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¿Cómo ser desempleado y no morir en el intento?

Por Paquita Gimeno Martín

La verdad que igual podía ser el titulo de una película de risa, drama que terror, pero no,  por desgracia es una situación a la que cada día más personas se tienen que enfrentar  y muchas veces no tenemos ni las habilidades ni las actitudes adecuadas para afrontarla.

De un día para otro te quedas sin trabajo, sin obligación laboral, sin rutina ¿por que? ¿Que habré hecho mal? Pero si yo…….

Toda una catarata de emociones se agolpa en tu cabeza, tu cuerpo reacciona, se acelera y no tienes nada claro, para ti mañana es un caos confuso que no sabes a donde conducirá.paro

Nadie nos enseña a saber llevar el “paro”, te enseñan a montar en bici, estudiar, trabajar, ser hijo y ser padre, incluso a afrontar el mas allá, pero esto de no saber donde estás ni a donde vas, sentirte fuera de lugar en cualquier conversación, pensar que ya no vales, que eres muy mayor y no llegas ni a 40 o sí, estar desubicado y además tener una familia que mantener,….

Como todo, lleva un proceso y al igual que el luto primero hay que asimilar la situación y como vulgarmente se diría dejar que corra el aire, para que todo se pueda ver con perspectiva  y pensar en ello no suponga un drama.

No hay prisa unos lo hacen antes y otros después, pero al final llega el día que ya no te encuentras triste y tienes ganas de hacer cosas, cosas nuevas que nunca antes habías pensado hacer, disfrutas del tiempo de forma diferente, lo saboreas, aprendes a tener tiempo para tu familia, para los amigos, para ti mismo y te enfrentas a los nuevos retos de forma renovada y con mas fuerzas y ganas que antes.

Por eso, si tú te encuentras en estos momentos de bajón, tranquilo, todos encontramos la motivación que necesitamos para subir el primer escalón, pero también es verdad que alguien podía habernos contado que esto no iba a ser fácil.

6 comentarios

  1. Dice ser Sicoloco del casting de Foolyou

    Los que trabajan te ven como un vago cuando te pasas años sin trabajar porque aqui nos han demantelado la industria y no hay para todos creyendonos que podriamos vivir del financierismo facil como hacen EEUU y Reino Unido con su Wallstreet y con «la city» pero a nosotros no se nos está permitido vivir del financierismo facil y la usura sin pegar golpe.aqui nos obligan a producir como china.España no tiene categoria internacional para vivir del financierismo de vagos y la usura ladrona.no tiene ni siquiera moneda propia para rapiñár,usurár y especulár como los paises anglosajones que se inventan todo el dinero que tienen sustentado en nada tangible,solo en su poder indiscutible y aceptado por todos cuando están mas quebrados que nadie.

    Aqui no habia empresarios sino jugadores de poker que cuando vieron que la partida les venia mal se levantaron de la mesa y se retiraron con todo el dinero ganado dejando en la calle por cuatro duros a todos los trabajadores.en Alemania en cambio hay empresarios de verdad y protegieron sus empresas reduciendo el numero de horas para producir menos en lugar de cerrar y salir corriendo con el dinero como hacen los ladrones.

    La culpa de todo este infierno es de los financieros financierosos usurerosos especuladrones y asquerosos que todo lo joden para llevarse el dinero facil sin trabajár y sin quitarse el traje y la corbata.les escupiría en la cara a esos locos de mierda.

    17 septiembre 2013 | 17:41

  2. La difusión mediática de la idea que asocia esfuerzo personal con éxito profesional tiene como efecto secundario la percepción errónea de la pobreza como un problema de debilidad moral.

    Resulta alarmante la extensión de la pobreza como consecuencia de las medidas neoliberales aplicadas presuntamente para salir de la crisis. En el último trimestre de 2012 el INE situaba a uno de cada cinco españoles en situación de exclusión social, afectando especialmente a las personas en edad de trabajar, entre quienes la tasa aumentaba hasta el 21 %.

