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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Campeonatos del Mundo de Atletismo (II): España, historia de nuestra participación

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Los Campeonatos del Mundo de Atletismo no son equitativos. Son crueles.

En los Juegos Olímpicos, la fiesta del deporte reserva un hueco a los países con representación en los comités olímpicos continentales. Por ello tenemos todos los Juegos esas imágenes en las que un velocista palestino o un nadador africano muestran la gran diferencia entre los mejores del planeta y los esforzados semiprofesionales.

En Moscú se verán pocos ejemplos así. En las series clasificatorias habrá todavía sitio para el romanticismo pero se verán hasta cinco atletas por país. Las condiciones permiten que los líderes del año en la Diamond League y los campeones de cada área acudan adicionalmente. El todopoderoso órgano (que hace lo que quiere con su evento, para eso es quien lo monta) de la Federación Internacional de Atletismo ha pensado en acumular lo mejor de lo mejor.

Y los espectadores españoles se llevan las manos a la cabeza.

-Pero ¿no somos capaces de ganar ni una medalla?
-En esa carrera ¿no hay más que (por ejemplo) negros? ¿Y los españoles dónde están?

La cultura deportiva está basada en la asunción del deporte como una realidad económica y social. Pero, cuando no hay cultura, esa realidad queda machacada por los medios de comunicación de los -pongamos- países-fútbol. Si no hay españoles ganando, no hay deporte. Si hay victorias, hay medios de comunicación. Portadas y minutos de noticieros. El waterpolo femenino, la Fórmula 1, el baloncesto femenino o el hockey sobre hierba. Ejemplos de deportes que no existieron durante décadas.

El Campeonato del Mundo no es el mejor escenario para que demostremos ser la crema de la crema. No se trata de invertir 300 millones de euros en la mejor cuadrilla posible de futbolistas. El atletismo trata de talento individual, al que se le inyecta apoyo, tecnología y dosis enormes de entrenamiento.

O sea, que no vamos a ganar mucho. Habrá que participar por estar entre los mejores del planeta, en el deporte más extendido entre la raza humana.

¿Ha sido siempre así de imposible? ¿Qué han logrado los atletas españoles en la corta historia de los Mundiales?

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Los hispanos que acudieron a la primera cita, en Helsinki.83, estaban inmersos en el desarrollo de la propia generación (la gran quinta del 57) y un semillero global gigantesco. El mundo estaba dominado por europeos que corrían y norteamericanos que volaban. Colomán Trabado no pudo superar su semifinal de 800m bregando contra el campeón mundial Willi Wülbeck (otro alemán) o el brasileño Guimaraes, de una generación donde no paraban de salir galgos de la verde-amarelha. Antonio Corgos superaba los ocho metros para ser séptimo en una final donde volaban bajo Mike Conley o Carl Lewis.

Abascal y González, que apuntaban alto en la crema del mediofondo europeo, tuvieron que manejarse entre los intocables Ovett, Aouita, Scott o Steve Cram. Aún así Abascal pudo ser un amargo 5º puesto en la final mientras que González, que había vencido en la versión de bolsillo de los Europeos de pista cubierta, quedó fuera de la misma. En 5.000 y 10.000 había, sencillamente, demasiada diferencia entre los puestos de podio y el nivel de Jordi García y el Taca, Antonio Prieto. Esto no era el cross sino que había un hueco imposible con los Eamon Cloghlan, Alberto Cova y compañía (la compañía, de nuevo, alemanes del Este como Schildauer o Kunze). Pilar Fernández quedaba lejos en las series de 3.000 y Mariajo Martínez en las de 110 metros vallas.

El maratón español enviaba al toledano Ricardo Ortega y a Juan Carlos Traspaderne. Los tiempos del récord nacional se movían en 2h11 (marca que mejoró el Traspa en Helsinki) y De Castella era un tiburón que ya corría en 2h08. La historia se repetía cada vez que afrontábamos la realidad mundial. Sólo una excepción. José Marín se hacía con la plata en 50km marcha tras el gigantesco marchador Ronald Weigel, responsable de los éxitos propios y posteriores con el equipo australiano.

Youtube: 1500m Roma 1987.

En los Campeonatos del Mundo celebrados en Roma en 1987 se pudo contrastar la voracidad de González, sacándose la espina con una medalla de plata en 1.500, y la polivalencia de Marín con un bronce en la siempre discutida prueba corta de la marcha.

Roma’87 fue una barra libre donde se batieron récords de los campeonatos, continentales y del mundo. Ben Johnson se salió de la pista y de la barra. Los jueces introdujeron un último salto de longitud cuarenta centímetros más largo de lo que había saltado en realidad el local Evangelisti. Las alemanas del este corrieron hasta quemar la goma del estadio. Todo era excesivo, muy romano, casi neorrealista.

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Contra tipos que saltaban casi 2m40 como Sjoeberg, Avdeenko o Igor Paklin, poco podía hacer Arturo Ortiz (2.27 en calificación). Un descomunal Jose Alonso Valero fue finalista en 400 metros vallas frente a nombres legendarios como Edwin Moses y Danny Harris o Harald Schmid. Merche Calleja y Maria Luisa Irízar hicieron un silencioso pero espectacular top20 en un maratón femenino donde imperó Rosa Mota. Abel Antón iría sembrando para recoger en el futuro sobre distancias superiores. Y una joven Mayte Zúñiga se exponía a esos procesos de aprendizaje que significan mandar a los leones a atletas con ajustadas mínimas B.

Para el atletismo español las cosas tenían que empezar a cambiar ya. En 1991 la IAAF mandó a los Mundiales a Tokio. Barcelona acogería los Juegos el año siguiente en medio de una expectación inusitada.

