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Entradas etiquetadas como ‘bipartidismo’

Un Donald Trump en España sí que daría miedo

Por María E. Bolaños

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El magnate y precandidato presidencial Donald Trump (EFE).

A mí no me asusta que Unidos Podemos supere al Partido Socialista. E incluso que si lo hace sea por muchos escaños, tantos como para ganar al PP.

A estos experimentos les auguro corta vida. No me gustan los extremos que están actualmente representados por el PP y Unidos Podemos, es un bipartidismo radical.

A mí quien me daría miedo, en el supuesto de una España presidencialista, sería un Donald Trump. El PSOE es un partido centenario, que no se tiene que catalogar. Sus Gobiernos han aupado a España social e internacionalmente.

 

Carta a Adolfo Suárez

Por Álvaro Céspedes Reus

Adolfo Suárez, sentado en el hemiciclo del Congreso de los Diputados (Gtres).

Adolfo Suárez, sentado en el hemiciclo del Congreso de los Diputados (Gtres).

El 30 de marzo de 1979 el pueblo español observaba delante del televisor cómo su persona, don Adolfo, se convertía en el primer presidente democrático de España.

Como usted recordará, su investidura fue relativamente fácil, pues en la primera votación obtuvo mayoría absoluta con 183 votos a favor y 149 en contra. Así nuestro país iniciaba su primera legislatura en democracia y el bipartidismo moderno se instauraba.

Pero han pasado 37 años, el panorama político dejó atrás ese concepto del bipartidismo y cuervos e inmovilistas se pugnan el poder mientras el ciudadano se pregunta: ¿dónde quedó el talante, el consenso y la agudeza mental que usted y los de su tiempo mostraron en esa España en blanco y negro?

Por último, gracias Adolfo.

A picotazos contra los intrusos

Por Pedro Serrano

Apenas han nacido y ya los quieren matar. Cuando acampaban indignados en las plazas de España, los observaban con cierto desprecio y conmiseración. Y decían de ellos que si querían cambiar las cosas que lo hicieran desde la política, que ese era el camino y no la protesta por la protesta sin ofrecer soluciones alternativas.

Pues bien, les han hecho caso. Se han organizado, se han constituido como partido político, ofrecen soluciones, la gente les piensa votar generosamente y, en lugar de recibirles con un saludo de bienvenida a la participación democrática, los están desplumando a picotazos lo mismo que cuando una gallina nueva entra en corral ajeno. Un corral agresivo donde los dos principales grupos de gallinas -que ya no ponen huevos, sino que más bien los tocan- no están dispuestos a que unos desarrapados les arrebaten los privilegios cortijeros que de forma alternativa han venido disfrutando.

Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.

Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. (ARCHIVO)

Tanto miedo hay en el gallinero político que los cacareos contra los intrusos aumentan en la misma medida que lo hacen las encuestas sobre intención de voto a favor de estos últimos. Tanto miedo tienen unos y otros al “síndrome de la coleta” que incluso ya están pensando en una coalición para evitar una desestabilización del sistema si los novatos llegaran a tener opciones de gobernar. Supongo que cuando dicen “sistema” se refieren a su sistema bipartidista de alternancia en el poder, porque lo que es el otro ya hace tiempo que lo desestabilizaron ellos solitos.

Sobre la irrupción de Podemos en Europa: ¿por qué se les critica y qué esperar de ellos?

«Utopías regresivas»

Por J. Fdez. del Pozo

El expresidente Felipe González nos advierte de la posible amenaza de los nuevos partidos populistas como Podemos.

Nosotros, los ciudadanos, hemos visto Gobiernos desde la dictadura que han convertido a los ricos más ricos y a los pobres más pobres, en los que la corrupción abunda, los políticos se eternizan en el buen vivir, las cotizaciones a la Seguridad Social de la clase trabajadora sirven para enriquecer a la clase política y pagar sus sobresueldos, así como el derroche y despilfarro del bipartidismo.

Sin embargo, lo que está por ver es si los nuevos partidos minoritarios saben unirse para acabar con un bipartidismo corrupto, equidad y justicia son la clave.

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«¿Y ahora qué?»