    Pero la pobreza ya existía en nuestro país cuando todo iba bien y aunque hoy por hoy nadie negaría que las tasas actuales tienen un origen socio-económico claro, en los tiempos de vacas gordas, cuando el sistema repartía trabajo a diestro y siniestro, el común de los mortales no percibía la exclusión social de esta manera, antes bien la atribuía a causas individuales, relacionadas con características morales: falta de iniciativa, de ambición o de trabajo duro. ¿Cuando todo iba bien quién no escuchó en la calle frecuentemente la frase: “En España quién no trabaja es porque no quiere”?

    El fenómeno de la pobreza es sumamente complejo y entre sus causas encontramos tanto factores socio-sistémicos como individuales: enfermedades que originen una seria vulnerabilidad económica, carencias educativas, falta de movilidad social, ausencia de igualdad de oportunidades, problemas psicológicos o la propia dinámica de destrucción-creación que según Schumpeter caracteriza al capitalismo.

    Pero aunque la opinión pública sepa que los niveles actuales de desempleo deriven de un fenómeno socio-económico de dimensiones históricas, de algún modo entre los ciudadanos sigue latente la concepción de la pobreza predominante en tiempos de bonanza económica: la idea de que los pobres son en buena parte responsables de su propio destino, de que «si no trabajan será porque algo han hecho mal». El caso es que esta asociación entre esfuerzo personal y éxito profesional se ha extendido hasta el punto de convertirse en un referente cultural, que a través del proceso de socialización se introduce en la mayoría de las conciencias, y es en buena parte responsable de la percepción de la exclusión como un problema de debilidad moral.

    Prueba de ello son los sentimientos de culpa, fracaso o vergüenza que suelen sentir quienes pierden su empleo. Estas emociones tienen una raíz socio-cultural localizable en una visión personal sobredimensionada de la relación entre esfuerzo personal y éxitos profesionales. El sentimiento de culpa al perder el empleo en circunstancias de depresión económica sólo puede explicarse, descartados otros motivos, por una autopercepción errónea del problema, que sobrevalora el papel del individuo en la carrera por conseguir y mantener un empleo, obviando factores socio-económicos, políticos e históricos que condicionan con mayor influencia el resultado final de ese esfuerzo personal, más aún durante una crisis económica. Y en cierta medida, estos sentimientos se originan en parte por falta de sentido crítico con las opiniones propias o ajenas y por la ausencia de cultura sociológica, necesaria para entender el mundo contemporáneo.

    Pero estas carencias educativas están ampliamente generalizadas y no en vano esta percepción de la pobreza la encontramos en diferentes países de la OCDE por la influencia sobre la opinión pública de una cultura acrítica de los logros del esfuerzo personal difundida entre otros por los grandes grupos mediáticos transnacionales.

    Un buen ejemplo de los efectos de estas ideas nos lo brinda la sociedad norteamericana. Así, en un estudio de 1983 de la Universidad de Kentucky sobre las actitudes de los estadounidenses hacia la pobreza y el desempleo, el 58 % de los encuestados afirmaba que muchos pobres o receptores de ayudas no quieren trabajar duro o carecen de ambición (1). Lo más sintomático de este estudio consiste en que la mayoría de los que opinaban que los desempleados eran responsables de su situación se encontraba en una escala social baja, dentro de una nueva categoría de asalariados conocida en Estados Unidos como working-poors (trabajadores pobres), nacida hacia finales de los 70 y crecida desde entonces por la deslocalización industrial y una tendencia histórica que ha ido disminuyendo significativamente el poder adquisitivo de los salarios y sustituyendo el empleo estable por temporal. De acuerdo con un análisis publicado en la Journal of Economics Issues, las condiciones de estos trabajadores llegan al extremo de no poder salir de la pobreza a pesar de trabajar jornadas completas durante años debido a los bajos salarios que reciben en compensación (2).

    Aunque la pobreza suele asociarse con el desempleo, en países como Reino Unido, USA o Australia un número creciente de trabajadores permanecen en la pobreza a pesar de trabajar muy duro. En Australia un 7,4 % de la población activa se encuentra por debajo del umbral de la pobreza (3). En USA entre 7 y 9 millones de personas empleadas están clasificadas como pobres por el gobierno y estas cifras varían en función del concepto de pobreza que se maneje (4).

