Por Richelle Lehrer
Moverse en Barcelona es un desafío, o mejor dicho, un suplicio. He visto cómo se restauran edificios, monumentos y locales, pero jamás he visto que realicen obras que faciliten el movimiento de las personas discapacitadas.
Hay ausencia de rampas de acceso a edificios y lugares públicos, los semáforos no tienen sensores auditivos para que los no videntes puedan cruzar calles y los medios de transporte no están habilitados para llevar sillas de ruedas.
El metro y el tren tienen asientos preferenciales, pero se sienta cualquiera. No hay ningún funcionario controlando esto y como la gentileza y moral de la sociedad se perdió hace tiempo, ya nadie es consciente ni cede el puesto a quien realmente lo necesita. Cuando hablo del metro hay que tener en cuenta que el discapacitado haya encontrado la manera de llegar a él, porque no todas las estaciones tienen ascensores ni son de fácil acceso para quien está incapacitado.
¿Se han imaginado cómo se traslada alguien en una silla de ruedas, sin poder ver o con una muleta? Para personas con discapacidad vivir en Barcelona son dos palabras: misión imposible.
Espero que las autoridades pertinentes tomen consciencia y hagan algo para solucionar esta situación.
Excelente artículo. Conciencia social
06 mayo 2014 | 22:29
LLama la atención esta publicación lo cual es muy cierto, siendo Barcelona una ciudad cultuiral .hermosa y con muchos atractivos no hayan tomado en cuenta a las personas con discapacidad física. Felicito a la periodista que realizó este artículo, Ojalá tomen conciencia las personas pertinentes para lograr que Barcelona sea integral en todos los aspectos.
Atentamente
Mercedes Coriat
07 mayo 2014 | 5:43
¿Porque os meteis tanto con las cosas de Cataluña? Yo que he corrido medio mundo puedo decir muy alto y claro que .. ¡EN TODAS PARTES CUECEN HABAS! ^Que manía con querer hundirnos » Pues que sepais que — Como la Costa brava , en el mundo no hay nada–
Clica sobre mi nombre
07 mayo 2014 | 11:06