución más importante de la zona Euro.

Se va también un hombre no exento de polémica. Especialmente lamentable fue el escándalo relacionado con la herencia familiar descubierta en una cuenta secreta en Suiza. Siempre quedará para la historia la sospecha de que la familia se libró de cualquier tipo de pena gracias a su poder y su influencia: La propia Agencia Tributaria, en vez de actuar de forma ejemplarizante, dio varios avisos y oportunidades al clan Botín para que regularizaran su situación sin más problemas. Hace unos meses, se publicó que podría ser uno de los nombres aparecidos en la famosa lista Falciani de evasores fiscales.

Más allá de sus muchas luces y sombras, queda su legado: La principal entidad financiera española, que habrá de afrontar estos próximos meses el nuevo test de estrés dirigido por el Banco Central Europeo, así como la inminente unión bancaria. Está por ver si el/la futuro/a sucesor/a será capaz de encontrar oportunidades para seguir haciendo grande al Banco Santander. Desde luego que no lo tendrá fácil.

Claves sobre las nuevas medidas del BCE

El pasado jueves, Mario Draghi volvió a pillar a contrapié al mercado y sacó de la chistera buena parte de las tan esperadas «medidas no convencionales» para luchar contra el riesgo de deflación en la Eurozona e impulsar la vuelta al crecimiento. En esencia, se trata de que Europa empiece a llevar a cabo algunas de las actuaciones que en España parecen haber funcionado algo mejor. Aquí van algunas claves, para entenderlo:

Mario Draghi, presidente del BCE

Mario Draghi, presidente del BCE

– Una nueva bajada histórica de los tipos de interés (0,05%) y una remuneración negativa de los depósitos en el BCE (-0,2%, es decir, los bancos privados tendrán que pagar por guardar su dinero allí). El objetivo, poner las condiciones lo más favorables posibles para que las entidades financieras tomen prestado y presten a su vez nuevo crédito a la economía. Algo así como decir de forma implícita «por nosotros no va a ser».

– A partir de octubre, a darle a la máquina de dinero: La otra gran novedad del pasado jueves fue el anuncio, ya adelantado hace meses, de un programa de compra masiva de activos. ¿Qué quiere decir esto? Que el BCE se dedicará a comprarle a las entidades financieras cantidades enormes de bonos de titulización de activos de alta calidad y otros bonos garantizados. Es decir, que comprará papelitos de deuda cuya garantía son otros activos subyacentes, como créditos hipotecarios, u otros. Esto básicamente supondrá inyectar una inmensa cantidad de liquidez en la economía a través de los bancos privados. Para el equipo de estudios del banco escocés RBS «esto puede animar a los bancos a generar más actividad y prestar más a los hogares y los negocios de la eurozona».

Un euro depreciado. Al disponer de más dinero en la economía sin que éste se haya generado de una forma «orgánica», es de esperar un cierto grado de inflación, que a la vez hará perder valor a la moneda. Esto supondrás, si los competidores no hacen lo mismo, una depreciación relativa del euro, tal como explican los analistas del BNP Paribas. .

Mucho dinero, pero ¿Cuánto?. Mario Draghi avanzó los llamados ABSPP (Programas de Compra de Bonos respaldados por Activos). Y dio a entender que la potencia de fuego sería suficiente, si bien los analistas ya saben que no será tan ambicioso como los célebres QE (quantitative easing) llevados a cabo por la Reserva Federal. El problema es que los mercados internacionales necesitarán saber, pronto, de qué cantidades máximas estamos hablando. Los analistas esperan que este detalle se conozca en la próxima conferencia pública, el 2 de octubre.

– ¿Por qué no inyectar el dinero directamente a los Gobiernos? Básicamente porque los estatutos del BCE no lo permiten. Y es que el supervisor bancario europeo fue diseñado a imagen y semejanza del Bundesbank alemán, y los alemanes tienen un miedo atroz a cualquier operación que pueda ser inflacionaria, después de sufrir los efectos de la hiperinflación en el periodo de entreguerras. En teoría, la puesta en circulación de cantidades ingentes de dinero es una medida que aumentará los precios sin aumentar la riqueza, pero actualmente parece que el riesgo es más bien el de caer en una espiral deflacionaria, lo que también sería catastrófico.

– Preocupación creciente por la deflación. Lo explican muy bien los analistas del think tank Bruegel: El lenguaje y las declaraciones de Draghi han cambiado radicalmente, y a peor. Si antes hablaba en todo caso de unas expectativas de inflación «ancladas» (esto es, en el argot bancario, bajo control), la pasada semana las calificó por primera vez como en un riesgo potencial. El BCE, desde su creación, tiene la responsabilidad de mantener la estabilidad de precios en la Eurozona, tanto en el caso de que suban demasiado como en el caso contrario. Y es que una espiral de caída de precios generalizada sumiría a la economía europea en una crisis de la que sería muy complicado salir.

– Tal como explica el politólogo Jorge Galindo, el BCE parece actualmente el «único garante con poder de la unidad europea, con capacidad de impulsar una mayor integración, ignorada o denostada por casi todos los demás». Han sido varios años consecutivos de grandes, inmensas cesiones de soberanía nacional en favor de una mayor unión bancaria y financiera. Auspiciada por la misma, llegará también una cada vez mayor unión fiscal (es decir, recaudación de impuestos a nivel Eurozona). En una UE asediada por los populismos y obsesionada por la política interna, quién le iba a decir a SuperMario, el ex de Goldman Sachs, que sería uno de los personajes clave en el avance comunitario.

