Cuando llegues a Madrid, chulona mía, voy a hacerte emperatriz de Lavapies; y alfombrarte con claveles la Gran Vía, y a bañarte con vinillo de Jerez.
Fotografía donada por Ángel Vicente Hernández
En Chicote, un agasajo postinero, con la crema de la intelectualidad; y la gracia de un piropo retrechero, más castizo que la calle de Alcalá.
Y en la confluencia de Alcalá con Gran Vía ayer lunes fue inaugurado un monolito conmemorativo del centenario de una de las calles más emblemáticas de la ciudad: la Gran Vía.
Foto: EFE
La fotografía oficial, con el edificio Metrópolis a su izquierda y el edificio de Telefónica de fondo, ponía la guinda a la celebración, presidida por Sus Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía. Minutos después, se volvía a abrir el tráfico y el centro de la ciudad recuperaba su atascada imagen de lunes.
Pero faltaba algo. Acabado el acto, y restablecido el tráfico (y el atasco), cuatro operarios aparecían con un semáforo bajo el brazo articulado de un camión, dispuestos a colocarlo de nuevo en su ubicación natural: el cruce de Alcalá con Gran Vía.
Y fue entonces, cuando la calle, la Gran Vía, volvió a recuperar la normalidad, el día de su cumpleaños.
Esta vez, afortunadamente, tuvieron en cuenta la fotografía. Para luchar contra la contaminación ambiental de farolas, señales de tráfico o andamios… a falta de photoshop, cuatro operarios, y listo…