Fotografía: foto del griego "phos" (luz) y grafía del griego "graphis" y "graphos" (escribir). Escribir con la luz.

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Gloria Atlética

De la desesperación a la angustia…

… y de la angustia, a la euforia…

y de la euforia, a la gloria…

… en cuestión de fracciones de segundo…

En ocasiones, una imagen vale más que mil palabras… ¡Enhorabuena, atléticos!

La noche de los modestos

Lejos de sensores que leen las huellas dactilares, de acreditaciones de acceso a «ciudades deportivas» que hay que recoger en el estadio, de paseos y paseos interminables hasta llegar a la zona de entrenamiento… llegué a Alcorcón, aparqué, caminé unos metros, y allí estaban…

Esta noche todos somos del Alcorcón, del Cultural, del Marbella, del Alcoyano…

Desnudas por el fútbol

La imagen de un desnudo vuelve a ser protagonista. La Federación Francesa de Fútbol ha lanzado una curiosa campaña publicitaria en la que tres jugadoras de su equipo femenino posan desnudas con el lema “¿Tenemos que salir así para que vengas a vernos?”.

Foto: FFF.

Una crítica campaña publicitaria que espera recibir más apoyo de la afición y mayor cobertura informativa en los medios de comunicación.

Por el momento, ya han conseguido que se recuerde la fecha: Eurocopa Femenina de Fútbol, en Finlandia, a partir del 23 de Agosto.

Una tarde en la cárcel

Sus muros separan el bien del mal. Ayer tarde visitábamos el Centro Penitenciario Madrid II, en Meco. Es la cuarta vez que visito una cárcel, y el tiempo se para cuando cruzas la delgada línea que separa lo bueno de lo malo.

Los alambres, con espinas. En la entrada principal a los penales afloran las espinas en las alambradas. Inquietan a los nuevos, y marcan el camino a los habituales. El estacionamiento es una mezcla de bienvenida y hasta pronto. Unos vienen y otros van. Los más afortunados, rodeados de familiares o algún amigo que le trae a pernoctar, o viene a recogerle.

Los accesos, en fila de a uno, y esperando turno. Tras acreditaciones y permisos, el siguiente paso es llegar a la puerta principal del interior del centro. Fuera móviles, fuera monedas… en función de la cárcel, he podido o no pasar con algo de calderilla o tabaco. Las colas son inevitables en los controles de acceso. Hay quien viene de visita, a un vis a vis, por otro lado llega un abogado, voluntarios, funcionarios varios…

Llegan los pasillos. Eternos. Se hace el silencio, y el eco. Los pasillos son idénticos, los azulejos, fríos. La luz entra por las ventanas, marcando con sus sombras la pena impuesta.

El cuadrado se cierra. Te sientes observado. Más cámaras y controles de acceso, entre reclusos. Es como si a un centro comercial le pones barrotes. Hay mucho movimiento. Los afortunados en Soto, disfrutan de un pequeño jardín, que ellos mantienen. En otros pabellones, sólo hay asfalto. En Meco, mantienen un “Parque Güell”, así lo llaman. Como el de Barcelona, pero a su manera.

Todos saben donde van. A talleres, a clases, o a hacer ejercicio. Son unos elegidos que han reconocido abiertamente el problema que tienen o han mostrado buena conducta. Reciben asesoramiento y facilitan su reinserción.

No tenemos más espacio. Esto nos da la vida. Ayer realizábamos un reportaje de las actividades deportivas en Alcalá Meco. De mil reclusos, son no más de 250 los elegidos para hacer deporte unos días marcados, a unas horas marcadas. Y hay 150 en lista de espera. “No tenemos más espacio”- nos comentan sus responsables. “Esto nos da la vida, es oxígeno”- nos dicen los presos.

Siempre se juega en casa. No se asciende de categoría. Un pabellón cubierto, sala de musculación, de boxeo, y en el exterior una pista de frontón y otra de fútbol. Tuvieron que añadir dos metros al campo porque se quejó un equipo. Están federados y juegan en tercera regional. Los domingos vienen los equipos visitantes, que se sorprenden del trato. “Aquí hay más respeto al árbitro que fuera” – nos comentan.

Comienza el entrenamiento. Antes de empezar, firman o no un documento para poder hacerles fotografías. Hacemos la fotografía oficial del equipo.

Calientan un poco…

Y empieza el partido. Se olvidan las penas entre carreras y saques de esquina. La vida les sonríe por momentos.

Alguna vez se pincha el balón con las alambradas. Se coge otro.

Se hace tarde. Salimos de la cárcel. Volvemos a recorrer los pasillos y controles. El Gran Hermano se queda dentro. Y sientes que hay mucha gente mala, pero también mucho “malo” engañado por un puñado de euros, que ha tirado parte de su vida por la ventana que ahora le saluda cada mañana entre barrotes. Otros han perdido su vida directamente.

Se hace tarde. Salimos de la cárcel.