– Una sorpresa más a los mercados, ¿La última?. Esa es la duda del equipo de análisis del banco escandinavo Nordea. En su opinión, «el BCE prácticamente ha vaciado su armario de trucos», y está por ver si las medidas serán efectivas. Los nórdicos inciden en la preocupación de los rectores y en una posible falta de credibilidad del supervisor europeo, toda vez que apenas unos meses antes aseguraron a los mercados que la bajada de tipos ya había tocado fondo.

Bajar salarios sistemáticamente, ¿Nos hemos tomado la receta equivocada?

La OCDE se acaba de cubrir de gloria reconociendo lo evidente y variando su discurso después de más de cuatro años de recortes y apreturas en aras de «hacer los deberes». El último informe anual de este organismo internacional concluye que las rebajas salariales (que en España se han ejecutado por medio de las sucesivas reformas laborales) no solo no han sido efectivas para ganar competitividad, sino que son contraproducentes porque agravan la pobreza y tienen un efecto depresivo sobre la demanda (es decir, el consumo, que en España significa más del 60% del PIB).

El Gobierno, la OCDE, el FMI, Bruselas… todos argumentaban que ante la imposibilidad de devaluar la moneda, la salida de la crisis y la recuperación del empleo pasaban por ganar competitividad. Una suerte de «devaluación interna» basada en la bajada masiva de salarios, con el fin de poder tener costes empresariales más bajos y así ser más competitivos de cara al exterior. Es decir, que sería el sector exterior, las exportaciones, las que tirarían del carro de este nuevo e hipotético modelo productivo español. La mano de obra barata de Europa.

El problema en mi opinión es que, como he apuntado antes, el peso del consumo en el PIB es enorme, mucho mayor que el del sector exterior, y con una bajada masiva de salarios lo que se consigue es deprimir el crecimiento y reducir aún más la actividad económica. Así, en un círculo vicioso realmente nefasto, la caída de la actividad desemboca en una mayor necesidad de ajustes salariales por parte de las empresas, que a su vez vuelven a deprimir la demanda. Es por esto que nos hemos pasado varios años en recesión.

En los primeros años de la crisis, la poca eficacia aparente de las medidas de estímulo (los planes E, y otras) y la dificultad para financiar los fuertes déficit públicos dieron por finiquitado el keynesianismo como política económica dominante y respetada. Adiós al gasto y al endeudamiento públicos masivos, adiós a las políticas de demanda. Dábamos paso así a la doctrina alemana, consistente en ser muy competitivos para poder vender al exterior. A ellos les había funcionado muy bien una década antes, cierto, pero al querer recetárselo a todo el mundo por igual cometieron un grave error conceptual: 1) Por definición no todos los países pueden tener un saldo exterior positivo y tener las exportaciones como su motor y 2) El principal cliente de Alemania es la UE. Deprimir la demanda en Europa solo podía perjudicar a Alemania.

En descargo de nuestros socios he de decir que la idea alemana (y del FMI, etc) pasaba por contener o reducir salarios con el fin de destinar toda esa ganancia a lograr precios más ajustados y por lo tanto mayores márgenes de competitividad. Pero ¡oh sorpresa! el informe de la OCDE (como el FMI antes) han llegado a la terrible conclusión —para nosotros— de que esas ganancias en realidad han ido destinadas a repartir más beneficios a las empresas. Es decir, que de este contrato implícito para apretarse el cinturón (entre patronal y trabajadores) los únicos que parecen haber cumplido han sido los asalariados, y las ganancias de competitividad no han sido tales.

Hay quien ha afirmado que no seamos mal pensados, que esos mayores beneficios/dividendos no tienen por qué estar directamente relacionados con ese nuevo BMW que se ha comprado el jefe o en el aumento de la desigualdad que constatan las estadísticas oficiales. Argumentan que podrían haberse destinado por ejemplo a desapalancarse. Es cierto que las empresas españolas están fuertemente endeudadas, pero no es menos cierto que también lo están las familias, así que el saldo de esta operación podría haber sido aún más negativo. Juzguen ustedes mismos.

Creo que nos enfrentamos a una crisis sin precedentes, cuyo primer origen fue financiero e inmobiliario pero cuyo verdadero sustrato es que el viejo mundo pre-globalización se está agotando. Europa y los españoles compiten ahora en un mundo global, en el que millones de productos y servicios pasan de un lugar a otro a golpe de clic en un ratón. En este mundo, nos guste o no, hay que competir, y creo que el camino no es tanto tratar de ser un país de mano de obra cada vez más barata, sino un país que lo que haga, lo haga mejor que ningún otro.

Lo digo porque siempre habrá países dispuestos a trabajar por menos que nosotros y porque creo que la cuidadanía de este país está capacitada para cosas mejores. Creo que empresas como Zara y otras demuestran que se puede salir ahí fuera a competir por hacer los mejores productos y servicios, que se puede apostar por la innovación y el desarrollo, y porque seamos un país en el que cada cosa que hagamos tenga el máximo valor añadido. Pero claro, para ello hace falta variar radicalmente la actual política económica y apostar de forma suicida por la Educación, la investigación y la inversión productiva. Soy un ingenuo quizás, pero creo que es posible.