El sur de la Comunidad de Madrid es especial. Bien por volumen de población, leyes de Murphy o similares, es el lugar donde suceden las cosas en el 90% de las informaciones que no afectan a Madrid capital.

Ayer llegábamos a Parla, para realizar un reportaje en una comunidad de vecinos.

El IVIMA entregaba hace unos meses las llaves de sus viviendas a doscientos inquilinos distribuidos en cuatro bloques. Uno de los bloques entregados, tenía una factura pendiente de pago a Iberdrola, que hace unos días se personó en el edificio y retiró el contador de la luz.

Dragados, unos días después, se hizo cargo del pago de la factura pendiente, pero ya era tarde: los vecinos no tienen luz, y hay que contratar de nuevo el servicio con la compañía eléctrica, trámite que lleva cursándose más de una semana.

De nuevo, a tocar puerta por puerta. Los telefonillos no funcionan. La fortuna hace que podamos localizar al presidente de la comunidad, quien nos informa de la situación.

Sin luz en los rellanos de las escaleras, ni en telefonillos, cada uno se busca la vida como puede para llegar a casa.

Además, el corte de suministro eléctrico ha anulado ciertos servicios esenciales del edificio: los sistemas antiincendio, los motores de las bombas de agua, los servicios de telefonía, la señal de televisión y las puertas del garaje.

Una conexión de emergencia entre torre y torre posibilita que los vecinos tengan operativo uno de los dos ascensores.

Con el lío montado, vamos hablando con los pocos vecinos que nos encontramos en el edificio. Al finalizar el reportaje, nos despedimos del presidente del bloque, del secretario del bloque y del presidente de la mancomunidad de vecinos, deseándoles suerte en esta aventura.

Una pregunta… ¿os tocó por sorteo lo de los cargos de la comunidad?… “Ya te digo. Nadie quería presentarse”. Izaskun y yo nos marchamos hacia el coche… qué putada…