Por David M. Villaraviz
En estos días de playa, sigo escuchando a madres y padres limitando el baño de sus hijos con las tres palabras malditas: corte-de-digestión. Malditas por ir seguidas de las dos horas más tediosas (e innecesarias) del verano. ¡El corte de digestión no existe!
Siempre que decidamos bañarnos, (inmediatamente después de haber comido o en cualquier momento), debemos entrar poco a poco al agua, permaneciendo un tiempo prudencial en la orilla o en la zona baja de la piscina, para prevenir un shock termodiferencial o síncope de hidrocución. En caso de sentir algún tipo de malestar como mareo, escalofríos, nauseas, visión borrosa, etc.; salir del agua. Así que no corte a nadie en bañarse después de comer.