La cosecha en el más difícil de los escenarios atléticos fue la de una medalla de bronce de la nacionalizada Sandra Myers y unas sobresalientes actuaciones que quedaron en puertas. Fermín Cacho y Valentí Massana prologarían el libro de los éxitos en Barcelona un año después. Tomás de Teresa fué octavo contra, atención estadísticos y aficionados al atletismo, Barboza, Konchellah, Ereng, Mark Everett, Johnny Gray y demás sputniks. Y Antonio Peñalver fue octavo en el decatlón, dejando asombrado al país que leía algo más que los titulares.

Para evaluar el nivel de Tokio es necesario recordar que Sergei Bubka saltó casi seis metros en pértiga. Mike Powell batió con 8.95m de una tacada a Carl Lewis y el viejo récord de Bob Beamon. Dan O’Brien se acercó a los míticos nueve mil puntos de decatlón o que Alina Ivanova batió el récord de los campeonatos con 42 minutos en diez kilómetros …¡marcha!.

¿Medallas?

Hablar de medallas quedaba tan lejano como acercarnos a la tecnología que aquellos días desarrollaban en el MIT o siquiera saber qué demonios era aquello de Windows.

A pesar de ello, una oleada de energía recorrió los programas de ayuda al deporte español en la década de los noventa. Todo subía como la espuma y la cosecha de éxitos de Barcelona’92 debía recolocar nuestros atletas en la siguiente cita. Dos campeonatos olímpicos, una plata y un bronce, además de dos finalistas más, eran un buen paso adelante.

Esperaba Stuttgart. Solo dos años después de Tokio.

La Federación Internacional de Atletismo no podía dejar que el show se enfriase. El periodo de espera se reducía a dos años. Nuestros corredores, saltadores y lanzadores tenían que aprovechar aquella resaca olímpica del Amigos Para Siempre.

¿Cómo afectará al maratón de Roma la elección del nuevo Papa?

Los corredores que han planificado el viaje. La ciudad que diseñó el recorrido. Los vuelos reservados. Los hoteles pagados. Y, el día 17, domingo, es probable que todo sufra un serio revés. Mínimo una modificación, si no una cancelación. Porque el Vaticano estará concluyendo el proceso de elección de quién será el nuevo Papa. O celebrando el primer Angelus del nuevo sucesor de San Pedro.

Pero no es solamente eso.

Roma puede ser la madre de todos los caos. Según cuenta Franco Pasqualetti en Leggo, coincidirán varios eventos que requieren del control del tráfico.

La representación política celebra la fiesta de la unidad de Italia, organizada en el palacio del Quirinale, la residencia gubernamental, rodeada por los últimos kilómetros del recorrido del maratón. Por la tarde-noche se juega el partido de la Lega entre la Roma y el Parma.

¿Qué riesgos reales corren los participantes que viajan a Roma el próximo fin de semana?

Según el Sindaco romano (el gobierno de la ciudad) están listos para afrontar todo. Si como apuntan todas las fechas se entroniza al nuevo Papa el mismo domingo, «el evento sería desplazado a por la tarde y habría una ruta alternativa para evitar crear problemas a los fieles y los corredores«.

Prioridades.

Si a esto se le suma la presencia del Presidente de la República por el Día de la Unidad Nacional la mera presencia del mismo arrastrará la policía local para tener cortado todo el caótico tráfico romano.

La propia organización subía ayer viernes el mismo pronóstico a su web. En caso de ceremonia de nominación papal, prepárense ustedes para correr por la tarde, en un horario aproximado de 2 a 4 de la tarde y con las «necesarias modificaciones del trazado».

Recordar que el trazado de la carrera discurre por los sitios más emblemáticos y, entre los km 13 y 20 se va por el Lungotevere (la orilla del Tíber) cruzándose el territorio Vaticano. Esto supone que, entre primeros y últimos, hay ya una hora y media con los viales cortados por la masa corredora. Pero no hay que ser ciego. Prioritá uno será el asunto vaticano. Los medios de todo el planeta y la seguridad terrestre y aérea tendrá que estar concentrada en este ceremonial.

Pero no es solamente la celebración del maratón romano. Está la Stracittadina Fun Run, carrera recreativa que también sale del Coliseo y que se celebra sobre 5km, que reúne casi 100.000 participantes (en 2010 fué la prueba más numerosa de Europa). Anoche se confirmaba en twitter por Maratona di Roma que iría de la mano, en horario y zona de salida, para no comportar más riesgo. Se celebraría, curiosamente, un evento casi diez veces más masivo pero que queda circunscrito a las vías dei Fori Imperiali, il Quirinale, y la bajada posterior por la trasera de las Termas de Trajano.

En cualquier caso, ya hace más de diez días el diario La Repubblica alertaba sobre las consecuencias para los corredores, sobre todo extranjeros, que podrían perder sus vuelos de regreso. El maratón romano congrega casi diez mil participantes, de los cuales un porcentaje son extranjeros.

Además de extranjeros, miles de corredores alojados en hoteles deben abandonar sus habitaciones y sacar su equipaje a mediodía. En facebook ya se empiezan a mostrar las primeras señales de preocupación dado que la organización, por motivos logísticos, no puede aceptar más bolsas que las ufiziali de Asics.

¿Cómo terminará todo? ¿Será un ejemplo de paciencia y de reorganización a la italiana?

¿Se repetirá el caos del maratón de Milano de hace unos años, con el tráfico prácticamente abierto y los participantes abandonados a su suerte?

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Foto: Maratona di Roma.