Por Agustín Arroyo

Es aleccionador ver, oír y observar con atención lo nerviosa y furibunda que se ha puesto la amplia y nutrida panoplia de medios de comunicación de la derecha y ultraderecha española con los magníficos resultados obtenidos por Podemos en estas elecciones europeas. Ya ni siquiera hablan de su «bestia negra» anterior, IU, que ha obtenido seis diputados.

No analizan, para nada, que sumando los escaños y diputados de izquierda salen 29 de un total de 54. Si sumamos los de UPyD —considerando a esta fuerza de centro izquierda— serían 33, frente a 21 de derechas.

Pablo Iglesias, cabeza de lista de Podemos a las Elecciones Europeas. (Emilio Naranjo / EFE)

Pablo Iglesias, cabeza de lista de Podemos a las Elecciones Europeas. (Emilio Naranjo / EFE)

Nadie lo dice desde el espectro conservador. Lo saben y les hace temblar, y ahora se dedican a disparar sus afiladas saetas envenenadas contra Pablo Iglesias y J. C. Monedero, tachándoles de antisistema, bolivarianos pagados por el régimen de Venezuela o por Irán.

Algo surrealista y carente de argumentos convincentes. No analizan su programa, ni la pertinencia de algunas medidas de choque contra la venenosa corrupción y la anquilosis de nuestro sistema político.

Que se lean los 40 folios del programa de Podemos y que analicen su posibilidad de encaje en una realidad tan degradada que necesita un diluvio de imaginación, honradez, participación entusiasta, renovación y eficacia.
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«Acusaciones sin fundamento y rigor»

Por Horacio Torvisco

Parece que algo inesperado ha ocurrido en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo. Muchos ciudadanos han manifestado qué piensan sobre la forma de hacer política, y lo más importante, qué esperan y desean de la política.

Podemos ha irrumpido con gran pujanza y decisión, junto con otros, para que esa esperanza de participación, de enterrar el bipartidismo y de que sea la gente normal de la calle la que tome el protagonismo se vea satisfecha.

No obstante, los que han hecho de la política un modus vivendi más que un servicio a la ciudadanía, los asesores de estos bien remunerados, los tertulianos de diverso pelaje y los medios afines al Estado se han apresurado a analizar este fenómeno.

Ha resultado cómico y grotesco oír y leer sus ‘sesudos’ comentarios que iban desde decir que Podemos está próximo a la señora Le Pen hasta tacharlos de frikis izquierdistas antisistema. Unas valoraciones que se han caracterizado por su ignorancia política y su mala fe y animadversión.

Resulta grotesco descalificar a más de un millón doscientos mil ciudadanos, estudiantes, parados, trabajadores, jubilados, etc., con esas acusaciones sin fundamento y rigor.

Podemos ha nacido con vocación de aglutinar, junto con otros, a la gran mayoría ciudadana que está sufriendo esta estafa política, social y económica que el bipartidismo no es capaz de afrontar.

Construir otra Europa

Por Horacio Torvisco

Varias banderas europeas, entre ellas la de España. (GTRES)

Varias banderas europeas, entre ellas la de España. (GTRES)

Ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo los debates en España, probablemente, serán de dos tipos, ambos protagonizados por el bipartidismo.

El primero, será el PP contra PSOE con el discurso del “...y tú más”. Un discurso en clave doméstica donde el insulto, la mentira y la banalidad política, serán los elementos principales, algo cada vez más despreciado por la mayoría de los ciudadanos.

El segundo, será el del PP y PSOE contra el resto de partidos. Se moverá en una clave esotérica entre dos conceptos: “europeísmo” y “antieuropeismo”. El bipartidismo, ungiéndose de un aura de falsa seriedad y responsabilidad, tratará de vender que en Europa sólo cabe la política que se está ya llevando a cabo, presidida por los recortes económicos y derechos sociales, tal como la troika impone para satisfacer a los mercados que en definitiva son los que mandan.

Se intentará identificar al antieuropeismo con aquellos que se muestran radicalmente en contra de esta política y propugnan una Europa de los pueblos y las personas. Sería deseable el triunfo de este “antieuropeismo” para construir una Europa que sea algo más que el coto privado del capitalismo financiero.