    Sin embargo, a pesar de este panorama socio-económico, más de la mitad de los working-poors, cegados por su ética del esfuerzo, consideran que la condición de pobre o afortunado viene determinada fundamentalmente por el empeño del individuo y su capacidad para trabajar duro. Estas actitudes permiten que incluso en periodos de recesión, cuando evidentemente aumenta la dificultad para encontrar un empleo, los trabajadores, agobiados por la presión fiscal creciente, expresen abiertamente opiniones contrarias a las ayudas sociales o al aumento de los subsidios por desempleo. (5)

    Los medios, la escuela, la familia, las instituciones religiosas o los políticos han difundido esta ética del trabajo acientífica que vincula el éxito profesional con el esfuerzo personal y, el fracaso con la debilidad moral del carácter. Estos prejuicios constituyen una red conceptual que configura una opinión pública con cierta inclinación a sospechar del pobre, a culparlo explícita o implícitamente de su situación, puesto que en la explicación inmediata que el ciudadano se da a sí mismo de la exclusión se acentúa la culpabilidad del individuo sobre la de las instituciones sociales, el sistema económico o la negligencia política. De hecho, hay estudios psicológicos que concluyen que aquellos individuos que creen firmemente en la cultura del esfuerzo como factor determinante de la movilidad social tienden a culpar más a los desempleados y pobres por su situación, pasando por alto o infravalorando los factores socio-económicos que causan estos problemas (6). A su vez, la persona afectada por la exclusión tiende también a culparse, a verse a sí misma como responsable de su problema, circunstancia que acentúa los problemas psicológicos vinculados a la pobreza

    Esta percepción resulta irreflexiva y acrítica por incompleta, puesto que deja a un lado la notable complejidad social del fenómeno, desestimando factores tan significativos como las tendencias macroeconómicas, la desigualdad socioeconómica, la evolución de los salarios y las rentas del capital, la degradación de la movilidad social y otras razones sociales de peso. Esta equivocada visión del binomio esfuerzo-éxito fomenta como efecto secundario una percepción popular de la pobreza y el desempleo como problemas individuales, derivados de la debilidad moral del individuo afectado, y deviene un estado de opinión general peligrosamente insolidario y apático frente a los problemas sociales que afectan a otros, llegando a convertirse en los peores casos en un respaldo social a las políticas dirigidas a recortar los derechos sociales de los más desprotegidos.

    Sebastián Goldsmith

    Notas

    (1) Feldman, S. “Economic individualism and American Public Opinion”. American Politics Quarterly. Vol 11. Nº 1. 1983.

    (2) Kim, M. “The working poor: lousy jobs or lazy workers?” Journal of Economic Issues. Vol 32. Nº 1. 1998.

    (3) Horin, Adele. «Working but poor: how 476,000 battle». Sydney Morning Herald. 25 July. 1998.

    (4) Boutwell, Clinton. Shell game: corporate´s America´s agenda for schools. Bloomington. Indiana. 1997.

    (5) Beder, Sharon. Selling the work ethic. Zed Books. London. 2000.

    (6) Furham, A. The protestant work ethic: the psychology of work-related beliefs and behaviours. Routledge. London. 1990.

    http://agenciatigris.blogspot.com.es/2013/07/la-percepcion-de-la-pobreza-como.html
    -Artículo de Agencia Tigris.

    17 septiembre 2013 | 19:17

  3. Dice ser Susana Rodríguez

    Interesantísima reflexión y exposición de » Dice ser La percepción de la pobreza como debilidad moral.»

    Y muy cierto y muy tritse, porque yo conozco muchas personas, y de distintas edades, que intuyo, aunque no lo expresen abiertamente, siguen pensando que efectivamente cada uno tiene lo que se merece, y que el que no trabaja, es porque realmente no quiere, o no se esfuerza lo suficiente, y que parte de todo esto la tienen las personas que cobran prestaciones y «chupan» del estado. Como si cobrar el paro, o una pensión , no fuese un derecho adquirido y descontado de tu trabajo.

