Huías de la ciudad con la maleta puesta.
Te acompañaba el señor Pepe y el señor Osborne en el camino.
Daban igual los kilómetros, pues el destino es lo que importaba…
… te esperaba la fina y cálida arena del mar…
… y sus dulces melodías entre olas.
Caminaste por pueblos y montañas…
… y compartiste tradiciones y costumbres…
… y te diste cuenta que en otras tierras, la vida se vive con más calma…
Te sorprendiste al ver objetos en peligro de extinción…
… y ni el frío ni el mal tiempo impidió que respirases aire puro…
Se acabó lo bueno, y volvió el atasco.
Benditas playas andaluzas, murcianas, valencianas, catalanas, baleares, canarias, gallegas, asturianas, cántabras o vascas…
…y malditas carreteras que marchan de nuevo al kilómetro cero.
Huías de la ciudad con la maleta puesta… pero no viajabas solo…