    Actuamos y pensamos como borregos, nos engañan y manipulan y algunos si que siguen viviendo del cuento, pero muchos NO LO VEN
    Hoy leo que Rato pasa como asesor del Santander, por 200.000 euros, ejemplo perfecto de cómo algunos aglutinan determinados puestos, con indecentes salarios, por hacer Dios sabe qué, y como hay un movimiento circular de determinadas oersonas en determinados puestos.
    La señora Botella, puesta ahí por Real Decreto, hace un ridículo espantoso representando a España, y todavía hay quíen la excusa por no saber inglés.
    Hoy en día para un puesto de admisnistrarivo te exigen una carrera, un nivel medio-alto de inglés, experiencia, valorable otros conocimientos, todo es poco , a parte de tener don de gentes, porque la competencia es voraz, y todo por 1000 euros, de los que todavía muchos creen que hay que dar gracias por tener un trabajo.
    Hay licenciados trabajando como cajeres, dependientes, en telemarketing, cuidadores, profesores particulares….
    La mayoría del personal medio/administrativo de este País tiene mejor formación que los directivos.He trabajado en banca y puedo constatarlo.
    Hay un montón de personas cobrando unos sueldos indecentes por no hacer nada, a cambio de legión de trabajadores cobrando sueldos ridículos sacando el trabajo adelante.
    En este País cuando se recorta se hace por abajo, cuando son los curritos con sus mierdas de sueldo los que sacan las empresas adelante.
    Para solucionar esto habría que descabezar la empresa y la sociedad. HAY QUE INVERTIR LA PIRAMIDE

    18 septiembre 2013 | 10:09

  4. Dice ser LINCE 1

    Susana Rodríguez:

    «La mayoría del personal medio administrativo de este país tiene mejor formación que los directivos».
    Es una triste realidad, constatable por cualquiera que se ponga a ello. En las grandes empresas hay multitud de cargos importantes que no tiene ni la menor idea del funcionamiento de la empresa en la que «trabajan», que no hacen más que estorbar, pidiendo cosas innecesarias y no dejando trabajar a ese personal medio al que aludes, y, como consecuencia, a los departamentos que dirigen ese personal medio.
    La época del año en la que mejor se trabaja es cuando esos «jefazos» se van de vacaciones. Como no están, al menos no molestan y se puede dedicar el personal a trabajar. Esto, en el sector privado; en el público aún es peor.

    18 septiembre 2013 | 11:37

  5. Dice ser May

    Y lo que nos queda de seguir asumiendo pérdidas.
    http://maria-may.blogspot.com.es/2013/09/mas-pobres.html

    18 septiembre 2013 | 22:30

  6. Dice ser calibra

    Es cierto que no se prepara a la infancia y juventud para enfrentarse con la dureza de la vida, no solo con el paro, sino con las multiples incidencias que se encuentra uno a lo largo de su vida; a los niños hay que cuidarlos envueltos en algodón, preservados de todos los males, ¿así es como se les prepara?, así es como ocurre lo que cuenta la escribiente de la carta. Se nos educa de forma equivocada en lugar de enseñar que la vida no es un lecho de rosas y luego vienen las dificultades y no sabemos reaccionar.

    LINCE 1

    Me has tocado la fibra sensible; yo fui durante la mitad de mi vida profesional, obviamente los últimos años, directivo y tuve el orgullo y la satisfacción de que cuando se me producia un traslado, la mayoría de mis colaboradores querian acompañarme, por algo sería; pero tambien una vez ya jubilado,me llamaban a mi casa para pedirme consejo respecto a ofertas que recibian de la empresa y hasta la propia empresa me llamó en diversas ocasiones para consultarme sobre la conveniencia o no de ofrecer determinados puestos a personal que me acompañó. No todo es igual, amigo. Un saludo.

    26 septiembre 2013 | 12:33

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